Decir que estaba mal era un eufemismo.
En las últimas dos semanas solo había pasado encerrado en mi casa sin hacer nada más que mirar el techo o las fotos que decoraban las paredes de mi habitación. Quería llamarla pero creo que eso no era una buena idea en este momento, pero la extrañaba tanto que a veces hasta escuchaba su voz llamándome.
— ¿Cuánto tiempo más esperas pasar lamentándote y descuidando tu higiene personal? —la voz de Camille me tomo totalmente por sorpresa. En todo el tiempo que llevaba encerrado solo me había dejado ser, supongo que mi suerte había terminado. — ¿Te has visto en un espejo? Te ves fatal, tienes más barba que rostro además apestas. Esto se acaba en este momento, todos estos días te deje solo porque necesitabas digerir todo lo que había pasado, pero eso no quiere decir que tenías que olvidarte de las necesidades básicas como comer o tomar un baño. Quiero que en este mismo instante salgas de esa cama, tomes un baño a conciencia y te presentes en la cocina viéndote como una persona no como un indigente. —solo la mire estupefacto. —Deja de mirarme como un idiota y has lo que te estoy diciendo, porque que Dios me ayude, soy vieja pero tengo la fuerza suficiente para lidiar contigo y no quieres saber lo que te voy hacer si no te mueves ¡en este mismo instante! —gritó golpeando la cama.
No tuve más opción que hacer lo que me decía, ya había visto a Camille así antes pero eso fue cuando era un adolescente y sabía que era mejor no llevarle la contraria.
*****
Cuando ya volvía a parecer un ser humano fui hacia la cocina como se me había ordenado.
Camille estaba colocando platos con diferentes tipos de comidas en la mesa. Había comida suficiente para alimentar por lo menos a veinte personas.
— ¿Vamos a vender comida o a regalarla? —se dio la vuelta dándome una mirada afilada.
—Ser gracioso nunca ha sido tu fuerte así que siéntate de una buena vez y come.
Me empecé a reír pero al ver que ella solo continuaba mirándome severamente me detuve.
—No hablas en serio. ¡No puedes esperar que me coma todo esto!
—Pues fíjate que sí, y lo harás ¡ahora mismo!
— ¡Deja de actuar como una desquiciada! Me estas empezando a asustar.
—Y tú crees que es saludable para alguien de mi edad ver al único hijo que ha tenido consumiéndose de tristeza y ¿no poder hacer nada para arreglarlo? Así que te aguantas y come, es mi última palabra.
¿Qué podía decir contra eso? Empecé a comer.
Una hora después sentía que mi estómago estaba a punto de explotar y no había comido ni la cuarta parte de todo lo que había en la mesa.
—Viendo tu cara creo que será mejor que guardemos todo esto para más tarde.
—Por mi puedes guardarlo para el siguiente siglo, no quiero volver a ver comida en mi vida.
—No seas exagerado, te encanta mi comida, además...
— ¡Hola mío caro! ¡Regresé! —el sonido de su voz solo me hizo rechinar los dientes.
— ¿Qué haces aquí? Y, puedo saber ¿Cómo en el mundo entraste?
—Sabes muy bien que no me gusta que me hables así y como eres tontito saque una copia de la llave, te dije que quería quedarme aquí.
— ¿Puedes dejar de usar esa maldita voz chillona y hablar como si tú y yo fuésemos amigos de toda la vida? ¿Qué te pasa? No quiero ver tu cara, no quiero saber de ti y mucho menos quiero que te quedes en mi casa.
Su mirada rezumaba odio.
—Ya te había dicho que quería quedarme aquí y estuviste de acuerdo, así que lo haré. Además no olvides que si quiero puedo denunciarte.
—Deja de amenazarme, hice lo que pediste con eso te tiene que bastar para cumplir tu palabra.
—Lo que sea —dijo poniendo los ojos en blanco. —Me voy a quedar, fin de la historia.
