Unplanned

By thespiderniam

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Matt Adams sabe que él no nació para el romanticismo, ese gen simplemente no se encuentra en su ADN y punto... More

Personajes + Booktrailer
Sinopsis
Capítulo 1 - Alternativa elegida
Capítulo 2 - Huésped no deseado
Capítulo 3 - Murallas elevadas
Capítulo 4 - Mimado
Capítulo 5 - Ryan Neill
Capítulo 6 - Delirios de princesa
Capítulo 7 - Causa y efecto
Capítulo 8 - El viejo Jack está prohibido
Capítulo 9 - Encuentros inesperados
Capítulo 10 - Desesperada
Capítulo 11 - Más
Capítulo 12 - Lluvia para corazones fríos
Capítulo 13 - Una oportunidad
Capítulo 14 - Cine al aire libre
Capítulo 15 - Vulnerabilidad y acercamiento
Capítulo 16 - Papas quemadas
Capítulo 17 - Rompiendo la burbuja
Capítulo 18 - Las cosas sucias se lavan
Capítulo 19 - Mis chicas favoritas
Capítulo 20 - Cosas por hacer antes de morir
Capítulo 21 - Decidido
Capítulo 22 - Lindo y risas
Capítulo 23 - El beso en el tejado
Capítulo 24 - Hasta siempre
Capítulo 25 - La pequeña semilla
Capítulo 26 - Hablando de un idiota
Capítulo 27 - Primera cita
Capítulo 28 - Inesperada valentía
Capítulo 29 - Visita indeseada
Capítulo 30 - Experimentando
Capítulo 31 - Agradable sorpresa
Capítulo 32 - Estrellas en el firmamento
Capítulo 33 - Más que sólo querer
Capítulo 34 - Pesadilla
Capítulo 35 - Trastornado
Capítulo 36 - No mi bonita
Capítulo 37 - No otra vez
Capítulo 38 - Te extrañé
Capítulo 39 - Pequeños momentos
Capítulo 40 - Perdóname
Capítulo 42 - Fuerte y profundamente
Epílogo

Capítulo 41 - Los miedos de un hombre

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By thespiderniam

MATT

26 de septiembre del 2011

Termino de abotonar mi camisa azul marino de cuadros, dejando los dos últimos botones abiertos, y me recojo las mangas hasta la altura de los codos. Me coloco los converse y amarro las agujetas antes de encontrar los dos libros que tomé prestados de la biblioteca el viernes pasado.

Cuando salgo de la habitación, ruedo los ojos ante el hecho de que lo primero que veo es a Axl y Shay muy ocupados besándose en el diminuto espacio de su cocina.

Voy a sentarme a uno de los bancos de la encimera y me aclaro la garganta, sonriendo.

—Buenos días —digo, riendo por lo bajo cuando ellos se separan un poco sobresaltados.

—Matt, tú siempre interrumpiendo —me acusa Axl, rodando los ojos.

—Axl, Shay, ustedes siempre de calientes —respondo en el mismo tono que él usó.

Mi amigo rueda los ojos con un bufido y Shay me lanza una mirada envenenada antes de darme la espalda para abrir el refrigerador y sacar el cartón de leche.

Llevo varios días quedándome con ellos porque, al no presentarme a tiempo en la residencia donde viví el año pasado, perdí mi cupo. Ahora estoy en busca de un nuevo sitio para vivir, pero mientras tanto duermo en la supuesta habitación de mi amigo. Y digo "supuesta" porque él tiene sus cosas allí, pero estoy bastante seguro de que duerme todas las noches con Shay.

Nos sentamos a la mesa, improvisando una silla extra con una cubeta de pintura que guardaban bajo la repisa del baño, a tomar el desayuno.

—¿Te ha dicho cuando vuelve? —me pregunta Shay, tomando un pan tostado con mermelada para darle una mordida.

Niego con la cabeza.

—No una fecha exacta, pero creo que es probable que venga a mitad de Octubre.

Ella suspira con frustración y Axl ríe por lo bajo, mordiéndose los labios mientras me da una mirada sospechosa.

