Tú Eres Mi Sueño. (Completa Y...

By Becoleman

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¿Existirá alguien en la vida real, que me ame y acepte como soy? Hola, soy Isabelle, pero todos me dicen Bell... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 26
Capítulo 27
Aviso...
Informe

Capítulo 25

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By Becoleman

- Yo, Christopher Coleman, te tomo a ti, Isabelle McClaire como mi esposa, para amarte, respetarte y serte fiel todos los días de mi vida. Para apoyarte en la salud y la enfermedad, en la riqueza o pobreza y nunca faltarte.

Coloqué el anillo en su dedo, viendo unas lágrimas rebeldes escapar de sus ojos pero, ahora, era su turno.

- Yo, Isabelle McClaire, te tomo a ti, Christopher Coleman como mi esposo, para amarte y respetarte, para serte fiel todos los días de mi vida. Para apoyarte en la salud y en la enfermedad, en la riqueza o pobreza y nunca faltarte. - Colocó el anillo en mi dedo mientras el ministro hablaba.

- Ahora, con el favor de Dios, yo los declaro: marido y mujer. - Lo miré con emoción y él sonrió. - Puedes besar a tu bella esposa.

Sonreí ladinamente, mirando a Belle; tome su rostro entre mis manos, depositando un pequeño beso en esos labios que me encantaban.

Al separarnos, todo el mundo estalló en aplausos; Annabeth y Liz se acercaron a nosotros.

- Felicidades, familia Coleman McClaire. - Ambas nos abrazaron mientras sonreíamos.

Después de eso, todo el mundo se acercó a felicitarnos; conocí al resto de familia de Belle al igual que ella la mía; mi familia quedó encantada con mi bella esposa.

Algunos de mis tíos se acercaron a disculparse por sus actitudes pero les dije que ya los había perdonado, que eso era pasado; quedaron contentos con eso, así que seguí con los saludos.

Paul se acercó, abrazándome, diciendo que estaba orgulloso de mí; le agradecí por estar siempre para mí. Stephen también se acercó, presentándome a su chica. Se llama Sophia Livingston, es bastante agradable, y pude apreciar que ella y mi pequeña se llevaban de maravilla.

Después de terminar de saludar a la gente, busqué a mi esposa entre la multitud, hasta que la hallé hablando con Anahí; me acerqué a ellas.

- Lo siento pero ésta bella mujer debe bailar con su esposo; es el primer baile de pareja juntos. - Anahí sonrió.

- Está bien, idiota, llévatela. - Sonreí al escuharla.

- ¡Hey, más respeto con mi esposo! - Ambos reímos.

- Lo siento, lo siento, corrijo: está bien, Chris, llévatela. - Miró a Belle. - ¿Mejor?

- Sí, mejor. - Sonreí, haciéndola girar para que me viera.

- Vamos a bailar, princesa. - Ella asintió y tomó mi mano, jalándome con ella.

Llegamos a la pista, que en algún momento organizaron Betty y Liz, y colocaron el vals. Tomé a mi pequeña de su mano derecha y su mano izquierda la apoyé en mi hombro, mi mano izquierda rodeó su bella cintura mientras comenzamos a movernos al compás de la música.

Duramos un buen rato sin decir nada, ella con su cabeza apoyada en mi hombro y mi mejilla apoyada en su cabeza; Stephen nos interrumpió.

- De acuerdo, querido cuñado, suelta a mi bella hermana porque bailaré con ella. - Rodé mis ojos pero Andrew habló antes.

- Lo siento pero el padre de la novia debe bailar con ella primero. Hazte a un lado, Stephen. - Lo apartó con un empujón leve y pidió mi permiso. - ¿Me permites? - Asentí y entregué a mi bella esposa en brazos de su padre.

Annabeth se acercó a mí, pidiéndome que bailara con ella; acepté enseguida.

- Estoy orgullosa de ti, Chris. Todos lo estamos. - Le sonreí con ternura.

- Gracias a ti estoy aquí; gracias por no renunciar a mí cuando más problemas te di. Te amo, Betty, y no podría haber elegido una mejor madre. - Miré su rostro, viendo que sus ojos estaban húmedos por las lágrimas; sonrió.

- Siempre serás mi muchacho. - Le regalé mi sonrisa torcida y besé su mejilla.

Los bailes continuaron hasta que nos llamaron para comer. Busqué a mi pequeña que estaba en brazos de su hermano.

- Bueno, es hora de sentarnos a comer, así que debo llevar a mi amada esposa a su mesa. - Stephen me miró y sonrió.

- Cuídala, Chris, es mi tesoro. - Asentí y sonreí; Belle tomó mi mano y nos dirigimos a la mesa.

