Twisted Minds |HS|

Door _Harrybae_

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Todo es parte del retorcido juego que a veces tenemos que jugar. - Harry Styles - Historia Adaptada. Meer

Detalles
Prรณlogo
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Epilogo
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Door _Harrybae_

- PASEO DE LA VERGÜENZA -

Esa perra de Cass, se había llevado a casa a Finn con ella anoche. 

Después de toda la mierda que había puesto anoche, había encontrado a Finn en los tragos de la barra bebiendo vodka. 

También había comenzado abiertamente a estar con Cass, y abiertamente había querido golpearlo en la cabeza con uno de los mugrientos taburetes de la barra y arrastrar su trasero de nuevo a mi auto. 

Cuando traté de convencerlo para que se fuera conmigo, descoordinadamente había agitado los brazos alrededor, me dijo que estaba bien y que Cass lo llevaría a casa. Ella me había disparado una mirada de suficiencia y continuó con él. 

Si ese idiota había tenido sexo con Cass anoche estaba a punto de perder mi mierda. Si se las había arreglado para conseguir joderse lo suficiente como para tener sexo con ella, estaba a punto de decirle exactamente que se fuera al diablo. 

Tres encuentros con Cass, y Finn se había puesto innecesariamente bebido dos veces y dejado caer su basura. No era que tuviera un problema con que se emborrachara; obviamente, yo lo hacía regularmente. Si no podías permitírtelo, entonces no era un hábito con un problema. 

De todos modos, mi problema con Finn bajando la guardia alrededor de Cass era que sabía que solo estaba usando el alcohol como una forma de arrastrarse de nuevo en su vida. Igual que sabía que el alcohol era su mejor compañero de ala. En realidad, creía que la chica estaba tan loca como para hacer cualquier cosa por mantener a Finn en su vida, como embarazarse. 

Soltando un suspiro, seguí con mi pluma mis pensamientos acerca de Kira en el diario, agradecido de tener una salida para mis mezcladas emociones. 

Besar a Kira abrió un montón de sentimientos que no sabía que podía sentir. Besarla fue como encontrarme a mí mismo por primera vez.

Tal vez eso era lo que me hacía querer protegerla. Algo había crecido en mi pecho, una sensación de rabia al pensar que ese pendejo había puesto sus manos sobre ella. 

Parpadeé hacia las palabras que había escrito, una extraña mezcla de ansiedad y nervios en mi estómago. Nunca había habido un momento en mi vida cuando habría pensado que me sentiría de esta manera acerca de una mujer, por no hablar de Kira. Había sido el blanco perfecto para perseguir. He estado aquí por un par de semanas, cuando mucho. Seducirla, acostarme con ella, y luego irme. 

Pero ahora esos otros sentimientos se mezclaban con mi intención original. Ella no era una conquista fácil, era una de las más difíciles. 

Sinceramente, no estaba seguro de si aún sentía algo cercano a lo que estaba sintiendo. Sin duda estaba sintiendo algo, pero no estaba muy seguro de si estaba en el mismo nivel que lo que estaba sintiendo. 

—¿Harry? —La voz de Joe me sacó de mis pensamientos.

Levantando la cabeza, lo encontré de pie en la entrada de la sala de estar con dos cervezas en las manos. 

—¿Tienes un minuto para tomar una copa? —preguntó, dando pasos pesados hacia mí. 

En un movimiento fluido, cerré mi diario, adjuntando la pluma a la tapa posterior, y lo deslicé firmemente bajo mi pierna. 

—Gracias, Joe —dije, tomándola de él y estudiando la desconocida etiqueta. Hoegaarden. 

—Está fabricada en Bélgica —explicó, hundiéndose en el otro extremo del sofá de felpa—. Cass fue quien me la presentó. Es uno de sus favoritas. 

Hoegaarden.

Qué apropiado. 