—¿Qué? —digo, entornando los ojos.

—Ella está desesperada —indica mi amigo, pinchando la mejilla a Shay con la punta de su dedo mientras ríe y ella lo aparta con el ceño fruncido.

—¿Por qué estás desesperada, Miller? —le pregunto, curioso.

Shay resopla mientras le envía una mala mirada a Axl.

—Nada —dice, sin mirarme a los ojos—. Es solo que todavía no me creo del todo que tú y Allie estén juntos... O sea, no es que la idea de ustedes como pareja sea mala, no, simplemente nunca se me ocurrió imaginarlos juntos antes. Cuando Axl me contó por qué faltarías a clases, me sorprendí mucho. Solo... guau. Alexis Howe y Matthew Adams, una pareja improbable que resulta ser muy probable en la realidad. Yo solo quiero ver cómo actúan juntos... ¿son melosos?

Pongo los ojos en blanco.

—Entrometida —la acuso, con ojos entornados, y bebo un poco del jugo de mango que está en mi vaso.

Axl solo se ríe y Shay y yo nos sumergimos en una discusión sobre cuán entremetida es o no es.

***

Mientras camino hacia la biblioteca para devolver los libros, decido llamar a Allie. Tan pronto como la idea viene a mí, tomo mi teléfono y efectúo la llamada.

Me siento ansioso mientras espero que conteste.

—Adams —dice su voz alegre, por lo que sonrío ampliamente.

Escuchar su voz se siente como ese momento exacto después de correr en el que te detienes y tomas una profunda bocanada de aire. Hay cierto alivio, cierta calma.

—¿Cómo estás, bonita? —es mi saludo.

—Me siento cada vez mejor, ya me dejan hacer muchas cosas por mi cuenta. Ahora mismo estoy en casa de los Neill con Jackson mientras...

—Un momento —le interrumpo—. ¿Jackson el hermano de Ryan? Si es así, recuérdame por favor si debo preocuparme de que estés con él...

La oigo reír.

—Idiota. Sí, Jackson el hermano mayor de Ryan. Y no tienes nada de que preocuparte porque él está felizmente prometido con una agradable y guapa chica.

—Menos mal —digo, fingiendo un alivio exagerado—. Bueno, ahora cuéntame qué haces con él.

—Mi madre todavía no se siente a gusto dejándome sola en casa. Ella, Luke, Ryan y Lena están en Nashville viendo a un agente inmobiliario, así que estoy en casa de los Neill mientras tanto, y Jackson está jugando al ajedrez conmigo... aunque salió hace un momento porque alguien vino a buscarlo. Iremos a recoger a Tas al jardín de niños en un par de horas.

—Ah, vale... Extraño a la princesa Grace, dale un beso por mí —sonrío, recordando a la niña—. Y para ti mando otro beso, bonita, uno enorme, candente y con lengua incluida como el que voy darte cuando estés aquí.

—¡Matthew! —jadea, puedo imaginarla rodando los ojos, por lo que rio—. Estás loco, pero... ahora tendrás que darme ese beso cuando nos veamos. No puedes no dármelo, yo realmente lo quiero.

—Realmente lo quieres... um, estoy sintiendo calor. ¿Tratas de torturarme?

Ella se ríe.

—Bueno, no fui yo la que sugirió un placentero beso con lengua incluida por el que me tocará esperar mucho en primer lugar, ¿cierto?

Ruedo los ojos.

—Claro, mi culpa. Sabes, estoy en un área pública... así que mejor cambiemos de tema. Mencionaste ajedrez... ¿eres buena? Cuando estés aquí puedes tratar de derrotarme en ello.

—Así que el ajedrez es otra cosa que se te da bien...

Me encojo de hombros involuntariamente.

—Mamá me enseñó a jugar desde que tenía seis años.

Me desvío hacia la derecha, sorteando a la gente que está en el camino sin prestarles mucha atención.

—Bueno, ya veremos si puedo derrotarte. Pero debo admitir que ese es un juego para el que tengo habilidad...

