Esta soy yo

By littlemood_

94.3K 3.8K 253

Camino resignado hasta llegar a la oficina del director y me siento en un asiento que vi disponible al lado d... More

Prologo
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15.
Capitulo 17.
Capitulo 18
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 20 1/2
Capitulo 20 2/2
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30.
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
NOTA
Capitulo 37
¿Que es la Navidad?
Esta soy yo
Epilogo
Estamos de vuelta

Capitulo 16

2.1K 93 3
By littlemood_


- Qué bueno verte, María Eugenia – Mi madre camina a paso pausado hacia donde está la mamá de Patricia – No sabía que nuestras hijas estudiaban en el mismo colegio. Linda niña, se parece a su padre

- Ni se te ocurra tocarla – Sisea – Es una calamidad que alguien como tú, como ustedes pueda pertenecer a esta institución ¡Es imposible!

- Calma, estamos en otros tiempos. Habíamos quedado en paz ¿no? Pensé que todo había quedado zanjado desde la última vez – La señora ahoga un grito llevando su mano a su pecho.

- Destruiste a mi familia, acabaste con ella... – Surra con pesar dejándome confundida.

- Mamá vámonos, no tenemos más nada que hacer acá – Toma a su madre con cuidado con por el brazo para sacarla lejos de aquí, está temblando ¿Será esquizofrénica? Balbucea cosas en otro idioma, o por lo menos yo no la entiendo.

Puedo entender un poco la actitud y la personalidad de Patricia – Solo un poco – Su madre notoriamente sufre de algún trastorno, posiblemente se ella la que tenga que llevar toda esa carga además de vigilar que su madre no tenga ataques de pánico constante, sea lo que sea que tenga. Soba delicadamente la espalda de su mamá mientras le susurra cosas, antes de salir nos dedica una mirada tan escalofriante que hizo que se me pusieran los nervios de punta, más bien era una mirada de advertencia.

- No me dio buena espina como te miro Patricia – Dice Clarisa a mi lado – Esta tan loca como la madre, pobre

- ¡Clarisa Margarita! – Le riñe su padre, todos ahogamos una risita tapando nuestras bocas – Afinare los detalles para tu graduación luego, tengo un juicio importante. Nos vemos – Deposita un beso en su coronilla antes de salir corriendo por los pasillos de la institución.

- ¿Margarita? – Pregunta Daniel burlón.

- Ni se te ocurra – Lo señala con su dedo índice – Sabe muy bien que odio mi segundo nombre, agh

- Por cierto, mamá ¿Qué fue todo eso? – Pregunto frunciendo mi ceño – No sabía que conocías a la mamá de Patricia

- Solo es una vieja amiga, cariño. No preocupes ¿Si? – Acaricia mi mejilla cálidamente – Solo que a veces es difícil dejar ir el pasado – Ok, eso sí fue extraño.

- Bueno ¿Hacemos algo hoy? – Enrolla su brazo por mi cintura, atrayéndome hacia si – Necesito pasar tiempo con mi chica

- El único tiempo que vas a pasar será en el hospital sino apartas tus manos de mi hija – Mi padre toma a Daniel por la camisa apartándolo de mi lado de manera fugaz – Tu y yo nos debemos una charla de hombre a hombre – Dice con su voz intimidante.

- Ay, papá ¡Ya déjalo!

- ¿Quieres venir a casa, Daniel? Preparare algo exquisito – Le dedica un guiño y mi novio, que extraño es decirlo, sí, mi novio asiente, entrelazando su mano con la mía.

***

- Espero te gusten, son mis favoritas y no suelo compartirlas con nadie – Le doy un mordisco a mi galleta, ofreciéndole un poco a el – Muy loco lo que paso con la mamá de Patricia, eh

- Si. La cara de la señora al ver a tu madre fue como si fuese visto un fantasma – Frunzo mi nariz, toma una galleta en sus manos – No me gusto como te miro Patricia, estaré todo el tiempo a tu lado para protegerte, no me fio de ella

- ¿Serás como mi superhéroe? – Asiente orgulloso, rio – Suerte compitiendo contra capitán américa – Su cara se contrae - ¿Qué? Es sexy – Me encojo de hombros – Y ¿Ahora no te fías de ella? No parecía pensar así cuando devorabas su boca – Observa la galleta extrañado ¿La está examinando? ¿Qué hace?

