Yo, ¿en Betty la Fea?

By IsamarP08

80.6K 5.6K 1.6K

Un deseo cumplido, toda una aventura por vivir y lo más insólito, se encuentra dentro de su telenovela prefer... More

Prólogo
Capítulo 1
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17

Capítulo 2

7.6K 484 170
By IsamarP08

DESCLAIMER: Los personajes y situaciones narradas en ésta historia no me pertenecen, ésto es propiedad de Fernando Gaitán y RCN, yo solo escribo para mi entretenimiento y sin fines de lucro.  

*~*~*~*~*~*~*~*~* 

Éste capítulo va dedicado a todos los integrantes del grupo "BettyFans" de WhatsApp, por ser quienes han logrado que continúe con ésta historia que nos ha unido más allá de las fronteras.

*~*~*~*~*~*~*~*~* 

Como buena predicadora y fan número uno de la novela, la chica pronosticó lo que era inevitable, Betty fue contratada por EcoModa gracias a Armando, su hoja de vida era excepcionalmente buena y, se encontraba dentro del conocimiento general, que "vampirín" se asentó en la cueva dentro de la oficina del presidente. ¡Qué suerte! Para sorpresa de Esmeralda, el mismo día en que citaron a su amiga en la empresa, la chica también había sido localizada para asistir, quizá su nacionalidad tuvo algo que ver o un personaje experto en la conquista, lo que le hacía morder su labio, fue la mentira sobre ser la asistente de presidencia que Beatriz había mencionado a su padre.

Aunque si la chica lo mencionaba, seguramente la colombiana no tendría permitido ir por aquel puesto y eso, es algo que no se podía permitir. Indudablemente la hoja de vida que la ojinegra había presentado se convirtió en su boleto directo para vivir la historia de Betty la fea con todo lo que conlleva. Aunque el trabajo que debía realizar se dividía en dos áreas de la empresa, Puntos de Venta y Vicepresidencia Comercial. Realizar una labor con quien ideó la conquista de Betty y quien deseaba destruir a Betty, no era nada sencillo, sobre todo a su corta edad. Terminaría con unas ojeras más marcadas que las de un mapache.

Uno de los problemas más grandes que hubo para su contratación, fue el lugar que ocuparía, si ya habían hecho todo un milagro con dejar al "monstrete" en aquel hueco, ella habría sufrido la misma suerte, de no haber sido que tanto Marcela como el Dr. Calderón estaban complacidos con sus capacidades. La muchacha levantó una ceja sorprendida, recordaba que en aquella escena solo se encontraban Marcela, Armando y Don Roberto, lo propio sería elegir la oficina de ella, entrar con Mario le tendría en un constante dolor de cabeza. De cualquier modo la decisión final fue tomada por el presidente de EcoModa.

Regresando a la casa de Betty y después del arreglo al que se tuvo que llegar para que Don Gérmenes vendiera su carro, los tres esperpentos se dispusieron a ir a dar la vuelta, mientras tanto la castaña se imaginaba al Dr. Calderón presumiéndole a su mejor amigo la nueva adquisición que trabajaría para él y la mujer fea que Armando tendría como secretaria de presidencia. Esmeralda miró el capul con pena y escuchó con gracia las palabras de Betty, esa mujer no solo necesitaba vestirse bien, sino toda una reconstrucción.

— Creo que primero vas a tener que comprarte la ropita, antes de pensar en tu primer pago para ello — interrumpió la chica sin reparos, si en verdad quería que dejaran de hablar de ella, el cambio debía ser radical.

— Si apenas tengo plata para las fotos que tengo que llevar, menos me va a alcanzar para comprarme ropa — esa mujer podía ser muy dura cuando se lo proponía, ya la vería muerta de amor por su jefe.

— Deja que yo te preste, cuando menos para cambiarte el peinado.

— ¿De qué me va a servir un peinado nuevo, si me sigo vistiendo igual?

— Para que te dejes de ver igual, un cambio a la vez, Betty.

Y como era de esperarse, no le hizo el mayor caso y prosiguió con el plan de usar su mejor atuendo para presentarse ese día a trabajar, su, ahora, inseparable, caminaba junto a ella en el andén. La torpeza de Beatriz era inigualable, aunque le apreciaba por sobre todas las cosas, ya habría la oportunidad de que ella se diera su lugar, pero en lo que eso sucedía, la señorita Galván estaba dispuesta a todo con tal de hacerle su trabajo más ameno.

