Tú Eres Mi Sueño. (Completa Y...

By Becoleman

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¿Existirá alguien en la vida real, que me ame y acepte como soy? Hola, soy Isabelle, pero todos me dicen Bell... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 8
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Aviso...
Informe

Capítulo 22

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By Becoleman

Después de llamar al doctor para que lo revisara y viera que estaba bien, todos entraron a saludarlo. Me hice a un lado mientras Ela lo besaba y los demás le decían lo mucho que nos había preocupado. Estaba agradecida con el cielo por haberle dado una nueva oportunidad a Christopher.

Después de un rato, todos salieron, dejándome a solas con él; Chris me miró y sonrió. Me acerqué a él, acariciando su cabello con amor y cuidado.

- ¿Recuerdas algo de lo que sucedió? - Él me miró con tristeza y asintió.

- ¿Cómo olvidar que fue a mi ex a quien vi intentando asesinarme? Cuando me di cuenta de lo que querían hacer, era demasiado tarde. Todo pasó en cámara lenta, pequeña. Vi al auto estrellarse contra el muro, dar una vuelta y quedar de cabeza mientras en el proceso, yo, cubría mi rostro; me costaba respirar, comenzando a ver negro. - Él me miró, secando una lágrima rebelde que escapó de mis ojos. - Lo único que podía pensar en ese momento era: por favor, Dios, aún no estoy listo. Le prometí a mi pequeña nunca dejarla; dame una oportunidad de hacer algo correcto. Y ahí, todo se apagó. - Lo miré, dejando un beso en su frente. - Necesito uno de esos pero en mis labios.

Sonreí ante su petición y le di un pequeño beso en sus labios.

- Pensé que te perdería, amor. Sentía un dolor en mi pecho tan horrible... - Cerré mis ojos, evitando que las lágrimas se apoderaran de ellos. Al abrirlos, Christopher me miraba con ternura. - Ahora entiendo lo que tú viviste por mí. - Acaricié su cabeza, dándole una medio sonrisa; él tomó mi mano y la besó.

- Estoy aquí, pequeña, y no pienso dejarte. El cielo me dio una oportunidad de hacer las cosas bien y lo agradezco con mi alma. Lo único que lamento es que no pudimos tener nuestra boda. - Reí y negué con mi cabeza.

- Lo que me importa es saber que estás bien, amor. Nuestra boda puede ser en cualquier momento; tú, recupérate. - Él asintió y al querer acomodarse, hizo una mueca de dolor, sosteniéndose su costado derecho.

- ¿Qué rayos me sucedió? - Me miró y yo suspiré.

- Venías con una hemorragia interna debido a una fractura de una de tus costillas que te estaba perforando el pulmón derecho. - Vi cómo se trataba de abrir la bata pero lo detuve. - Ya habrá tiempo para que la veas, ahora, descansa. - Asintió.

- ¿Alguien capturó a la loca de Melanie? No creí que fuera capaz de llegar a esto. - Negaba incrédulo.

- Así es y tuvo un compañero. - Él me miró con sorpresa.

- ¿Quién? - Lo miré, suspirando.

- Mi ex; Samuel. - Abrió sus ojos como platos.

- ¿Cómo lo supiste, pequeña? - Me senté sin soltar su mano.

- Paul me llevó a la estación de policía; ellos querían que hablara con Samuel. - Escuché a Christopher bufar por lo bajo; comencé a hacer pequeños círculos en su mano. - No te estreses, no te hace bien. - Me miró con tristeza y asintió.

- Cuéntame, pequeña. - Asentí.

- Al llegar allá, Paul me llevó a una habitación en medio de las salas donde interrogan; el capitán Mayes me dijo que debía hablar con Samuel porque con ninguno de ellos quería hacerlo. Al principio me negué pero él me dijo que lo hiciera por ti, que lo necesitaban. Asentí algo insegura y Paul me llevó a la sala; Samuel estaba esposado, así que nada podía hacerme y Paul había prometido estar cerca, así que entré.

Me detuve un momento, trayendo a memoria aquel acto de valentía que tuve por minutos; Christopher me miraba en silencio, esperando que continuara.

