Lo que un día fue » Justin Bi...

By hope-less

848K 27.3K 2.6K

❝Las promesas están para cumplirse, a pesar de lo que un día fue❞ Créditos tráiler: @/bieberfanficsof y @/pr... More

Sinopsis.
1. Invitación
2. Fiesta
3. Un baile caliente
4. Recuerdos dolorosos
5. Llamada telefónica
6. Viaje a California
7. Dejarlo con las ganas
8. Asientos compartidos
9. Los Ángeles, California
10. Aléjate de ella
11. ¡Vamos a surfear!
✖012.
✖13.
✖14.
✖15.
✖16.
✖17.
✖18.
✖19.
✖20. Maratón 1/5
✖21. Maratón 2/5
✖22. Maratón 3/5
✖23. Maratón 4/5
✖24. Maratón 5/5
✖25.
✖26.
✖27.
✖28.
✖29.
✖30.
✖31.
✖32.
✖33.
✖34.
✖35.
✖36.
✖37.
✖38.
✖39.
✖Capítulo final.
Epílogo
Aviso segunda temporada
Promesas (Segunda temporada)
Prefacio
1. De vuelta en donde todo empezó
2. Sospechas
✖3. ''Todo me recuerda a él''
✖4. "Despedida de soltero"
✖5. ''El reencuentro"
✖5. {Parte dos}
✖6. "Nuestra canción"
✖7. "¿Qué haces aquí?"
✖8. ''Cena para tres''
✖9. "Las palabras pueden abrir viejas heridas"
✖10. "Mis brazos siempre te abrigarán"
✖11. "Aléjate de mí"
✖12. "Seducirla"
✖13. "Muévete así para mí, nena"
✖14. "Niña de mis ojos"
✖15. "Dulce o truco"
✖16. "Labios tentativos"
✖17. ''Celos"
✖18. "Juego de seducción"
✖19. "Lo que siento por ti"
✖20. "Descubriendo verdades"
✖ 21. "Fue bueno mientras duró"
✖22. "Quédate conmigo esta noche"
✖ 23. "El corazón nunca se equivoca"
✖24. "No está en mis planes dejarla ir"
✖25. "Mi corazón no puede con tanto"
✖26. "Estoy aquí contigo, ángel"
✖26. Segunda parte.
✖28."Hasta nunca, Justin"
¿ELIMINADA?
✖29. "Mi futura esposa"

✖27. "Pero te amo a ti"

1.9K 96 5
By hope-less

Justin.

Maldita sea.

Los sollozos de Kelsey no han cesado en ningún momento. Mi corazón está encogido al verla llorar y sollozar como alma en pena, como si alguien muy querido se hubiese muerto. He intentado calmarla pero nada me sirve, sólo llora. Luego de que Logan se fue, la traje a su departamento y busqué un vaso de agua para tranquilizarla, pero lo único que quería hacer era llorar y maldecirse por haber sido una mala persona. Aún está llorando y ya ha pasado más de media hora desde que estamos aquí. Intento convencerla de que nada de esto es su culpa y no me creer. No me quiere creer, como tampoco me cree que estoy ebrio.

Esto último es falso, no lo voy a negar.

Pero maldición, su llanto me está desgarrando el alma y también siento ganas de llorar. Verla en ese estado de ánimo... Tan frágil y vulnerable; sólo me hace querer abrazarla fuertemente y besarla hasta que deje de sufrir. No lo haré porque eso es lo que ella menos quiere en éstos momentos, simplemente estoy observándola en silencio mientras ella está acurrucada en el sillón con una manta encima y una fotografía de Logan.

Ruedo los ojos y me siento a su lado, manteniendo cierta distancia.

—¿Vas a dejar de llorar ahí sola o quieres mi hombro para hacerlo?

Ella levanta la cabeza y me fulmina con la mirada.

—Lo único que quiero es que te vayas de aquí —se sorbe los mocos de la nariz, y por alguna razón, no me parece asqueroso. Está llorando así que es normal—. Quiero estar sola.

—No te dejaré sola y menos así como te encuentras —bufo, acercándome más a ella—. ¿Me quieres contar qué pasó para que él terminara contigo de esa manera? Sé que allá fuera nos encontró a punto de besarnos, pero debe haber algo más... ¿No?

—¡Tú eres el culpable de todo lo que pasó! —me apunta con el dedo—. ¿No te das cuenta de lo que has causado?

—Joder, Kelsey. No me eches toda la culpa a mí —refunfuño—. Esto es nuestra culpa. Ambos estamos involucrados.

—¡Yo te dije que te alejaras de mí y no me hiciste caso! —grita—. ¡Te pedí que me dejaras en paz de una buena maldita vez! ¡Y no lo hiciste!

—No lo hice porque te amo y no pienso dejar de luchar por ti, ¿bien? He luchado tanto por ti y tú no lo quieres ver —gruño molesto—. Te busqué por todos lados, te llamé cientos de veces y nunca contestabas, incluso cambiaste el número, intenté enviarte correos, ¿y qué hacías? Ignorarme. Nadie me quería decir dónde estabas —aprieto los puños, y tomo una larga bocanada de aire para tranquilizarme—. No fue hasta tres años después que supe de ti. Te fuiste a vivir y a estudiar a Los Ángeles, quise ir a verte pero no sabía dónde diablos vivías. Hasta iba a contratar un detective para encontrarte, pero me lo prohibieron. Todos me decían que debía superarte y olvidarte, pero maldición, no podía. Te amaba demasiado.

Me mira con odio y enojo, pero sé que lo hace porque está muy molesta conmigo. O quizás mis palabras le afectaron. Pero ella nunca podría odiarme. Eso me rompería en mil pedazos.

—¡Vete de mi casa! ¿Acaso no me escuchaste? ¡Lárgate! ¡Vete de mi vida!

Okay, creo que mi corazón se acaba de romper un poco.

Sólo un poco.

Respiro hondo, obligándome a mí mismo a no mandar todo a la mierda. El alcohol puede hacer que diga cosas que no debo ni quiero decir. Y no, no estoy ebrio pero no estoy muy cuerdo que digamos.

—¿Sabes qué? No me voy de aquí hasta que tú y yo hablemos como dos personas civilizadas —la tomo con fuerza de las manos, pero sin lastimarla, pegándola completamente a mi cuerpo—. Tu relación con ese idiota estaba en la cuerda floja desde hace meses, ¿cierto? Sé que es así. La mía también se fue a la mierda desde que te volví a ver. Natalie nunca fue el amor de mi vida, eres tú. Siempre has sido tú, Kelsey Cassey.

—Logan y yo estábamos tan bien —se cruza de brazos, mirándome con seriedad—. Sólo teníamos algunos altibajos como todas las parejas normales. Y es tu problema si tu relación se fue a la mierda, yo nunca tuve intenciones de arruinarla. ¿Para qué? Si ya no te amaba.

Está mintiendo. Otra vez.

—¿Ah, si? —me acerco más a ella, y siento como se pone tensa por mi repentino acercamiento—. Entonces, mírame a los ojos y dímelo, ¿qué te cuesta? No lo haces porque estás mintiéndome otra vez, para alejarme de ti, ¿y sabes qué? Estás loca porque no me alejaré. No ahora que por fin estás aquí.

