Muñecos [CANCELADA]

By HuckleFred

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Lana Sandler, una niña de 8 años como cualquier otra, bajita e inocente, se divertía con todo tipo de juguete... More

Lana Sandler
Alguien nuevo.
Un extraño lugar.
Rex y Fred.
La Caja Musical
Rex y Fred II
Villa Botón.
El corazón de Rex.
cancelación

Todo es extraño

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By HuckleFred

Lana despertó en su cuarto, sudando como loca y abrazando fuertemente a al muñeco de Fred. Respiraba con dificultad y sus ojos estaban llenos de lágrimas. — ¿Hola? — Dijo Lana en un tono fuerte. La habitación estaba oscura, los muebles arañados y todos los cajones desparramados en el suelo. Lana se bajó de su cama y caminó lentamente hacia la puerta para salir de la habitación. — ¿Qué habrá pasado? — Abrió la puerta. El segundo piso estaba casi igual.

Lana bajó las escaleras con cuidado, estaban cubiertas de manchas rojas —Lana sospechaba de que era salsa de tomate—, y las paredes tenían rasguños.

— A mamá no le gustará ver esto... — Dijo Lana para sí, rozando la mano sobre la pared llena de rasguños y manchas rojas. Se giró y se empezó a preguntar sobre los sirvientes y en los dos mayordomos. — ¿Andy? ¿Nina? ¿Chad? ¿¡Kyle!? — Lana llamaba cada vez más preocupada, pero no aparecía nadie. También trató de llamar a los otros sirvientes pero tampoco aparecían. — ¿Dónde están todos? — Lana siguió caminando hasta finalmente llegar al primer piso. Recorrió por la sala hasta llegar a la puerta principal, donde vio a alguien en el suelo sobre un charco de color rojo. La niña se acercó a la persona botada en el suelo y agitó a esta del hombro suavemente. — ¿Andy? — Tartamudeó — ¿Eres tú? — La persona abrió los ojos débilmente y efectivamente, era Andrew, uno de los sirvientes del lugar; que estaba casi destruido e incluso él, su cara tenía un gran tajo que pasaba de su sien hasta su mentón.

— ¿Señorita Lana, de verdad es usted? — Preguntó Andy con un hilo de voz. Lana asintió. — Tiene que salir de aquí, escape — Empezó a toser mientras escupía un poco de "salsa de tomate"

— ¿Por qué? ¿Crees que no le diré a mamá sobre este desorden con salsa de tomate? — Preguntó Lana seria.

— Señorita... — Andrew miró alrededor para verificar si había alguien: No había nadie. Andrew tomó a Lana por detrás de la cabeza y la acercó a él. — Tómese las situaciones en serio ¿Qué no lo ve? Está lleno de sangre, no salsa de tomate. — Masculló — ¡Es hora de crecer señorita Lana! Escape antes de que sea muy tarde... — Lana pudo ver como Andy la soltaba y su mano caía al suelo, dando el último respiro de su vida.

— ¿Andy? — Lana agitó a Andrew, quien tenía su mirada perdida. — Oye, ya deja de jugar ¿Quieres? Explícame que está pasando ¿Andy, me escuchas? Respóndeme por favor. — Lana no lo creía, Andy estaba en el mismo estado que estaba su abuela hace un año: Muerta. No sabía que hacer ¿Qué hará? ¿Enterrarlo? Primero necesitaba una caja del porte de Andrew, luego mucha gente llorona que viera el entierro, como la familia entera de Lana ¿O la familia de Andy? Lana no sabía nada de la vida privada de Andy ni su familia. Lana no sabía qué hacer, solo tenía miedo y estaba muy confundida. — ¿Y ahora qué haré? — Lana se puso a llorar y abrazó a Andy. — Espero que despiertes y no te quedes dormido para siempre, como lo hizo mi abuela...