- Al entrar, pregunté porqué lo había hecho y dijo que, Melanie, había ido a buscarlo hace unos días, ya que quería recuperarte, contándole que nos íbamos a casar y, Samuel, por celos, la apoyó. Según él, no querían asesinarte, sólo lastimarte. Me sentí tan enojada con él que le dije que me daba asco y que, yo, te amo a ti; que estás vivo mas no por ellos. Le dije que me superara, que me dejara ser feliz y vivir mi vida. Le di la espalda, no queriendo verlo más, cuando escuché que se disculpaba, deseándome lo mejor. Salí de esa sala, dejando que unas cuantas lágrimas escaparan; todavía no puedo creer que haya sido parte de la locura de Melanie. - Negué en silencio mientras Christopher también lo hacía. - Paul me abrazó, diciéndome que lo había hecho bien para no tener experiencia alguna pero, yo, quería algo más. Necesitaba hablar con Melanie. - Miré a Christopher y me miraba con asombro.

- ¿Lo hiciste? - Asentí. - ¿Qué sucedió?

- Al entrar donde ella estaba, me sonrió con suficiencia, creyendo que había ganado algo. Me preguntó qué se sentía perder, por segunda vez, a alguien a quien amo. La miré sin querer dejarla meterse en mi piel, diciéndole que, aquella primera vez que ella me "quitó" a alguien, yo no amaba a esa persona, tal vez la quería pero no la amaba. Le dije que contigo fue diferente porque a ti sí te amo pero le dije que no había logrado su cometido de separarte de mí. Me gritó que tú le pertenecías y que yo nunca podría darte las noches de pasión salvaje que ella te daba.

Me detuve al escuchar a Christopher gruñir por lo bajo pero decidí continuar con el relato.

- Le dije que tal vez no te las daría, o que tal vez sí. Que tú y yo nos amábamos tanto que, el día que nos uniéramos en intimidad, ese día sería tan mágico, que no habrían palabras para describirlo ni para olvidarlo. Le dije que, con quien querías casarte, era conmigo y no con ella. Le dije que te superara y que intentara ser feliz porque tú y yo lo íbamos a ser y mucho.

Miré a Christopher, viéndolo sonreír de una manera orgullosa y grande.

- Estoy orgulloso de ti, pequeña. Que no te quepa la menor duda de que, a ti, es a quien amo y con quien quiero pasar el resto de mi vida. - Sonreí.

- Paul me dijo lo mismo, bueno sin la parte de que me ama y eso. - Christopher rió.

- Nunca pensé que ella pudiera llegar tan lejos con una obsesión. - Lo miré en silencio, sintiendo tanto amor por él que quería gritarlo.

¡Ugh, me doy diabetes yo sola!

- Su obsesión tiene que llegar a un fin. Tú no estás con ella, y la quisiste en su momento pero ella no supo valorarlo ni darte el amor que merecías. No digo que yo sea perfecta porque no lo soy, pero ella cruzó los límites. - Sentí el roce de sus dedos en mi mejilla izquierda.

- Tú eres perfecta para mí, Belle, incluso cuando estabas rota, ahí también eras perfecta. Nunca digas que no lo eres porque para mí, tú, eres la perfección en persona. - Sonreí.

- Gracias, amor. Ahora, descansa si quieres recuperarte rápido. Aquí estaré cuando despiertes. - Él sonrió.

- Te amo, pequeña, con todo lo que soy. - Lo miré con ternura, sonriendo levemente.

- Tal vez ese sea nuestro "okay". - Rió con algo de fuerza, asintiendo varias veces, mirándome con ternura.

- Tal vez así sea. - Me levanté de la silla, dejando un beso su frente.

- Te amo, Christopher, con todo lo que soy. - Me quedé observándolo en silencio hasta que cerró sus ojos mientras su respiración comenzaba a volverse lenta y acompasada.

Después de un rato en total silencio, alguien abría la puerta, dejándome ver a Ela, quien entraba a la habitación.

- Hola, mi niña. - Le sonreí. - ¿Cómo está? - Miré a Christopher, asintiendo en silencio.

- Lo recuerda todo, Ela. Pude ver tristeza en sus ojos al recordar quién fue la persona culpable. - Ella se acercó más a mí.

- ¿Quién fue, Belle? - La miré insegura pero ella merecía saberlo.

- Melanie, una ex de Christopher. Lo peor de todo fue que recibió ayuda de mi ex también. - Sentía enojo y dolor dentro de mí por esos dos. Ela suspiró.

- Con razón nunca quiso presentarme a las locas aventuras que tuvo; lo habría castrado de una buena vez. - Reí ante su comentario protector. - ¿Te quedarás aquí con él, cariño? - La miré en silencio, asintiendo.