Camille estaba más que molesta y esta vez no era conmigo.
—Por cierto —siguió hablando como si yo tuviera algún interés en escucharla. — ¿Sabías que tu mocosa fue a parar a un loquero?
Sus palabras me dejaron literalmente sin aire. No. Me negaba a creer eso, bien podría estarlo inventando para lastimarme.
— ¿A qué te refieres? —grazné.
— ¿No lo sabias? —preguntó con fingida inocencia. —Debí haber venido antes para contarte. Resulta que la muy estúpida se deprimió tanto porque la dejaste que intento matarse, al parecer la encontraron a tiempo y la llevaron a una clínica para locos, donde ya había estado antes debo recalcar.
El dolor agudo que estaba sintiendo en mi pecho era totalmente merecido. Todo era mi culpa. Sabía que algo como esto podría pasar, intenté ser lo más positivo posible, pero ¿a quién quería engañar? Ella era tan frágil y sensible y lo que yo le hice fue de lo peor. ¿Además, dijo que ya había estado antes? Nunca me lo dijo.
— ¿Cómo sé que estás diciendo la verdad?
—Puedes preguntarle a mis padres. Una amiga de mamá le platico que era el chisme del momento, bastante vergonzoso debo añadir, tener una suicida en la familia.
— ¡Cállate! —estallé. — ¿Cómo puedes ser tan insensible? Es tu familia y si no valoras eso, es un ser humano, ¡que hizo eso por nuestra culpa! Maldigo mil veces el día que te conocí, ¿Por qué no pude conocerla a ella primero?
Me lanzo las llaves a la cabeza.
— ¡Te odio! —gritó enfurecida. —No la conociste primero porque lo más probable es que aun estuviera en pañales aprendiendo a caminar. Dios, ¡como odio a esa estúpida! Siempre poniéndose en mi camino con su cara de mosca muerta. Y escúchame bien Johan Jensen, eres un estúpido igual que ella, jamás te he querido, el amor es una estupidez, solo acepte salir contigo porque eres guapo y porque podía manipularte para cumplir todos mis caprichos. Yo pude hacerte importante pero elegiste ¡fijarte en una mocosa de dieciocho años que para mí mala suerte resulta que es mi prima!
El saber que nunca me había amado no era nada nuevo para mi pero aun así me hacía sentir como un imbécil porque yo si llegue a sentir algo por ella.
—¿Por qué la odias? Eso es lo que no logro entender.
— ¡Porque si! Yo era la preferida de los abuelos hasta que nació ella, ni siquiera Melanie tuvo tanta atención. Siempre ella, para todo, incluso cuando aún era una adolescente los hombres se fijaban en ella y no en mí. Y luego vienes tú y ¿me sales con esto?
La mire totalmente estupefacto.
—No puedo creer lo que acabo de escuchar. Dices que ella es una mocosa cuando tú eres la persona más inmadura que he conocido en mi vida. Todo lo que acabas de decir lo puedo creer de una niña pero ¿tu? ¿Una mujer de casi treinta años? Por Dios ¿Qué tienes en la cabeza? Madura de una buena vez, porque te puedo asegurar que Allison aunque sea menor que tu es mucho más madura y por eso me enamoré de ella, no tiene ni una pizca de malicia, es amable, sincera, empática, deberías de intentarlo alguna vez.
— ¡Te odio! Y no sabes cómo disfrute cuando supe que estuvo a punto de matarse, ojala y lo hubiera logrado, así por fin me libraría de ella, es lo que se merece por ser una zorra.
Fue tan repentino que ni siquiera lo note hasta que pasó. Cam había aparecido de algún lado y le dio una bofetada con todas sus fuerzas tirándola al suelo. Solo me quede boquiabierto.
