Tú Eres Mi Sueño. (Completa Y...

By Becoleman

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¿Existirá alguien en la vida real, que me ame y acepte como soy? Hola, soy Isabelle, pero todos me dicen Bell... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Aviso...
Informe

Capítulo 23

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By Becoleman

POV's Christopher

La escuché salir del apartamento mientras, yo, permanecía acostado. No quería esperar un día más; si seguíamos así, alguno de los dos iba a terminar muriendo y, honestamente, no quiero perderla sabiendo que no cumplí la promesa que le hice. Aunque, como le dije a Belle: quiero que sea algo especial.

No quiero sólo una noche de pasión, quiero tener noches de pasión todos los días, mostrándole el amor que siento por ella, y que ella pueda sentirlo.

Observé la mesita de noche, donde Belle había dejado mis medicinas y las tomé con cuidado, sintiendo dolor en mi costado.

Al operarme, los médicos tuvieron que abrir, un poco, mi pecho para poder llegar a mi costilla, acomodarla y suturar el pulmón para que no sangrara de más. La herida que quedó es algo...

No importa, está sanando.

Luego de tomar mis medicinas, decidí levantarme con cuidado, queriendo llegar al cuarto de Betty. Necesitaba hablar con ella. Me sentía algo débil por lo que me costó levantarme de la cama pero no me rendí.

Al salir de mi habitación, di dos toques a la puerta de Betty, escuchándola responder con un "adelante" bastante cansado; abrí con cuidado y, ella, al verme, se levantó de la cama con rapidez. La detuve enseguida.

- ¿Qué haces levantado, Christopher? Tienes que descansar. - La abracé con cuidado, tratando de calmarla. Mi pobre Beth se veía exhausta.

- Calma, mamá. - La sentí reír en silencio sobre mi pecho y suspirar. Ella es mi madre, digan lo que digan.

- ¿Te duele algo, cariño? - Se separó un poco de mí, mirándome con preocupación; negué con mi cabeza.

- No, estoy bien. Sólo necesito que me hagas un favor.

- Claro, cariño, lo que quieras. - Le regalé mi mejor sonrisa torcida.

- Necesito que arregles la boda, Betty. No quiero esperar más para dar el gran paso. Quiero que ella sea mía, en todo el sentido de la palabra. - Beth me miró con un brillo especial y peculiar en sus ojos pero asintió.

- Pudiste haberme llamado y yo habría pasado a verte, lo sabes, ¿verdad? - Reí.

- Lo sé pero necesitaba levantarme de la cama. - Ella asintió, negando al mismo tiempo.

- Ahora, vamos a que descanses. ¿Tomaste las medicinas que te dejó Belle? - Asentí. - Bueno, en poco tiempo te harán efecto.

- Si no es que ya me están haciendo. - Me sentía algo adormilado por causa de las medicinas.

Sentí a Beth apretar el agarre en mi cintura, dirigiéndome a mi habitación. Con una mano destendió la cama, haciéndome recostar.

- Gracias, Betty. ¿Sabes que te amo? - Le sonreí grande, me sentía imbécil. Ella asintió.

- También te amo, cariño. Duerme. - Sentí cómo acariciaba mi cabeza con cuidado, dejando un pequeño beso en mi frente; me quedé dormido en menos de nada.

Me desperté al sentir unos suaves roces en mi cabella y rostro; se sentía tan bien que no quería despertar.

Abrí mis ojos con cuidado, viendo a Belle, acariciar mi rostro y cabello, sonriendo levemente; le sonreí de vuelta, sorprendiéndola un poco pero medio sonrió.

- Lamento si te desperté, amor, no era mi intención. Te veías tan lindo y tierno que no me pude aguantar las ganas de acariciarte. - La vi sonrojarse un poco y le regalé mi sonrisa torcida.

- No me molesta que lo hayas hecho, pequeña. De hecho, me encanta que lo hagas.

Rocé mis dedos por su bello rostro, posicionándo mi mano en su cuello, atrayéndola a mí; necesitaba sus labios sobre los míos. Al tenerla cerca, ella cerró sus ojos y yo la seguí.

Al unir nuestros labios, podía sentir la necesidad de mi cuerpo hacia ella. Mi boca devoraba la suya con necesidad y ella no se quedaba atrás. Colocó una de sus manos en mi pecho y se acomodó de tal manera que, yo, no me levantara.