- ¿Celosa? – Carraspea un poco – Ella me beso ¿Qué podría haber hecho? Estaba borracho – Revoleo mis ojos, tose de nuevo – Dime algo ¿Qué tenían las galletas?

- Nutella – Ahora si estoy preocupada, su carraspeo se volvió constante buscando alivianar la picazón de su garganta - ¿Daniel, que tienes? – Lo tomo por los hombros.

- Soy alérgico a la nutella – Dice casi ronco. Mis ojos se expanden alarmados y saldo disparada a la habitación de mis padres por el botiquín de primeros auxilios

– Tomate esto – Le ofrezco una pastilla mientras le doy mi termo de agua - ¿Mejor?

- Dame un tiempo – Comienza a respirar pausadamente, su cara poco a poco va tomando el color que tenía antes.

- Lo siento, yo... En serio no sabía, a todos les gustan estas galletas yo... no quise de verdad – Respondo apenada.

- Hey – Alza mi barbilla con su dedo – No pasó nada ¿Está bien? Por suerte se resolvió a tiempo, no fue tu culpa

- ¿Alérgico a la nutella? Nunca había escuchado algo como eso ¿Eres un Aliens o algo asi? – Me levanto exasperada de la cama - ¿Te das cuenta que no sabemos nada uno del otro? Esta relación no va a funcionar y no llevamos ni un día – Bramo.

- Annie, estamos saliendo, no es como si nos fuésemos a casar – Se levanta hasta quedar frente de mi – Conozco lo suficiente de ti para querer estar a tu lado, lo demás no importa

- Pero, casi te mato

- Ya ves que no sucedió – Acerca sus labios lentamente a los míos, sintiendo su aliento en mi boca.

- Daniel, hablo en serio, yo... – Roza sus labios con los míos, olvidándome por completo lo que quería decir, mi corazón se agita con ese simple gesto.

- ¿Puedes callar y besarme? Tengo todo un día sin besar a mi chica – Toma mi cara entre sus manos para sellar por fin, sus labios con los míos y empezar ese juego lentamente de mis labios con los suyos, robándome más de un suspiro – Ok, hagamos algo ¿Qué te parece si por cada letra del abecedario decimos algo referente a nosotros?

- ¿Con cada letra del abecedario? – Asiente. Que extraño.

- Serán veinte siete cosas que sabré sobre ti – Me dedica esa sonrisa ladeada que me enamoro desde un principio – Empecemos: A. Las ardillas me asustaban de chiquito

- Amapolas, mis flores favoritas son las amapolas – Rio por lo absurdo y divertido que será esto, me señala dándome el pase para hablar – B – Pienso – De pequeña tenía la ilusión de aprender ballet – Sonrió – Ilusión que se fue por el desagüe al ver como una niña sangraba al ser partida de una manera agh – Me remuevo con escalofríos al recordar tal escena, tal vez solo era su inicio a la pubertad pero, Hey ¿Cómo le dices a una niña de cinco años que no fue culpa de la maestra el motivo de su sangrado? Desde ahí no volví a ir más – No te rías, tarado. Tu turno – Muerdo mi labio para evitar reír.

- Me gustan tus besos – Me toma de mis caderas para acercarme a él de manera coqueta.

- No seas menso – Bajo mi mirada, avergonzada.

- ¿Qué? Era por la B ¿no? – Niego deliberadamente mientras rio, es un sentimiento agradable estar con la persona que quieres, que por cada tontería ríes bobaliconamente y deseas que sean más los momentos así – Me gustaría conocer Cancún

- Celeste es mi segundo nombre – Me dedica una mirada incrédula de eso ya lo sabía, genio. En mi defensa, se me están agotando las ideas – Una de las personas más importantes para mi es Eduardo – Enarca su ceja, confundido – Ya lo conocerás

- Esteban fue el quien hizo de la persona que soy ahora – Comenta con añoranza mirando un punto vacío, parece que todo los recuerdos se a galoparon en su mente justo ahora – Por él, es que tome la decisión de estudiar medicina

- Puedo preguntar qué ocurrió

- Murió a causa de un aneurisma – Acaricia mi mejilla – Era todo para mí, el hermano de mi padre, fue el que estuvo conmigo en todo momento y para cualquier niño de doce años sentir la impotencia que la persona más importante para ti se va de este mundo sin poder hacer nada, hace que tomes decisiones que ayudaran en un futuro

- Debió ser horrible pasar por todo eso – Enrollo mis brazos en su cintura, apoyando mi mejilla en su pecho – Digo, no me imagino como seria estar sin mis padres o alguien especial para mí – Hago un mohín meditabunda.

