-Yo...- las miradas curiosas de los dos me hicieron continuar- Yo llegué a la tierra hace unos años, como ya saben. Me hice amiga de Marco y unos meses después llegaste tú, Star... pero... lo que no saben es que...
-¿¡Qué!?
Suspiré pesadamente, y me senté en el piso.
Hace unos años |antes de que Mia llegara|
Changing Creek.
Una "chica" castaña, caminaba por los pasillos de un gran castillo. Llevaba su típica sudadera roja y sus jeans azules, mientras caminaba por ahí con paso desinteresado.
Llegó a una espaciosa sala, en donde estaban sus padres discutiendo a susurros. Su madre, castaña y con una belleza increíble, se giró hacia su hija y su cara se desfiguró totalmente.
-¡Mia Díaz! ¿Por qué no traes tú atuendo? ¡Sabes que si alguno de los reyes te vé, nos despedirán! - reprochó la mujer a la casi- adolescente. Ella solo rodó los ojos.
-Lo siento, Ma. Ahora me la pongo- bajo la irritable mirada de su madre, fué corriendo a donde estaba su gran armadura de hierro. Ella con toda sus fuerzas, se la puso. Quitándole toda la inocencia y dándole un aspecto fuerte e intimidable.
Volvió a caminar por el pasillo, encaminándose a sus clases. Pero, el destino claramente se puso en su contra y la hizo chocar con un rubio engreído y de ropas muy finas y caras.
-Fíjate por donde vas, tío- se giró y vió a Mia- ¡Ah, eres tú! Aún asi, fíjate. No debes andar por ahí haciendome tropezar - ella puso los ojos en blanco por la actiud del príncipe Moon Butterfly.
Ignoró sus comentarios y entró a la sala, en dónde había una silla y junto a ella, una señora y un señor muy bien arreglados y con rostros serios. En las majos de la mujer estaba una aguja. Mia tomó aire y se sentó en la silla, siguiendo el patrón de todos los días.
La mujer se le acercó, y antes de ponerle esa aguja en su piel, preguntó:
-¿Qué tienes que hacer? - La castaña se quedó callada, mirando al frente. La señora frunció el ceño y volvió a preguntar , obteniendo la misma respuesta.
La aguja fué introducida en su cuello con brusquedad, haciendo que el líquido azul recorriera sus venas hasta llegar a su cerebro.
-¿Qué debes hacer?- preguntó por tercera vez.
La adolescente contestó, con tono serio y los ojos castaños ahora tintados de azul- Debo matar a los Díaz de Echo Creek.
-¿Cuál es tú misión?
-Destruírlos, y a todos los que se opongan.
Una sonrisa maliciosa adornó los labios de la mujer, quien le dió unas palmadas en el hombro y la guió hasta la sala de armas. Ahí ella tomó sus clases de todos los días, hasta cuando se hizo tarde y el efecto de ese líquido se perdió.
Caminó algo cabizbaja hasta su habitación, llevándose la gran sorpresa de que sus padres conversaban con los reyes, ambas familias tenían caras serias y sus bocas se abrían tanto que perecían que se iban a comer en cualquier instante.
Al notarla presencia de la adolescente, todos los que estaban en aquella sala guardaron silencio. Uno incómodo, según Mia.
-Cariño- La castaña se asustó, esa era de las primeras veces que su madre se refería a ella con un apodo cariñoso. -Tenemos que hablar.
Unos guardias se situaron a sus costados, guiándola hasta una sala fría y oscura, con muchas máquinas y cables.
La transpacie pensó la chica al ver la gran máquina conectada a una televisión grande, que dejaba ver a todas las familias de Echo Creek. Junto a todas, estaba la gran familia Díaz. El chico de apenas 12 años iba de acá para allá con su uniforme blanco de karate, mientras sus padres cocinaban una mezcla rara.
Mia no sabía la razón por la que querían destruirlos, al fin y al cabo, eran una familia común y corriente.
Los reyes, con semblantes rectos y serios, interrumpieron la maraña de pensamientos de la castaña.
-Mia Díaz- habló el rey con su voz gruesa y espeluznante- Tu tiempo a llegado. Has sido escogida para derrotar a los reverse de tu familia, para así brindarle honor a tu reino.
Los ojos de Mia estaban a punto de salirse de su lugar, sus manos temblaban y ella sentía como si en cualquier minuto fuera a caer.
Los mismos soldados que la escoltaron, la obligaron a sentarse frente a una televisión, que de un segundo a otro comenzó a reproducir un video algo viejo, tal vez de hacía 50 años. En este se veía uno de los anteriores reyes, con una corona de oro sobre su cabeza y sentado en un trono dorado con miles de diamantes a su alrededor.