Su primera acción fue impedir que se acercara al escritorio que se encontraba afuera de la sala de juntas y en el sitio colocó una diminuta tachuela que tenía el nombre de Patico pintado con plumón. Si de algo estaba segura, es que las humillaciones le caerían de lleno en el tinte de la peliteñida, miró de reojo el espacio vacío de Sandra y Mariana, no había testigos en la escena del crimen.

— Que daría yo por estar en su lugar, Betty — se peinó el cabello bajo un gesto inconsciente y le sonrió divertida.

— Pero tú vas a trabajar con Doña Marcela y el Dr. Calderón, lo que deben pagarte es más de lo que yo voy a recibir — se rió acomodándose las gafas y mirando la puerta donde Armando Mendoza hacía acto de presencia.

— Mi amor, ¿cómo vas?, qué rico verte — Esmeralda se quedó embobada con aquel hombre tan gallardo y elegante, esa voz era mucho más atractiva en persona que lo que escuchaba en los videos, de no haber sido porque su prometida lo estaba besando en aquel momento, la chica seguramente le habría respondido con una tontería — Patricia... — llamó a la espalda de las nuevas empleadas — puedes ordenar tus cosas en ese escritorio. Señoritas, síganme a presidencia, ahí les explicaré el lugar que fue acondicionado para ustedes.

— Sí, señor — respondieron al unísono antes de seguirlo hasta la oficina, al fin tendría el placer de ver aquel lugar tan sagrado y estar a nada de la cueva del "moscorrofio". De haber tenido el celular en aquel momento, habría tomado un millón de fotos, era lamentable que su cargador no estuviera entre la jungla de su habitación. Un grito desesperado de la persona de limpieza la regresó a la realidad con una taquicardia impresionante, la pobre araña seguro habría salido corriendo de solo escucharla. Siguió a Betty y Armando dentro del que fue un mini almacén y dejó que conversaran sobre una red privada, archivo muerto y algo de un escritorio.

— Señorita... señorita — plantada con un árbol, la muchacha recordaba que en esa misma oficina, Armando había obligado a su asistente a besarle y por la puerta había aparecido Catalina. Una mano sobre su hombro le sacó de aquellos pensamientos y se disculpó, esperando el momento en que le explicara cuál sería su lugar de trabajo. Para alivio de ella y desgracia del rompecorazones de EcoModa, su escritorio estaba instalado en la oficina de Marcela. Tendría el chisme de primera mano, ni Berta tendría un privilegio como ese.

Para su deleite, Patricia había estado gritando como una loca para averiguar quién le había hecho tal broma y su primer tarea de aquella mañana era estar pendiente de las llamadas, porque su nueva jefa iría a recorrer los almacenes, cuando menos tendría un momento a solas para adecuarse al lugar, cosa que no había sucedido en México, para su primer día de trabajo en su antiguo empleo, tuvo que quedarse parada unas horas afuera de la tienda para repartir volantes, porque el dueño andaba "quien sabe dónde" y necesitaba hablar con ella, cuando menos ahí estaría abrigada en una oficina.

Aquella noche sabía que su amiga tendría que quedarse por orden de Don Armando, por lo que la ojinegra no dudó en acompañarla, alguno de los gabinetes de archivo muerto podría servirle como asiento. Además no estaría sola y la chica no se regresaría como San Fernando, un ratito a pie y otro andando, por olvidar el camino de regreso a la casa de Nicolás. Por otro lado, era para advertirla de Doña Marcela, pues si mal no recordaba, en aquel momento estaría animando a la Fernández para deshacerse de ella.

— Betty, ¿será que puedo quedarme un rato? — Se asomó por la puerta de la cueva, la miró revisar unos documentos y asintió con un intento de sonrisa — Así nos regresamos juntas, aún me pierdo en las calles de Bogotá, ¿qué tal el primer día?

— De muerte, no le caigo bien a la otra secretaria y escuché a los padres de Don Armando hablar de mí — había olvidado aquello, Doña Margarita se refirió a ella de una manera poco agradable y Don Roberto no dejó de burlarse de su hijo por tal decisión.

— Créeme que no son las únicas personas que lo hacen, he de decirte que mi jefa no está conforme contigo, sé que estará planeando algo con esa peliteñida para obligarte a renunciar — había revelado más información de la necesaria, pero solo de ese modo la mantendría al tanto de lo que ocurriría.