- Sigamos – Deposita un casto beso en mis labios, borrando todo rastro de tristeza y melancolía que se estaba formando en el ambiente – A los ocho años me colocaron mi primera escayola por jugar al futbol

- Eres un desastre con los deportes – Rio a carcajadas siendo acompañada por el – Me gusta la fotografía, ya ves – Señalo toda mi pieza, aunque la decoración para él, no paso de desapercibida la primera vez que estuvo acá.

Así continuamos con las siguientes letras, comentando con cada uno entre gustos y disgusto, robándome una sonrisa con cada tontería que decía y logrando así, que mis mejillas adoptaran ese color rojizo que solo aparece cuando estoy con el ¿Cuándo será el momento que me deje de sonrojar por cada cosa que dice?

- Medicina – Toma un poco de la chocolatada que estaba en mi mesa de luz – Quiero especializar en neurología, para poder ayudar a personas como mi tío que no encuentran solución alguna, más que todo a las personas con bajos recursos

- Serás el mejor neurólogo de todos – Le robo un beso, sintiendo mis mejillas y cuerpo calentarse notoriamente. Es un acto normal entre novios pero es la primera vez que lo beso yo a él y eso hace que me sienta intimidada por tal acto, cosa que a él solo le causo gracia.

Así fue como se fue la tarde, conociéndonos más gracias a su alocada idea, decir cosas sobre cada uno con cada letra del abecedario; al principio me pareció absurdo pero luego que empezamos fue interesante conocer un poquito más sobre él y el sobre mí, es adentrarse un poco más en la vida del otro. Quise indagar más a fondo sobre la relación con su papá; al decirme que le gustaba tocar guitarra y lo que ocurrió antes de venirse acá a México sabía que algo escondía tras sus palabras, lo sé por la forma en la que comentaba todo antes de lo que paso, pero no lo presionare, en algún momento el querrá hablar y yo estaré ahí cuando eso pase.

A pesar de que mis padres no son unos padres normales – Por su trabajo – sé que harían lo que estuviese a su alcance para verme feliz, tenemos una conexión especial como ninguna otra familia, o al menos eso es lo que dice la gente a nuestro alrededor. Ambos saben entenderme y darme mi espacio cuando lo necesito, más allá de mis padres, son mis amigos, mis guardianes que no me dejaran caer sin ayudarme a levantarme. Para mi papá siempre seré su princesa y el siempre será mi dragón, como me decía cuando estaba chiquita y me atemorizaba el imaginario monstruo bajo mi cama y para mi mamá siempre seré su aliada, dos gotas similares capaces de causar un torbellino cuando se juntan.

Mi familia es lo más especial que tengo y espero que sea así hasta el final de los tiempos.

- Amor, te toca ¿Podrías dejar de comer? Eres la chica más extraña que conozco que no teme que todo esos dulces se peguen a sus curvas y no sé qué más cosas dicen ustedes – Le propino un golpe suave en su hombro, quejándose de manera dramática.

- Le diré a Lluvia que te prepare galletas de otro sabor. Sabrás porque son tan adictivas – Rio – Uhm ¿Vamos por la T? – Asiente - ¿Un trauma? – Pienso – Cuando el gato de Clarisa mato a mi hámster, fue mi primera y última mascota. Ricky no lo vio venir – Digo apenada, rio – Ya me aburrí ¿Hacemos otra cosa?

- Bueno, tengo – Observa el reloj de su muñeca – cuatro horas para saborear esos dulces y suaves labios. Cuatro horas para explorar cada parte de ti – Abro los ojos como plato mientras me atraganto con la última galleta que quedaba en el tazón.