Lana dejó a Andy ahí en el suelo, y... Oh, que lastima, el vestido nuevo de Lana se manchó con sangre. Lana miró una vez más a Andy. — Cuando Nina te vea durmiendo, no creo que se ponga feliz... suerte. — Con esto último, Lana dio media vuelta y siguió recorriendo la mansión para ver si había alguien más que estaba por dormir. — Oh no, me he dejado a Fred en mi cuarto — recordó —, tendré que buscarlo luego... — Pasó al comedor y vio a alguien en un rincón del lugar: Parecía ser Kyle. Lana corrió hacia él. Kyle al sentir los pasos de Lana se dio vuelta rápidamente.

— ¡Usted! No debería estar aquí, váyase antes de que sea tarde — Dijo Kyle con voz temblorosa. Lana se detuvo frente a Kyle desconcertada.

— ¿Por qué dices eso? — Preguntó Lana enfadada. — ¿Por qué estaba Andy bañado en sangre?

— Señorita — Kyle se arrodilló frente a ella. —, créame... Es mejor que se vaya. No está pasando nada bueno por aquí.

— Pero ¿Dónde debo ir? — Preguntó — ¿Por qué debo escapar? — Antes de que Kyle pudiera responder, Chad salió de una puerta que estaba al lado de ellos.

— Kyle, ya se fue ¡Es nuestra oportunidad! — Decía Chad aliviado. Cuando vio a Lana, se sobresaltó — Señorita Lana ¿De dónde salió?

— Pues, desperté en mi habitación confundida y quise bajar a ver qué sucede... — Dijo Lana.

— ¿Estuvo en su habitación todo este tiempo? — Dijo con voz temblorosa. — Pero... ¿Cómo es que no la vimos?

Antes de que Lana pudiera responder, escuchó un fuerte sonido venir de la cocina. La niña, automáticamente abrazó a Kyle por el susto. Chad y Kyle intercambiaron miradas y luego asintieron. — ¿Qué sucede? — Dijo Lana temblando.

— No se preocupe, señorita. — Dijo Kyle mirando la cocina. — Chad, ve a ver tu... — Chad solo se limitó a asentir y entró a la cocina con cautelo. Lana intentaba ver lo que ocurría, pero tenía tanto miedo que por más que intentara estirarse, más se ocultaba tras Kyle. Se pudo escuchar, como se cayeron varias ollas al suelo, pero no se escuchó nada de Chad. — ¿Qué estará pasando? — Se preguntó Kyle. Se giró a ver a Lana. — Tengo que ir a ver.

— ¡No! No vayas, han estado pasando muchas cosas y no quiero que me dejen sola. — Sollozó Lana.

— No se preocupe, todo irá bien — Dijo Kyle —, nadie saldrá herido. — Kyle hizo que Lana se separara de él y fue a la cocina a ver qué ocurría. Lana intentó acercarse un poco para al menos oír lo que ocurría dentro de la cocina. Se escucharon más ollas caerse al suelo, haciendo que Lana se sobresaltara.

— ¿Kyle? ¿Chad? — Llamó Lana con un hilo de voz. — ¿Qué ocurre? — Lana asomó la cabeza para ver lo que ocurría: Pudo ver a Chad y Kyle siendo ahorcados por unas cuerdas que salían de distintas direcciones, y en el suelo, estaba Rex de peluche parado frente a ellos.

— Solo se los digo una vez más... — Decía Rex. — Si me dicen dónde está Lana, nadie saldrá herido... o muerto — Dijo con una sonrisa malévola.

— Ja...más — Dijo Chad con dificultad.

— Pre...ferimos... ¡Morir! — Dijo Kyle con bastante dificultad.

— Si ustedes lo prefieren... — Continuó Rex — Morirán. — Rex se puso a flotar, y de sus mangas comenzó a salir una clase de energía oscura. Lana corrió hacia ellos.

— ¡No, por favor! — Gritó Lana llena de lágrimas — ¡No los mates! — Los gemelos al ver a Lana, querían que esta solo se fuera de aquí.

— Oh, pues veo que ella si es obediente — Dijo Rex deteniendo esa energía — ¿Por qué tienen 2 mayordomos? Si ni siquiera siguen las órdenes. — Con un movimiento de brazo que hizo Rex, las cuerdas soltaron a los gemelos y ambos cayeron al suelo.