—No estoy mintiendo, joder —clava sus ojos en los míos—. ¿Qué quieres de mí, Bieber?

—Lo quiero todo, ángel —digo en voz baja, acariciando su mejilla con mi pulgar izquierdo—. Todo de ti.

—Me tuviste y me perdiste.

—Lo sé —suspiro con pesadez—, pero no voy a volver a cometer el mismo error. Te lo prometo.

Sonríe con tristeza y niega con la cabeza.

—Ya no creo en tus promesas. Las rompiste todas... Cada una de tus estúpidas promesas —dice y su intensa mirada me llega hasta lo más profundo de mi alma—. No hagas promesas que no vas a cumplir.

—Te prometí que te amaría siempre y lo estoy haciendo —echo un mechón de cabello detrás de su oreja, sin dejar de mirar sus preciosos ojos, perdiéndome en ellos—. Yo era un estúpido chico de diecisiete años, amante de las carreras clandestinas y un poco presumido, queriendo comerme al mundo. Siendo rebelde. Entonces, conocí a esta chica de tan sólo dieciséis años, que me llamaba “idiota” siempre que la molestaba, con una sonrisa preciosa y un corazón indomable. Lucía como un ángel. Y desde ese día, aquel estúpido niño inmaduro, se enamoró como un jodido loco. Le prometí tantas cosas... Falló, no lo va a negar, pero nunca dejó de amarla.

Eso fue todo.

Lágrimas empezaron a bajar por sus mejillas, un pequeño sollozo se escapa de su garganta y su respiración se vuelve más pesada. Me golpea varias veces con el puño cerrado en el pecho y apoya su cabeza en él. Suspiro pesadamente. Esto va a ser difícil.

—Te odio —dice entre sollozos—. Te odio tanto, Justin Bieber.

Mi corazón deja de latir en ese mismo instante.

¿Me odia?

No, no puede odiarme.

—Sabes que no me odias —intento sonar seguro de mis palabras—, me amas.

—Eso fue en el pasado... —musita—. Y del odio al amor, sólo hay un paso. No lo olvides.

Suspirando por enésima vez, agarro sus mejillas con ambas manos y la obligo a mirarme a los ojos.

—Quizás me estés odiando en éstos momentos, pero en el fondo de tu corazón, me amas —examino cuidadosamente las expresiones de su rostro para asegurarme de que no voy a lastimarla con mis palabras—. Y si te hace sentir mejor; yo también me odié. Durante mucho tiempo. Sufrí como un condenado por ti, por toda la mierda que te hice y el dolor que te causé. Pero aquí me tienes, ángel. Puedes romper mi corazón si eso es lo que pretendes. Hazlo, rómpeme el corazón si eso te hará sentir mejor.

—¡Ese es el problema! —exclama enojada—. No puedo odiarte. Lo intenté tantas veces y fallé. Incluso ahora quiero odiarte con todas mis fuerzas y mandarte a la mierda, pero no puedo. ¡No puedo odiarte, maldita seas, Justin Bieber! —admite en derrota, jalándose las puntas de los cabellos—. Te odio porque no puedo odiarte. Por esa razón te odio. Y aunque quiera romperte el corazón, no puedo hacerlo. Rompería el mío si lo hiciera.

«Déjala en paz, no la mereces. Es demasiado para ti», dice una voz en mi cabeza.

Tiene razón.

No la merezco, pero soy muy egoísta como para dejarla ir.

—Si no me odias, entonces... ¿Qué sientes por mí? —pregunto, buscando la respuesta en sus ojos—. Dices que no me amas pero tampoco me odias. Sólo dime qué sientes por mí.

—Yo... —abre la boca para decir algo y la cierra de repente, desviando la mirada hacia el suelo—. Vete, por favor. Es mejor que te vayas y me dejes sola, estoy muy cansada.

Se levanta del sillón y yo la observo en silencio, sin decir nada, sólo esperando una reacción por parte de ella. Pero no hace nada. Ni siquiera me mira a los ojos; aún cuando sabe que estoy esperando que diga algo más y no lo hace, simplemente se va en silencio a su habitación. Sólo quiero la verdad. He esperado tanto tiempo para escucharla decir que nunca pudo olvidarme, que me ama con locura y que soy un maldito idiota por no haberla ido a buscar y llevarla conmigo así sea amarrada a mi costado. ¿Por qué le cuesta tanto ser sincera conmigo si ya le he dicho todo lo que siento? Ahora es el momento. No quiero desperdiciar más tiempo, bastante años se perdieron como para perder otros más. Quiero recompensar el tiempo que perdimos.

Quiero llevarla a citas, comprarle flores, llevarla al cine o a cenar, ver películas cuando estemos aburridos, dar un paseo por el parque tomados de la mano, hablar con ella hasta las tres de la madrugada, salir al jardín y contemplar las estrellas mientras contamos viejas historias, hablar sobre nuestro futuro, vivir el presente, tomarnos fotografías y pegarlas al techo de nuestra habitación, ir a la playa, escribir nuestros nombres en un candado, abrirle la puerta del auto, decirle que la amo cada dos minutos, prepararle el desayuno, hacer la cena juntos, tirarnos de un paracaídas, visitar París, darle besos en la frente, darle consejos cuando lo necesite, apoyarla, cuidarla y protegerla, hacer un pasadía con su familia y la mía, siempre recordarle lo hermosa que es, hacerle bromas, reírnos de nosotros mismos, ponerme celoso cuando esté hablando con otro chico, actuar como novio posesivo cuando otro la esté mirando, comprarle muchas pizzas y helados, mimarla mucho, acompañarla en sus eventos, ayudarla en lo que necesite, quedarme dormido en su regazo, darle muchos regalos, enviarle mensajes cuando esté trabajando, pasar Navidad juntos, prepararle fiestas sorpresas el día de su cumpleaños, celebrar nuestro  aniversario, abrazarla cuando tenga frío, hacerle cosquillas, cuidarla cuando esté enferma, ayudarla con sus problemas, dedicarle tiempo, confiar y creer en ella, escucharla, bailar sus canciones favoritas, cantarle al oído, siempre estar ahí para ella, hacerle el amor todas las noches y amarla por encima de todas las cosas. Con todo mi corazón.

Amarla... Simplemente amarla. 

Es por eso que quiero empezar desde cero.

Y si para ello tengo que esperar un día, una semana, quince días, un mes, dos meses, seis meses, un año... Lo haré si es necesario. Voy a esperar por ella porque la amo tanto que prefiero esperar mil años que perderla para siempre. Puedo vivir con el beneficio de la duda. Claro, si ella me lo concede. He aprendido a esperar por las mejores cosas y soy paciente. Si esperé por ella durante tantos años, puedo esperar un poco más.

Tengo la corazonada de que todo saldrá bien.

—No voy a dejar de luchar —me digo a mí mismo.