- ¿Qué... que dices? Daniel, yo, no yo – Balbuceo las palabras sintiendo el calor recorrer todo mi sistema. Aun no estoy lista para dar ese paso ¿¡Que todo los hombres solo piensa en eso!?

- Es broma, debiste ver tu cara – Le doy una suave bofetada mientras el ríe con esa risa ronca tan sexy característica de el – Solo quiero estar contigo, abrazados, mirándonos, lo que sea, no me importara mientras estés tu a mi lado, será especial – Coloca un mechón rebelde tras mi oreja para acercar lentamente su cara a la mía para luego sellar sus labios con los míos, besándome suave y dulcemente.

Las horas y todo a mi alrededor se detiene cuando los labios de Daniel están sobre los míos, en el mismo instante que su lengua pide paso para entrar a mi boca me hace volar en una suave nube de algodón, expresando lo inexpresivo en este beso, llevándome a las ensoñaciones más profundas para dejarme ahí un largo rato, deseando no salir nunca.

Sin duda, sus besos me hacen sentir especial. Me hacen sentir esa emoción alocada, apasionante que jamás había sentido.

Tal vez, por eso dicen que sabrás que estas con la persona correcta cuando un torbellino de emociones aflora cuando esa persona está cerca, como si un monto de fuegos artificiales hicieran fiesta en tu estomago con casa beso, con cada mirada. Tal vez eso es lo que significa el primer amor.

Un carraspeo nos saca de nuestra burbuja, giro mi cabeza para encontrarme a mi madre observándonos de manera picara, toco mis labios que ahora se encuentran hinchados, sintiéndome apenada por su mirada.

Tierra, es hora de tragarme ahora.

- Perdona que los moleste, tu padre quiere que veamos una película – Dice con una risita que oculta frunciendo sus labios, luego de ser escuchada.

- Papá no es de ver películas un miércoles – Observo a mi mamá extrañada – Suele juntarse con Ismael y los demás hombres para ver el partido de futbol

- Atrapada. Solo es una excusa, dice que ya han pasado mucho tiempo acá y pues se alarmo cuando no los escucho hablar más – Revoleo mis ojos mientras Daniel se rasca la nuca nervioso despeinando su cabellera. Sé que tiene miedo de enfrentarse a papá, lo que no sabe es que mi padre es, digamos que es como Lotso, intimidante con su aparecían netamente masculina y con esa mirada que es capaz de hacer que todo tu sistema de descontrole y que los nervios te ataquen pero una vez que lo conoces sabes que es un lindo osito de felpa con olor a frutilla. Aunque él no huele a frutilla.

Ok, ok ¿Extraña comparación? Con diesi siete años, toy story siempre será mi película favorita. Nunca se es muy viejo para ser amante de las películas de Disney ¿No es así?

- ¿Qué? ¿Por qué me ves así? – Pregunto al encontrar su mirada fulminante sobre nosotros al momento que ingresamos a la sala.

- ¿Ahora si me presentaras a tu amigo? Y ¿Por qué vienen ambos con la ropa desaliñada? – Cruza sus brazos por su pecho, adoptando una postura más seria.

- No es el primer chico que traigo a casa, deberías relajarte – Me dedica una mirada fría de advertencia, obligándome a no decir más nada.

Todo esto es parte de su show para intimidar a Daniel y hacer que el chico salga despavorido de acá, su mirada intimidante con suma obviedad incomoda a la otra persona, analiza cada movimiento para conocer más a su oponente, pero a pesar de su aniquiladora mirada, Daniel con su notorio nerviosismo no le ha apartado la mirada de encima.

- Pregunto nuevamente ¿Quién es usted?

- Soy el novio de su hija, señor – Carraspea un poco para hablar con su tono varonil, lo mucho que sus nervios le permitan. Traza pequeño círculo en mi cadera, acto que no paso de desapercibido ante los ojos de mi padre.

Toma asiento, llevando sus dedos a su boca pensativo mientras procesa la información antes de hacer su siguiente pregunta.