- Le prometí estar aquí cuando despertara nuevamente y no quiero estar lejos de él. - Sentí los brazos de Ela rodear mis hombros.

- Está bien, cariño, entiendo. Nosotros iremos a casa a descansar y mañana vendré a traerte ropa fresca.

- Gracias, Ela. Despídeme de todos. - Asintió, besando mi cabeza, saliendo de la habitación con cuidado.

Me levanté de la silla, quedándome de pie y en silencio, a su lado, observándolo sin temor alguno, no sé por cuanto tiempo.

Al fijarme en la hora, el reloj marcaba que faltaban cinco minutos para las doce de la noche; quería dormir, y sentía que lo necesitaba, pero no podía. El estrés que sentía, no me dejaba descansar.

Me dirigí a la ventana y me quedé observando la vista tan bella que se veía de la ciudad.

- ¿Qué haces ahí? - Me sobresalté al escuchar su voz, colocando una mano en mi pecho para calmar los latidos de mi corazón, girándome a verlo. Se veía hermoso.

- No podía dormir, así que me entretuve viendo la hermosa vista. - Sonreí. Extendió una de sus manos y me acerqué él.

- Acuéstate aquí, a mi lado. - Sonreí, negando un poco.

- No cabemos los dos; tú eres muy grande y necesitas comodidad. - Él rió.

- Entonces pediré una cama más grande. - Me regaló esa sonrisa torcida que tanto me gustaba mientras negaba con mi cabeza.

- No lo harás; descansa. - Me miró con ternura.

- Sólo si duermes a mi lado. - Solté su mano, dándome la vuelta, sentándome en la silla que había dejado al lado de la cama; él negó en silencio. - Ahí no, aquí.

Se movió un poco, haciendo espacio, dando unos pequeños golpes en la cama.

- Quedarás incómodo, amor. - Sonrió.

- No me importa; te quiero aquí, a mi lado, para dormir mejor. - Medio sonreí y asentí.

Con cuidado de no lastimarlo, me subí en la cama, acomodándome de medio lado para no ocupar demasiado espacio. Christopher acomodó su brazo izquierdo, de tal forma que pudiera sobar mi cabello; pasé mi brazo por su abdomen, sin lastimarlo.

- Te amo, pequeña, no te haces una idea de cuánto. - Sonreí sin mirarlo.

- Tambien te amo, amor. - Besé su pecho y suspiré satisfecha mientras nos íbamos quedando dormidos sin darnos cuenta.

************************************

Los días fueron pasando con rapidez mientras Christopher iba mostrando mucha mejoría. Como eran días de universidad, fui y hablé con el decano de la universidad, pidiéndole los permisos necesarios para poder hacerme cargo de Christopher, sin fallar en mis materias, pidiéndole a mis dos mejores amigos que me pasaran los trabajos y demás cosas necesarias.

A las dos semanas de estar en la clínica, a Christopher le dieron de alta y, junto a Ela, lo llevamos al apartamento. Le avisé a mis padres que me quedaría unos días en el apartamento de ellos mientras Christopher se recuperaba del todo y ellos estuvieron de acuerdo, pidiendo que, si necesitábamos algo, les avisara.

Al llegar al edificio, ayudé a Christopher a bajar del auto; Carlos nos trajo.

- Gracias, pequeña. - Dejó un tierno beso en mi cabeza; le sonreí.

- De nada, amor. - Ela se adelantó y nos abrió la puerta; le sonreí con agradecimiento. - Gracias, Ela. - Me sonrió de vuelta.

- De nada, mi niña. - Los tres miramos a Alberto que miraba a Christopher con una enorme sonrisa y casi lágrimas desbordando sus ojos.

- Señor, ¿cómo se siente? - Se acercó a Christopher y lo sostuvo con cuidado mientras yo pedía el ascensor.

- Estoy bien, Alberto. Nada grave. Sigo vivo. - Le dio esa sonrisa torcida tan perfecta y Alberto asintió.

- Si necesitan algo, lo que sea, no duden en llamarme. - Nos miró a todos y asentimos en respuesta; el ascensor llegó y recibí con cuidado a Christopher, ayudándole a entrar.

Ela presionó el número de nuestro destino y al llegar, ella bajó primero, abriendo la puerta del apartamento para nosotros.

- Vamos a dejarlo en el cuarto, cariño, así descansa de una vez. - Asentí y me dirigí al pasillo.

