La fiesta duró mucho más, yo tenía tanto tiempo sin beber que me pasé un poco, baile y platiqué mucho con Candy, en un momento, nos perdimos en los jardines, caminábamos tomados de las manos, ella estaba un poco ebria, no tanto como yo, pero si un poco, reíamos mucho, nos tomamos de ambas manos y comenzamos a dar vueltas por el jardín hasta marearnos, caímos en el césped y seguíamos riendo.
Estábamos viendo hacía el cielo acostados aún — Tenía mucho que no veía un cielo tan brillante — dijo con aires de melancolía
— Yo tenía mucho que no veía el cielo estrellado, me había olvidado de la vida por completo, extraño ser el Terry del colegio, ese era casi mi verdadero yo
— ¿Por qué casi? — preguntó
— Bueno, reprimía un poco mis sentimientos y mi manera de pensar, más que nada mis grandes sueños, no tenía el valor de decírselos a alguien, hasta que te conocí — le dije y la vi a los ojos, ella tenía sus mejillas rojas y me veía intensamente — ¿Qué pasa?
— Terry, si tu reprimías tus sentimientos, yo lo hacía más, pues al principio no aceptaba que me gustabas, luego me dejé llevar, debo agradecerte ese día que me hiciste superar a Anthony
— Ese día Candy, fue mi favorito, porque ese día fui completamente yo
— ¿En serio? ¿Por qué? — sus ojos verdes brillaban y mi corazón latía muy fuerte
— Porque... hice lo que mi corazón dictaba... así como ahora — y entonces me acerqué lentamente a besarla, ella no sé negó, era algo que deseábamos tanto, casi desde que nos vimos el día de hoy
Solo había besado a Candy dos veces en mi vida, pero las dos beses había sido magnifico, yo no quería que el día terminara, yo quería quedarme así para siempre — ¡Candy! ¡Candy! — alguien llamaba
— ¿Qué pasa? — se levantó rápidamente
— Albert te busca — dijo una voz que no parecía que yo conociera
Ella se levantó — más vale que vaya, al rato te veo Terry — se fue y me dejó ahí en el jardín mirando hacía las estrellas
La fiesta finalmente terminó, yo estaba muy ebrio, no volví a ver a Candy después de que ella se fue con Albert y mi madre y yo, regresamos a la mansión, me sentía muy mareado y tenía muchas nauseas — Terry, no debiste beber tanto — decía mientras me ayudaba junto con una mucama a subir las escaleras
— Eleanor, y he estado peor, no me viste cuando estaba en el... ¡hipp!— me dio hipo — En el colegio San Pablo
— Terrence, ¿bebías cuando estabas en el colegio? — me preguntó molesta
— Madre, bebo desde que tenía 13 años — ella algo enojada y sorprendida me dejó frente a la puerta de la habitación donde me iba a quedar a dormir
Me miró preocupada — Si te sientes muy mal, llámame o háblale a una mucama — cerró la puerta y yo intentaba abrir y no podía
— ¿Le ayudó señor Grandchester? — preguntó un sirviente
— No, yo puedo solo — pero me tambaleaba, tenía hipo y no podía ni ver donde rayos estaba la manija de la puerta, me sentí tan mareado que me senté y esperé a que se me pasara un poco
— Terry, siempre tan borracho — escuche de esa dulce voz
— ¡Candy! Qué pena que una vez más tengas que verme así — dije sin mirarla
— Terry, te ayudaré a abrir la puerta, es más sencillo de lo que parece — ella sin más abrió la puerta, me tomó del hombro y me levantó con gran fuerza — Oh, Terry, creo que tendré que ayudarte a sentarte, estas verdaderamente mal
— Candy, esto me recuerda tanto a los días del Colegio San Pablo — dije con mucha nostalgia
Ella sonrió, encendió una vela y cerró las cortinas — Lo sé Terry, yo también pensaba lo mismo, lo bueno es que ahora si estas en la habitación correcta — sonrió — me voy, que descanses Terry
Candy — dije
— Si ¿Qué pasa?