- ¿Cuántas veces te has acostado con mi hija? – Un chillido escapa de mis labios ¿¡Que ocurre con el!? Mientras una sonora carcajada de mi madre resuena en toda la sala. Mis mejillas se tiñen de rojo tanteando la mirada entre todos los que estamos – Espero que no sea una de esas aventuras que suelen tener los adolescentes, así que si ya cumpliste tu deseo será mejor que retires

- ¡Papá! Nosotros no hemos – Balbuceo en un susurro apenas audible, a pesar de tener la suficiente confianza con mis padres el tema de mi virginidad no es algo que quiera comentar con ellos. Por lo tanto no saben nada con respecto a ese tema – Nosotros no hemos hecho nada de lo que estás pensando – Bramo con voz firme.

- No tengo esas intenciones con su hija, señor. A Annie la quiero mucho y es muy especial para mí, no haría nada que perturbara su felicidad y borrara esa linda sonrisa de su rostro – Me observa con ese brillo radiante en sus ojos que me estremecen haciéndome sonreír bobaliconamente.

- Renán y Adrián – Mi padre alza su voz y al momento los mencionados entran a la sala con un gesto de confusión y diversión a la vez – Quiero que se graben esta cara – Señala a mi novio – Y tú, un movimiento en falso con mi pequeña y desaparecerás como polvo. Más vale que si le haces algo, yo no me entere – Se levanta de su asiento, acercándose a nosotros a paso pausado, escucho la respiración de Daniel ralentizarse al mismo tiempo que alza su pecho mostrando su hombría – Solo bromeaba, bienvenido a la familia, hijo – Palmea su hombro para luego ir a la cocina en busca de los bocadillos para la película.

- Te dije, mi papá es noble una vez que lo conoces – Rio - ¿Estabas asustado? Lo entiendo, tratar con narcotraficantes no ha de ser sencillo. Mas cuando son los expertos en negociar con sus clientes

- Claro que no – Bufa, soltando una risita nerviosa – Me agradan tus padres ¿Cómo iba a estar nervioso?

- Digamos que tu agarre lo dejo en clara evidencia – Deposito un casto beso en su mejilla mientras me ubico en el grande sofá que esta frente a la TV.

Media hora después nos encontrábamos sumidos cada uno en la película en pantalla, se puede decir que las mejores películas para nosotros tres son aquellas de terror o suspenso, siendo chica esas películas no me inmutan ni me hacen temer, lo contrario, me emociona el misterio y el terror en la cara de cada uno de los personajes.

Sucesos extraños ocurrían en la casa mientras se escuchaban gritos ensordecedores por parte de la chica que estaba siendo atacada por el alma en pena que en su habitación rondaba, mi mente no se aparta de la mirada, es como si de una u otra manera me hipnotizara haciendo que de pequeños respingos cuando suenan esos sonidos de fondo que son escalofriantes.

Poso mi cabeza en el hombro de Daniel mientras me coloco como un ovillo a su lado, acurrucándome más a él, siendo cubiertos por la manta que había buscado minutos antes en mi habitación.

- Las manos donde las vea – Brama mi papá en un susurro, tanteando la mirada entre nosotros y la película que ahora se encontraba en su mejor parte

- Ignacio – Recrimina mi madre, tomando un puño de palomitas para meterlas en su boca.

- No, negrita, se cómo son los chicos a esa edad con sus hormonas alborotadas. Aprovechan el tiempo de película para meterse mano y demás

- Claro, tú más que nadie lo sabes ¿no? – Lo mira desafiante – Ya deja a los chicos en paz

Rio bajito, sintiendo escalofríos recorrer por toda mi columna al sentir las caricias de Daniel desplazarse en la zona de mi cadera.

Una hora y cuarenta cinco minutos después me levanto para estirar mis extremidades que se encontraba entumecidas por la extraña posición en la que me encontraba, últimamente las películas de terror están bajando su calidad, esta no me decepciono a pesar de todo.

- Quien diría que sería la mamá de la chica la que la ayudaría a salir de su ensoñación – Comento. Es mi parte favorita después de ver una película, momentos así en familia los tengo desde que era una niña que solía preguntar el porqué de todo.

- Las mamas tenemos una conexión especial con ustedes, es ese sentimiento que nos hace hacer lo imposible cuando están en problemas – Me dedica un guiño - ¿Te quedas a cenar?