Me levanto de un salto del sillón y entro a la habitación de Kelsey, y la encuentro acostada en la cama, mirando fijamente la pared. Está dándome la espalda así que con cuidado me recuesto a su lado. Pongo mi mano en su espalda y la froto suavemente, recordando lo mucho que adora y tranquiliza que le acaricien la espalda.

—Pensé que ya te habías ido.

—Te dije que no me iría a ningún lado. Aquí me quedo contigo.

—No sé qué ganas con todo esto.

—No quiero ganar nada —sonrío levemente—. Sólo quiero estar contigo.

—Creí haberte dicho que necesitaba estar sola —la escucho gruñir—. No necesito tu compañía ni la de nadie.

—Sé que no quieres estar sola, lo dices por mí. Quieres que huya como un cobarde, ¿y adivina qué? No lo voy a hacer porque no soy ningún cobarde.

—Quiero. Estar. Sola.

Cojo una gran bocanada de aire y la expulso por la boca. Pellizco el puente de mi nariz, tomándome el tiempo para hablar y no desesperarme y tomarla en brazos y besarla hasta que se le pase todo el enojo y dolor que siente en éstos momentos.

—Hablemos, por favor —intento convencerla—. Necesitamos hablar sobre lo que va pasar de ahora en adelante.

—¿A qué te refieres? —cuestiona.

—A lo nuestro, Kelsey. Tú y yo nos vamos a dar una oportunidad para ser felices juntos —muerdo mi labio inferior, sintiendo los nervios a flor de piel. Espero que no me rechace—. Lo intentáremos... Una última vez. Y si no funciona, entonces termináremos y cada quien por su lado.

Kelsey se incorpora en la cama, cruzando las piernas en posición de indio y mirándome dudosa, con los ojos rojos por haber llorado tanto.

—¿Me estás pidiendo que esté contigo cuando acabo de terminar con mi novio? —se cruza de brazos.

—Sí... Bueno, no exactamente —hago una extraña mueca—. No tiene que ser ahora. Vamos a ir despacio, no quiero presionarte. 

—¿Qué pasará si no funciona?

—Pues lo dejáremos y seguiremos con nuestras vidas.

Parece pensarlo por un momento porque mira sus manos y se queda en silencio por algunos largos segundos.

—Me dejaste una vez, ¿cómo voy a tener la certeza de que no lo harás otra vez?

Veo la duda y el miedo en sus ojos.

—No soy tan idiota como para arruinarlo dos veces —dejo salir un suspiro—. Fui un imbécil, un estúpido... —tomo sus manos, acortando la distancia que hay entre nosotros—. No sabía en qué diablos estaba pensando. Te amaba, sí, pero no supe valorarte. Cuando me di cuenta de lo importante y fundamental que eras en mi vida, ya era demasiado tarde. Te había perdido. No te cuidé ni te amé lo suficiente, lo admito. Pero ya crecí y maduré, y no permitiré que te alejes de mí.

Sus ojos se iluminan y me mira esperanzada.

—¿Me lo prometes?

—Sí, cariño. Te lo prometo —beso el dorso de su mano—, no te volveré a hacer daño.

Asiente levemente con la cabeza y abre sus brazos y no dudo dos veces en abrazarla fuertemente. Cierro los ojos y disfruto de la sensación de tenerla en mis brazos otra vez. Ha pasado tanto tiempo... Y se siente como estar en el cielo. La amo más que a mi vida. Esta es mi oportunidad de enmendar mis errores y recuperarla.

—¿Esto significa que estoy perdonado y me darás una última oportunidad?

Al separarse de mí, me doy cuenta de que tiene los ojos llenos de lágrimas y que en cualquier momento, se echará a llorar. Niega con la cabeza e intenta sonreír pero le sale una mueca.

—¿Eso es un no? —siento como todas mis esperanzas se derrumban.

—Tengo miedo —es la única palabra que sale de su boca.

—¿Miedo de qué o qué?

—Tengo miedo de que esto no vaya a funcionar.

—Funcionará —aseguro—. Vamos a hacer que esto funcione.

—Bien —expulsa todo el aire que estuvo conteniendo—, pero tienes que darme tiempo para pensarlo. Recién acabo de salir de una relación y no estoy preparada para estar en otra. Aún no.

—Pensar... —proceso lo que acaba de decir. Entonces, ¿significa que todavía no estamos juntos y que debe pensar si me dará una oportunidad? Bien, puedo esperar—... está bien, ángel. Esperaré el tiempo que sea necesario. Tú eres quien pone las reglas aquí, yo sólo obedezco. Soy tu esclavo.

Ella ríe y me pega en el brazo, dándome una preciosa sonrisa que hace que mi corazón se hinche de felicidad. Así me gusta verla. Sonriendo y feliz.

—Idiota —rueda los ojos, todavía riendo.

—Así me quieres, nena —le guiño el ojo, contagiándome con su preciosa risa.

Escucho como su estómago gruñe y ambos nos miramos y nos echamos a reír en cuestión de segundos.

—Creo que alguien tiene hambre —me burlo—. ¿Quieres que te prepare algo de comer?

—No tengo ganas de comer —hace un puchero y se ve adorable—. Me siento mal conmigo misma. Y todavía estoy triste y deprimida por lo que pasó.

Suspiro pesadamente.

—Lo querías mucho... ¿cierto?

—Sí —responde sin dudarlo—, lo quiero. Siéndote completamente sincera, lo adoro. Creo que llegué a enamorarme de Logan —agacho la mirada cuando la escucho decir eso. Me hace sentir un poco mal—, pero te amo a ti —mi rostro se ilumina y levanto el mentón para mirarla directo a los ojos—. Siempre te he amado a ti.

Mi corazón da un vuelco.

«¡Oh, maldición, sí!».

Todo se detiene cuando esas dos palabras salen de su boca: te amo. Acaba de decirme que me ama y yo no sé si llorar de la felicidad o besarla hasta que me quede sin oxígeno. Creo que podría hacer ambas cosas. Es que... maldita sea. Simplemente maldita sea. Juro por Dios que nunca me he sentido tan bien en mi vida como escuchar a Kelsey decirme que ama. La sensación es inexplicable; es como un remolino emocional, las maravillosas sensaciones se disparan por todo mi cuerpo y tengo ganas de comerme al mundo. Pero quiero hacerlo con mi ángel. Quiero hacer todo pero al lado de ella, porque si no es con ella no es con nadie.

Sus palabras me hacen sonreír como un estúpido.

—¿Por fin lo admites? —suelto una carcajada de pura felicidad.

Pone los ojos en blanco e intenta reprimir una sonrisa pero le es imposible.

—¿Me amas? Oh, Dios mío... ¡Joder, por fin lo dijiste! —exclamo emocionado, casi saltando de la emoción—. Me amas, joder. ¿Sabes cuánto esperé para escuchar esas palabras? Jesús, creo que voy a desmayarme de la felicidad.

Su dulce risa hace eco en la habitación.

—Te estás aprovechando porque estoy vulnerable y no estoy pensando con claridad.

—No, no lo hago. Pero me hace tanta ilusión que digas eso —sacudo la cabeza con una sonrisa de oreja a oreja.

—¿De verdad te hace ilusión escuchar eso?