— ¡Cállate de una vez víbora! Eres un ser despreciable, porque jamás se le debe desear el mal a una persona mala, mucho menos a alguien que es tan bueno, incapaz de hacerle daño a nadie como es mi bonita, así que no voy a permitir que la insultes.
Ivinne se levantó rápidamente sosteniendo su mejilla y notando que su nariz empezaba a sangrar.
— ¿Tú también vieja ridícula? ¡Te vas a arrepentir de haberme levantado la mano!
Se abalanzo sobre Camille y eso es algo que no pensaba permitir, nunca.
Tome sus muñecas con fuerza.
—Ni se te ocurra ponerle un solo dedo encima a Cam que no respondo, y hablo muy en serio. ¡Ya lárgate de una buena vez de mi casa!
Se soltó bruscamente.
—Te vas a arrepentir, te lo juro que te vas a arrepentir, esto no se va a quedar así.
Recogió sus llaves de donde las había tirado y salió hecha una furia.
¿Cuándo mi vida se había convertido en este desastre?
Volviéndome rápidamente hacia Camille le pregunté:
— ¿Estás bien?
Masajeando suavemente su mano respondió sonriendo ampliamente:
—Hace mucho que tenía ganas de hacer eso, no sabes lo satisfactorio que fue.
Empezó a reírse a carcajadas y no pude evitar unírmele.
Pero mi risa murió abruptamente cuando recordé lo que dijo que hizo Allison. El dolor en mi pecho regreso con más fuerza. Inevitablemente empecé a llorar como niño recién nacido.
—Oh cielo, no llores. Todos cometemos errores en la vida que tienen consecuencias a veces muy dolorosas pero es lo que hay y debemos afrontarlas lo mejor que podemos. Lo único importante es que ella este bien...
Espera. Ivinne en ningún momento dijo que estaba bien. Solo menciono que estaba en una clínica. Dios mío, ¿qué tan mal estaba que llego hasta ese extremo? Necesitaba verla, tenerla cerca, abrazarla, besarla...
—Tengo que ir con ella nana, me necesita.
Intente soltarme de su agarre pero no cedió.
—Cielo, sé que quieres asegurarte de que ella este bien, pero tienes que reconocer que el verte en este momento puede hacerle más mal que bien. Debes esperar hasta que supere todo lo que pasó.
—Pero yo no quiero que me supere, quiero que me siga amando tanto como yo a ella.
—Lo se mi niño, pero es mejor darle tiempo para sanar.
—Necesito saber si está bien.
—Yo también quiero saberlo, ella también es importante para mí. Te prometo que encontraré la forma de obtener información.
—Pero...
—Nada de peros Johan, asumir las consecuencias ¿recuerdas?
Me sentía tan miserable, yo no merecía el amor de mi niña, la había lastimado cuando había prometido no hacerlo. Y el saber que no estaba bien me hacía sentir enfermo. Solo me quedaba rezar y pedir porque ella estuviera bien, que mejorara y que algún día perdonara todo lo que le había hecho sufrir.
*****
Tenía que ocuparme con algo.
Si no lo hacía creo que lo más probable es que sin importarme nada terminaría presentándome en su casa para saber cómo estaba. Y estaba bastante seguro que eso no saldría nada bien.
Había pasado una noche terrible. Cada vez que lograba quedarme dormido empezaba a tener pesadillas sobre Allison cubierta de sangre y... ni siquiera me atrevía pensarlo. Era demasiado espantoso y doloroso.
Había hablado con Ricardo para poder volver a la editorial y encantado me dijo que sí. Solo que me pidió el por qué había dejado mi plaza como maestro, lo que terminó en una noche de borrachera donde yo le había contado todo lo que había pasado y él lo único que fue capaz de decirme es que me merecía estar sufriendo por ser un idiota.
Tenía razón.
Decidido a retomar mi trabajo para distraerme un poco me dirigí hacia mi oficina en casa para revisar mi correo y descargar los manuscritos que me habían enviado hace más de una semana.