- No, gracias – Palmea su pantalón, levantando del sofá – Es tarde, mi madre debe estar preocupada

- Vamos, te acompaño – Se despide con un apretón de manos de mi padre para luego despedirse de mamá con un beso en su mejilla.

- Paso por ti mañana – Coloca un mechón de cabello detrás de mí oreja, dejando un casto beso en mis labios.

- Daniel, son muchos kilómetros, no seas tonto. Nos vemos en la escuela – Digo entre beso y beso, observándolo luego, a través de mis pestañas.

- Cada minuto a tu lado lo vale, no quiero un no como respuesta – Rodea mis caderas con sus brazos para besarme como se debe, tomándose su tiempo para despedirse de mis labios, saboreando todo con cada movimiento.

- Suficiente – Mi papá me toma por los hombros atrayéndome hacia él, cortando la ternura del momento – Buenas noches, muchacho – Cierra la puerta en su cara, lo miro incrédula mientras él se va con mamá que lo miraba con una mezcla de diversión y picardía.

***

- ¿A quién se le ocurre hacer un quiz de cincuenta preguntas? ¡Esto es una explotación! – Brama Mónica frustrada, tratando de resolver la cantidad de preguntas que se le fueron otorgadas.

- Listo – Clarisa extiende su hoja dejándonos asombradas a las dos. Por más que tenga tiempo conociéndola siempre me va asombrar la rapidez con la que suele hacer cualquier evaluación.

Su coeficiente intelectual nos rebasa a cada uno de los que nos encontramos en el salón, inclusive a Patricia. Patricia...

- Oigan ¿Se dieron cuenta que Patricia no vino hoy? Es extraño, esa chica no falta a ninguna evaluación – Mi gesto se contrae mientras observo a todos mis compañeros.

- ¿Importa acaso? – Pregunta Clarisa con indiferencia.

- Seguro fue a visitar a su papá al cementerio. Lo hace todo los años, supongo que es una manera de sentirlo cerca – Nuestras miradas se dirigen a Mónica.

- Pensé que el papá de ella aún seguía vivo. ¿Y su apellido?

- Es el de su abuelo, por motivos desconocidos su mamá tomo la decisión de no colocarle el apellido del padre – Se encoje de hombros.

- Y ¿Cuál es su verdadera identidad? – Pregunta Clarisa inquisitiva.

- Corravurrias - ¿Dónde he escuchado antes ese apellido? La observo confusa mientras ella le seguía hablando a Clarisa - ¿Qué? Te dije que sabía cosas que no te imaginabas, muchas veces lo que vemos de las personas no es lo que en verdad conocemos – Su respuesta me disloca un poco - ¿¡Para que yo quiero saber esto!? ¿De qué me va a servir toda esta historia en un futuro? Ugh

Claramente sabe un poco más de lo que imagine, capaz sea ella la que pueda responder mis dudas acerca de todo este circo misterioso que se formó sin yo tan si quiera quererlo, pero ¿Cómo es que ella sabe tanto? Jamás la he visto interactuar con ella o con Rodrigo. Y, a pesar que hace un tiempo llego a tener algo de que duro un corto tiempo con él, ella y Patricia no entablaron esa relación de cuñadas, nunca fueron cercanas ¿De dónde saco toda esa información?

- ¿Sabes que ocurrió con su papá? – Es hora de acabar con esto – Digo ¿Por qué tanto misterio en ocultar algo que es normal en el ciclo de la vida?

- La verdadera razón no se sabe, ni Rodrigo siendo su familia tiene acceso a esa información. Solo sé que no murió por causa natural

- El grupo de Loera es mejor que este discutiendo las respuestas. Tienen quince minutos para entregar – El profesor Fernández corta a mi yo inquisidora, dejándome un poco frustrada, más de lo que ya estaba.

Sin que me observara, goglee cada una de las preguntas, copiando luego la respuesta más precisa. Al colocarnos a hacer un trabajo en grupo de tres fue para agilizar la evaluación <<Tres cabezas piensan mejor que una >> Nos dijo, creo que no sabe que ese refrán depende de quién sea la cabeza. Idiota.

Apresuradas, escribimos nuestros nombres en la hoja para salir disparadas a su escritorio y dejarla encima de su carpeta. Fernández es uno de esos profesores con el que no se puede negociar, no existe ningún tipo de chantaje que lo haga re-pensar su decisión. Una vez que cierra la carpeta sin tu evaluación dentro, estas muerto.