— Señorita Lana... — Jadeó Chad — No vaya con ese muñeco del demonio... — Kyle se sentía terrible en aquel momento.

— Pues no puedo dejarme a los tres aquí — Dijo Rex

— Pues llévame a mí, que por mi culpa estas aquí — Dijo Kyle finalmente.

— ¿Tú? — Rex comenzó a reír. — Estoy en esta mansión de hace años, incluso antes de que estén todos ustedes, tu solo me ayudaste a ser liberado. — Chad abrió los ojos como platos.

— Entonces tú eres el encargado de la desaparición de... — Decía Chad

— Si, yo fui quien hizo desaparecer a Frederic Hamilton. — Dijo Rex. A Lana le dio un cosquilleo ¿Frederic no era el nombre de su muñeco? Al menos así lo llamó, pero para acortar, lo llamaba Fred. — Más bien, haré lo mismo con Lana. — Continuó Rex con una sonrisa. — La transformaré en una muñeca como lo hice con Fred.

— ¿¡Qué!? — Gritó Lana

— Así es Lanita, tu muñeco solía ser el antiguo dueño de esta sucia y vieja mansión. — Dijo Rex entre risillas.

— No puede ser ¿Cómo? Es decir... ¡No! — Lana no podía entenderlo, estaba temblando y sudaba demasiado.

— ¡Lana! — Gritó Chad. Lana miró al mayordomo — ¡Corre, ahora!

— ¿Pero qué hay de ustedes? — Dijo Lana, ya llorando.

— ¡Solo corre, por dios! ¡Corre! — Gritó Kyle.

— Me tiene harto. — Dijo Rex. El muñeco movió su brazo y las cuerdas tomaron nuevamente a Chad y Kyle, ahorcándolos nuevamente. Lana hizo caso y salió corriendo fuera de la cocina, corrió hasta subir las escaleras y llegar a su cuarto. Cuando Lana llegó a este, se encerró dentro. El suelo comenzó a sentirse como gelatina otra vez, llevándose a Lana al otro mundo una vez más.

— No otra vez... — Lana se desmayó una vez más.

Lana despertó en el camino de tierra otra vez, pero más confundida y asustada. — Tengo que volver y ayudar a Chad y Kyle de alguna manera... — Decía Lana para sí. En aquel momento, se escuchó algo entre los arbustos que hizo que Lana se girara rápidamente asustada. — ¿Quién es? — Dijo Lana tragando saliva.

— No te asustes — Dijo una voz masculina —, soy yo — De los arbustos, salió George, el gato de peluche que era mascota de Fred.

— ¿George? — Dijo Lana aliviada — Es bueno ver a alguien amigable...

— No me puedo imaginar todo lo que estás pasando, Lana — Dijo el gato con preocupación —. Debe de ser terrible todo esto... Pero no hay tiempo para charlas, necesito que sigas.

— ¿A dónde?

— Volverás a la caja musical.

— ¿Qué? Jamás iré a ese lugar otra vez, no quiero... — Lana se alejó un poco de George.

— Tienes que hacerlo, para ayudar a Fred y matar a Rex

— ¿Yo? George, solo tengo ocho años — Dijo con lágrimas —, si intento matar a Rex, él me mataría primero y después a Fred...

— No si eres la diosa. — Dijo George con una sonrisa — Lana, no estarás sola, créeme

— ¿Y quién me querría acompañar a semejante infierno? Nadie — Lana se puso de rodillas y se tapó la cara, echándose a llorar.

— Yo iré contigo, y tus amigos más fieles también — Dijo George sentándose junto a Lana. La niña miró a George indiferente.

— ¿A qué te refieres? — Lana vió los arbustos otra vez, que se comenzaron a mover, y de estos salieron Closty, Teddy, Bob y Linda. — ¿Qué hacen aquí?

— ¡Vamos a ayudarte! — Dijo Closty con entusiasmo.

— ¡No voy a dejar que un idiota como Rex toque a Fred! — Dijo Linda furiosa.

— ¿De verdad me ayudarán? — Dijo Lana secándose las lágrimas

— Así es, Lana ¿Lista para la aventura? — Preguntó George.


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