Como al parecer yo era un masoquista nato, lo primero que me recibió al prender mi computador fue una foto de Ally regando las rosas del jardín de Cam. Se miraba tan hermosa, ajena a su novio acosador fotografiándola. El dolor en mi pecho estaba de regreso, por lo que rápidamente abrí mi correo y empecé a leer.
Sin darme cuenta habían pasado alrededor de unas dos horas. Fui interrumpido de mi lectura por el sonido de mi celular. Era Cam.
—Hola nana, ¿A dónde has ido tan temprano y sin avisar?
—Te dije que iba a encontrar la manera de saber cómo estaba Allison, no me preguntes como, pero lo conseguí.
Mi corazón empezó a latir como loco.
— ¿Y?
Suspiró audiblemente.
—No es bueno, dicen que fue bastante feo el episodio que tuvo, pero afortunadamente está mejorando. Según me dijeron ella ya había estado antes en esa clínica, por lo que la llevaron allí inmediatamente. No sabes lo mal que me hace sentir escuchar que mi pobre bonita está sufriendo por culpa de tu estupidez. Lo siento, no quise decir eso, pero sabes que es verdad. Como sea, lo importante es que ella se pondrá bien, así que espero que te quedes como un buen niño en casa y dejes en paz a Allison, por lo menos hasta que vuelva a ser la niña feliz y sonriente que era cuando la conocí. Y no quiero protestas. Es todo, llego más tarde porque de lo contrario sé que podría ser capaz de golpearte con una sartén en la cabeza para que la próxima vez que te advierta sobre algo me hagas caso. —colgó.
Y yo que pensaba que ya no estaba enojada conmigo.
Al menos tenía el consuelo de que mi amada Ally se iba a poner bien. Gracias Dios.
El teléfono volvió a sonar sobresaltándome. Me daba miedo contestar, no quería enfrentar de nuevo la ira de Cam.
—Cam ya sé que estas molesta conmigo pero dame un poco de crédito, no saldré para nada de la casa.
La línea se quedó en silencio por un momento.
— ¿El profesor Johan Jensen? —dijo una voz femenina desconocida.
Me aclaré la garganta.
—Así es, ¿quién habla?
—Habla Teresa, la secretaria del decano Dávila.
Empecé a sudar frio. Maldición, esto solo podía ser cosa de Ivinne.
— ¿En qué puedo ayudarla?
—Hace más o menos una hora se presentó la señorita Ivinne Law quien afirma ser su novia para entrevistarse con el decano, pero empezó a sentirse mal y cuando se levantó para entrar a la oficina se desmayó y se golpeó muy fuerte la cabeza. La ambulancia se la llevo hace quince minutos.
Solo pude sentir alivio, eso me convertía en un desgraciado pero era mi carrera la que quería destruir, no podía sentir compasión por ella.
Anote el nombre del hospital al que la habían llevado, debatiéndome si ir o no.
Decidí ir, después de todo seguía siendo un ser humano que necesitaba ayuda.
En menos de media hora llegue al hospital y me indicaron la habitación en la que estaba Ivinne.
Estaba a punto de entrar cuando la puerta se abrió y salió una doctora y una enfermera llevando un aparato extraño.
—Disculpe, me indicaron que esta es la habitación de Ivinne Law.
— ¿Cuál es su nombre?
—Johan Jensen.
La joven doctora sonrió ampliamente.
—El novio por supuesto. Yo soy la doctora Alejandra Sevilla —exclamó alegremente agitando mi mano. —Felicidades, van a tener gemelos, ¿no es emocionante? Son dos hermosos niños, tendrán mucho trabajo pero les aseguro que valdrá la pena. Solo tiene que cuidar que se alimente mejor, está comiendo por tres. El golpe que se dio en la cabeza le dejo una herida algo fea en el cuero cabelludo, pero nada grave, va a estar bien, esta noche tendrá que estar en observación pero ya en la mañana podrá regresar a casa. —hablaba tan rápido que solo tuve la oportunidad de parpadear como un idiota.