— ¿Cómo así? ¿Usted como sabe eso? — Esmeralda se mordió el labio, no podía decirle que conocía su historia al derecho y el revés, además de ilógico, sonaría muy tonto.

— Doña Marcela no tiene mucho cuidado con lo que habla frente a mí, sé que Patricia es su mejor amiga y está dispuesta a vigilar a su prometido por encima de todo, piensa que serás un impedimento, así que quiero pedirte que tu lealtad esté con Don Armando, confía en lo que te digo — sonrió de la manera más suave de la que fue capaz y colocó ambas manos en los hombros de su amiga, si podía evitarle una parte del infierno que viviría, lo haría sin pensárselo.

— Yo no quiero tener problemas con ella, ni con Don Armando.

— Con ella siempre vas a tener problemas, es una celosa compulsiva que se va a casar con alguien en quien no confía, buscará la manera de saber los pasos de su novio a través de ti o de otra persona — el teléfono le hizo pegar un brinco de susto, ¡era el segundo en el día! Miró a Betty apresurarse en responder y después regresar a rebuscar unas cosas en el saco del Dr. Mendoza.

— Tengo que llevar esto al Taller de Don Hugo — le mostró la billetera — ¿sabe dónde está? — le preguntó esperanzada. Conocía EcoModa como si se tratara de su casa, la tomó del brazo y salieron de la oficina rumbo al agujero de Hugo Lombardi, aquel podría ser un encuentro de ututui. Sobre todo porque habría un par de modelos a medio vestir, sin embargo, tendría que evitar que Betty casi se matara al caer de la pasarela.

— ¿Y Betty? — se preguntó al no sentirla a su lado ¿en qué momento se había ido? La castaña miró a todos lados esperando verla, sería difícil de ignorar, pero si no se hallaba ahí. Se golpeó levemente en la frente, después de haber abierto los ojos como si de un fantasma se tratara y salió corriendo del taller, ¿dónde se metió?

— ¡Niña! ¿Qué hace aquí? ¡Flu flu, voló! — Don Hugo había detenido su carrera en la entrada del show room — No puede salir por ahí, los compradores están afuera y usted se me va ahorita mismo, mosquito de aparador — la empujó con esos ademanes suyos, propios de una persona como él, a una puerta por la que saldría a las escaleras. La castaña le enseñó la lengua antes de ir en busca de su amiga.

— ¡Betty! ¡Betty! — esas escaleras tendrían un acceso directo al área de producción, seguramente ese fue el pasaje que utilizó la colombiana cuando Michel había llegado a verla y las del cuartel ni se inmutaron de su salida. ¿Aún se encontraba ahí abajo? — ¡Beatriz! — se detuvo tratando de que su mente le diera todos los detalles que necesitaba, se revolvió el cabello angustiada, debía encontrarla antes de que apareciera frente a los reflectores.

Mala había sido su suerte al llegar de vuelta al taller un segundo después de que "vampirín" hiciera de las suyas, jadeante por el recorrido, la voz la tenía entrecortada y ni su "¡Betty, no!" logró que esa chica no fuera a dar al suelo. Abriéndose camino saltó de la pasarela para llevársela lo antes posible, ya después tendría tiempo de calmar a Don Armando y abogar por su puesto, por lo mientras tendría toda la noche para "estrangular al moco".

Al llegar a casa de la señorita Pinzón, Esmeralda no tuvo más remedio que quedarse a escuchar el discurso de Don Hérmes, casi estaba escuchando a su papá las pocas veces que había salido a buscar empleo. Afortunadamente habían llegado a la hora de la comida y la castaña se hallaba esperando su platito lleno, Doña Julia comenzaba a preocuparse por la despensa, entre ella y Nicolás dejarían a ambas familias en problemas alimenticios; una vez que hubo devorado el relleno, se despidió alegremente con la promesa de pasar por Betty a primera hora de la mañana para irse a EcoModa, ya le tenía una sorpresa preparada.

Después de haber ejercido todo su poder de convencimiento en aquella mujer, Esmeralda había logrado que le acompañara con el odontólogo, era hora de deshacerse de los braquets, después de todo, ella sería quien cubriera la totalidad del tratamiento. La chica saltaba de felicidad por haberlo conseguido, un paso menos en su reconstrucción. El argumento que utilizó fue del desfile de la noche anterior y a menos que quisiera volver a pasar aquel ridículo, no encontraría poder humano que obligara a su vecina a desistir.