—Una oponente a la altura, me gusta como suena eso. Podríamos apostar... Ya sabes, si tú pierdes me dejas besarte y si yo pierdo te dejo besarme.

Allie ríe.

—Qué aprovechado. Lo pensaré...

Continúo hablando con ella hasta que llego a la biblioteca del campus, donde me detengo por unos minutos en la entrada hasta finalmente despedirme de ella, guardarme el teléfono y subir las escaleras para entrar a mi destino.

Steven Young está allí, rodeado de un grupo de tres chicas que intentan llamar su atención.

Él las deja para venir a atenderme y yo le entrego los dos libros que tomé prestados el viernes.

—Ya te devuelvo tu carnet —indica, abriendo un cajón para buscar entre el grueso grupo de identificaciones la mía.

—Ellas no están nada interesadas en los libros —digo, observando cómo una de las chicas golpea con su codo un ejemplar de contabilidad que termina deslizándose hasta el suelo.

Steven se vuelve un momento para mirar lo mismo que yo y luego niega con la cabeza mientras rueda los ojos.

—Ni siquiera pueden fingir adecuadamente que de verdad están aquí por los libros, amigo —es su respuesta.

Me entrega el carnet y yo me despido antes de caminar a la salida. Al cruzar las puertas, me detengo al toparme de frente con Melissa Walters. Instantáneamente ella está dándome una sonrisa coqueta y una mirada sucia.

—Te extrañé este verano, Matt —dice con voz sugerente mientras pone su mano en mi pecho—. Esa playa paradisiaca no fue lo mismo sin ti... La habríamos pasado súper bien si hubieses aceptado ir conmigo.

Su mano se desliza hasta mi abdomen y, cuando noto sus intenciones de ir más abajo, la detengo. Su sonrisa se borra.

—¿No en público? —vuelve a sonreír y se pone de puntitas para hablarme al oído—. Podríamos escabullirnos a la bodeguita de servicios del estadio como la otra vez para que mi boca tenga un reencuentro con tu gran amigo de allí abajo, no me importaría saltarme la siguiente clase...

Suspiro y, poniéndole la mano en el hombro, la alejo amablemente de mí.

—Gracias por la oferta pero mi gran amigo, como has dicho, y yo no estamos interesados en aceptarla.

Ella me frunce el ceño.

—¿Cuál es tu problema? —dice, confundida.

—¿Problema? No tengo ningún problema.

—¿Y entonces qué es? Ambos sabemos que te gusta divertirte —se cruza de brazos—. ¿Por qué rechazarme cuando estoy ofreciéndote un poco de ello?

Finjo pensarlo un momento y chasqueo la lengua.

—Lo cierto es que eso no es de tu incumbencia, Melissa, pero solo porque en realidad me gusta decirle esto a la gente para que sepan lo feliz que soy, te informaré que estoy rechazándote porque existe algo llamado «fidelidad» y yo no tengo intenciones de engañar a la preciosa chica con la que salgo. Así que gracias por ofrecerme una mamada, pero vas a tener que encontrar a alguien más para dársela.

Ella me mira con una ceja enarcada por unos segundos antes de echar la cabeza hacia atrás con una carcajada.

—¿Tú, Matthew Adams, tienes una novia? ¡Qué buen chiste! Mejor invéntate una mejor excusa, cariño.

—Créeme, tu opinión no me quita el sueño —le doy unas palmaditas en el brazo y una sonrisa—. Que tengas suerte encontrado una polla para chupar el día de hoy, Mel.

No espero una respuesta, simplemente la esquivo de mi camino y me marcho. Sí, esto es obra del estilo de vida que llevé por mucho tiempo, y seguramente Melissa no será la última en ofrecerme algo como esto, pero no soy la clase de tipo que arruinará las cosas con Allie por tener una aventura con cualquier otra. Estoy a favor del sexo casual, sí, pero no cuando se supone que eres exclusivo con otra persona. Yo fui exclusivo una vez con Zoey, con quien las cosas definitivamente no funcionaron a pesar de que había una pequeña chispa entre nosotros, entonces con más razón me siento capaz de serlo con Allie, con quien puedo desatar toda una hoguera cuando estamos juntos.

