Está haciendo un calor del demonio, ¿Por qué me duele tanto la cabeza? Yo sólo quiero dormir y ya, se oye cuando la puerta es abierta.
—La fiesta estu... ¿Qué mierdas es eso? —dice enredando las palabras.
—Ethan, haz silencio, pretendo dormir. —Giro para colocarme del otro lado, pero caigo al piso. —Mierda.
— ¿Qué es esa cosa?... Vaya hombre —hace un ruido raro. —Sea lo que sea, ya se pudrió.
—¿De qué m...? —me levanto y quedo a un lado de la cama.
¿Qué? ¿Cómo demonios? Empiezo a recordar mi noche, la niña.. es cierto. Me acerco a ella, es tan linda, pero huele como rayos.
—¡¿Qué significa esto?! —Ethan eleva su tono de voz y provoca que despierte, su llanto es demasiado fuerte.
¿Qué mierda hago?
—Eres un estúpido, la has asustado —la tomo en mis brazos para calmarla.
—Ella se ha cagado y nadie le dice nada —lleva las manos a su cabeza. —No vuelvo a juntar tequila con vodka, esa mierda si que llega, hasta alucinaciones tengo.
Me mira y parpadea, su estado alcohólico es altísimo, casi suda alcohol, medio tambaleándose sale de la habitación, escucho que maldice por algo allá afuera. Un olor raro viene a mí, oh no, tiene popo, que asco.
— ¿No puedes avisar que quieres ir al baño? —que pendejo. Grita mi subconsciente —¿Cómo hago para limpiarte? El pis es más fácil... Sophie. Ay Dios, ayúdame.
La coloco en la cama, muevo los trapos con que la cubrí, es la hora, con dos dedos remuevo los seguros del pañal, señor Jesús.
—Sophie, hueles como a rayos —las arcadas vienen a mí.
Respira Ashton, respira. No, mejor no lo hagas.
Voy en busca de los pañales, ¿Dónde están? Miro la bolsa en una silla de la entrada, saco el pañal pero también hay un sobre, "toallitas húmedas" ¿Para qué sirve esto? Tiene pompas, las de un niño, su madre lo carga, oh, son para el trasero, supongo que limpia la caca, yo no pagué por esto, ¿O si? como sea los utilizaré. Regreso al lado de la niña, con mucho esfuerzo doblo el pañal sucio y procedo a limpiarla, esto es sucio y asqueroso, cuando está lista paso el pañal por debajo, abrocho y ya.
—Ahora estás limpia, Sophie. —Sus ojos están húmedos, ¿Por qué llora por todo?
Ah... porque es solo una niña.
¿Y ahora qué procede? Yo no sé como bañar a una niña, no tengo ropa para niña, no sé cuidar a una niña, ¿En qué me metí? Vamos Ashton, no puedes cagarla siempre. ¿Y si la dejo en un lugar para que la cuiden? De esos a los que llevan a niños sin padres.
Prometo quererte siempre, no, no puedo hacerlo.
—Tu y yo, vamos a ir de compras, señorita, creo que aún hay dinero ¿Qué tanto se puede gastar? —Empieza a llorar de nuevo, ¿Ahora qué? Lleva los dedos a su boca ¿Eso qué significa? Posiblemente tenga hambre, la cargo y voy a la cocina para prepararle un biberón, ya aprendí, creo que es lo mejor que hago en la cocina, termino y se la doy. Oh sí, era eso, ella tenía hambre. —Ahora, voy a darme un baño y nos iremos de compras —mueve sus manitos ¿Está sonriendo? —Que tierna eres.
Salgo del baño. Ella está en su mismo lugar, claro, no iba a caminar ¿Oh, si? Por supuesto que no, ahora, ¿Cómo demonios se baña a un bebé? Libros ¡Bingo! Gracias a quien lo escribió. Recuerdo haberlo usado en un proyecto de tiendas.
Abro el libro, mi hermoso aliado: ¿Cómo bañar a un bebé? Joder, sí sale. Es increíble las cosas que puedes encontrar.
No tengo una tina para bebé, pero si una bañera, funcionará ¿No? La lleno muy poco, agua tibia, dejo que sus pies toquen el agua y luego ella, parece que se divierte.
—Te darás un baño militar porque no hay nada con que bañarte aquí, parece que la lista se vuelve más extensa, ¿No crees?—sus ojos están en mí, ella me comprende ¿Si? —Oh, Sophie.
✴✴✴
Intento abrir los ojos, de verdad lo intento, pero me pesan demasiado, Sophie ¿Dónde está? ¿Cómo está? Mi pequeña, ¿Qué ocurre aquí? Quiero moverme, pero tampoco puedo, el taxi, un estruendo, vidrios ¿Morí?
No, no,no, eso no puede ser. Escucho pitidos provenientes de algún lado, y más allá unas voces, trato de escucharlas.
—Dijeron que no pasaba la noche, y míralo, aún sigue luchando.
—Sí, creo que es el novio de Zoe, la hija del director, la he visto mucho con él. Salen en el periódico, y vienen aquí con una niña.
—¿Qué? Otro que se nos pierde —Suena divertida.
¿Zoe, mi novia? No.
Otra voz aparece, les dice que salga, es varonil, la reconozco, ¿De dónde? Se ha callado, ¿Quién es? Ayúdenme, quiero despertar, necesito hacerlo, estoy a quien.
—Sus signos vitales están muy bien, el golpe en la cabeza no fue grave por fortuna. —Es el esposo de la doctora de Sophie. Sí, es él. —Permitan que la niña pueda entrar, aunque otro ataque sería malo para ella.
¿Qué? ¿Qué niña? ¿Sophie? ¿Ataque? ¿Qué le paso? Quiero ver a Sophie, llevo una lucha mental, ojos malditos abránse.
