Al llegar a casa, hice lo que mejor sabía hacer, sentarme en la cama y comenzar a llorar. Necesitaba desahogarme, expulsar toda esa rabia e impotencia que había acumulado en los últimos días. Parecía que yo sólo había nacido para una cosa;
Ser humillada constantemente.
En el último año llorar y esconderme en mi cuarto se había vuelto una rutina, mi madre se había vuelto indiferente desde que se había divorciado. A veces incluso llegaba a pensar que se avergonzaba de tenerme. ¿Y sabes por qué lo digo?
Mi madre siempre ha sido una obesionada con la dieta. Ella nunca ha estado gorda, siempre se ha preocupado por verse y estar perfecta. Se compraba sus malditas cremas para las arrugar, iba a la peluquería todos los viernes, iba al gimnasio todos los días a la misma hora. En ese momento, ella era mi ejemplo a seguir, y ella me apoyaba. Pero de repente, cuando mis padres se divorciaron, yo comencé a engordar, y ella se fue alejando cada vez más de mí. Hacia lo mismo de siempre mientras estaba casada, pero ahora todo era diferente. Nunca salíamos juntas de casa, y las únicas palabras que intercambiaba conmigo eran: "Deja de comer", "Necesitas ir al gimnasio, Nicki" o simplemente, "Me averguenzo de tener una hija como tú".
Sus palabras no me dolían porque sabía que tenía razón.
Mi barrio está lleno de estereotipos, gente rica, barbies, todo el mundo era perfecto. Mi madre pertenecía a esa sociedad de ricos, iba a cenar a casas de sus amigos, iba de compras, jugaba al golf, pero nunca iba conmigo. Y lo entendía. Es decir, ¿por qué un ricachón como los de mi barrio iban a aceptar en su grupo de amigos a una madre con una hija obesa? Por favor, eso sólo dañaría su imagen.
Por lo tanto, me pasaba el día en casa, sola. Sin nadie.
Sé que también te preguntarás por qué no estoy con mi padre, o, ¿por qué no simplemente le llamo y le digo que venga a buscarme?
No puedo.
Cuando mis padres se divorciaron, él desapareció. Intenté llamarlo, pero cambió de número. Intenté localizarlo en su trabajo, en su oficina, pero resultó que se había ido. Desapareció como si nada. Escapó del mundo. Y ahora seguramente estará en alguna isla desierta con su familia perfecta. Una mujer maravillosa y una hija guapa, lista y delgada.
Por eso siempre me sentía sola. No tenía a nadie aparte de Alisa. Y Alisa no siempre estaba ahí para mí. A pesar de que era mi mejor amiga, ella tenía una vida. Una madre con la que estar, una abuela a la que cuidar, un hermano al que molestar, un perro al que pasear, y un novio al que besar.
Yo lo único que tenía era una vida pésima, soledad en mi habitación y un ordenador.
Decidí levantarme de la cama y mirar un poco por Internet. Siempre había tenido curiosidad por saber si alguien más sufría lo mismo que yo. En mi insituto, todo el mundo era perfecto, quitando algún que otro nerd, pero la única que sufría constante humillación era yo. Y tan sólo por estar pasada de peso, es decir, ¿qué me pasaría si tuviera algún defecto de verdad?
No quería saberlo.
Por lo que entré en Google y escribí las siguientes palabras: Acoso por Obesidad.
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Durante dos horas estuve mirando páginas y páginas. Estaba a punto de rendirme hasta que un Blog de una chica llamada "Carol". Entré en él. Me sorprendí al leer lo que ella escribía en lo que parecía ser su Diario.
"Soy poco extrovertida, soy simpática con la gente que quiero, con la gente que no conozco soy muy cerrada, supongo que es por el miedo al rechazo, ya que a mí me han rechazado mucho, tanto en mi vida escolar como en la sociedad.
En mi etapa escolar sufrí rechazo por parte de mis compañeros, nadie quería hacer los trabajos conmigo, y sólo por estar obesa, hacían grupitos de cuatro y a mí me dejaban sola, y si teníamos que comprar material, ellos lo pagaban entre ellos y yo, como no, tenía que comprármelo sola. La hora de gimnasia, era mi suplicio, durante una hora y media que duraba la clase, si jugábamos al fútbol me ponían de portera porque ocupaba más sitio en la portería, y como no corría pues mi sitio era la portería. Si algún gol se colaba me decían:
'Parece mentira que con lo que ocupas tú, te metan goles.'