Asiento con la cabeza.

—Llevaba tiempo queriendo escuchar esa frase.

Sonríe ampliamente. Enreda sus brazos alrededor de mi cuello y me abraza fuertemente. Hundo mi rostro en su cuello, aspirando su delicioso aroma, memorizando éste momento. Así quiero estar con ella todos los días por el resto de mi existencia. Suena muy cursi, lo sé, pero no me importa. Yo quiero estar con Kelsey hasta que mi corazón deje de latir. Quiero levantarme en las mañana y despertar con ella a mi lado.

Quiero pertenecerle en cuerpo y alma.

—Te amo, ángel —le susurro suavemente al oído—. Gracias por esta nueva oportunidad. Prometo dar lo mejor de mí.

—Y yo te quiero mucho... —dice con voz temblorosa, como si no estuviese preparada para volver a decirme que me ama—. Por favor, no me prometas nada. Demuéstramelo. Quiero hechos, no palabras.

Le acaricio la espalda mientras juego con sus cabellos, dando pequeños besos en su cuello y haciéndola reír en voz baja. Sonrío feliz. No me cansaré de decir lo bien que se siente esto.

—Te lo demostraré todos los días; ten por seguro que lo haré.

—Mhmm, eso espero —me acaricia la nuca y deposita un beso debajo de mi oreja—. O te mandaré a la mierda.

Se me escapa una pequeña carcajada.

—Si lo haces, te llevaré conmigo.

—No lo creo —me da una sonrisa burlona—. Eres un demonio, Justin. ¿Lo sabías?

Oh, me está tomando del pelo. Pequeña traviesa.

—Pues este demonio que ves aquí te ama como un loco —le dedico una encantadora sonrisa que la hace sonrojar—. Y te arrastrará al infierno con él.

Le guiño el ojo y pone los ojos en blanco, y la escucho murmurar algo que no logro escuchar muy bien.

—Si me vuelves a poner los ojos en blanco, te haré cosquillas y no pararé hasta que me des un beso. Y yo sé que mueres por besarme.

—Bastardo presumido —vuelve a poner los ojos en blanco—. Y piensas muy mal, eh. Porque lo que menos quiero es besarte.

—¿Ah, si? —arqueo ambas cejas, intentando ocultar mi diversión. Me está provocando y yo no me resisto a sus tentaciones. Mucho menos a la tentación de besarla—. Provócame otra vez y verás.

Inclina su cuerpo hacia delante, casi posicionándose encima de mí, quedando muy cerca de mi rostro. Y por tercera vez, pone los ojos en blanco. Molestándome. Provocándome como sólo ella sabe hacerlo. Y lo logra y no tiene que hacer mucho esfuerzo para tenerme a sus pies. Prácticamente se está burlando de mí, incluso me saca la lengua y yo aprovecho su pequeña distracción y me subo encima de ella, teniendo cuidado de no aplastarla con todo mi peso. Atrapo sus manos y las llevo hacia arriba, poniéndolas encima de su cabeza, acorralándola con mi cuerpo. Contemplo su hermoso rostro y le regalo una traviesa sonrisa.

—Realmente quieres que te bese, ¿verdad? —le susurro.

—¿Por qué querría besarte?

—Porque amas mis besos.

—Eso no es cierto. Estás tan equivocado —ríe con burla—, ahora quítate de encima.

—Lo haré cuando me digas que te mueres por besarme.

—En serio, Justin, quítate de encima de mí —pide, pareciendo estar incómoda con tanta cercanía entre nosotros.

Lo que menos quiero hacer es incomodarla.

«No la presiones demasiado, aún está débil y vulnerable».

Ni siquiera está segura de darme esa oportunidad que he deseado por tanto tiempo. Tengo que controlarme y hacer las cosas bien. Ya después las cosas irán mejorando. Ahora que me doy cuenta, ese tonto plan de conquistarla por anonimato no funcionó. Fue una completa estupidez, sin embargo, estaba desesperado y quería acercarme a ella de alguna manera.

—Perdón, no quise incomodarte —me disculpo al mismo tiempo que me quito de encima y la ayudo a incorporarse en la cama—. ¿Te gustaría que te preparara la cena?

—Está bien —me da una sonrisa tranquilizadora—. No tienes que disculparte. El problema es que no estoy lista para estar en otra relación cuando acabo de salir de una. Aún no he tomado una decisión con respecto a lo nuestro, y te pido que no me presiones. Vayamos despacio.

—Tienes toda la razón —resoplo, dándome una cachetada mental por adelantar las cosas. Si arruino esto que no ha empezado, me iré a la mierda y sufriré otra decaída—. Lo siento, no lo volveré a hacer. Tus labios son tentadores e irresistibles, pero sólo te besaré si tú quieres. Me controlaré.

—Bien —sonríe complacida con mi respuesta. Observo que su precioso cabello está despeinado y caigo en cuenta de que me gusta más verla así.

Luce realmente hermosa sin maquillaje, despeinada y vestida con un viejo camisón. Sacudo la cabeza y frunzo el ceño. Ese viejo camisón lo he visto antes... ¡Sí! Recuerdo que un día se quedó a dormir en mi casa, a escondidas de mis padres, y se lo presté para dormir. Lo tuvo desde siempre y lo usaba para dormir. Cada vez que hacíamos vídeo llamada por las noches, ella usaba mi camisón. Lo adoraba.

Cristo. Amo a esta mujer. Maldición.

—Ese camisón que traes puesto... —lo señalo con el dedo—... es mío, ¿cierto?

—¿Éste? —baja la mirada hacia el camisón y lo agarra, haciendo que se le suba más arriba de los muslos. Trago saliva con dificultad—. Pues... sí. ¿Lo quieres de vuelta? —me mira un tanto triste y hace un puchero.

—No, claro que no —niego efusivamente con la cabeza—. Es tuyo. A ti te queda muchísimo mejor. Y me encanta saber que lo has usado todo este tiempo.

—¿En serio? —esboza una enorme sonrisa.

—En serio —río suavemente—. Venga ya. No perdamos el tiempo y hagamos la cena.

—¿Y qué me prepararás? —pregunta con entusiasmo, saltando fuera de la habitación como una niña pequeña.

—Algo muy rico.

—Oh, eso suena muy bien —ronronea.

Se frota la panza y pone una cara bastante graciosa, haciéndome reír.

—Te encantará.

Sonríe de lado.

—Me encanta todo lo que haces —me abraza por detrás, rodeando con sus pequeños brazos mi cintura—. Así que... sorpréndeme.

Kelsey.

Froto mi estómago por debajo de mi camisón, y cierro los ojos, sintiéndome cansada y débil. Ha sido una larga y pesada noche, pero la cena que preparó Justin para mí lo recompensa todo. Es muy bueno en la cocina y me encanta todo lo que prepara. A veces lo odio por tener mejores cualidades culinarias que yo. No, la verdad es que me gustaría odiarlo por tantas cosas y simplemente no puedo... Mi corazón no me lo permite. Y me odio por mostrarme frágil delante de él. En éstos momentos debería estar buscando y llamando desesperadamente a Logan, pero estoy aquí en nuestro departamento, cenando con mi ex novio. La cosa menos prudente que he hecho en toda mi vida. De todas maneras hablaré con él y voy a intentar arreglar las cosas. Por el momento, no pienso regresar con Logan... Bastante lo he lastimado como para engañarlo otra vez y hacerle creer que realmente lo amo cuando en realidad no es así. Bueno, no del todo.