Nuestras respiraciones comenzaron a ser agitadas entre cada separación mínima que hacíamos para tomar aire; me sentía más vivo que nunca.

Con mi lengua me fui abriendo paso a su boca y ella me concedió el permiso; al chocar muestras lenguas, escuché un leve gemido suave escapar de sus labios, siendo suficiente para ponerme más duro de lo que ya estaba; si quería que fuera especial, debía romper el beso y esperar.

Me separé de a poco, sin querer hacerlo; mis labios dolían pero no me importaba.

Al abrir mis ojos y verla a ella, sus labios se veían rojos e hinchados; con cuidado, pasé uno de mis dedos por sus labios y ella se estremeció; sonreí ante eso. Lentamente abrió sus ojos.

- ¿Está mal querer que me hagas tuya aquí mismo? - Susurró y rozó mis labios con los suyos; cerré mis ojos ante su tacto.

- No, no está mal. Es lo que más deseo, pequeña. - Mi voz salió en el mismo tono que el de ella; abrí mis ojos con lentitud y ella me miraba con deseo, amor, orgullo. - Pero prometo que será pronto. - Su mirada se fijó en mis ojos y sonrió.

- Está bien, amor. - Dejó un pequeño y casto beso en mis labios. - ¿Tienes hambre?

- Un poco, ¿por qué? ¿Piensas hacer algo? - La miré con un movimiento de cejas extraño y ella rió.

- No, pero pediré algo para así no ensuciar nada y dejar que Ela descanse. - Se giró para ver algo y suspiró.

- ¿Qué sucede, pequeña? - Ella me miró y sonrió.

- No es nada. Sólo pienso en dónde rayos acomodar toda la ropa que traje; parece que me fuera a quedar a vivir para siempre. - Rió con suavidad ante su comentario mientras, yo, sonreía.

- No me molestaría que te quedaras para siempre aquí. - Mi voz salió con algo de tentación y deseo; la vi sonrojarse.

- Sí, es una buena idea pero recuerda que vengo a ayudar a Ela a cuidarte. No abuses. - Achicó sus ojos y yo reí. - Iré a llamar para pedir algo de cenar. Te amo.

Se levantó de la cama con mucho ánimo, tarareando mientras movía sus caderas al caminar.

¡Carajo! ¡Se ve demasiado sexy! Calma, Christopher, pronto será tu esposa.

Me levanté con lentitud de la cama y decidí darme un baño bien merecido. Miré la maleta que había traído Belle, viendo que es algo grande, lo cual me hizo sentir emocionado; decidí que acomodaría su ropa en mi armario, el cual es bastante grande; a Betty le encanta regalarme ropa.

Con cuidado levanté la maleta y la coloqué encima de la cama, comenzando a sacar ropa, acomodándola en el closet.

Unos 20 minutos pasaron y, yo, ya había acabado. Una sonrisa maliciosa se dibujo en mi rostro: soy bastante bueno y rápido.

Metí la maleta debajo de la cama y saqué algo de ropa para vestirme; me metí al baño y abrí la ducha, dejando que el agua corriera mientras me desvestía. Sentía ganas de bañarme con agua caliente para relajarme, así que, mientras me desvestía, me miré al espejo, analizando mi herida. La cicatriz se veía mucho mejor; sólo era una raya rosada que se veía en mi costado derecho, debajo de mi pectoral; iría sanando con el tiempo.

Me metí a la ducha, dejando que el agua caliente cayera sobre mi cuerpo; apoyé mis manos sobre la pared. Mientras estaba en esas, escuché que tocaban la puerta del baño.

- ¿Si? - Esperé para escuchar quién era.

- Amor, hace un rato pedí la cena, ¿te demoras? - Sonreí al escucharla.

- No, pequeña. Salgo en un momento. - No habló más, así que decidí seguir un rato ahí.

Después de 10 minutos, decidí salir. Me coloqué la ropa y salí del baño, escuchando las risas de Beth y Belle en la sala. Me dirigí hacia alla, encontrándolas sentadas en el comedor, hablando y riendo; al verme, me sonrieron.

- Ven, cariño. - Beth me hizo un movimiento de mano y me acerqué. -  Belle pidió pizza y está deliciosa.

