El regreso de Eileen Prince S...

De Samira85106

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Lord Voldemort ha sido vencido y Severus está feliz con su vida de casado junto a Lily y su hijastro Harry. A... Mais

Un encuentro inesperado
Intransigencia
El abrazo de una madre
Conociendo a Eileen
Visita a Hogsmeade
El nuevo residente de Hogwarts
El nuevo amor de mamá
Una extraña entrevista
Una gran decepción
Una excelente noticia
Todos se enteran.
Gryffindor contra Slytherin
La llegada de otro Malfoy
La boda
¿Tú también Bellatrix?
Draco se lleva un susto
El escape
El secuestro
La busqueda
El plan perfecto.
El rescate
El compromiso
El fin del curso y un evento especial
Un nuevo Snape
El heredero de los Lestrange
Un sueño hecho realidad
Un cumpleaños muy feliz

El cumpleaños de Harry

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De Samira85106


Severus y Lily se encontraban radiantes de felicidad con su nueva vida en la casa de la Hilandera. Harry también estaba feliz por la manera en que había cambiado su vida en tan poco tiempo...

Lily estaba viva, los padres de Neville recuperaron la cordura, se hizo amigo de los Malfoy y los Lestrange quienes habían cambiado muchísimo de actitud. Venció  en la guerra contra Lord Voldemort, también encontró el amor en quién menos se lo esperaba, la hermana de su mejor amigo, Ginny Weasley.  Su madre se había casado con Severus Snape... ¿Quién lo diría? Ni Trelawney habría vaticinado que él y su profesor de Pociones terminarían siendo grandes amigos después de todo lo que vivieron juntos. Y finalmente estaba el hecho de que los Dursley también se habían arrepentido de su antigua actitud y ahora gozaban más que nunca de su lazo familiar.

Harry se encontraba pensando en todo esto mientras estaba acostado en su cama, mirando al techo. Ya no estaba en el número cuatro de Private Drive sino muy cerca de allí, en la calle de la Hilandera. ¿Quién lo diría?..

De pronto escuchó un agudo sonido que emitió su reloj de pulsera. Él observó la pequeña pantalla luminosa y sonrió, era media noche, lo cual indicaba que había comenzado el día de su cumpleaños y él no tenía dudas de que éste sería el más feliz de toda su existencia. Entonces se quitó el reloj y las gafas para colocarlos sobre la mesita de noche, recostó la cabeza sobre la almohada y se quedó dormido profundamente sin que nada lo perturbara porque ahora sí, Lord Voldemort había desaparecido para siempre.


Al día siguiente despertó cuando Hedwig le picoteó cariñosamente las manos, abrió los ojos con dificultad pues la intensa luz que entraba por la ventana que había dejado abierta para que la lechuza entrara, le lastimó las pupilas. Cuando sus ojos se acostumbraron a la claridad, advirtió entonces que sobre su cama había un paquete y una carta. 

Se trataba de una tarjeta de felicitación de Hermione y cuando desenvolvió el paquete comprobó que era un libro sobre quidditch en gran Bretaña, un ejemplar llamado: Quidditch a través de los tiempos.


Espero que en serio te agrade, Harry. Papá y mamá ya le echaron un vistazo antes de envolverlo, siguen fascinados con la magia y extrañan el colegio. El libro tiene muchas tácticas de juego que espero te sean útiles

¡Feliz cumpleaños amigo!

Un beso de:

Hermione


Harry sonrió muy contento pues había querido ese libro desde que vio el anuncio en Flourish y Blotts, pero cuando fue a comprarlo le dijeron que estaba agotado. Colocó el libro en su mesita de noche mientras lo contemplaba con una sonrisa, posteriormente puso los pies en el piso para levantarse pero al hacerlo se percató de que Hedwig no estaba sola, allí estaban Pigwedeon, la lechuza de Ron y otra lechuza que no conocía, ambas llevaban sendos paquetes que Harry abrió con emoción.

La de Ron le llevaba una túnica de Quidditch de la selección de Inglaterra junto con una nota que decía:


¡Que felicidad, hermano! Ya eres mayor de edad, ¿verdad que es una sensación genial?. Mamá y papá quieren que tú, Snape y Lily vengan a casa para una pequeña fiesta que te tenemos preparada. Espero que te guste mucho tu regalo

P.D: Sirius está aquí y también quiere verte.