- ¿Cómo te sientes, pequeña? - Ella me miró con una enorme sonrisa.

- Feliz, emocionada, no sé. Tengo un choque de emociones impresionante. - Cambió su sonrisa por una más tierna. - Pero, lo más importante: te amo con todo lo que soy y lo que no, Christopher Coleman.

Sonreí ante su comentario y la abracé un breve momento.

- Yo te amo a ti con todo lo que soy y lo que no, Isabelle Coleman. - Ella rió por mi cambio de apedillos y me regaló un pequeño beso casto en mis labios.

- Vamos a comer, tengo hambre. - Asentí y llegamos a la mesa, acomodándonos junto al resto.

La comida estuvo deliciosa y, mientras comíamos, hubo varias palabras por parte de nuestros familiares y amigos, junto al brindis, deseándonos las mejores cosas. Me sentía completo, feliz; no dejaba de mirar a Belle, mi bella esposa, a la que amo con todo mi ser. Me sentía cautivado por ella, su belleza, su carisma, todo.

Luego de las palabras, llegó el momento de partir el pastel de bodas, el cual era de 3 pisos, dorado y blanco también. Belle y yo nos dirigimos a cortar un trozo; al tenerlo en el plato, ella me llenó la nariz con crema del pastel y yo la besé así. Todos rieron ante nuestra hazaña.

Al terminar de repartir el pastel y que todos comieran, Liz se acercó a nosotros.

- Cariño, vamos a que te cambies; todavía falta una parte de la fiesta. - Liz miraba a Belle con una sonrisa cómplice y ella asintió.

- Ya vuelvo, amor. - Dejó un pequeño beso en mis labios y la vi alejarse con Liz, seguida de Beth.

- Hey, bro, ¿qué tal te sientes? - Giré mi rostro para ver a Marcos a mi lado; le sonreí.

- Feliz, Marcos. - Di un leve suspiro de alegría. - Jamás llegué a pensar que podría encontrar una persona así como mi pequeña, que me aceptara como soy y me amara de igual manera.

Miré a Marcos con una sonrisa ladina y él sonreía con orgullo.

- Entiendo a lo que te refieres, bro. - Pude notar que mi amigo observaba a su novia con adoración.

- La amas, ¿verdad? - Él me miró con una sonrisa orgullosa y asintió.

- Así es, Chris. Ustedes me han inspirado a pedirle que se case conmigo. Lo haré cuando ustedes vuelvan de su luna de miel. - Abracé a Marcos, dándole una leve palmada en su espalda.

- Estoy feliz por ti, Marcos. Lo mereces. - Escuché su risa y nos separamos.

- Gracias, Chris. - Miró a la pista de baile y habló. - Ahora: vamos allá. Te dará algo cuando veas a tu bella esposa salir.

Rió sin mucha fuerza mientras lo miré con confusión. Me llevó hasta la pista, haciéndome mirar hacia un pasillo que quedaba al costado de la pista.

Pude ver a Liz y Beth salir de algún lado, con una sonrisa enorme en sus rostros, mirándome con picardía. Al mirar más atrás de ellas, pude ver a Belle y mi corazón se detuvo. Mis ojos se abrieron como platos y creo que hasta estaba babeando.

- Cierra la boca, bro, o se te meterá una mosca. - Rió Marcos por su comentario y yo reaccioné.

Belle venía con un vestido beige con dorado, ceñido a su hermoso cuerpo; tenía escote corazón sin mangas, con una abertura en su pierna que le llegaba hasta el muslo, habían soltado, en su totalidad, su cabello y caía largo a sus costados con sus ondas; se veía perfecta y, para mi orgullo, y envidia de todos: es mi esposa.

El color del vestido resaltaba con delicadeza lo blanco de su piel, dándole un toque como de un dorado cálido. Se acercó a mí con una sonrisa hermosa, dándome cuenta que, su labial, fue reemplazado por uno de un color claro, casi piel.

Al recibirla en mis brazos, noté que su espalda tenía un escote bastante pronunciado que le llegaba hasta la cintura, le quedaba perfecto.

- Wow... - Fue lo único que mi boca pudo decir. Ella colocó una de sus manos en mi mejilla y apreté mi rostro en ella.

- ¿Te gusta? - La miré con adoración.

- No... - Ella me miró confundida; sonreí. - Me encanta. - Uní mis labios con los de ella y sonreímos en medio del beso.

- ¡Que comience la fiesta! - Todos rieron al escuchar a Stephen gritar y la música comenzó.

Comenzamos a bailar al compás de la música pero, en medio de la pista, decidí que iría a hablar con el Dj un momento.

- ¿A dónde vas? - Le sonreí a mi pequeña con amor y acaricié su bello rostro.