—Hmm. —Tomando un trago decente de la botella, dejé que los sabores subieran a mi boca; gruesa, con mucho cuerpo, a trigo. Era jodidamente buena—. Esta no es la mierda que Finn suele beber. 

Joe se rió de eso, inclinando la cabeza hacia atrás para beber. El solo movimiento me recordó tanto a Finn. La misma sonrisa, los mismos dientes, misma arruga de ojos. Finn se parecía mucho a su padre, sin nada, obviamente, similar a su madre.

En cuanto a mí, había tenido la mala suerte de heredar aspectos de ambos de mis padres por igual por lo que no había nada que me confundiera como el hijo de otra persona. Desafortunadamente. La última cosa que quería era ser asociado con mis padres en modo alguno. 

—Mi hijo tiene gustos más simples —dijo Joe, con una pizca de orgullo en su voz—. Es inteligente, pero no calculador. Quiere una vida mejor, pero no en exceso. Así que aprecia las cosas más pequeñas, como la cerveza favorita de su abuelo. 

La realización barrió a través de mí.

—Es por eso que bebe esa basura. 

Lo dije sin pensar y me arrepentí casi inmediatamente. Finn bebía Budweiser barata porque le recordaba a su abuelo. Yo bebía licor caro, ya que me hacía olvidar a mis padres. 

Por suerte, Joe no pareció ofendido por mi comentario. 

—Se entrega de vez en cuando, pero ciertamente no igual que yo. O en la forma en que tú lo haces. —Algo en su tono indicaba que sabía algo más de mí de lo que inicialmente había dejado salir. 

Lo que fuera lo había oído de Kira, obviamente. 

Apretando los dientes, lo miré directamente a los ojos.

—No sé lo que has oído de mí... 

—Guau, allí, chico viejo. —Joe levantó una mano, deteniéndome—. No he oído mucho sobre ti, excepto lo que Finn me ha dicho. Y Finn me dice que eres un buen chico con gustos caros. 

Sus palabras me hicieron hacer una pausa. La lealtad de Finn conmigo era algo que nunca había experimentado antes. Teniendo en cuenta todas mis caídas, todavía hablaba bien de mí. Mi propio sentido de la lealtad hacia él se hizo cargo. No podía creer que estaba a punto de decirle a Joe la siguiente parte, pero por alguna razón quería saber el tipo de persona que había criado. 

—¿Finn te ha dicho cómo llegamos a ser amigos?

Joe estaba llevando su cerveza a su boca cuando le pregunté eso. La bajó, rascándose el cabeza, pensativo. 

—En una fiesta de fraternidad en primer año, por lo que puedo recordar. 

—Correcto. —Asentí—. Pero ¿te contó toda la historia? 

Sabía que Finn no lo había hecho, de lo contrario Joe hubiera recordado los detalles. No era una historia que alguien olvidaría fácilmente. 

—No lo creo.

Por supuesto que no. Finn no quería que sus padres tuvieran la idea equivocada de mí. Quería que les gustara, no pensar en mí como algo más que el chico que había ayudado a Finn con el problema de vivienda. 

—Tienes razón acerca de la fiesta de fraternidad. —Hice una pausa, tomando un trago de mi cerveza—. Pero lo que Finn probablemente no te dijo es que la primera vez que nos encontramos, me dio un puñetazo en la cara. 

Los ojos de Joe se abrieron, y se sentó un poco más erguido. 

—No, esa parte no la oí.

—En realidad, acababa de dejar la fiesta de fraternidad, borracho hasta los huesos, y estaba tratando de proponerme a una chica que me había rechazado hacía unos días. —Me recosté en el sofá, completamente a gusto mientras me zambullía en la historia—. Ella estaba jugando a la
difícil y decidió vengarse de mí, actuando como si no estuviera interesada. 

Por supuesto que había estado interesada; quería que sintiera la picadura del rechazo que había estado sintiendo. 