Quiero darle esa oportunidad a Justin... Lo necesito. Pero si no funcionamos no podría volver con Logan. Sería injusto hacer que esperara por mí cuando estoy con otro hombre. Además de injusto, sería estúpido. O sea, no tengo planeado volver a tener una relación seria, sin embargo, quiero intentarlo otra vez y ver qué pasa. Si funcionamos o no; porque si no lo hacemos, entonces nos daremos por vencidos y seguiremos con nuestras vidas. Como si nada hubiese pasado. Dejando el pasado atrás, por fin. Porque si no funcionamos es porque no estamos hechos el uno para el otro. Y si eso pasa, podría volver con Logan... Claro, sólo si él quiere. Yo sólo necesito intentarlo. No podría vivir con la duda toda mi vida, jamás me lo perdonaría. Tal vez vaya a cometer una mala decisión, pero me gustan las malas decisiones que me hacen feliz.

La peor decisión que podría tomar es quedarme al lado de un hombre que no amo realmente, viviendo con la incertidumbre y sobre todo recordando las promesas que nunca fueron cumplidas. La vida está hecha de riesgos. Y yo voy a arriesgarme por Justin. Por un nosotros... Y por lo que algún día fuimos. Porque el destino se ha empeñado a volver a juntarnos para ponernos a prueba.

Todavía la música de nuestros corazones sigue sonando.

He pertenecido a ese hombre desde que tenía dieciséis años.

Dejando mis pensamientos a un lado, me echo a la boca el último bocado que queda en mi plato. Mastico lentamente mientras reviso las notificaciones de mi celular. Desde hace rato he estado enviándole mensajes a Logan, pero no me responde. Está enojado y dolido. Y es más que obvio que no quiere hablar conmigo. Lo mejor que puedo hacer es dejar que se le pase el enojo, porque cuando está enojado no quiere escuchar a nadie y se pone muy necio. Es difícil hacerlo entrar en razón, así que prefiero darle su espacio. Mañana hablaré con él.

Esta noche, intentaré descansar —lo que es muy poco probable ya que mis ánimos están por el suelo—, y la culpa no me dejará conciliar el sueño.

—¿Te gustó?

La voz de Justin me saca de mis pensamientos.

—¿Eh? —digo ajena. Sacudo la cabeza y mis ojos se alzan para mirarlo—. Lo siento, estaba pensando. Y respondiendo a tu pregunta, sí. Me gustó mucho.

—¿Al menos sabes de lo que estoy hablando? —alza una ceja, mirándome con expectación.

—De la cena... ¿no? —muerdo mi labio inferior.

—No —ríe bajito—. Te estaba preguntando si te gustó la sesión de fotos que hicimos juntos. ¿Recuerdas?

—Ah... Sí, lo recuerdo —lanzo un suspiro al aire. ¿Cómo podría olvidarlo? La manera en que me miraba y cómo me tocó... Fue inolvidable. Y lo sigue siendo—. Me encantó. Fue una de las mejores sesiones de fotos que he hecho.

—Eso es porque tenías a un modelo muy guapo y sexy —bromea, riéndose de sí mismo—. Pero tú no te quedas atrás, ángel. Estabas preciosa.

—Gracias —murmuro.

Me mira con evidente preocupación y pone su mano sobre la mía, como un gesto cariñoso. Es inevitable no sentirme mal conmigo misma con toda esta complicada situación.

—¿Pasa algo, preciosa? —acaricia mi mejilla y yo cierro los ojos por un momento. Me encanta su tacto sobre mí—. Luces cansada.

—Lo estoy —sonrío sin mostrar los dientes—, pero estoy bien... O eso creo.

No, no estoy bien emocionalmente y físicamente me siento exhausta.

—Ve a dormir. Yo limpiaré aquí y luego me iré —echa un mechón detrás de mi oreja—. No tienes que preocuparte por nada, puedo ayudarte.

—¿Cómo irás a casa? No tienes tu auto aquí.

—Llamaré un taxi —se encoge de hombros—. Es lo de menos.

—No quiero que vayas solo —niego con la cabeza—. Podría pasarte algo malo. Es tarde.

—Nena, ¿cuándo me ha pasado algo malo? —alza ambas cejas. Me encojo de hombros y escondo mis manos debajo de mis axilas, cruzando sus brazos sobre su pecho—. Sé protegerme solo, así que no te preocupes. De todos modos, gracias por preocuparte por mí.

—Es inevitable no hacerlo —pongo mi mano sobre su brazo. Oh, mala idea. Sus bíceps se sienten más fuertes bajo mi mano y no puedo evitar pensar en lo sexy que es eso—. P-puedo acompañarte —balbuceo, quitando mi mano.

¿Por qué demonios tenía que crecer tanto y volverse tan malditamente sexy? Maldición. Sólo me dan ganas de follarlo.

—Necesitas descansar —me da una cálida mirada—. Yo estaré bien, ¿de acuerdo?

—Justin... —me interrumpe.

—Prometo enviarte un mensaje cuando llegue a casa, ¿vale?

Respiro hondo y asiento con la cabeza.

—Está bien —resoplo, dándome por vencida.

—Así me gusta —sonríe ampliamente, acercándose y besando dulcemente mi frente—. Mañana pasaré a verte... Tal vez podríamos ir a comer algo, ¿qué dices? Para subirte los ánimos.

—No lo sé —hago una mueca—. Tengo que hablar con Logan.

—Cierto... —dice, alborotando su cabello—. Entonces, te llamaré.

—Está bien.

Minutos después, estoy acostada en mi cama mirando fijamente el techo de mi habitación. Pensando qué cambiará a partir de ahora. Si voy a estar con Justin o dejaré a Logan para siempre... Oh Dios mío. Esto es un gran desastre. Antes de regresar a Los Ángeles, tenía mi vida planeada y un exitoso futuro por delante. Y en mis planes no estaba volver a ver a Justin. Sabía que tarde o temprano me reencontraría con él y que no podría escapar, sin embargo, jamás se me cruzó por la cabeza que lucharía por mí. A veces me gustaría que nada de esto sucediera, que el tiempo hubiese sido la mejor medicinada para olvidarnos y seguir adelante sin mirar hacia atrás, y amar a las personas que nos amaron incondicionalmente, a sabiendas que aún no estábamos listos para entregar el corazón. Simplemente nos arriesgamos y nos dimos otra oportunidad con otras personas. Pero no funcionó.