El otro paquete contenía un pastel que por el aspecto, sin duda lo había horneado Hagrid. La lechuza también llevaba una nota escrita con mala caligrafía donde le deseaba feliz cumpleaños, aquella lechuza también llevaba una nota de felicitación de parte de Dumbledore y McGonagall, a parte de la acostumbrada lista de utensilios que debía utilizar ese último año.

El chico al fin se lavó los dientes y bajó a desayunar. Al llegar al comedor vio a Severus oculto tras la edición matutina de El profeta y a Lily con un delantal puesto encendiendo diecisiete velas en un pastel. Harry entonces, sonriendo se aclaró la garganta y Severus bajó su periódico al tiempo que Lily, después de encender la última vela, se giró y le dedicó la más tierna de las sonrisas...

—¡Mi niño! —exclamó con emoción—. ¡Feliz cumpleaños!

—¡Feliz cumpleaños, Harry! —exclamó Severus, también sonriendo de manera afable y no sarcástica como solía hacerlo anteriormente.

—Gracias a ambos —respondió el muchacho—. ¡Que detalle!

Lily dejó el pastel sobre la mesa y se fue a abrazarlo, Severus hizo lo mismo, después cantaron el Cumpleaños feliz y Harry sopló las diecisiete velas. 

Snape se sentí raro con aquella estampa. ¿Él cantando el cumpleaños feliz? ¿Lily a su lado? ¿Él abrazando a Potter... bueno, a Harry? Era algo todavía increíble pero cierto, algo que de verdad lo hacía sentir feliz.

Lily sirvió las rebanadas de pastel para acompañarlas con café con leche y los tres se dispusieron a degustarlos, estaba delicioso. Al terminar, con un flojo movimiento de su varita, Severus limpió la vajilla.

—¡Fregotego! 

—Éste es el mejor cumpleaños que he tenido en toda mi vida —aseguró Harry con sinceridad.

—Y apenas comienza —dijo Severus sacando un paquete excesivamente largo de debajo de la mesa.

—¿Qué es? —preguntó Harry emocionado.

—¡Ábrelo! Y descubre de qué se trata —espetó Severus. Lily estaba atenta a la reacción de su hijo. 

Harry abrió el paquete y allí estaba la última edición de la saeta de fuego que ahora alcanzaba más velocidad en menos tiempo y contaba además con dos asientos.

—¡Wow! Severus, esto es lo máximo ¡Por Dios...! ¡Es una joya!

—¿Te gusta? —preguntó Snape sonriendo, estaba contento al ver la reacción en el rostro de su hijastro.

—¿Qué si me gusta? —repitió Harry—. ¡Me fascina! ¡Esto es alucinante! ¡Muchas gracias!

—De nada, pero úsala con prudencia, nada de andar por allí dando espectáculos frente a los Muggles —añadió Snape con tono de advertencia.

—Espero que el mío también te guste —comentó Lily entregándole también un paquete.

Harry lo abrió, descubriendo un equipo de mantenimiento para escobas.

—¡Gracias mamá! —exclamó—. Me encanta, es todo lo que necesito para hacer que Gryffindor también gane la copa de Quidditch este año.

—Así será —agregó Lily con una sonrisa.

—No lo creo —terció Severus con una ceja alzada, fingiendo arrogancia—. Será Slytherin quien gane, de eso estoy seguro ¡Pobres leones!

—Creo que serán las serpientitas las que pierdan —añadió Harry arrastrando las palabras

—Completamente de acuerdo, hijo —saltó Lily.

—¡Oh! Pero que equilibrio —dijo Snape con sarcasmo—. Dos contra uno.

—Y la guerra aún no comienza —terció Lily con un brillo malicioso en la mirada y el tono de su voz.

—¿De verdad? —inquirió su esposo con tono irónico.

—Ahora sí —respondió ella tomando un trozo de pastel para arrojárselo a Severus en la cabeza mientras prorrumpía en risas. 

Él se quedó boquiabierto al tiempo que el merengue pendía de su cabello. Harry rió con ganas también.

—Eso fue trampa, Lily —respondió Snape atacándola también con otro pedazo de pastel que la impactó en la frente.