—Su ritmo cardíaco está aumentando. Hay que estabilizarle ahora, vamos hombre, no hagas esto.
¿Es malo? Los escuchó hablar, pero es apenas audible, no, no, no, por favor no, la oscuridad vuelve a mí.
✴✴✴
No entiendo ni media palabra de lo que dice este libro, necesito un trago o algo. Pero no voy a caer, eres fuerte Ashton, vuelvo a abrir el libro.
— ¡Ashton! Ven aquí —Grita desde la sala el tipo que me sirve de compañero.
Me muevo de mi silla y camino hacia allá.
—Dijiste que me cuidarías a Sophie mientras estudiaba.
—Sí, lo dije, pero creí que querrías ver esto. —Hace un gesto vago hacia la alfombra donde juega Sophie.
Intenta ponerse de pie, lo está haciendo, sonrió como estúpido, lo consigue pero no está estable, me acerco a ella.
—Vamos Sophie, hazlo de nuevo. —Dice Ethan, ella lo mira y sonríe.
—Ven con papá Sophie, aquí —aplaudo para llamar su atención. —Sophie, ven conmigo, vamos, tú puedes. Ven con papá, cariño.
Uno, dos, mis brazos. La sostengo antes de que se caiga, yo vi sus primeros pasos, no me importa que Ethan lo viera antes, para mi corazón fui yo.
—Bien hecho, mi preciosa. —Hace unas semanas empezó a balbucear cosas sin sentido, hasta que dijo papá, no lo pronunció bien, pero algo es algo.
—Da.. Pa...papapa. —Nuestras miradas se encuentran.
—Sí, señorita. Yo soy tu papá. —Beso su rosadita mejilla.
—Papapapa. —Sonríe y sus dos dientitos que aún no terminan de salir aparecen.
—Eres muy inteligente Sophie, te quiero —dejo un beso en su coronilla. — Papá debe ir a estudiar. Te quedas con el tío Ethan.
—Eta, eta, eta. —Si, esa cara de imbécil que provoca en él.
—Sophie te aclama. —La dejo en sus brazos. —Dale de comer, por favor.
—Sií, cariño, ¿Quieres tu almuerzo, amor? —Dice en tono burlón.
—Jodete. —Riendo me regreso al cuarto.
✴✴✴
Estoy en mi lucha, yo quiero abrir los ojos, han venido a verme, mamá, papá, Stella, ella me dedicó palabras muy hermosas, como solo ella sabe hacerlo, y Zoe, ella aún está aquí. ¿Qué? No Zoe, no te vayas. Oh, ha regresado.
—Me prometiste estar bien, ¿Lo cumplirás?— ¿Con quién habla?
—Sí. — Esa voz que da razón a mi existencia.
—Bien, ahora ven que te ayudo a subir.
Su mano está en mi pecho, mis ganas de abrir los ojos y decirle cuanto la amo son enormes, pero no puedo, mis ojos pesan demasiado.
— Hola papi, te extraño...
Hago un inútil intento por despertar, quiero ver a mi hija. Pero mi cuerpo está demasiado cansado, mis ojos pesan, mis brazos, las piernas. Mi niña está a mi lado, le escucho hablar, o al menos murmullos, quiero hablarle y poder decirle que la quiero, que es mi fuerza. No puedo, mi pierdo en medio de la oscuridad.
❇❇❇
—Dos, tes, cuato... —Mi pequeña no para de hablar, desde sus primeras palabras la experiencia ha sido increíble. — ¿De tes, Papi?
— ¿Después del tres? Va el cuatro mi amor, mira. —Tomo su manito y la dejo sobre la mesa. Señalo cada uno de sus dedos conforme cuento. —Uno, dos, tres, cuatro, cinco, ¿Cuántos dedos hay en la manito de Sophie.
—Cinco. —Llevo un par de día enseñándole los números, siempre los olvida y debo recordárselos, mi pequeña señorita.
Hace casi tres años, esta niña llegó a iluminar mi vida, y estoy muy feliz de tenerle conmigo.
—Muy bien, princesa. Ahora vamos a buscar tu comida.
—Yo no teno hame, papi.
— Umh, los niños deben comer, para crecer sanos y fuerte. Es la hora de la comida, cariño.
Frunce los labios.
Camino por el centro comercial con ella en brazos, si dejo que ella toque el suelo, tardaría un siglo en trasladarme, se distrae fácil.
— ¡Mida! —Grita señalando hacia algún punto en la tienda por la que pasamos. —Quiedo.
Busco con la mirada a lo que me enseña, descubro que es un oso de tamaño mediano, color amarillo y con un lazo rosa en el cuello. La observo un momento y no soy capaz de negarme, con su mirada tierna me mata. Entro a la tienda y pido que me lo muestren, además del precio. De inmediato, Sophie lo toma, entonces no veo otro remedio que pagarlo.
— ¿Qué nombre le pondremos?
Lleva su dedo índice a la barbilla. —Dan. Me guta, Dan.
—Bien, Daniel será llamado.
—No, Dan. Solo se llama Dan. —Repite de mal humor.
—Muy bien, bienvenido a la familia Scott, Dan Scott.
—Solo Dan. —Lo aprieta fuerte en su pecho.
—Dan, Hola Dan, ¿Querría usted acompañarnos a comer? —Lleva su oído atenta a la boca del oso.
—Dice que si, papi. —Responde con su hermosa sonrisa pintada en los labios.
No tengo una mejor recompensa, que poder ver su sonrisa cada día de mi vida.
—Gacias, papi. —Besa mi mejilla.
Nada podría ser mejor que tenerla a mi lado.