— Luego de tu excepcional apertura en el evento, no creo que Don Armando se encuentre muy feliz, estoy segura de que está considerando dejar a la peliteñida en tu lugar — le comentó mientras hojeaba una revista del consultorio y Betty mantenía la boca abierta para la extracción — Y aunque no me creas, sé que podemos sacar toda la belleza que hay en ti.

A su llegada a EcoModa, Sir Freddy Contreras no había podido resistirse en jugarles una broma a las empleadas nuevas, aunque la ojinegra estaba consciente de que se trataba de un juego, no puedo evitar seguirle la corriente. Ese hombre era bastante divertido, aunque para gusto de la extranjera, a veces podía ser demasiado latoso, nada que no pudiera tolerarse. Esme miraba a su amiga llevarse los dedos a la boca constantemente, suponía que el estar sin esos cachivaches era una sensación nueva.

— Anda a defender tu puesto, que es probable que mi jefa ya esté por aquí — con un gesto de la mano, se dirigió a la oficina de Doña Marcela, no sin antes toparse con su otro jefe, Mario Calderón.

— Señorita Galván, ¿cómo le va? — sonrió de una manera que podría considerarse seductora y la muchacha solo atinó a suspirar, ofreciendo una mirada neutral — ¿No gusta pasar a mi oficina? Tenemos trabajo atrasado y usted me ha dejado muy abandonado.

— Disculpe doctor, aunque esté también bajo su mando, es el presidente quien me puede autorizar trasladarme para su oficina, a final de cuentas, fue él quien me mandó con Doña Marcela — simuló una caricia en la mejilla de su interlocutor y siguió el camino por el pasillo. En algún momento podría sacárselo de encima, mientras tanto tendría que evadirlo tantas veces fuera necesario.

Estaba segura de que faltaba muy poco para que Betty se viera inmiscuida en un problema a causa de Carina Larso, una de las amantes de su jefe. De alguna manera tendría que cubrir a esa chica o Marcela terminaría pidiendo su cabeza sin pensarlo. Llegando a la oficina, descubrió con alegría que no se encontraba ahí, lo que le daría tiempo de llegar a recepción e interceptar la visita. Una de dos, o lograba que Betty saliera ilesa o sería ella quien terminaría dejando EcoModa tan rápido como entró.

Aguardó como estatua en una de las sillas al lado de la puerta principal, tendría que estar atenta o se le escaparía, Aura María quizá podría apoyarle, pero no estaba segura de ello, pues apenas era de nuevo ingreso y las del cuartel no eran muy amistosas que digamos. Desvió la mirada hacia donde aparecería y se dispuso a hacerle un recorrido por la empresa antes de que algo malo ocurriera. Si estaba en lo correcto, esa señorita pertenecía al grupo de las peligrosas.

— Vengo a ver a Armando Mendoza, soy Carina Larso — la muchacha se levantó de golpe con aquella voz de mando, le miró con la cabeza ligeramente ladeada y se acercó con una de sus mejores sonrisas. Esperaba que no se hubiera escuchado su nombre en toda la empresa.

— Por supuesto señorita, acompáñeme, con gusto le guío hasta él — dio un par de pasos hasta la recepcionista — Aura María, podría apoyarme en realizar una llamada a presidencia, esta señorita tiene una cita con el Dr. Armando y quiero anunciarla personalmente.

Sabía que era un cuento muy tonto y aquel miembro del cuartel solía ser curioso, pero no había otra manera en que se comunicara con Betty y advertirle de la situación, una vez que estuviera enterada, era probable que tuviera que buscar una excusa para sacar a Marcela de la oficina de Armando y así conseguir que la viera en otro lugar, sin revelar su nombre.

— ¿Presidencia?

— ¡Betty! Aquí hay una señorita que desea ver a su jefe, pero me temo que usted tendría que venir a recepción para que pueda conducirla, además de comentarle al Dr. Mendoza si es que puede recibirla — para su satisfacción, el haber exagerado un par de palabras en la llamada, su amiga había logrado deducir que las cosas no andaban bien. Minutos después ya la tenía en las puertas del ascensor.