Harry seguía riendo a carcajadas pero luego Severus y Lily decidieron atacarlo a él también con sendas bolas de merengue que le impactaron el rostro y le ensuciaron las gafas. Él se las quitó rápidamente y se unió al ataque. 

Después de tanto reír y de quedar empalagados decidieron limpiar, con magia por supuesto, todo aquel desastre. Lily iba a hacerlo pero Harry se ofreció en vista de que ya era mayor de edad.

—Yo quiero hacerlo —dijo levantando la varita—. Quiero saber lo que se siente poder hacer magia fuera de Hogwarts sin que me llegue una vista del ministerio ¡Fregotego! —exclamó e inmediatamente todo, incluyéndolos, se llenó de unas burbujas que al desvanecerse los dejaron limpios.

Más tarde, los tres se dirigieron mediante la red flu a la nueva Madriguera (La nueva casa de los Weasley que en realidad era la misma, solo que reconstruida y mejorada) dónde los aguardaban las familias amigas: Estaban los Granger, los Malfoy, los Lestrange, los Longbottom, los Lovegood y los Lupin en compañía del pequeño Ted y también Sirius Black, Hagrid, Sinistra (La novia de Sirius) Vector (La novia de Xenophilus) Dumbledore y McGonagall.

—¡Feliz cumpleaños! —exclamaron todos al unísono al ver que Harry llegaba en compañía de su madre y Severus.

El chico se moría de felicidad, estaba rodeado de toda la gente que amaba. Ginny le dio un beso en los labios que lo hizo estremecerse, enrojeciendo al mismo tiempo ya que los gemelos comenzaron a bromear al respecto.

—¡Vaya chicos! ¿Qué no tienen vergüenza? —dijo Fred.

—Déjenme inmortalizar el momento —soltó George mientras les tomaba fotos.

Harry sonreía.

—Ahora tómame una con mi ahijado —dijo mientras sostenía al pequeño Ted en brazos.

Allí pasó todo el día y la tarde, comiendo pastel y una barbacoa que preparó William Granger. Arthur Weasley estaba fascinado con los fósforos.

—¡Molly, ven a ver esto! —llamó a su esposa con creciente emoción mientras William trataba de encender los carbones dentro de la parrillera—. William encenderá los carbones con los fósforos.

—¡Oh Arthur! —exclamó Molly negando con la cabeza.

Cuando los carbones al fin encendieron, Arthur empezó a aplaudir con entusiasmo

—Bueno, ahora hagamos un brindis —propuso Lucius llamando la atención de todos mientras le daba golpecitos a su copa de cristal con un tenedor—. Un brindis por Harry Potter, el niño que vivió.

Y así todos bebieron un trago en su honor.

—También brindemos por el próximo curso que no tardará en comenzar en Hogwarts —terció Dumbledore.

—Y por el profesor Dumbledore y la profesora McGonagall que se nos casan para navidad —añadió Hagrid con la nariz roja.

—Con tanto brindis creo terminaremos como Hagrid, ¿no creen? —comentó Remus haciendo reír a todo el mundo.

—Esa boda tiene que quedar tan linda como la de Lily y Severus porque la estamos organizando con mucho tiempo de anticipación —terció Bellatrix orgullosa.

McGonagall compuso una expresión de angustia porque no sabía que loca idea se le estaría ocurriendo a la mujer.

Harry conversaba con sus amigos unos metros más allá.

—¿Cómo va el negocio, chicos? —preguntó a Fred y a George.

—Estupendamente —respondieron ambos al unísono.

—Nada más observa nuestra nueva casa —añadió Ron después de tragar un pedazo de carne.

—Sí que es bonita —comentó Luna admirándola con mirada soñadora—, y lo bueno es que está en el mismo lugar que la anterior, es decir, que continuamos siendo vecinos.

—Sí, porque derribamos la vieja y construimos ésta —dijo Fred con orgullo.

—Y a ti, ¿cómo te va en tu nueva vida, Harry? —preguntó Hermione—. Lily y el profesor Snape se ven tan lindos juntos.

—Sí, bueno me va estupendamente, nunca imaginé que sería tan feliz —contestó Harry con sinceridad.

Cuando apenas empezaron a salir las primeras estrellas en el cielo, Harry, Lily y Severus decidieron regresar a casa.

—Pero ¿por qué tan pronto? —inquirió Hermione con tristeza.