— Estaría en la habitación correcta si fuera la misma en la que tú dormirías — le dije y ella se puso nerviosa
— ¡¿Qué cosas dices Terry?! — Se sonrojó — Me voy antes de que se te ocurra hacer algo — cerró la puerta
Tardé mucho en quitarme los zapatos, en desvestirme y ponerme un pijama, me sentía muy mareado, llamé a un sirviente y me llevaron un balde, por si más tarde sentía ganas de vomitar. La noche fue tranquila, tenía mucho tiempo que no dormía tan tranquilo y sereno.
Tocaron la puerta — ¿Si? — Hijo, ya es un poco tarde, Albert nos ha invitado a desayunar con los demás, apúrate que ya casi comienzan — Me levanté muy rápido, me amarre el cabello y me cambié, aún estaba mareado y tenía mucha resaca, pero era muy leve, había tenido peores mareos o peores resacas
— ¡Buenos días! — Nos saludó Albert — ¿Qué tal pasaron la noche?
— Excelente — dijo mi madre
— ¿Y tú Terry? — sonrió
— Bien, tenía mucho que no dormía como un bebé — sonrió y nos llevó al comedor donde ya estaban Archie y Annie, y los demás invitados especiales, excepto Eliza y su familia
— Bueno familia y amigos, este es el primer desayuno de Annie y Archie como esposos, así que disfruten mucho lo que hemos preparado para ustedes
Candy llego cantando y bailando — ¡Buenos días! — le dio un beso en la mejilla a Albert y se sentó junto a él — oh... ¡Que rico!
— Candy, llevas años siendo hija de los Ardley y te emocionas al ver la comida como si nunca vivieras aquí — Dijo Paty
— No, es que aunque Albert es mi padre adoptivo y estoy muy agradecida con mi familia, yo vivo en el hogar de Pony, es por eso que me emociono, porque yo casi nunca vivo aquí — dijo sonriendo y mirando con deseo su plato de comida
— Además de que cuando Candy está aquí se la pasa en la cocina con los sirvientes — dijo Albert y todos se rieron
Una vez terminado el desayuno Albert me llamó a su despacho y temeroso y aún con resaca fui — Terry, me alegra mucho que te hayas animado a venir, pensé que quizás no vendrías y que solo estaría tu madre
— Tenía tantas ganas de verla
— Lo sé, tu madre y yo hemos estado hablando mucho y ella me decía lo angustiada que estaba por tu situación y todo lo que te pasaba, la vez que dejaste a Susana y todo lo que pasaste, sé que fue difícil hacerte responsable de tantas cosas siendo tan joven. Te entiendo porque cuando heredé la fortuna de los Ardley yo solo tenía 14 años y aún no estaba en edad de hacerme cargo de la familia, es por eso que Elroy se dedicó a ser la cara mientras yo maduraba, me costó mucho adaptarme a este estilo de vida, mi hermana Rosemary, ella hubiera sido mejor en esto que yo, pero enfermo y murió. Yo siempre fui muy liberal y odiaba las reglas, siento que a pesar de ser el rostro de mi familia, sigo siendo el viejo Albert que conociste.
— Albert... ¿Cómo fue que tú y mi madre se contactaron?
— Es muy curioso Terry, sabía que preguntarías y eso, fue más simple de lo que crees, encontrar a la famosa Eleanor Baker no sería muy difícil, soy un hombre poderoso, hay gente que trabaja para mí y vive en Nueva York, solo sucedió y ya, pero lo mantuvimos en secreto mucho tiempo, pues no queríamos que tu o Candy se apresuraran a verse, todo tenía que pasar en cierto tiempo, de alguna manera tu madre y yo hemos planeado su reencuentro desde hacía mucho, solo que había muchas incoherencias y no se había podido
— Albert, yo, estoy tan avergonzado porque dejé a Candy y muchos tuvieron que consolarla por mi culpa, le hice daño al no elegirla
— Terry, Candy es muy noble, ella vio por tu felicidad y la de Susana, al final Susana se dio cuenta que jamás la amarías como los has hecho con Candy, nadie duda de su amor, yo vi muchas veces llorar a Candy, la conozco de mucho tiempo antes que la adoptara
— ¿Qué? — Pregunté consternado — ¿Cómo es eso posible?