— ¿Me permite un momento, señorita? La secretaria del doctor nos ha llegado con noticias — antes de que hubiera alguna protesta, apartó a Betty un par de metros para explicarle la situación a grandes rasgos, después tendría tiempo de contarle como es que estaba al tanto de toda esa información — Si Doña Marcela ve a ésta mujer por aquí, mata a su prometido, tenemos que sacarla o lograr que mi jefa no la vea bajo ninguna circunstancia y mucho menos la peliteñida.

— ¿Cree que pueda llevarla a la parte de producción? Podría inventar que es una persona que estábamos esperando y no quiso esperar a que Don Armando bajara, sino que se interesó en mirar la planta para poder cerrar un negocio — propuso "vampirín", se preguntaba cómo es que no se le había ocurrido antes, pero en éste caso contaba con la ayuda de una persona que se sabía la historia como la clave de su celular.

— ¡Perfecto! Aunque ahora no sé qué le diré cuando no me vea en su oficina — se revolvió un momento el cabello y cada una tomó su rumbo, Esmeralda regresó la atención hacia aquella mujer — Perdone señorita, pero el doctor está en reunión y manda decir que no puede atenderla en éste instante, sin embargo, si gusta esperarle, puedo conducirla por la planta productiva, estoy segura de que allí se encontrará con usted.

Bajo un par de negativas y miradas impertinentes de Aura María, la morena la condujo donde se hacía realidad la magia del diseñador, contaba con que Betty manejara las cosas con cautela. Si bajaba ella, tendría la posibilidad de regresar a su puesto sin que nadie lo advirtiera. Esperaba que Carina Larso no fuera tan impertinente como recordaba en la novela, porque si quería seguir como amante de Armando, tendría que cambiar la estrategia.

Su alma respiró tranquila cuando estuvo firmemente convencida de que el plan les había resultado, quizá con un par de altercados, pero sin heridos. Para la castaña aquello significaba una victoria más sobre la Fernández, en su mente el marcador llevaba la siguiente puntuación: Betty, 2, Patricia, 0. El Dr. Mendoza logró sacar de la empresa a la chica desde el punto donde las amigas lo tenían previsto, confiaba en que nadie más de la empresa lo hubiera notado.

Hasta el momento estaban a salvo, pero a partir de aquella ocasión, Betty se había vuelto la incondicional de su jefe, mientras que a ella solo podían mandarle miradas de desconfianza. Si seguía con ello era probable que la misma Marcela pidiera el cambio de oficina para su ayudante. A la hora del almuerzo le preguntaría a la amiga colombiana sobre su nueva condición sin braquets. Aquel paso era el primero del cambio que estaba dispuesta a otorgarle. No necesitaba a una Catalina Ángel para cumplir sus metas, pero estaba segura de que esa mujer no dejaría de ser un apoyo primordial para la hija de Doña Julia.


*~*~*~*~*~*~*~*~* 

Seguimos avanzando con la historia de Betty y cada vez hay más por descubrir, confío en que cada capítulo sea de su agrado, así que no olviden regalarme una estrellita, algún comentario y compartir :D

Continue Reading

You'll Also Like

152K 11.4K 16
ㅤ ㅤ ➥ 𝖫𝗈 𝗊𝗎𝖾 𝖾𝗅 𝘁𝗶𝗲𝗺𝗽𝗼 𝗌𝖾 𝗅𝗅𝖾𝗏𝗈́ 〔 🐾 〕 ── ; Cuando los cachorros se vieron frente a lo...
2.1M 219K 130
Dónde Jisung tiene personalidad y alma de niño, y Minho solo es un estudiante malhumorado. ❝ ━𝘔𝘪𝘯𝘩𝘰 𝘩𝘺𝘶𝘯𝘨, ¿𝘭𝘦 𝘨𝘶𝘴𝘵𝘢 𝘮𝘪𝘴 𝘰𝘳𝘦𝘫...
1.4M 129K 29
❝ YoonGi es un padre soltero que acaba de perder a su amada y JiMin es un omega roto que acaba de perder a su bebé, ¿Qué pasará cuándo ambos caminos...
377K 33.7K 49
𝙃𝙤𝙪𝙨𝙚 𝙊𝙛 𝘽𝙡𝙖𝙘𝙠 || 𝐒𝐚𝐠𝐚 𝐇𝐚𝐫𝐫𝐲 𝐏𝐨𝐭𝐭𝐞𝐫 "Ser una Black digna de su apellido" Estos eran los pensamientos de Madelyn...