—Es que mi hermana Petunia prometió visitarnos a las siete junto con mi sobrino Dudley y mi cuñado Vernon —respondió Lily.

—Nos vemos el primero de septiembre en Hogwarts —les recordó Dumbledore.

—¡Oh cielos! Cuanto daría por ir de nuevo al castillo —dijo Sirius—, lo disfruté tanto el año pasado.

—Bueno, de todos modos ustedes pueden ir a visitar cuando quieran y sobre todo tú, Sirius que ahora tienes una excelente excusa —respondió Dumbledore mirando a Sinistra de reojo.

—¡Ah! Bueno eso sí —respondió Sirius.

—En ese caso también me verán en Hogwarts muy seguido —intervino Xenophilus mirando a Vector con ojos soñadores.

—Gracias a todos por este maravilloso día —agradeció Harry metiéndose junto a Severus y Lily dentro de la gran chimenea en la estancia de los Weasley.

Los tres regresaron a su casa y unos minutos después se escuchó el motor de un carro en la calle, después llamaron a la puerta y cuando Severus abrió, allí estaban los tres Dursley muy sonrientes, llevando consigo un pastel y una caja grande.

Harry, Severus y Lily estaban empalagados de tanto pastel, pero no quisieron hacerles un desaire así que se sentaron a la mesa a degustar el que le trajeron. Harry abrió la caja de regalo que le llevaron y vio con asombro una computadora. Dudley se ofreció a ayudarlo a instalar varios juegos de vídeo, los demás comentaron acerca del día que habían pasado en casa de los Weasley y Vernon les comentó acerca del grandioso contrato que había conseguido para la empresa de taladros que dirigía.

—Me siento renovada, Lily —comentó Petunia estrechándole la mano a su hermana que le sonreía—. Estás viva y feliz, eso me complace —luego miró a Severus—. Gracias por hacerla feliz a ella y a mi sobrino.

—Es un placer —respondió el hombre con sinceridad.



Al fin llegó el primero de septiembre y Harry ya tenía sus libros y utensilios del colegio. Ese día se encontraba en su habitación metiendo a Hedwig en su jaula...

—¡Harry, mi cielo, baja que vamos a llegar tarde! —gritó su madre desde abajo.

El chico tomó su baúl y la jaula de Hedwig antes de bajar las escaleras. Al llegar abajo se encontró con Lily y Severus que también llevaban varios baúles.

—¿Se van a ir en el expreso? —preguntó el muchacho.

—Sí —respondió Severus—, por lo general los profesores llegamos mediante la red flu, pero Lily prefiere ir contigo en el tren.

—¡Qué emoción! No puedo creer que vaya a impartir clases de Encantamientos con el profesor Flitwick —añadió la pelirroja.

Los tres salieron de la casa y tomaron un taxi que los llevó a la estación de King's Cross dónde se encontraron con sus amigos y luego de despedirse de ellos se subieron al gran expreso rojo.

Severus y Lily se ubicaron en un compartimiento para ellos solos, mientras que Hermione y Ron prefirieron prescindir del compartimiento de los prefectos para estar con sus amigos.

El tren comenzó a moverse y los chicos entonces se asomaron a la ventana para despedirse de sus padres y demás familiares. Sirius corrió detrás del tren hasta que éste se perdió de vista mientras Hermione les lanzaba besos a sus padres.

—¡Harry, no olvides escribirme! Iré a visitarlos muy pronto —gritó Sirius.

—De acuerdo —respondió Harry sacando la cabeza por la ventanilla—. ¡Te estaré esperando, Canuto!

—¡Harry! —lo reprendió Hermione—. ¡Hazme el favor de meter la cabeza, es peligroso!

En ese momento el tren comenzó a traquetear en tanto tomaba más velocidad y serpenteaba en medio de un paisaje agreste.

La puerta del compartimiento se abrió y Draco entró en él, seguido de Crabbe y Goyle, pero no para molestar como en años anteriores, sino para conversar amenamente. Después de un rato Hermione se levantó del asiento.

—¡Hey! ¡Levántate, Ron! Draco ve por Pansy, debemos hacer nuestra ronda ahora —ordenó la castaña.

—Pero Hermione, si apenas llevamos media hora de viaje —protestó Draco.

—Precisamente por eso—. Solo echemos un vistazo a los alumnos de primero y después podemos regresar.


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