- No me demoro. - Besé su frente. - Te amo. - Y me alejé de ella hacia la mesa del Dj.

Al llegar, le pedí al Dj que colocara una canción en específico y él me hizo caso. Habló por el micrófono.

- Ésta canción está dedicada a la bella esposa. Disfrútala. - Todos miraron a Belle y la vi sonrojarse, sonriendo con timidez. Me acerqué a ella con rapidez.

- ¿Me permites ésta pieza? - Le ofrecí mi mano y ella sonrió, asintiendo y tomándola. La uní a mi cuerpo mientras la canción comenzó a sonar.

Nuestro baile era lento, en compás con la bella música; bajé mi mirada a la de Belle, viendo sus ojos humedecidos por las lágrimas.

- Es para ti, pequeña. Tú eres mi ángel. - Una lágrima rodó por su mejilla y la sequé con un beso. - Llegaste a mi vida en el momento justo y, a tu lado, soy el hombre más feliz del planeta entero. - Más lágrimas rodaban por sus mejillas. Le sonreí con amor. - Te amo, Belle, con todo lo que soy.

Unió nuestros labios con fuerza y deseo; podía sentir la pasión de mi pequeña en éste beso. Nos separamos por falta de aire y apoyé mi frente en la suya.

- Te amo, Christopher, con todo lo que soy. - Sonreí y seguimos unidos hasta que la canción terminó. La gente a nuestro alrededor aplaudió.

- Es hora de que se marchen, chicos. - Giré mi rostro para ver a Liz, sonriéndonos y dándonos una mirada significativa.

- ¿Ya? ¿Qué hora es? - Miré a mi pequeña, viéndola confundida.

- Ya son las 3:30. - Liz me miró. - Su destino no es cerca. - Sonrió con complicidad y yo reí; Belle me miró sin comprender.

- ¿A dónde iremos? - Sí, ella no sabía.

- Es una sorpresa, pequeña. Así que: andando. - Tomé su mano y comenzamos a despedirnos de la gente.

Beth, Liz, Ani y Nana derramaron unas cuantas lágrimas de felicidad y pidieron que les avisáramos cuando llegáramos. Andrew, Stephen, Marcos y Paul nos abrazaron y pidieron lo mismo.

Antes de salir, Belle se acercó a Liz, preguntándole algo, a lo que su madre respondió afirmativamente y sonrió; besó a Belle en la cabeza y ella se acercó a mí.

- ¿Está todo bien, pequeña? - Me miró nerviosa y sonrojada.

- S-sí, amor. - Suspiró levemente. - Sólo necesitaba preguntarle algo a mi madre. - Le regalé mi sonrisa torcida y asentí, saliendo del lugar.

Subimos al auto y emprendimos la marcha hacia el aeropuerto. Al llegar, bajamos del auto y nos dirigimos al avión; Belle se sorprendió un poco.

- ¿Iremos en avión privado? - Miré a Belle, viendo el asombro en su rostro; sonreí con ternura.

- Tú mereces sólo lo mejor, princesa. - Se giró a verme y sonrió con timidez.

- No debiste. - Inclinó su cabeza y tomé su rostro entre mis manos.

- Eres mi esposa; todo lo mío te pertenece y me encargaré de darte todo lo mejor y más porque lo mereces. - Vi sus ojos humedecerse y asentir.

- Te amo, Christopher. - Se acercó más a mí y pasó sus brazos por mi cuello; mis manos cayeron en su cintura. - Gracias por amarme como lo haces.

Unió nuestros labios en un beso feroz pero dulce a la vez mientras mis manos recorrieron la abertura de su vestido, haciéndola estremecer un poco. Me separé con dificultad de ella y apoyé mi frente en la suya.

- Te amo más, pequeña. - Besé la punta de su nariz. - Gracias a ti por amarme a mí. - Ella sonrió y acarició mi rostro. - Vamos, se nos hace tarde.

Vi un brillo de curiosidad en sus ojos pero asintió sin decir nada.

Me giré para ver a Carlos y despedirnos; nos saludó desde lejos y nos deseó buen viaje. Subimos al avión y nos acomodamos. El capitán salió a darnos la bienvenida.

- Señor Coleman, bienvenido. - Sonreí en su dirección; también fue alguien cercano a mí.

- Hola, Gabriel. - Me levanté de mi asiento y estreché su mano. - Te presento a mi esposa: Isabelle Coleman.

Él miró a Belle y casi se le salen los ojos al verla. Me dieron algo de celos pero sé que Gabriel es respetuoso.

- Mucho gusto, señora Coleman. Es un placer. - Belle estrechó la mano de Gabriel y sonrió. Gabriel me miró. - Estamos listos, señor, sólo es que dé la orden y salimos.

