La hija del Conde: Cuando el...

By andreina1831

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Lady Amelia Clarendon, una dama de la nobleza Inglesa, hermosa, inteligente, decidida, testaruda y con un car... More

La hija del Conde: Cuando el corazón ama no hay desición que valga.
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16

Capitulo 8

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By andreina1831

Enarca una ceja, entrecierra los ojos y se queda en silencio observándome.

―Connor ¿Realmente puedes tomar su lugar?

―Un hombre que forme parte de su familia puede hacerlo Amelia, una mujer no soportaría lo brutal de la Guerra.

―No seas tonto... ―Me quedo en silencio analizando sus palabras ―¿Podría yo hacerlo? ―Me pregunto, lo miro ―¡Si podrías tomar su lugar? ―Vuelvo a preguntar porque necesito una respuesta que distraiga a mi mente creativa e imprudente, una que me ayude también a sacar a mi padre de la situación en la que el Rey lo ha puesto ―¡Dime!

―No me gusta lo que pretendes ―Añade con los ojos entrecerrados recalcando así su creciente sospecha, cosa que odio, lo odio porque me conoce y sabe mejor que nadie que mis ''Travesuras'' no tienen limites ―Como caballero y esposo...

―Ahora quien se comporta como un estúpido eres tú ―Con ambas manos encima de su escritorio de roble color Nogal lo penetro con la mirada arriesgándome así a que realmente comprenda mis planes, a esos que ni yo misma tengo claro ―Es evidente que yo no podría hacer algo así, los soldados de mi padre no me seguirían en semejante situación y menos seré capaz de sostener una de esas pesadas espadas con una sola mano.

Se queda en silencio viéndome sin parpadear, tuerzo la boca un poco indicándole lo fastidioso que me parece su tonto intento por intimidarme, suspira aliviado, rodea el escritorio hasta estar a mi lado.

―Podría hacerlo con una carta suya, donde especifique que su condición física no le permite combatir.

―¿Pero se requiere su autorización? No podría solo...

―No Amelia, debe ser su firma y sello, de lo contrario sus hombres no me seguirán y yo no podré tomar su lugar.

―Entonces debo darme prisa ―Me apresuro caminando hacia la puerta ―Si estás dispuesto a hacerlo ―Tomo el pomo de la puerta ―Esperame al aura en el árbol donde tan estúpidamente me ayudaste a caer, estaré ahí con la autorización, sello y espada de mi padre.

―¿Estás muy segura de esto, Amelia? ―Mi viejo amigo respira hondo, se recuesta a su escritorio y cruza los brazos ―Me temo que subestimas a tu padre.

Niego viendo mi mano sobre el pomo.

―Son ustedes los que me subestiman.

Abro la puerta y salgo deprisa de la casa con él siguiendo mis pasos, subo al lomo de Lucero y lo veo.

―Ambos sabemos que es lo mejor, tú sabes defenderte mejor que cualquiera, sé que volverás junto a tu esposa y a tu... ―Me muerdo la lengua, deteniendo abruptamente lo que casi termino por decir, Connor frunce el ceño a ver que me he quedado callada, entrecierra los ojos y me mira interrogante.

―¿Y a mi qué, Amelia?

Trago y sonrió de medio lado con malicia, niego y muevo las riendas indicándole a Lucero avanzar.

―¡Nos vemos en él árbol! ―Exclamo a la distancia ahora riendo por lo tonto que es, mi hermana ha aumentado unos cuantos kilo y él sigue ajeno a la verdadera razón de su aumento de peso.

Miles de posibilidades y ninguna favorecen mis decisiones, saber que hago mal es una distracción para mí, Lucero también parece estar de acuerdo con mi subconsciente, el viento, la lluvia, hasta el amanecer parecen querer asesinarme por lo imprudente de mi proceder, verme bajo el árbol por diez minutos me llevo a hacer lo que por un fugas momento creí que seria una locura ¡Es una locura! Una y muy grande.

―¿Pero en qué estás pensando? ―Me reprocho en medio de este desértico camino, veo de nuevo mi atuendo varonil y mi lamentable corte de cabello para poder parecer más a un soldado. Respiro profundo y miro a ambos lados, tragando como por milésima vez los nervios que amenazan con desarmarme en cualquier momento.

Salvar a mi padre es mi meta, siempre fue mi deseo ser más que una simple Dama que estar obligada a seguir el protocolo y mantener una reputación, pero francamente ¿A quien le importa mantener una buena apariencia con esa montaña de hipócritas?

Sonrió con ironía.

―A toda Dama honorable que desee tener un matrimonio ventajoso.

Esa seria la respuesta de mi madre. Un matrimonio por conveniencia con un hombre a quien no amo. y lo tuve, fue un matrimonio firmado y sellado mucho antes de mi nacimiento, uno en el que dudo me enamore de mi esposo.

Después de lo que me parece una eternidad finalmente llego, trago grueso al ver lo que se alza ante mis ojos y es que... ninguna mujer por mucha experiencia que tenga se prepara jamás para esto, para estar en medio de miles de hombres medio desnudos.

Empapada de sudor, mi apariencia debe ser la de un joven débil y asustado, realmente así me siento aquí al estar rodeada de tantos soldados, llegando al fin a mi destinado lugar, eso no evita que no me sienta terrible, todos los aquí presentes me miran consternados, sé que no esperaban mi presencia, y solo le ruego a Dios que esto no termine mal.