A pesar de llevar casi un año saliendo con éste hombre, no había conocido del todo su apartamento. Había más de dos habitaciones aquí adentro, dándome cuenta de que es mucho más grande de lo que imaginé.

- ¿Cuál es la tuya? - Hablé sin mirarlo por si era alguna de las que estaba pasando.

- La que está casi al final del pasillo, a mano izquierda. La de Betty es la del final. - Asentí, dirigiéndome a su habitación.

Al entrar, me quedé sin respiración, quieta en mi lugar; su habitación era todo lo opuesto a lo que él aparenta ser, y no lo digo porque sea fea sino porque es hermosa.

Los colores de las paredes son de un beige bastante claro, con una ventana enorme y unas cortinas café claro; tiene su propio baño e imagino que será grande. Las puertas de su armario son de color café también, un tono más oscuro que las cortinas. El piso es alfombrado, y la alfombra es casi blanca, algo acolchonada.

Había un estante donde tenía un televisor pantalla plana, bastante grande; parecía tipo cine; rodeado de libros, DVD's, CD's de música, etcétera. Su cama es como la mía, aunque la de él es más grande; mi cama es doble, la de él debe ser king size.

Lo acomodé en su cama, notando que me miraba con curiosidad, sonreí algo tímida y sonrojada.

- Te ves hermosa cuando te sonrojas. - Sentí que me sonrojaba aún más. - ¿Te vas a ir? - Lo miré sorprendida y negué.

- Me quedaré hasta que sea necesario. Sólo iré por algo de ropa a mi casa y vendré enseguida, amor. - Le sonreí y él me atrajo a su lado.

- Entonces que sea para siempre, pequeña. Siempre te necesitaré a mi lado. - Sonreí, dejando un beso en su mejilla.

- Entonces así será, amor. - Me enderecé con cuidado. - Ya vuelvo; traeré las medicinas para los dolores. - Él asintió y yo di la vuelta, dirigiéndome a la sala, donde estaba Ela.

Se veía exhausta. Me acerqué a ella con cuidado, sentándome a su lado, viéndola abrir sus ojos con algo de sorpresa y terror.

- Me asustaste, cariño. - Le sonreí con algo de vergüenza.

- Lo siento, Ela. ¿Estás bien? - Ella me sonrió con cansancio.

- Sólo algo exhausta, Belle. Tanto estrés me tiene sin dormir. Siento que no doy para más. - La abracé con amor y cuidado, ella me devolvió el abrazo.

- Aquí estaré, Ela, hasta que no me necesiten más. - Ella me miró con una sonrisa hermosa.

- Y si es para siempre, ¿te quedarías? - Sonreí grande y asentí.

- Con todo el gusto del mundo lo haría, Ela. Te quiero mucho.

- También te quiero mucho, mi niña. Gracias por todo. - Asentí.

- Ve a descansar, Ela. Iré a mi casa por ropa y vuelvo en un rato para ayudarte con Christopher. - Ella suspiró con una sonrisa, levantándose del sofá.

- Ah, por cierto, Belle, - se acercó a la mesa, tomando un juego de llaves que había sobre ésta entre su mano - son tus propias llaves del apartamento. - Sonreí, asentí y las tomé.

- Ve a descansar. Le llevaré las medicinas a Christopher y saldré. - Le di un beso en su mejilla y ella asintió.

La vi perderse al tomar el pasillo, así que me dirigí al bolso que traíamos, para sacar las medicinas de Christopher. Fui a la cocina, llené un vaso con agua y me dirigí al cuarto de Christopher. Al entrar, él estaba mirando el techo; me acerqué con cuidado.

- Ten, amor, toma las medicinas. Vuelvo en un rato. - Él me miró con tristeza; me acerqué a él con preocupación. - ¿Qué sucede? ¿Te duele algo? - Él negó; lo miré confundida.

- No es nada, pequeña. Sólo estoy algo... ¿Pensativo? - Colocó su mano en mi mejilla mientras la apretaba a mi rostro con cuidado. - No te demores mucho. - Sonreí y asentí.

Dejé un pequeño beso rápido en sus labios y salí del apartamento. En el camino, llamé a Carlos, pidiéndole que viniera por mí, diciendo que ya estaba en camino...
_____________________________________

¿Qué tan pronto sonarán las campanas de la iglesia para estos dos? Espero que pronto...
Voten, comenten, opinen...
Gracias por leer...
Los amo hasta el infinito...

Adri... :D

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