¿Había dicho gemelos? Me hizo sentir un poco mareado y eso que yo no era el padre. Vaya cajita de sorpresas resulto ser Ivinne. ¿Cómo no lo note? Aunque ahora que recordaba, las veces que la había visto estaba usando vestidos bastante sueltos...
— ¿De cuánto tiempo está?
—La ecografía indicó diecisiete semanas. Deje las copias con su novia, puede pasar a verla, yo me tengo que retirar, un placer y de nuevo felicidades.
¿Cómo era capaz de hablar tan rápido? Mientras la doctora se iba solo me quede ahí de pies mirando a la nada.
Aceptaba que me lo merecía, pero lo más probable era que ella me estaba traicionando cuando yo aún no conocía a Allison. ¿Quién lo diría? Mientras yo me sentía mortificado al tener sentimientos por otra chica, a la que yo intentaba serle fiel me convertía en un cornudo. Ironías de la vida.
Entre sin tocar la puerta, y al estar acostada se podía notar un bulto bastante evidente en su estómago. Al principio solo me miro horrorizada luego sonrió de la manera más falsa posible mientras decía:
— ¿Ya te dieron la buena noticia? ¡Vamos a ser papás!
Esta mujer era imposible.
—Si claro, ¿desde cuándo las mujeres logran embarazarse con su imaginación? Solo dime una cosa, ¿fue en cuanto llegaste o al menos esperaste algunos meses?
—En realidad, llevaba viéndome con Ercole más o menos un año, hacia viajes de negocios por temporadas, cuando viaje a Italia retomamos nuestra aventura.
Me reí internamente, hermoso nombre. ¿Quién diría que era el ser más idiota que habitaba el planeta? Mi ego masculino estaba herido, pero me sentía muy bien al saber que por fin podría terminar definitivamente mi relación o no relación con Ivinne.
—Y ¿Dónde está el asombroso Ercole?
Trato de disimular pero hizo una mueca de dolor y sus ojos se pusieron vidriosos.
—En cuanto le dije que estaba embarazada termino todo conmigo, me dijo que él no quería un hijo, mucho menos dos, así que se encargó de que me echaran de la universidad hasta que no tuve más remedio que regresar.
Solo la miré fijamente por unos minutos. La verdad, daba pena la situación en la que se encontraba, pero trató de tomar venganza con las personas equivocadas y eso causo mucho daño a mi hermosa niña.
—Estoy de acuerdo en que actué mal al empezar una relación con Ally cuando aún no había hablado contigo, pero tú de verdad no deberías haber sido tan descarada al reclamarme con eso cuando tú ya llevabas mucho de haberme sido infiel. Intentaste hacernos pagar a nosotros algo de lo que no teníamos ni la menor culpa, tu sola te pusiste en esa situación. Así que creo que está demás decirlo pero igual lo hare, déjame en paz y deja en paz a Allison. Preocúpate por tus hijos que deberían ser tu mayor prioridad. Espero que te vaya bien en la vida, diría que fue un placer, pero la verdad es que no. Felicidades por tus hijos, enfócate en ser una buena madre para ellos.
Una lágrima empezó a caer de su ojo pero la limpió inmediatamente. Este adiós definitivo debió haber sido hace mucho tiempo atrás, pero como dijo Cam, yo había hecho todo al revés.
Ahora solo tocaba esperar. Porque si había una cosa de la que estaba seguro era que iba a luchar sin cansancio hasta recuperar a Allison.
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¡Hola amores míos!
Puede que me haya inspirado un poco demasiado en este capítulo, pero espero que les guste. Creo que es el más largo que he escrito hasta el momento.
Ya saben que pueden comentar y darle clic a la estrellita, totalmente gratis.
¡Besitos llenos de amor y de labial sabor a fresa!