***

28 de septiembre del 2011

Cuando termina el entrenamiento, el suplente de Luke nos reúne para darnos algunas indicaciones para el partido de mañana en la tarde antes de decir que somos libres de irnos.

Algo bueno y que extrañé del estadio de Westwood es que las duchas son más amplias y numerosas que las de Auburntown, por lo que no hay necesidad de hacer fila para usarlas al terminar los entrenamientos o partidos.

Disfruto de mi tiempo bajo la regadera durante un rato antes de envolver una toalla en mis caderas e ir a mi casillero en busca de mi ropa.

Veo a Axl conversando con uno de los chicos nuevos, el pelinegro que ha estado entrenando para ser nuestro tercera base. McMillan, si mal no recuerdo. Termino de vestirme, guardo mis cosas, cierro el casillero y me echo la maleta al hombro antes de acercarme a ellos.

—Hey —digo a ambos a modo de saludo, y le propino un golpe en el brazo a Axl antes de dirigirme directamente a él—. Tengo que ir a ver lo del apartamento del que pedí información en la mañana, ¿me acompañas?

—Sí, claro —asiente y voltea a ver al pelinegro—. ¿Vienes con nosotros, Ed?

Los dos esperamos la respuesta del aludido, quien se lleva una mano al mentón, donde hay un rastro de barba, y se muerde el labio superior un instante, pensativo, antes de dirigirnos una mirada a ambos.

—Tengo algo importante que hacer, por lo que tendré que decir no —responde finalmente—. Pero gracias por la invitación. Espero tengas suerte consiguiendo el lugar, eh...

—Matt —digo, él asiente.

—Sí, Matt —vuelve a afirmar con la cabeza—. Bien, los veré mañana en el partido.

Choca los puños con Axl y luego conmigo antes de recoger su maleta y salir rápidamente.

—Vamos —indica Axl, recogiendo su maleta también—. Le dejé el Challenger a Shay para que se fuera a casa, así que voy contigo. ¿Tienes la dirección del lugar a la mano?

—Sí —digo, encaminándonos a la salida—. El arrendador me envió la ubicación, no queda muy lejos de aquí...

***

30 de septiembre del 2011

Es cuando acabo de terminar una videollamada con Allie, misma que me tiene sonriendo de oreja a oreja, que llegan varios mensajes de mamá al mismo tiempo y, antes de que siquiera pueda leerlos, salta una llamada.

Frunzo el ceño, ella no suele ser tan desesperada en este tipo de cosas a menos de que sea una emergencia. Atiendo enseguida.

—Hola mamá.

—Matthew —responde, su voz se oye un poco extraña.

—¿Te encuentras bien? —pregunto, frunciendo el ceño.

—Yo estoy bien. Lo que sucede es que...

—Mamá, por favor... —murmuro ante su prolongada pausa, no me gusta el sentimiento que estoy teniendo con esta llamada.

—Escucha, quiero que tomes esto con calma, ¿okay?

—Okay —digo, no muy seguro.

—Es sobre tu papá...

Puta madre.

Cierro los ojos y solo espero en silencio, muy tenso, lo que sea que ella vaya a decir.

—Él está bien ahora pero... se encuentra hospitalizado.

Trago saliva con dificultad, obligándome a mantenerme tranquilo. Ella ha dicho que está bien ahora. Él está bien.

—¿Qué le pasó?

—Un infarto. Él está algo... depresivo en este momento. Sé que tienes apenas unos días de haber regresado a la universidad, hijo, y que quizá no quieras hacer esto, pero tal vez sería una buena idea si vinieras. Solo por el fin de semana, claro. Si estás de acuerdo entonces dímelo para que le pida a Paxton que se encargue de conseguirte un vuelo para hoy mismo.

Me llevo una mano a la nuca y suspiro.