—Pasó que Finn estaba caminando en ese momento con algunos amigos. La chica trató de hacer una escena y a pesar de que no la había tocado, Finn terminó defendiéndola y noqueándome. 

—¡Ja! —Joe se inclinó hacia delante en su asiento, tomando un gran trago de la bebida, completamente cautivado por mi historia—. Mi hijo, el defensor de mujeres en todas partes. 

—En lugar de dejarme como cualquier persona normal, Finn me llevó de vuelta a su apartamento para poder dormir. —Recordé la mañana siguiente, preguntándome dónde diablos estaba, y me decepcioné al descubrir que no estaba en la cama de una chica al azar—. Se había sentido mal por pegarme, pero me dijo que debería tratar a las mujeres con más respeto. 

Joe se rió de eso.

—Ese suena como mi hijo. 

—Me topé con él un par de días más tarde tratando de encontrar un compañero de habitación porque su compañero de cuarto lo había sacado y porque no podía permitirse su apartamento por su cuenta, así que le dije que viniera a vivir conmigo. —Dudé, recordando alguna parte magnánima que había sentido como si le debiera por no sacar mi trasero borracho y haberlo dejado en medio del campus—. No estoy seguro de cómo lidia conmigo, pero hemos sido amigos desde entonces. 

El resto es historia. La bondad de Finn había sido lo suficientemente atractiva como para que quisiera estar cerca de él, y de alguna manera se las arregló para pasar por alto todos mis vicios y ver lo mejor de mí. En los pasados cuatro años, había visto a través de mí lo peor y era lo más estable en mi vida. 

—No puedes ser ni la mitad de malo que piensas que eres —dijo Joe con calidez en sus ojos mientras me estudiaba—. Si no fuera por ti, Finn 

no habría tenido un lugar gratis para quedarse. Ni un nuevo trabajo en Maxwell Development Company. —Lo dijo como si fuera algún gran lugar para trabajar, como el Palacio de Buckingham. 

—Hey, MDC estaba contratando. —Levanté una mano en señal de protesta—. Finn consiguió el trabajo por sus propios méritos. Simplemente lo referí a mi padre. 

—Llámalo como quieras, pero sin tu ayuda Finn habría tenido problemas para llegar a fin de mes. 

En esas últimas palabras, sentí el reconocimiento en la voz de Joe mientras se levantaba del sofá. Los padres de Finn no eran pobres, pero no eran ricos tampoco. En ese momento, no habían tenido el dinero para mantener a Finn en un apartamento de la ciudad de Nueva York solo, así como pagar su hipoteca y sus propios gastos. 

Me quedé en silencio, mirando a Joe con su cerveza. Sus ojos color avellana brillaron cuidadosamente mientras me miraba. 

—Sabes, Harry, si te dejas creer que eres una mala persona, eso es todo lo que podrás llegar a ser. 

Con un movimiento de cabeza, se dirigió fuera de la sala de estar, y me dejó para analizar sus palabras a solas. Joe tenía sentido, y sus palabras sostenían una parte de verdad, pero era un idiota tal que se
necesitaba mucho para que me viera a mí mismo de cualquier otra manera. 

Después de haber terminado la cerveza, puse la botella a un lado y saqué mi diario del borde de la cama donde lo metí, en realidad nunca había utilizado el diario para registrar mis pensamientos, solo mis conquistas, pero últimamente había estado haciendo una excepción. 

Todo había comenzado con Kira y mi necesidad de documentar tanto sobre ella como pudiera. Esta vez, escribí rápidamente las últimas palabras de Joe hacia mí antes de que dejara la habitación. 

Si te dejas creer que eres una mala persona, eso es todo lo que podrás llegar a ser. 

Algo en esas palabras habían resonado en mí. Había sido mimado toda mi vida, haciéndome creer que mis acciones estaban perfectamente bien. Pero ahora estaba empezando a darme cuenta de que no lo eran. En el mundo de los Walshs, con personas de buen corazón, que trabajaban duro, mi actitud estaba fuera de lugar. 