-Como ya sabrán, nuestro reino ha sido la sombra de Echo durante muchos siglos. Pero esto terminará. Mi hermano, será derrotado. Aunque esto duré más de cien años, todos los habitantes de changing serán obligados a derrotar al otro reino. Si no, sufrirán las consecuencias.
No debemos permitir que Mewni ni Echo se interpongan en nuestro camino para la conquista dimensional. Los demonios, nuestros aliados, tampoco tienen que ser derrotados. Si no, arderemos con ellos en el inframundo. - Cuando terminó de hablar, Mia sintió como una aguja entraba en su cuello, haciendo que ella soltara un quejido. Los guardias la tomaron de los brazos y la metieron en la tranpacie, sin darle tiempo si quiera de reaccionar. Sus padres mantenían una sonrisa orgullosa en su cara, sin ningún rastro de remordimiento. Fue ahí cuando Mia cayó en la cuenta que sus padres no la querían, y que la habían metido en un embrollo sin siquiera chistar. Ahora estaba sola, y tenía una misión.
Cuando sus ojos comenzaron a cerrarse, solo pudo escuchar una frase. La frase que más le dolió en toda su corta vida.
-No nos defraudes- había salido de los labios de su padre.
Y se dejo llevar por la oscuridad, perdiéndose en la tristeza y el dolor.
Sin saber, que mientras pasaba por su mismo espacio mental, un demonio curioso escondido entre las sombras la miraba. Tratando de averiguar que emociones pasaban por todo el cuerpo de la humana, ya que el nunca había experimentado ninguna.
Hasta ahora.
_____------------------______ actualidad.
Las caras de Marco y Star no se podían descifrar. ¿acaso era tristeza, dolor o arrepentimiento? No lo sabía y eso me ponía mas nerviosa aún.
-Lo siento- luche para que las lágrimas no salieran de mis ojos- lo siento, los he defraudado... y engañado. No merezco su perdón, lo siento, lo siento- Y si, una lagrima salada se escapó de mi ojo, junto a muchas más. Mis manos viajaron a mi cara, tratando de callar mis sollozos y de limpiar mis lágrimas.
Sentí como unos brazos me acurrucaban, mientras yo hundía la cara en su camiseta.
-se que nos has mentido... me has mentido por cinco años... pero... Al carajo todo, tú siempre vas a ser mi hermana y no me importa de donde o con que propósito vengas. - Mis labios se curvaron, y deje escapar un sollozo más audible. Ahora no lloraba de tristeza, lo hacía por la inmensa alegría que tenía. Ya no me importaba que o quien me creía, si Marco lo hacía, estaba más que conforme.
Eso si, aún necesitaba de las ocurrencias y consejos extraños de Star. Al fin y al cabo, casi nunca se podía ser amiga de una princesa mágica de otra dimensión.
Marco se separó de mi con una mueca, viendo su camiseta.
-Me llenaste de mocos, ew- antes de que pudiera echar mi carcajada, unos brazos flacuchos me llevaron al suelo, mientras mi amiga rubia lloraba descontroladamente.
-Nunca me podría enojar contigo. Eso de venir de otra dimensión te hace mas cool aún. - sonreí abiertamente, mientras le devolvía el abrazo.
Ya cuando estuve de pie, Marco preguntó:
-y... ¿Qué te hizo cambiar de opinión y ni matarnos?
-Tú- abrió sus ojos, yo reí- Más bien tú familia, esta tierra y Star. Ustedes me dieron un hogar, me dieron amor y aventuras. No se que hubiera hecho sin ustedes.
-Probablemente no hubieras conocido los nachos más ricos de la tierra.
-¡Si! hablando de nachos...- Star se colgó a la espalda de Marco- ¡Quiero nachos!
El castaño se limitó a reír, mientras iba a la cocina con la rubia en sus hombros.
Gracias por todo, chicos.
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Esta muy cerca, chica. Ya nos conoceremos...
El demonio dejó de mirar la gran pantalla para ver a la castaña en otra imagen.
Espérame...
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ahora si, ya se acabó el cap.
espero les haya gustado, mucho, mucho. Esta hecho con amors igual que Yurio 7u7.
¿Tienen alguna idea de quien es el demonio misterioso que habló en la ultima parte? dejen su teoría en los comentarios, quiero verlas.
espero sus lindos votos y comentarios, ah y también puedo hacer dedicaciones en el próximo cap.
Gracias y hasta luego, zanahorias.