Y es en este momento que entiendo a Allie, entiendo que decidiera hablar con su papá y no romper la relación para siempre. Cuando me habló de su encuentro, pensé que yo no sería capaz de hacer lo que ella hizo si estuviera en su caso. Lo cierto es que no me estaba poniendo en su lugar realmente.

Pero ahora lo hago. La entiendo. Y entiendo que, por más errores que haya cometido mi padre, nunca querría que algo malo le pasara.

***

Son poco más de las diez de la noche cuando mi vuelo aterriza en Nueva York. Solo llevo una mochila con ropa para dos días, por lo que voy directo a la salida tras bajar del avión. Debió salir carísimo conseguir un boleto tan de imprevisto, pero mamá no hizo ningún comentario al respecto.

No me sorprendo al encontrarme con Paxton esperando por mí, sabía de antemano que él vendría a buscarme. Él levanta la mano, saludándome, cuando me ve entre la gente.

—Paxton —murmuro cuando estoy lo suficientemente cerca, haciendo un gesto de saludo algo incómodo.

Él sonríe y palmea mi espalda.

—Tengo el auto afuera, te llevaré directo al hospital.

—Gracias —es todo lo que digo.

Salimos del aeropuerto y llegamos hasta su auto en completo silencio. Me incomoda el hecho de lo que estuve pensando sobre él este verano. Ya tiene algunos años desde que apareció en la vida de mamá y en la mía, él trató de ser amable pero nunca lo dejé acercarse lo suficiente a mí porque me molestaba la idea de que tuviera un romance con mi madre.

No quería que ningún hombre lastimara a mamá, mi papá ya lo había hecho cuando la dejó y ella no merecía sufrir de nuevo. Creo que nunca habría aprobado a ningún hombre, ni aunque fuera el Señor Perfecto, para ella. Pero lo cierto es que la pareja de mi madre no es una decisión mía, y yo no tenía ni tengo derecho para decirle qué hacer con su vida. Se casó y ya han pasado casi tres años de eso. Creo que Paxton la ha cuidado y demostrado que la merece.

Aunque no necesitan de mi aprobación, no puedo evitar hacerle saber lo que estoy pensando... Que no lo odio, que me alegra que esté con mamá para cuidarla y que lamento haber sido tan cerrado e idiota con él desde que nos conocimos.

Cuando termino de hablar, él me da una sonrisa sincera a través del espejo retrovisor.

—Me alegra que te dieras cuenta de que no soy tu enemigo, Matthew. Quiero a tu madre, me preocupo por ella y también por ti. Esto sonará a lo típico que dicen todos los padrastros, pero lo cierto es que nunca he pretendido ocupar el lugar de tu papá. Yo sé que ya tienes a Arthur, simplemente me gustaría que sepas que también puedes confiar en mí si llegases a necesitar algo.

Le sonrío de vuelta, asintiendo.

—Gracias, Paxton.

El tráfico es un poco pesado, por lo que nos toma algo de tiempo llegar hasta el hospital particular donde está internado mi padre. Él está instalado en una habitación privada que, más que de hospital, parece de un hotel cinco estrellas.

—Llegó Matt —oigo que le avisa mamá, acomodándole las sábanas como hacía conmigo cuando yo era pequeño—. Voy a dejarlos a solas para que platiquen un rato, ¿okay?

No escucho la respuesta de papá, pero enseguida mamá viene hacia mí con aspecto algo cansado y suspira mientras pone sus manos en mis mejillas antes de darme un beso.

—Me alegra verte, cariño. Iré por algo de cenar, ¿vale?

—Vale —asiento, ella palmea con suavidad mi mejilla antes de asentir también, soltarme y marcharse con Paxton.

Me acerco a la cama donde está mi padre recostado, tiene el rostro exangüe y ojeroso, luce débil, pero me está sonriendo.

—¿En qué te metes, Art? —digo, deteniéndome a un lado—. Debes cuidarte, ese viejo corazón tuyo ya no está para tus andanzas de gigoló veinteañero.

