Capítulo 34 - La verdad del príncipe de la colina

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La fiesta duró mucho más, yo tenía tanto tiempo sin beber que me pasé un poco, baile y platiqué mucho con Candy, en un momento, nos perdimos en los jardines, caminábamos tomados de las manos, ella estaba un poco ebria, no tanto como yo, pero si un poco, reíamos mucho, nos tomamos de ambas manos y comenzamos a dar vueltas por el jardín hasta marearnos, caímos en el césped y seguíamos riendo.

Estábamos viendo hacía el cielo acostados aún — Tenía mucho que no veía un cielo tan brillante — dijo con aires de melancolía

— Yo tenía mucho que no veía el cielo estrellado, me había olvidado de la vida por completo, extraño ser el Terry del colegio, ese era casi mi verdadero yo

— ¿Por qué casi? — preguntó

— Bueno, reprimía un poco mis sentimientos y mi manera de pensar, más que nada mis grandes sueños, no tenía el valor de decírselos a alguien, hasta que te conocí — le dije y la vi a los ojos, ella tenía sus mejillas rojas y me veía intensamente — ¿Qué pasa?

— Terry, si tu reprimías tus sentimientos, yo lo hacía más, pues al principio no aceptaba que me gustabas, luego me dejé llevar, debo agradecerte ese día que me hiciste superar a Anthony

— Ese día Candy, fue mi favorito, porque ese día fui completamente yo

— ¿En serio? ¿Por qué? — sus ojos verdes brillaban y mi corazón latía muy fuerte

— Porque... hice lo que mi corazón dictaba... así como ahora — y entonces me acerqué lentamente a besarla, ella no sé negó, era algo que deseábamos tanto, casi desde que nos vimos el día de hoy

Solo había besado a Candy dos veces en mi vida, pero las dos beses había sido magnifico, yo no quería que el día terminara, yo quería quedarme así para siempre — ¡Candy! ¡Candy! — alguien llamaba

— ¿Qué pasa? — se levantó rápidamente

— Albert te busca — dijo una voz que no parecía que yo conociera

Ella se levantó — más vale que vaya, al rato te veo Terry — se fue y me dejó ahí en el jardín mirando hacía las estrellas

La fiesta finalmente terminó, yo estaba muy ebrio, no volví a ver a Candy después de que ella se fue con Albert y mi madre y yo, regresamos a la mansión, me sentía muy mareado y tenía muchas nauseas — Terry, no debiste beber tanto — decía mientras me ayudaba junto con una mucama a subir las escaleras

— Eleanor, y he estado peor, no me viste cuando estaba en el... ¡hipp!— me dio hipo — En el colegio San Pablo

— Terrence, ¿bebías cuando estabas en el colegio? — me preguntó molesta

— Madre, bebo desde que tenía 13 años — ella algo enojada y sorprendida me dejó frente a la puerta de la habitación donde me iba a quedar a dormir

Me miró preocupada — Si te sientes muy mal, llámame o háblale a una mucama — cerró la puerta y yo intentaba abrir y no podía

— ¿Le ayudó señor Grandchester? — preguntó un sirviente

— No, yo puedo solo — pero me tambaleaba, tenía hipo y no podía ni ver donde rayos estaba la manija de la puerta, me sentí tan mareado que me senté y esperé a que se me pasara un poco

— Terry, siempre tan borracho — escuche de esa dulce voz

— ¡Candy! Qué pena que una vez más tengas que verme así — dije sin mirarla

— Terry, te ayudaré a abrir la puerta, es más sencillo de lo que parece — ella sin más abrió la puerta, me tomó del hombro y me levantó con gran fuerza — Oh, Terry, creo que tendré que ayudarte a sentarte, estas verdaderamente mal

Terry Grandchester y su historia (EDITANDO)Where stories live. Discover now