He estado dando vueltas en mi cama desde hace una hora y diez minutos exactos. Luego de que Justin se marchara, me di una larga ducha, cepillé mis dientes e hice mis necesidades, y me dispuse a dormir, pero desde entonces no he podido conciliar el sueño. He intentado distraerme tecleando cosas sin sentido en mi celular y nada logra distraerme. Lo único que me relaja es escuchar música. Tengo mis audífonos puestos mientras escucho a Coldplay, una de mis bandas favoritas de todos los tiempos. Tarareo la canción en voz baja con los ojos cerrados y la imagen de Justin se me viene a la cabeza. Lo imagino a mi lado, abrazándome por la cintura y dándome pequeños besos por todo mi rostro. Sonrío inconscientemente. Me hubiese encantado pedirle que se quedara, pero eso hubiese sido muy imprudente de mi parte. Una completa estupidez.

Sería como invitarlo a tener sexo conmigo. Porque seamos sinceros, no podemos estar juntos en la misma cama sin caer en la tentación.

Ambos estamos solteros y podemos hacer lo que queramos, no obstante, yo no estoy completamente libre. Y no pienso ceder a él hasta que tengamos una relación seria. Nada de sexo ni de besos hasta que me demuestre que realmente quiere recuperarme. Esas serán mis reglas. Lo pondré a prueba para ver si de verdad me quiere como dice quererme. Es su última oportunidad, porque si falla me perderá para siempre. Lo perdoné por lo que hizo en el pasado, pero no lo volveré a hacer si arruina esto. No podría aguantar que me rompiera el corazón otra vez. Lo odiaría. Bastante me ha lastimado como para volver a hacerlo y dejarme destrozada. Tendrá que tener mucho cuidado porque si destruye mi confianza, entonces todo esto se acabará.

Estoy cruzando los dedos para que nada de eso suceda. Porque lo amo con locura y no quiero separarme de él. Si me rompe el corazón, lo dejaré.

Ojalá no lo haga porque quiero, deseo y anhelo estar con Justin.

(...)

Camino de un lado a otro en mi habitación mientras espero la llamada de Logan. Hace media hora que me envió un mensaje de texto que decía que quería verme para hablar conmigo de nuestra relación. Le contesté de inmediato, diciéndole que podríamos vernos en la cafetería que quedaba a unos cuadras de la escuela de natación. Y me respondió con un simple «okay». Bastante cortante, pero era de esperarse. Le he roto el corazón y está dolido y enojado, ¿qué más puedo esperar? No está nada feliz de haberme encontrado a punto de besarme con Justin. Es normal que no quiera ni verme en pintura, aunque me sorprende bastante que haya aceptado hablar conmigo después de todo. ¿Qué puedo decir? Logan siempre ha sido un hombre muy maduro, claro que cuando se enoja, no hay manera de hacerlo cambiar de opinión. Ojalá no esté tan enojado conmigo.

Estoy consciente de que no me tratará igual... De que será jodidamente cortante y frío conmigo. Pero me lo merezco.

Merezco que me trate como la mierda, y no, no me refiero a que me agrede verbalmente o me golpee, sino a que sea indiferente y distante conmigo. He sido una pésima novia. Prometí no romperle el corazón y no lo cumplí. Lo engañé vilmente, le mentí en la cara y le dije que no había pasado nada entre Justin y yo, cuando era todo lo contrario. Besé a Justin muchas veces y estuve a punto de hacer el amor con él en mi oficina de trabajo. Sólo recordarlo me hace sentir una completa basura. Retiro lo dicho: soy una basura. No sólo me siento como una completa porquería, también me siento una zorra. Y créanme, no es nada lindo sentirte así.

Doy una larga bocanada de aire pero es inútil porque la respiración se me corta y mi mente se llena de imágenes de cada vez que estuve con Justin y le juré a Logan no haberlo engañado. Por todas esas veces que mis labios manchados con el engaño, besaban los suyos y pronunciaban un "te amo". Qué hipócrita he sido. Desde que era una niña odié las mentiras y los engaños, y mírenme ahora, he sido infiel. Lastimé a una de las personas que más me demostraron amor, cariño y respeto en toda mi vida. Y todo porque caí en los brazos de mi viejo y único verdadero amor; ese amor que nunca pude olvidar ni superar, ese amor que me dejó rota y mal herida, ese amor que me hizo pedazos sin importarle mis sentimientos, ese amor que me marcó para toda la vida. Muchas noches me quedaba despierta, con insomnio, pensando en lo mal que había terminado todo y deseé, llena de remordimiento y dolor, no haberlo conocido nunca. Sin embargo, me arrepentí y me dije a mí misma que todo sucedía por alguna razón. Fue una lección que aprendí... O eso creo. Ya que por lo visto no estoy aplicándola muy bien que digamos.

Volví a tropezar con la misma piedra y esta vez fue por decisión propia.

Hago una mueca extraña cuando me miro en el espejo de cuerpo entero y siento que esta no soy yo. No me siento como tal. He hecho cosas que nunca imaginé que haría. Hasta me atrevo a presumir que fui de esas personas que aprendió a comportarse como una niña decente desde que tenía muy poca edad; justa, confiada, respetuosa, decidida, paciente, fiel y capaz de tomar la decisión correcta ante cualquier circunstancia que se me presentara en mi camino, pero sinceramente, en éstos momentos no me siento así. Constantemente he procurado hacer todo bien en mi vida puesto que mis padres me enseñaron valores y principios —especialmente mi mamá— y, lamentablemente, los he dejado en el olvido. De todas maneras no soy perfecta para hacer todo bien en la vida y que ésta sólo me premie con cosas buenas. Habrá momentos donde la vida me golpeará cruelmente y tendré que ser fuerte y levantarme otra vez, así la caída sea dolorosa. Y cometeré errores de los cuales aprenderé día tras día. Aunque la verdad esto no se trata de ética ni moral... Se trata de amor y sus derivados. Y siendo sincera, esto es peor que cuando estaba en preparatoria y tenía que resolver un problema de trigonometría.

Veo la hora en el bonito reloj rojo que me he colocado en la muñeca izquierda y faltan unos treinta y dos minutos para encontrarme con Logan. Todavía tengo tiempo para pensar en todo lo que le diré y sinceramente no sé si tenga el coraje suficiente para decirle toda la verdad a la cara, pero lo intentaré. Él se merece una explicación. Mientras más sincera sea, las cosas saldrán mucho mejor. Y llegando al punto... No volveré con Logan. Y dudo muchísimo que él quiera verme después que le confiese que le fui infiel, no, la verdad es que creo que no querrá verme nunca. Además, le dije a Justin que le daría una oportunidad y no puedo echarme para atrás. Tengo que saber si estamos hechos el uno para el otro o siempre viviré con esa maldita duda carcomiéndome día a día. Sé que todavía no estoy completamente segura de tomar esa decisión, no obstante, debo cerrar este capítulo. Y si mi corazón me dice que estoy tomando la decisión correcta, entonces confiaré en él y lo haré. Me arriesgaré.

Guardo las llaves de la casa y las del auto en mi bolso de color beige, acto seguido me acuesto en la cama mirando fijamente el techo y esperando que los minutos pasen. De repente escucho que suena la canción Work de Rihanna con Drake. Frunzo el ceño y me doy cuenta de que es mi celular, y haciendo un movimiento rápido para tomarlo, estiro mi mano y lo cojo de la mesita de noche, casi cayéndome de la cama. El corazón me da un pequeño brinco de felicidad cuando veo el nombre de Justin en la pantalla, y no tardo mucho en contestarle.