Mi padre se ríe.

—Sí, tal vez ya estoy algo viejo para eso —admite.

—Lo estás, de eso no hay dudas —digo, sentándome en la orilla de la cama. Esto ya se siente familiar después de los días que estuve acompañando a Allie.

—Mi cuerpo ya me mandó un aviso, estoy consciente de ello, no lo ignoraré —asegura.

—¿Qué es lo que te pasó? —pregunto, enseriándome.

Él chasquea la lengua.

—Anoche Meredith quiso ir a bailar cuando llegué del trabajo. Fuimos a un club que le recomendaron sus amigas y comencé a sentirme mal. Lo siguiente que supe es que estaba aquí porque sufrí un ataque al corazón.

—¿Y dónde está Meredith en este momento? —pregunto, porque me parece que la que ha estado acompañándolo ha sido mi madre y no su esposa.

Su expresión se descompone.

—Ella se fue —dice con cierto atisbo de amargura—. Llamó a la ambulancia y luego a tu madre antes de irse. Dijo que sus nervios no pueden soportar estar en un hospital, supongo que por eso regresó a seguir bailando con sus amigas después de marcharse de aquí.

Inhalo profundo, sintiendo pena por él.

—¿Cómo sabes que eso es lo que hizo? —le pregunto, él estira la mano y levanta su celular que está en la mesita de noche, lo sacude en el aire un momento antes de soltarlo de regreso donde estaba.

—Facebook lo sabe todo, hijo, todo. La etiquetaron en fotos, no soy tan idiota.

No puedo evitar reír ante su última declaración mientras niego con la cabeza. Él no cambia.

—Gracias al cielo que eres todo un tecnoabuelo, así te has dado cuenta tú solito que esa chica no vale la pena.

—Debí saber que no valía la pena desde que prefirió una boda nudista rodeados por un montón de fumadores de marihuana en lugar de que nos casara Elvis en Little White Chapel. Dime, ¿quién cambiaría a Elvis? Jesús, qué loca.

Él ríe y yo me le uno hasta que sus risas se apagan y lo único que dejan es melancolía, haciéndome recordar aquel día en que lo hallé ahogándose con su propio vómito después de que todos sus "amigos" se fueran de la fiesta que dio en la casa. Lucía tan lamentable.

—Tu madre es una buena mujer —suelta de repente—. No tendría que haber movido un solo dedo por mí.

Aplano los labios en una pequeña mueca mientras asiento.

—Ella es una mujer extraordinaria.

Papá afirma con la cabeza.

—Y yo la dejé.

—Sí, la dejaste por la maestra de tenis antes de que yo cumpliera los tres años. Ya hace mucho de eso.

Él me mira a los ojos.

—Fui un grandísimo imbécil.

—No voy a discutírtelo —digo, enseñando las palmas.

—Nunca he dejado de amarla.

—Oh, vamos, viejo —replico, frunciendo el ceño al tiempo que me pongo de pie, retrocediendo un paso—. No salgas con mierda como esa ahora. Tú la dejaste y ella te superó, es feliz con Paxton. Te prohíbo siquiera pensar en decirle algo como que la amas, solo le harías daño.

Él me mira por un largo rato. Siento el rostro acalorado, estoy algo cabreado en este momento.

—No le diré nada... —asegura—. Nunca se lo dije.

Lentamente asiento.

—Tal vez fuiste un cobarde —respondo, ceñudo.

—Oh, lo fui —acepta, sorprendiéndome—. Tuve miedo de lo que sentía por tu madre, de no poder vivir sin ella y que un día me dejara. Mi padre siempre dijo que las mujeres son unas traidoras, mi madre murió y él nunca le perdonó que lo dejara solo conmigo cuando era un bebé recién nacido.

»Tenía cuatro años de casado con tu madre y tú estabas efectivamente por cumplir los tres cuando permití que ganara mi cobardía. Tenía tanto miedo de perderla, de que me dejara, que me fui primero, protegiéndome por anticipado.