- Adelante, Gabriel, ya es hora. - Asintió y se dirigió a la cabina. Antes de entrar habló.

- Les recomiendo descansar, el vuelo será algo largo y estaremos llegando mañana. - Asentí y me dirigí al asiento continuo al de Belle. Me miró.

- ¿Mañana? - Asentí. - ¿A dónde vamos, amor? - Sonreí.

- Pronto lo sabrás, pequeña; por ahora: disfruta el viaje. - Asintió y se acomodó a mi lado.

************************************

El viaje ha estado tranquilo. Hemos hablado con Belle de muchas cosas; nos hemos reído de otras. Le conté lo que me había dicho Marcos y se emocionó por su amiga, dijo que la llamaría a contarle pero le dije que debía prometer no hacerlo, más porque era sorpresa; aceptó a regañadientes.

En un momento, ambos nos quedamos dormidos, sin darnos cuenta; Belle cayó rendida, recostada en mi pecho.

Me desperté por una leve sacudida en mi hombro izquierdo, y abrí lentamente mis ojos, viendo a Gabriel.

- Señor, en una hora, más o menos, estaremos llegando a nuestro destino. - Asentí.

- ¿Qué hora es allá? - Gabriel sonrió.

- Las 6 de la mañana, señor. Por eso era mejor que durmieran aquí, así no se sentirán cansados ni agobiados por el jet-lag. - Asentí y sonreí.

- Gracias, Gabriel. - Asintió y se retiró.

Incliné mi cabeza para ver a Belle, viendo lo hermosa que es; quería quitarle ese vestido de una vez pero, ahora, debía esperar. Besé su cabeza con cuidado y ella se removió un poco.

- ¿Ya llegamos? - Su voz salió en un susurro.

- Aún no, pequeña, nos queda una hora de trayecto. - Se levantó de mi pecho, estirándose un poco; me tragué un leve gruñido que quería escapar de mi boca al verla así, hermosa y sexy.

- Tengo algo de hambre. - Sonreí y asentí. Llamé a una de las azafatas que había en el avión.

- ¿Dígame, señor? - Miré a Beatríz y sonreí.

- ¿Podrías conseguirnos algo para comer, Beatríz? - Ella asintió y se marchó. Belle me miraba fijamente. - ¿Sucede algo? - Sonrió y negó.

- Sólo que estoy orgullosa de ti y de poder decir que eres mi esposo. - Sonreí y me acerqué a ella.

- Sólo tuyo, pequeña. - Me acerqué con lentitud a sus labios y los mordí con suavidad, escuchando un leve gemido escapar de sus labios.

¡Maldición! Ésta mujer hará que me dé algo.

Escuché que alguien hacía un leve sonido con su garganta y me separé de Belle a regañadientes; al girarme, vi a Marcela con una sonrisa en su rostro, trayendo una bandeja de comida en sus manos.

- Aquí está la comida, Chris. - Me quedé mirándola con confusión y sorpresa. ¿Qué le sucede?

Miré a Belle y la observaba como si de, sus ojos, fueran a salir rayos láser. Quería asesinarla con ellos.

- Puedes dejarla por ahí, estoy algo ocupado con mi bella esposa, gracias. - Me giré, mirando a Belle, quien me observaba con una sonrisa y sus ojos achicados.

- ¿Se les ofrece algo más? - Rodé mis ojos y suspiré con fastidio.

- No, Marcela, nada. Si algo se le ofrece a mi esposa o a mí, le diré a Beatríz. - Me giré para verla. - Ya puedes retirarte.

Mi voz salió algo ruda pero poco me importaba.

- ¡Christopher! - Miré a Belle que me miraba con reproche; miró a Marcela y habló. - Gracias, señorita, pero ahora mismo no queremos nada más. - Belle sonrió y vi a Marcela asentir y rodar sus ojos, marchándose por fin. - ¿Debo suponer que es alguien de tu pasado y que hizo algo que no te gustó? - Reí ante el comentario de Belle y asentí.

- Fue una ex que tuve, antes de Melanie, pero, también, me mostró su verdadero yo y no me agradó. - Suspiré con algo de frustración y Belle colocó su mano en mi mejilla.

- Tranquilo, amor, todo está bien. - Me sonrió con amor y, yo, asentí, sonriéndole de vuelta.

Nos dispusimos a comer con lentitud y al terminar, esperamos con calma a que el viaje terminara.
_______________________________________

¡¡Ohh, por fin!! ¡Se casaron y andan de luna de miel! ¿Imaginan el destino que escogió nuestro bello y amado Christopher? ¡Yo quiero un hombre así!

Espero les haya gustado el capítulo.
Voten, comenten, opinen. Gracias por leer...
Los amo hasta el infinito...

Adri... :D

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