- Tenemos a Clarisa, así que será imposible que obtengamos mala nota. Hasta luego chicas – El timbre suena anunciando que el día ha acabado, el pasillo se llena de estudiantes apresurados en salir y otros que se toman su tiempo, como si quisiesen permanecer un poco más en este lugar ¡Locos!

Una nube de pensamientos se forma en el ambiente con aquellos que salen de los salones con cara de preocupación, y entre esa nube están los míos que, aunque no tienen que ver nada con las clases, son pensamientos acribillan todo mi sistema, ocasionando a veces dolores de cabeza. Ojala todo fuera tan fácil como pinchar esa nube con una aguja y que todo las ideas acumuladas en mi cabeza se disipen, pero no, mientras más intento dejarlas ir llega algo que hace que regresen a mi como un boomerang.

Justo ahora no puedo parar de pensar lo que me dijo Mónica ¿Por qué no se ha de saber la verdadera causa de la muerte del padre de Patricia? ¿Por qué quieren mantenerlo oculto? ¿Por qué no simplemente puede divulgar su verdadero apellido? Rápidamente un foco se enciende en mi mente, reproduciendo el episodio de ayer.

Mi madre.

¿Sera que...? No, no puede ser posible. Mi madre no haría algo como eso

<<Basta, Annie>> Me reprendo.

- Hey ¿Estas bien? Has estado todo el camino callada, es más, diría que si quiera escuchaste lo que te estaba contando – La voz de mi novio me trae de vuelta a la realidad. No sé en qué momento me monte en su auto para ir camino a mi casa.

- Lo siento – Respondo apenada - ¿Te quedas a comer? – Pregunto al momento que aparca su auto en una de las plazas. Salgo de él siendo seguida por los pasos de Daniel

- No. Mi padre quiere que vaya a un torneo de Tenis que organizaron los de su trabajo. Otro día, lo prometo – Me dedica una sonrisa sincera, acaricio su mejilla, observándolo. Tan solo la presencia de Daniel me da esa tranquilidad que necesito, que lo hace irreal.

- ¿Intentaras tener una mejor relación con tu papá? Aun no se en ciencia cierta que ocurrió entre ustedes pero, capaz las cosas mejoraría sin le das una segunda oportunidad – Arruga su entrecejo.

- Annie, la vida no consta en dar una y otra oportunidad a personas que no la quieren aprovechar. Algún día te contare todo ¿Segura que estas bien? – Asiento.

- Todo esto de los exámenes, además de la preparación a la prueba de admisión me tiene un poco agh

- Está bien, siendo ese caso ¿Le puedo dar un beso a mi bella dama? – Revoleo los ojos, tomando su playera entre mis manos para acércalo a mi estampar sus labios con los míos.

El beso se vuelve más fogoso una vez que Daniel introduce su lengua en mi boca, ambas se compactan entre sí, haciendo que mi sistema se estremezca por completo. Sin duda, con más besos así, todos mis pensamientos dejarían de existir.

- Espero que por lo menos haya un beso para mí – Nos separamos rápidamente, girando nuestros rostros para encontrarnos con el dueño de esa voz.

Mis ojos se expanden al igual que mi boca, de sorpresa y alegría mientras salgo de los brazos de Daniel para, de un brinco, entrar en esos brazos que tanto me encantan y extrañaba, siendo elevada por los aires.

Mi día empieza a mejorar. 

Continue Reading

You'll Also Like

625 77 17
takemichi trabajaba en club como mesero pero una noche vio a alguien que cambiaria su vida por completo y ese era manjiro sano
230K 7.6K 41
Sarah Harris deja Boston para irse a la universidad de Nueva York. Un chica ambiciosa con múltiples sueños y con ganas de conseguirlos todos. Lo tien...
17.5K 634 20
ella Cande molfese comprometida con el empresario más importante del país...pero en un viaje de su amado se relacionará con su nuevo jefe.. lee la hi...
893 181 100
Toda tu fe en la humanidad no bastará si subestimas a quién tienes enfrente. Únete a esta historia de Blaire Morel y Arden Abbot en donde ambos apren...