— Terry, salgamos al jardín y te contaré todo — salimos, las flores estaban radiantes, su aroma tranquilizaba y el clima estaba acogedor — Terry, esto que voy a contarte nadie lo sabe y espero que guardes el secreto, por nada del mundo le digas a Candy
— No lo haré, no te preocupes
— Bueno, cuando mi hermana Rosemary murió yo era muy joven y no podía hacerme cargo de la familia, mi tía abuela Elroy se hizo cargo de la familia mientras yo crecía, pero como siempre he sido un chigo vago, me perdía por los bosques o caminaba por donde andaba. Recuerdo que ese día fuimos a Lakewood, la casa de campo de los Ardley siempre estuvo ahí, ese día había fiesta y nunca supe bien de que, me desesperé de ese ambiente tan aturdidor y superficial, George es mi mayordomo personal, más que eso, mi amigo más íntimo, él era unos cuantos más grande que yo, pero en ese entonces era un poco más joven, nos hicimos buenos amigos, me llevó lejos de esa casa y nos fuimos a las montañas, cerca de los lagos, vi una colina muy hermosa, George estaba cerca y yo descansaba tocando la gaita, a pesar de que odiaba las fiestas, tocar ese instrumento me relajaba. Acababa de llover y el clima estaba en todo su esplendor, escuché a una niña llorar y era Candy, ella estaba tirada en el piso, llena de barro y llorando sin parar, nunca supe porque lloraba, pero no sabía muy bien que hacer, así que me acerque a ella y toqué mi gaita, ella se levantó y sonrió, le dije que se veía más bonita así que llorando y comenzó a reírse. Tuve que marcharme en ese momento, nos demoraríamos un buen rato para llegar a la fiesta de nuevo, no volví a verla años más tarde.
— Esto es sorprendente — dije queriendo saber más
— No voy a mentirte, aunque Candy y yo nos llevábamos muchos años, me llamó mucho la atención, una vez estaba y vagando por el bosque, evadiendo mi responsabilidad de los Ardley y una niña iba a toda velocidad de un bote que se acercaba a una catarata, yo la rescaté y al ver su rostro, supe que era Candy, mi corazón se llenó de tanta alegría porque nunca pensé que volvería a verla, mis sobrinos, Anthony, Archie y Stear estaban muy interesado en ella, yo ya era un tanto mayor y ya no miraba a Candy al igual que ellos, Candy sufrió mucho en casa de los Leagan, y no nos dimos cuenta hasta que supimos que iban a enviarla a México, mandé por ella y de inmediato la adopté, Elroy se enojó mucho conmigo, pero no podía permitir que ella sufriera más, ella vivió muy feliz a lado de Anthony y tuve que aceptar que Candy había encontrado el amor en alguien más, ella nunca me miró como a él, además yo me sentía atraído por su forma de ser, por eso decidí adoptarla y no quería que fuera otra cosa más que mi preciada hija
— Albert... ella creía que... ¡Dios! ¿Candy no sabe nada de esto?