Bajo del caballo con la intensa mirada de todos puesta en mí ―¿Será que se dieron cuenta de mi verdadera identidad? ―No ―Niego ―Lo dudo, corte mi cabello, coloque algodón dentro de mi boca para que se viera más cuadrada y vende con mucho esfuerzo mi busto en mi afán de ocultar esos atributos, además de que esta armadura me ayuda a ocultar mi cuerpo, no, definitivamente no pueden haberse dado cuenta ―Respiro profundo buscando un valor que creo deje atrás, toco la espada que cuelga de mi cintura y me encamino a la carpa principal donde supongo estará el superior de este lugar.

Esto huele muy mal, a una distancia se encuentran unos hombres entrenando con muy escasa ropa, otros comiendo y escupiendo ―Arrugo la nariz asqueada ―Algunos duermen amontonados sobre la húmeda arena, me pregunto ¿Cómo pueden hacerlo? Los caballos están defecando a una distancia de donde ellos están... aparto la vista, esto es realmente asqueroso.

Retrocedo cuando un hombre mucho más alto y como tres veces mas grande que yo, sale de la tienda, me pasa por un lado ignorando a propósito mi presencia, me retraigo y aparto la vista de su desnudo torso cuando se quita la prenda que cubre su pecho, me doy cuenta de que todos aun siguen cada uno de mis movimientos por lo que me obligo a mirar al hombre "vamos Amelia tú puedes hacerlo" me repito por milésima vez. Él sigue con andar elegante y seguro hasta el bebedero y bebe de forma poco elegante para un Capitán.

Me aclaro la garganta y vuelvo a tragar saliva con fuerza al obtener su atención, él me observa con una ceja arqueada, parece incrédulo al verme, camina hacia mí por lo que logro distinguir unas cuantas cicatrices en su torso, brazos y rostro, sus oscuros ojos barren cada rincón de mi armadura, su ceño fruncido me grita que claramente no le gusta lo que ve.

―¿Usted quien es y qué hace aquí? ―Su mirada indiscreta logra incomodarme un poco, la pregunta me toma totalmente desprevenida ¿Y ahora qué hago, qué digo?

―Emmm yo ―Me aclaro la garganta viendo en todas direcciones con nerviosismo, algo me dice que que comportarme así será mi condena ―Estoy aquí de parte del Conde de Stone, soy su... ¿Sobrino?

―¿Su sobrino?

―Si, señor, su sobrino.

―¿Y enviá el Conde a un posible heredero a combatir en su lugar?

―Fue mi decisión señor, no de él.

―¿Entonces desafiá usted al Conde? ―Contengo el aliento tratando de controlar mi agitado ritmo cardíaco, esforzándome por preservar la calma ante una situación que no hace más que atacar mis nervios sin contemplaciones ―¡Hable!

―No yo... ―Musito pestañeando y viendo a todos lados y a ninguno a la vez, me aclaro la garganta volviendo mi atención al hombre que no deja de escrutar mi pequeño cuerpo con disgusto ―Mi presencia aquí Milord ―Veo la insignia en su anillo ―Es para servir de apoyo durante la... ¿Guerra? por lo que vengo a entrenarme para ello.

Él ríe con clara burla.

―¿Y cree usted joven heredero, que con su anatomía podrá usted servirme de algo? ―Mi mira de pies a cabeza ―Mírese, es demasiado delgado y pequeño, cualquiera aquí lo mataría en un segundo del...

―Permitáme interrumpirlo Milord ―La indignación cubre mis gestos ―Comprendo que dude usted de mí, en su lugar le aseguro que también lo haría, aún así le pido la oportunidad para demostrarle de que estoy... ¿Hecho?

Vuelve a reírse ahora acompañado de muchos de los presentes, pongo los ojos en blanco, esto ya empieza a molestarme.

―Muy bien ―Cede después de un rato ―Traigan mi espada.

Palidezco enseguida, esto debe ser una broma ¿De verdad él quiere que me vaya? Si, eso quiere, ¿Pero por qué entonces no lo hago? Seria fácil, solo aceptar que... ―Niego ―No señor, prometí hacerlo y mi palabra es ley, además de que si renuncio antes de empezar seré la burla de mi padre y sobrino o no, un miembro de la familia que renuncia tan fácilmente sabiendo que puede ser vergonzoso para la familia y nadie trae deshonra a mi familia por muy mujer que ésta sea.

Si quiero ayudar a mi padre debo hacerlo bien, dando todo de mí para lograr principalmente volver con vida a casa y por supuesto esforzarme por no salir herida en medio de lo que me espera.

―A ver joven heredero, muéstreme de que está hecho.

Cada nuevo libro que llega a nuestras vidas es un mundo lleno de maravillas, unas veces nos enamora y otras nos aburre pero al fin y al cabo jamás abandonamos la idea de seguir explorando en el sin fin de universos que están escondidos en las bibliotecas esperando ser encontradas por un gran lector.

Pronto podrán leer el libro en formato digital en Amazon, estoy esperando los CD para llevarlos a la Biblioteca del país.

Gracias a todos por su apoyo!!

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