—Hola, Justin —susurro tímidamente, ansiosa por escuchar su voz.

—Hola, ángel —cierro los ojos y aguanto las ganas de suspirar. No me cansaré de decir que amo que me llame así—. ¿Cómo estás, preciosa? ¿Te sientes mejor? ¿Pudiste dormir bien anoche?

«Aws, que lindo y tierno es... ¡No, es un tonto! Te hace quererlo más de lo que deberías», dice una voz en mi cabeza.

—Estoy un poco mejor —digo sin muchos ánimos pero me siento mucho mejor al escuchar su voz—. Y no, siéndote sincera, no. Apenas pude dormir dos o tres horas. Pero no importa... ¿Tú cómo estás?

No miento cuando le digo que no pude dormir casi nada. Después de que él se fuera a su departamento, me la pasé dando vueltas en mi cama y media hora después recibí su mensaje, el cual decía que había llegado bien a casa y me deseaba dulces sueños. Claro, al final del mensaje puso un «te adoro, ángel».

—Mhmm... No suenas tan bien como dices —suspira—. Yo estoy bien, por mí ni te preocupes. Cuéntame, ¿por qué no pudiste dormir? ¿Estabas pensando en mí y en lo hermoso y sexy que soy?

Me río burlona y una pequeña sonrisa se forma en mi cara.

—Eres un estúpido engreído —me quejo, riéndome en voz baja—. No, no estaba pensando en ti. Pensaba en otras cosas más importantes que tú.

Estoy bromeando; lo sabe, pero aún así decide hacerse el ofendido.

—Kelsey Cassey... Acabas de romper mi frágil corazón —dice con voz rota, sonando ofendido. Obviamente está actuando—. Bien, no te importo nada. Creo que voy a morir de tristeza o algo así. Lo digo en serio, no te rías.

Es inevitable para mí no echarme a reír. Justin está actuando como toda una chica dramática.

—No vayas a llorar —me burlo.

—Eres tan cruel. Tú serás la culpable de mi muerte, ya verás.

Pongo los ojos en blanco, divertida.

—Ya cállate —río entre dientes. Lo adoro por esto; sé que dice estas cosas para subirme el ánimo—. Hmm, gracias.

—¿Por qué me agradeces? —suena confuso.

—Por subirme el ánimo... —muerdo mi labio inferior mientras juego con los mechones de mi cabello—. Si no fuera por ti, estaría llorando como una magdalena.

—Sabes que no soporto verte mal.

—Lo sé —suspiro.

—Y haré lo que sea para verte feliz y contenta —sonrío ampliamente. Es tan tierno—. Bueno, también te llamaba para preguntarte si podíamos salir hoy... O si prefieres que nos quedemos en tu departamento viendo películas, lo que quieras.

—Lo siento, no puedo —digo con un tono de disculpa.

—¿Por qué no puedes?

—Es que... —carraspeo mi garganta, incómoda—... quedé con Logan. Le pedí que habláramos y aceptó.

—Ah, entiendo —dice con voz monótona—. Está bien, podemos salir otro día.

—Sí, claro —murmuro. Miro el reloj y veo que ya es hora de irme—. Lo siento, ya me tengo que ir.

—Bien, te llamo luego... ¿Te parece?

—De acuerdo —asiento con la cabeza aunque no me pueda ver—. Cuídate mucho.

Se queda callado y pienso que ha colgado pero descarto esa idea cuando escucho su pausada respiración.

—Tú también, Kels —habla al fin. No sé por qué pero mi corazón se acelera sin razón aparente—. Suerte con Logan.

Vaya, no esperaba que dijera eso.

—Gracias —mi voz suena dulce.

—Te adoro, ángel. No lo olvides.

—Y yo a ti, Justin —suspiro risueña con una sonrisa en mi rostro—. Hasta luego.

—Hasta luego —se despide y cuelga. Y yo me quedo mirando la pantalla de mi celular como una tonta.

Ay Justin, ¿qué has hecho para que me enamore así de ti?

Dejando de lado a Justin y sus tontos pero tiernos comentarios que me ponen de buen humor, me levanto de la cama, cojo mi bolso y me miro por última vez en el espejo, asegurándome de que estoy bien arreglada. Sí, me veo presentable para la ocasión. Bueno, sólo será a tomar un café mientras hablamos de nuestra relación como dos personas civilizadas. Aún así quise lucir bien para no verme tan mal pues el maquillaje me cubre las ojeras, mis enrojecidos ojos y la palidez de mi rostro, todo eso debido a que lloré demasiado. Anoche no sólo lloré porque había arruinado todo con Logan, también lloré por una cosa y luego por otra y así sucesivamente hasta quedarme dormida en los brazos de Morfeo. Es posible que en este preciso instante quede inconsciente si sigo bajando así de rápido las escaleras, tropiece y me golpee la cabeza, y es que sólo faltan quince minutos y no quiero llegar tarde.

Cuando me monto en mi auto trato de no pisar demasiado fuerte el acelerador para no estrellarme contra un poste de luz o algo así. Al parecer, hoy la suerte está de mi lado porque llego justo a tiempo. Logan aún no ha llegado así que me siento sola en una mesa cerca de la ventana.

Un camarero se acerca para preguntarme si quiero algo de tomar y yo le respondo que estoy esperando a alguien, y con un asentamiento de cabeza, se retira. Mis nervios se hacen notar cuando pasan siete minutos y no veo señales de Logan. Cuento mentalmente hasta diez y doy varias bocanadas de aire para tranquilizarme. Este tipo de situaciones me ponen muy nerviosa. Pero todo se pone peor cuando veo a Logan bajándose de su auto porque ya no estoy nerviosa, ahora estoy aterrada. Juego con mis manos mientras espero que entre a la cafetería y cuando cruza la puerta, contento la respiración. Nos miramos fijamente y yo intento sonreír pero me sale una mueca, y él simplemente me mira serio. Sus ojos no me trasmiten ningún sentimiento o emoción. Nada.

Eso sólo me hace sentir peor.

Toma asiento y quedamos frente a frente, y tengo que hacer un gran esfuerzo para no ponerme a llorar. No sólo por él, sino también por mí. Yo nunca quise que esto pasara y por desgracia, pasó.

—Hola, Kelsey —dice con un tono formal—. ¿Cómo estás?

—Creo que... bien —trago saliva con dificultad, sintiendo un nudo formándose en mi garganta—. ¿Y tú?

Sus ojos me examinan y me pongo mucho más nerviosa que hace dos minutos.

—Estoy bien —responde seco. Sin decir nada, pide dos cafés y un pedazo de pastel de chocolate, lo que acostumbro a pedir yo cuando vengo a desayunar con él—. Te ves muy pálida. No has comido nada hoy, ¿cierto?

—No, aún no he comido nada —logro decir—. Pero no tengo ganas de comer.

—Lo siento, pero tendrás que hacerlo si no quieres enfermarte —dice seriamente—. Y no acepto un no por respuesta.