— No, por eso te digo que no le digas, tras la terrible muerte de Anthony decidí que enviarla a Londres sería lo mejor para que se distrajera, ahí te conoció, yo fui también porque quería estar al tanto de ella, iba como mis disfraz de Albert y así ella no se sentía tan sola, cuando dejaste la escuela, ella fue detrás de tuyo y sufrió mucho para poder regresar a América, en cuanto supe que iba a dejar la escuela, le envié dinero, pero ella ya se había marchado, yo me quedé un tiempo más en Londres arreglando todo el asunto en el colegio, surgió la guerra y mi instinto liberal volvió a nacer, me enlisté, pero salí lesionado, eso de haberme ido a África no fue cierto, estaba en el ejército, perdí la memoria y la familia Ardley me daba por muerto, cuando fui trasladado a Chicago y recuperé mi memoria, retomé mi responsabilidad, al poco tiempo fallece Stear y se separa de ti, Candy ocupaba a su padre más que nunca, me destapé y le dije que yo era el tío abuelo William, su padre, ella volvió a ejercer como enfermera, regreso al hogar de Pony y me delaté como el príncipe de la Colina, yo fui su primer amor, pero aceptémoslo, nunca pudo haber pasado algo, ella es muchos años menor que yo, pude haber sido un pederasta, no voy a mentirte, quiero mucho a Candy, ahora como su padre, ya no existe interés amoroso de mi parte hacía ella, ni de ella hacía mí, pero llevamos una linda relación, somos como mejores amigos, pero también somos familia, siempre me he preocupado mucho por el bien de Candy y sabía que el que se volvieran a ver devolvería la alegría a mi dulce Candy
— Albert, no sé qué decir, esto es toda una historia
— Terry, te invité porque sabía que vendrías, porque sabía que ella estaría feliz de verte, porque ni cuando Anthony murió sufrió tanto, tú la sacaste de esa depresión, pero cuando sucedió lo de Susana, no había nadie más que la salvara, te cuento todo esto porque, sé por lo que has pasado, también en ti cae un apellido, una gran familia, una gran fortuna, sé que me entiendes, y yo te entiendo, nunca he amado tanto como tu amas a Candy o como ella te ama a ti, me gustaría algún día poder amar así — sonrió — Terry, no la dejes ir más, no te sientas responsable por otra persona más que de ti, Candy es una joya que no debe ser desperdiciada, atrápala y no la dejes, nacieron para estar juntos, lo sé porque desde que los veía en el colegio, sabía que terminarían juntos
— Me has dejado sin palabras, yo no sabría que decir en este momento, estoy asimilando tanta información — dije aún sin creer todo lo que me había dicho — ¿Por eso querías verme? Para contarme todo esto
— Así es Terry, me gustaría que Candy se corte el cordón umbilical y decida vivir aquí, en Chicago junto conmigo, ella es aferrada al hogar de Pony, sé que ahí es feliz y ama estar con tantos niños, pero creo que debería dejar ir eso, sé que regresará de vez en cuando, quiero que se independice y haga una vida, creo que ella debería dedicarse a ser enfermera más que ser cuidadora de niños, ¿No crees?
— No sé qué decir respecto a eso, yo siempre quise conocer el hogar de Pony porque siempre hablaba de eso y me intrigaba ese lugar, sé que es su lugar favorito en el mundo, pero no podría intervenir en sus decisiones así — dije
— Siento que tú puedes ayudarla a desear una mejor vida, quédense unos días, espero que no haya problemas en tu trabajo o con tu madre, así pueden convivir un poco y ver qué sucede, quizás te quedes, quizás ella se vaya — la recomendación de Albert era bastante buena
— Nos quedaremos, o al menos yo sí, no quiero perder a Candy de nuevo
NOTA: Hola gente! Primero quiero disculparme por dejarles tanto tiempo sin actualizar, dejen les cuento el porque de mi olvido, resulta que tuve unas complicaciones con mi red wifi y no había podido subir nada ya que duré 15 días sin conexión, pero no crean que me olvidé de ustedes, en estos días aventajé mucho a mi escritura y tengo ya varios capítulos escritos, pero los subiré periódicamente. Bueno en fin, espero que les haya gustado mucho este capítulo, no se olviden de comentar y de votar :3 Un Saludo!