Mi pequeña me miraba con admiración y eso me hacía sentir algo... ¿Extraño? No en un sentido malo pero es que no sé ni cómo me hizo sentir aquella mirada. Me senté junto a Belle.

- ¿De qué se reían tanto? - Las miré a las dos mientras agarraba un pedazo de pizza y le daba un buen mordisco.

- Belle me estaba contando que a Stephen casi le da un paro cardíaco cuando la vio traer semejante maleta tan grande. - Betty rió con fuerza; miré a Belle y le sonreí.

- ¿Qué te dijo, pequeña? - Rió con suavidad, negando en silencio.

- Que llamaría para hacerte unas cuántas amenazas de no pasarte de la raya conmigo y no abusar. - Rodó sus ojos mientras sonreía; le fastidiaba la sobre protección de su hermano. - Y que como se llegara a enterar de cualquier cosa, te molería a golpes. - Reí con ganas ante eso último.

Stephen está loco y por eso me cae muy bien. Ambos nos entendemos a la perfección.

- De acuerdo, - levanté mis manos, rindiéndome - no haré nada para no provocar la ira de tu hermano y que venga a asesinarme.

Por la periferia de mi ojo, vi a Beth cubrir su boca para reír por lo bajo; Belle me miraba con ganas de asesinarme.

- No es gracioso. ¿Significa que no me besaras ni nada parecido? - Le di mi sonrisa torcida y con delicadeza rocé mis dedos por su mejilla.

- Claro que no. ¿Crees que le tengo miedo a tu hermano? - Ella negó en silencio y sonrió. - Entonces no tengo miedo de que venga a molerme a golpes. - Le di un pequeño beso en su nariz y ella asintió.

- Bueno, iré a mi habitación a hacer unas llamadas. - Beth me miró con significado y asentí. - Si necesitan algo, sólo entren.

- ¿Y si estás desnuda? - Abrí mis ojos con fingida sorpresa y ella rodó sus ojos.

- No seas tonto, Christopher. - Y me lanzó una pequeña bolita de servilleta; me reí. Belle sonrió.

- Gracias, Ela. Y perdona la incomodidad. - Mi pequeña sonrió con algo de pena.

- Oh, cariño, no incomodas. Me agrada tenerte aquí. Ésta es tu casa también y eres bienvenida siempre. - Vi a Belle asentir y sonreír. - Vean películas o algo; no vayas a aburrir a la pobre Isabelle, Christopher. - Medio sonreí y asentí.

La vimos perderse al entrar al pasillo, escuchando cómo cerraba su puerta; sentí su mirada penetrante en mi rostro y, al mirarla, ella sonreía y suspiraba.

- ¿Tan feo estoy? - Soltó una carcajada y negó.

- ¿Tú, feo? Creo que esas palabras no combinan en la misma oración, amor. - Fui yo el que rió ésta vez. - Termina de cenar y miramos qué hacer, ¿te parece? - Asentí y terminé de comer.

Al ver que terminé, Belle recogió todo y guardo lo que quedó; yo sólo la observaba, sintiendo adoración por ésta mujer en cada fibra de mi ser.

A todas éstas: ¿qué hora es? Si sigo así de imbécil, Belle no se casará conmigo; decidí mirar mi celular, viendo que el reloj marcaba las 7 de la noche. Vaya, dormí demasiado y, lo peor de todo, sigo con sueño.

Belle salió de la cocina con una sonrisa enorme, acercándose a mí; se sentó a horcajadas de mí, pasando sus brazos por mi cuello, haciéndome sentir idiota y retrasado.

- ¿Qué haremos, amor? - Medio sonrió mientras yo me aguantaba las ganas de quitarle ésta maldita ropa.

Metí mis manos por debajo de su blusa, rozando mis dedos por su espalda mientras ella cerraba sus ojos, temblando un poco ante mi toque, echando su cabeza hacia atrás; pegué mi nariz a su cuello, subiendo y bajando con suavidad.

- ¿Qué quieres hacer, pequeña? - Dije en un susurro en su cuello.

- Mmm... - Aferró sus manos a mi cabello. - ¿Lo que tú quieras? - Sonreí en su cuello y dejé un pequeño beso.

- Veamos alguna película, ¿te parece? - Me separé de su cuello y la miré; ella se acomodó y me miró con una sonrisa de emoción.

- Me encanta. - Asentí en silencio, levantándonos del asiento y nos dirigimos a mi habitación.