—No pareces ser el tipo que tiene un diario.

La voz de Kira me sacudió de mi ensueño, y brinqué, tratando de ocultar mi diario mientras se acercaba a la vista. 

Como de costumbre, estaba impresionante, arreglándoselas para hacer un vestido de flores simple verse increíble. La mayoría de las mujeres no se veían bien cuando su maquillaje era removido, pero Kira era la excepción, una vez más. Me di cuenta de que tenía un libro en una mano, pero no podía distinguir el título. 

—¿Por qué? —pregunté, recuperando mi confianza una vez que estuve seguro de que no había manera de que pudiera haber visto el contenido del diario. 

—Debido a que no pareces como reflejar gran parte de nada —dijo ella, quitando un rizo de su cara. 

—¿En serio? —Crucé las manos en la parte superior de mi regazo—. Bueno, estás equivocada. Reflexioné mucho sobre la forma en que me besaste anoche. 

Sus mejillas se encendieron. 

—¡No te besé!

Me encogí de hombros. 

—Sé que no me besé a mí mismo.

—¡Tú empezaste! —Su mano se curvó en un puño. 

—No me detuviste.

Ella se quedó en silencio, y pude ver que estaba tratando de tener sus emociones bajo control. Finalmente, tomó una respiración profunda y me clavó una mirada firme. 

—La razón por la que estoy aquí es porque quería... —Vaciló como si estuviera buscando una palabra adecuada—... decirte que gracias por lo que hiciste anoche. Gracias. 

Las palabras me hicieron sentarme más derecho.Una lenta sonrisa se extendió por mi cara. 

—Sigue.

—No tendrías que haberme defenderme de esa manera. —Inclinó torpemente una pierna detrás de la otra. 

—Eh, ajá.

Me miró fijamente. 

—¿Tienes que parecer tan presumido mientras hago esto?

—Lo siento, adelante —dije, tratando de ocultar mi sonrisa. 

Kira puso una mano en su cadera.

—No eres muy bueno aceptando agradecimientos. 

—No eres muy buena expresándolos. —Me puse de pie, la sonrisa se extendió a cada parte de mi cuerpo. 

Había algo en mi mente, también. Algo que había estado lamentando. 

—Lo que dije sobre chupárselo a Greg fue grosero —empecé con cuidado—. No sé por qué dije lo que dije. 

En realidad, lo sabía, pero no iba a admitir que mis celos mezquinos habían sido la causa. 

—Fuiste grosero —fue su respuesta, pero pude ver que había una buena disposición en su cara para perdonarme—. Pero fui estúpida para dejarlo ir tan lejos en primer lugar. 

—No eres estúpida —le dije inmediatamente.

Si fuera estúpida, habría cedido conmigo para ahora. No era culpa de ella que Greg fuera un idiota. 

Kira sonrió, y hubo una picazón en mi pecho cuando apareció su hoyuelo. Por mí. Estaba sonriendo por mí. 

Algo cálido, reconfortante y familiar descendió sobre nosotros, mientras nos estudiábamos entre sí. La imitación de molestia de Kira vaciló, y abrazó el libro contra su pecho. 

365 Tao.

Justo cuando estaba a punto de preguntarle al respecto, la puerta principal se abrió y Finn entró. 

—Hola —dijo, al vernos.

Había una expresión tímida en su rostro. Su cabello estaba despeinado. Su camisa estaba abierta. Llevaba una cinta blanca. Estaba bastante seguro de que tenía puesto el cinturón cuando lo había dejado en casa anoche. 

Finn no se encontró con mis ojos mientras permanecía allí torpemente, buscando a tientas sus llaves. 

Fue entonces cuando la verdad me golpeó. 

Hijo de puta. Este era su paseo de vergüenza.

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