Al instante siento cómo mi corazón se desgarra y la tristeza me invade. Se preocupa por mí después de todo. Oh, Dios, soy un asco de persona.

—De acuerdo —aprieto mis labios. Echo un mechón detrás de mi oreja y respiro hondo antes de hablar—. Yo quería hablar contigo sobre lo que pasó ayer.

—Se supone que por eso me citaste aquí —pone los ojos en blanco—. Así que habla, no tengo demasiado tiempo.

—Oh, bien —miro hacia todos lados antes de volver a mirarlo a los ojos. Está siendo muy seco, pero lo entiendo y me lo merezco—. Igual no te iba a quitar demasiado tiempo.

—Entonces, habla ya.

Asiento torpemente con la cabeza y me preparo mentalmente para lo que diré a continuación.

—Lo que viste ayer no fue lo que pensaste. Yo no iba a besar a Justin, él quería hacerlo pero me negué.

—¿Y por qué no lo impediste? Porque no parecías muy incómoda que digamos.

—Porque estaba muy ebrio —me defiendo. Bueno, creo lo estaba o eso parecía, pero no se lo digo—. Le había dejado claro que no lo quería volver a ver, que nuestra relación ya era pasado y no quería nada con él. ¡Se lo dije mil veces! Lo intenté alejar muchísimas veces, pero seguía insistiendo.

Abre la boca para decir algo pero justo en ese momento llega el camarero con nuestros pedidos y se retira tan rápido como llega, dejándonos solos. Y tomo un sorbo de mi café para calmar los nervios.

—Si en serio lo hubieses mandado a la mierda, no habría ido a suplicarte que lo perdonaras y le dieras otra oportunidad —gruñe molesto—. ¿O me equivoco? Dime la verdad... ¿Qué pasó entre ustedes? Porque estoy seguro de que no es la primera vez que pasa algo así. Desde hace mucho tiempo que actuabas extraño... Como si te sintieras culpable por algo que habías hecho.

Creo que es momento de decirle todo lo que pasó con Justin. Ya no puedo seguir callándome la verdad. O todo será peor.

Quiero ser optimista y pensar que entenderá por qué lo hice, que me verá como un humano que se equivoca y comete errores y aprende de ellos, a pesar de tener esa idea errónea sobre que soy perfecta para sus ojos, pero no hay justificación para lo que hice. Fui infiel y no tengo ninguna excusa válida para haber caído en los brazos de otro, excepto que me di cuenta de que sigo amando a Justin. Pero eso sólo le rompería más el corazón.

Mierda. Mil veces mierda.

—Te diré la verdad —me atrevo a mirarlo a los ojos, pero demonios, es muy difícil así que bajo la mirada como la cobarde que soy. Cierro los ojos y me atraganto con mi propia saliva, sintiéndome mareada—. Él y yo...—mi voz se quiebra de un momento a otro y el nudo en mi garganta empieza a asfixiarme—... nos besamos. Varias veces. En diferentes ocasiones.

Un silencio sepulcral nos envuelve ya que ambos nos quedamos callado.

Entonces, me atrevo a levantar la mirada hacia él y lo encuentro sereno y tranquilo. Como si ya lo supiera. Frunzo el ceño y lo miro confusa, preguntándome por qué demonios no me está mirando como si yo fuese la peor persona que habita en la faz de la tierra. Aunque sé que está muy decepcionado y dolido; puedo verlo en sus ojos, por más que intente ocultarlo, en el iris azul de sus preciosos ojos se refleja el dolor causado por mi confesión.

—Y-yo... —intento hablar pero la voz no me sale.

Lo escucho suspirar y se ríe, pero joder, qué risa más amarga y triste. Cubro mis ojos con mis manos y muerdo mi labio inferior muy fuerte sintiendo a mi corazón llorar de dolor en mi pecho.

—Tú... ¿Cómo pudiste? —su voz se rompe y me siento la peor basura de todas—. Me cuesta creerlo, pero ya lo sospechaba... Simplemente no quería creérmelo. Joder... Sólo joder.

Una lágrima se desliza por mi mejilla y pongo mi mayor esfuerzo para no derrumbarme aquí mismo. Y cuando creo que no hablará más y se irá dejándome sola, hace la pregunta del millón.

—¿Pasó algo más?

«Estuvo a punto de pasar».

Quito mis manos para poder mirarlo y cuando lo hago, me encuentro que sus ojos están acuosos.

«No vayas a llorar, por favor, por favor, por favor».

—¿A qué te refieres? —sé a lo que se refiere, no obstante, quiero estar segura—. ¿Quieres decir si Justin y yo...?

—Se acostaron, ¿sí o no? —escupe la pregunta duramente, haciéndome encoger en mi asiento.

—No —respondo rápidamente—, no pasamos a mayores. Sólo fueron unos cuantos besos... insignificantes.

Otra risa amarga sale de sus labios y deseo que la tierra me trague y me escupa al otro lado del mundo.

—Si hubiesen sido besos insignificantes no habrías permitido que pasara más de una vez —su mandíbula está muy tensa—. Aún sigues sintiendo algo por él.

—¡Por supuesto que no! Yo... No se trata de eso —intento explicarle, pero no me oye.

—Lo amas —no es una pregunta, más bien es una afirmación—. Te conozco muy bien, Kelsey Cassey. Y tú aún amas a Justin. No me mientas más que no soy tan estúpido.

—¡Qué no! Por favor, Logan —las lágrimas empiezan a picar detrás de mis ojos y no creo poder seguir reteniéndolas—. A quien quiero es a ti, Logan. Sólo estoy un poco confundida. Eso es todo. Debes creerme.

Me iré al infierno por mentir tan descaradamente, pero no quiero que me odie y me guarde rencor. Eso me rompería el corazón. Y me odio cuando hago sentir mal o lastimo a alguien.

—¡Basta de mentirme, joder! —casi grita, perdiendo la paciencia. Toma aire profundamente para calmarse.

Jamás lo he visto tan enojado y dolido.

—Esto se acabó.

Mi corazón se detiene por un instante.

—Terminamos, Kelsey. Ya no puedo más, lo siento.

Se levanta de su asiento y deja dinero sobre la mesa para pagar lo que hemos consumido, supongo.

Quiero detenerlo y gritarle que se quede, sin embargo, la voz no me sale. Así que sólo me quedo ahí sentada, observando cómo se va del lugar. Sin decir adiós.

Simplemente se va de mi vida... Y no sé si para siempre.

Continue Reading

You'll Also Like

789K 118K 99
Toda su vida fue visto de menos y tratado mal por las personas que decían ser su familia, estaba cansado de que todas las noches llorara por aunque s...
567K 89.8K 36
Park Jimin, un padre soltero. Por culpa de una estafa termina viviendo con un completo extraño. Min Yoongi, un hombre solitario que guarda un triste...
270K 19.1K 35
Con la reciente muerte de su padre el duque de Hastings y presentada en su primera temporada social, Annette empieza a acercarse al hermano mayor de...
156K 4.2K 30
la tipica historia de universos viendo otros universos atraves de pantallas flotantes que aparecerán en sus mundos aunque también agregare otras cosa...