Al entrar a él, Belle se tiró en la cama mientras yo escogía algo para ver. Escogí una película de terror.

Alisté todo y saqué una pequeña cobija para cubrirnos; me acosté y Belle se acomodó en mi pecho, nos arropé y comenzamos a ver la película.

Mientras veíamos la película, no podía dejar de reír por causa de Belle; vivía cubriéndose los ojos, pegando leves gritos o saltando del susto. A veces se enterraba en mi pecho, me atacaba de la risa y eso le molestaba, así que me pellizcaba y me sacaba la lengua.

Al terminar la película, me fijé en la hora y ya eran las 9; Belle se levantó y se desperezó, girándose a verme.

- Creo que tendré pesadillas ésta noche. - Hizo cara de horror y reí.

- Yo te protegeré de todo, pequeña; además, dormirás conmigo. - Le guiñé un ojo y ella sonrió.

- Entonces iré a ponerme la pijama y acostarme. - Me miró dudosa. - ¿Ela estará despierta? Es para darle las buenas noches. - Sonreí y asentí. - Entonces ya vuelvo.

Salió de la habitación y la escuché tocar la puerta de Betty y entrar a ella. Decidí que me cambiaría, así que me levanté de la cama y me dirigí a mi armario; saqué un pantalón de sudadera gris y un esqueleto blanco. Me dirigí al baño y lavé mis dientes; escuché la voz de Belle salir de la habitación de Annabeth mientras yo salía del baño. La cara de Belle al entrar a mi habitación no tenía precio.

Mordía su labio inferior con fuerza y ahogó un pequeño quejido que logré escuchar. Me acerqué a ella con una sonrisa torcida.

- ¿Sucede algo? - Negó con su cabeza mientras yo me acercaba a ella. No sabía para dónde mirar. - ¿Segura? - Me miró a los ojos con algo de inseguridad.

- S-sí, t-tranquilo. - Suspiró y yo sonreí. Ella estaba nerviosa por mí y era obvio.

Cuando estuve cerca de ella, tomé su rostro entre mis manos, dejando un pequeño beso en sus labios.

- Entonces, ve a cambiarte; iré a despedirme de Betty. - Ella asintió y yo salí de la habitación.

Al entrar a la habitación de Beth, ella me miró con una bella sonrisa.

- Hola, querido. - Me hizo un ademán para que me sentara al lado de ella. - Ya todo está listo; en una semana será. - Sonreí con emoción.

- ¿Le dijiste algo? - Negó con su cabeza y sonrió.

- Le dije a Elizabeth que era una sorpresa y que el jueves los separaríamos. - Hice una mueca. - Sé que no te gusta, cariño, pero es la tradición. El sábado será todo; será mejor que organices, desde ya, la luna de miel. - Me miró con una sonrisa peor que la del gato de Alicia y yo asentí.

- Ya lo tengo todo listo. - La miré con suspicacia y ella rió. - Iré a dormir; descansa, Betty. Gracias por todo. - Dejé un beso en su mejilla y salí de la habitación.

Al entrar a la mía, fui yo al que, casi, le da algo al ver a Isabelle. Tenía un short negro, bastante corto que hacía ver sus bellas piernas y un esqueleto azul cielo, ajustado a su cuerpo.

¡Tenía ganas de ir, quitárselo y hacerla mía aquí y en todos lados!

Me acerqué a ella que estaba mirando al armario y la sostuve de la cintura.

- Te ves demasiado hermosa, pequeña. - Rocé mi nariz por su cuello y ella se estremeció.

- Mmm... Gracias, amor. - Colocó una de sus manos en mi nuca. - Es hora de dormir.

Escuché la risa en su voz y la cargué como a una princesa, soportando mis propios dolores y sus quejas de que no lo hiciera poque estaba delicado. La coloqué en la cama con cuidado y me acosté junto a ella.

- Te amo, Isabelle. - Besé sus labios y ella sonrió.

- También te amo, Christopher. - Ambos sonreímos, acomodándonos en la gran cama, sin durar demasiado tiempo en caer rendidos.
_____________________________________

Oh... Está pronta la boda... ¿Creen que suceda algo más antes del gran día? Yo espero que no.
Voten, comenten, déjenme saber su opinión...
Gracias por leer...
Los amo hasta el infinito...

Adri... :D

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