—Espero no ser demasiado rudo, pero lo cierto es que eso fue algo estúpido de tu parte, papá. Ella te amaba.

—Por lo general, hijo, las personas no nos damos cuenta de cuando estamos siendo estúpidos. A veces sencillamente el miedo y la cobardía nos ganan, pero tarde o temprano nos damos cuenta del error. He pasado años insatisfecho, tratando de encontrar la forma de ser al menos la mitad de feliz de lo que era con ella y no lo he conseguido. Me rodeo todo el tiempo de personas para fingir que no estoy tan solo como me siento... pero a final de cuentas la soledad del alma no es algo de lo que se pueda escapar —niega con la cabeza—. No quisiera eso para ti, Matthew. Espero que tú puedas ser más listo que yo.

—Creo que lo soy, papá —digo, tomándole la mano muy despacio—. Creo que he tenido la fortuna de abrir los ojos a tiempo. Pero déjame decirte que no estás solo, me tienes a mí e incluso a mamá. No de la forma en la que te gustaría que ella estuviera contigo, pero espero te consuele saber que a pesar de todo ella se preocupa por ti. No habría estado aquí cuidándote en el caso contrario.

Él aprieta mi mano y esboza una sonrisa.

—Me alegra darme cuenta de que, aunque por fuera nos parezcamos tanto, por dentro seas más parecido a ella que a mí —suspira y, deshaciéndose de la expresión nostálgica, da una sacudida a mi mano y respira hondo, recuperando sus ánimos—. Así que... Sophia mencionó que conociste a una chica este verano. ¿Quieres hablarme sobre ella?

No puedo evitar sonreír ante la mención de Allie.

***

11 de octubre del 2011

Dos días después de volver de Nueva York, me mudé al apartamento que visité aquel miércoles con Axl. Es un lugar no muy amplio, pero lo suficiente para vivir cómodamente. Está a unas cuadras de distancia del campus, lo cual es genial porque puedo ir caminando cuando no tengo ganas de conducir.

Estoy tranquilamente terminando de cambiar mi ropa por el uniforme de entrenamiento cuando mi teléfono suena, anunciando un nuevo mensaje. Termino de atar las agujetas de mis spikes antes de tomar el móvil de la maleta para revisar de qué se trata.

La cosa es que no es un mensaje cualquiera.

Hay tres simples palabras y una fotografía que ponen mi mundo de cabeza en un instante.

Contengo la respiración y siento que mi corazón se salta un par de latidos. No estaba esperando esto, no.

—Hey, Adams —escucho que me llama Ed, poniendo una mano en mi hombro—. ¿Está todo bien?

—Mierda, mierda, mierda... —jadeo antes de levantarme de un brinco, ignorando su pregunta, con mi corazón latiendo salvajemente en mi pecho. Aparto al pelinegro de mi camino y salgo corriendo a toda prisa como un gran loco.  

________________

N/A: Oh. Por. Dios. Esto se acaba, realmente se acaba. Nos resta el capítulo 42 y el epílogo y adiós. 

Haré un drama porque puedo y porque debo, no puedo creer que ya debo soltar a mi Matt 7c7 

*respira hondo*  Okay, okay, con calma, vamos a concentrarnos en el presente. ¿Qué les pareció el capítulo?  Yo fui feliz con Matt teniendo esa conversación con su padre, aunque el pobre trae una racha con los hospitales D: primero Allie y luego Art. El viejo no ha sido el mejor padre del mundo, claro está, de hecho deja mucho que desear, pero creo que hoy pudimos ver un poquito más de por qué él ha sido como ha sido. 

Me gusta creer que las personas tienen motivos, que pueden parecerles a los demás validos o no, para ser como son. 

En fin, este capítulo está dedicado a ItsJudRivera <3 Gracias por siempre dejar tus bellos comentarios dandole amor a esta historia 7u7 mucho lof para tú <3 

No olviden votar y comentar, por favor :D estamos participando en los watty's, así que eso sería de  mucha ayuda ñ.ñ <3

Un fuerte abrazo de oso, Mattniatics <3

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