Así era constantemente. Cuando hacíamos alguna revisión médica, era otro suplicio, veías a tus compañeras con esos cuerpecillos, los chicos diciéndome '¿Se ha roto la báscula al pesarte tú o aún aguanta?'. Yo no decía ni hacía nada. Los fines de semana, todos salían los fines de semana, yo me quedaba en casa, sola, porque nadie me decía de salir. Si salía era con mis padres. Y en las excursiones escolares, siempre era la última en encontrar pareja en el autobús, incluso alguna vez llegué a sentarme al lado del profesor porque nadie quería sentarse conmigo, ¿por qué? Porque tenía sobrepeso.
Cuando terminé la escuela, en la Universidad conocí a mi actual novio.
La sociedad también me ha llegado a rechazar. Un día llamé para una entrevista de trabajo, todo iba bien hasta que les confesé que era obesa, entonces me dijeron que no les interesaba. El segundo rechazo fue cuando llamé para un anuncio, me preguntaron por mi físico, yo les dije que era obesa, ellos contestaron que no les interesaba tener a una obesa frente al público. ¿Qué necesitaban? ¿A Barbara Palvin para un maldito anuncio de helados?
Pero por todas esas cosas que me han sucedido, nunca he perdido las ganas de seguir viviendo y luchando por las personas obesas como yo, no tienes que sentirte discriminada. Siéntete orgullosa de cómo eres. Una persona normal y corriente."
Me quedé en blanco al leer el artículo. Nunca me había imaginado que alguien podía pasarlo tan mal como yo lo paso, o incluso peor.
Y eso me ayudó a darme cuenta de que como yo, hay cientos de personas que lo están pasando mal por ser obesas, y que ser obesa no es un defecto, es un orgullo. Todo el último año me había sentido mal conmigo misma por creer que era diferente a los demás, pero ahora me había dado cuenta de que los que me humillaban constantemente eran los diferentes, los raros.
Yo era una persona normal y corriente como cualquier otra, y la obesidad no era un problema porque con el paso de los días podía desaparecer yendo a un Gimnasio.
Pero la cobardía que tienen esas personas que se meten con los más débiles, como en este caso Wesley y sus amigos conmigo, no se va nunca. Puede que algún día se lleguen a dar cuenta del daño que han causado en mí, de lo insensibles que podían llegar a ser a veces. Al igual que todas esas Barbies que se ríen de mí, ellas sólo son físico, y prefiero ser mil veces gorda a ser como son ellas.
Porque la belleza sólo es eso, belleza. Y lo que está fuera cambia, lo que está dentro, no.
Tú puedes ser la chica más guapa del mundo y ser perfecta durante algunos años, pero date cuenta de que cuando seas mayor, por fuera no serás nada, y todo el daño que hayas causado en un pasado, será tu reflejo en el espejo.
Así que yo no debía sentirme mal por ser cómo era.
Por eso cogí el teléfono y llamé a Alisa.
━¿Sí? ━Oí su voz aguda.
━¿Alisa? Soy yo, Nicki.
━¿Nicki? ¿Qué pasa? ¿Estás bien? ━Noté el tono preocupante en su voz.
Y esa era otra cosa de la que me había dado cuenta. Alisa era esa persona que siempre iba a estar a mi lado. Era la mejor persona que había encontrado en mi vida. Era perfecta tanto por fuera como por dentro.
━Sí. Sólo quería decirte que iré.
━¿Ir? ¿A dónde? ━Odiaba cuando no se enteraba de nada.
━Al Baile. Así que ven a buscarme mañana.
Y así es como termina todo. Todo lo que mal empieza, bien termina.
Me llamo Nicki Starlight.
Tengo una mejor amiga llamada Alisa.
Me encanta estar despierta, porque eso me recuerda quién soy. La Amiga Gorda.
Pero mejor conocida como Nicki.
* * *
Muchas gracias a todos por vuestro constante apoyo con esta historia. Espero que hayáis disfrutado de esta historia tanto como yo lo hice escribiéndola. Espero que alguien haya entendido el concepto de esta historia y de mi mensaje.
Gracias por todo. Esto está dedicado a todos vosotros.
Porque siempre habrá una Nicki Starlight dentro de nosotros.
Gracias y nunca olvidéis esta historia.