Epílogo
6 años después
- Carlos a tenido que pagar una fianza al ex propietario y a ti.
Él le extendió un sobre.
Ella lo tomo.
- Querrás decir, al fin pago la fianza.
- Si, gracias querida.
Ella le sonrió.
- No hay de que, querido.
Él río.
Luego de la ardua reconstrucción de Sweet Rose y la cobarde huida de Carlos, las cosas sólo iban a mejor. Habían logrado todas las ampliaciones que planearon, y tomaron la iniciativa de expandir sus horizontes, abriendo nuevos locales en el centro y en otros lugares del país. Eso implicó el contrato de gerentes, más camareros. Los clientes eran más, se ganaba una mucho más considerable cantidad de dinero, demasiada, y ver como se era anunciado Sweet Rose en todas partes hizo a Charity lágrimiar -según ella sólo había sido una basura en sus ojos, Rick fingió creerle.-
-¿Estas lista?
- Si, vámonos que se nos hace tarde.
Ambos se subieron al elegante auto de Rick y partieron a la fiesta.
Van tarde.
- ¿Cómo es posible que lleguemos tarde a nuestra fiesta de aniversario?
- Sólo los dioses saben, linda. Sólo ellos saben.
A seis años de la tragedia del Sweet original y todo los planes que estaban en ejecución, gracias a la suerte de Rick y su insistencia, lograron comprar el terreno (costó mucho dinero convencer a el anterior propietario) y, unos cuantos meses después, ellos se fueron a vivir juntos.
04 de Octubre.
Gran fecha para celebrar, ¿verdad?
- No puedo creer que ya han pasado dos años.
- Ni yo.- Su mirada se mantuvo siempre al frente. No quería que volviera a ocurrir esa situación espantosa.- Ni yo.
.
.
.
El Sweet lucía mejor que nunca.
Velas, lámparas de pantalla color crema y fuentes roca.
Una elegante alfombra roja daba la bienvenida a los invitados, las cuerdas de terciopelo impedían el paso de los paparazzi y los guardias...bueno, ellos, tan intimidantes, altos, intimidantes, musculosos, intimidantes (creó que ya entienden mi punto) se encargaban de que nadie quemara el Sweet y que nadie sé pasará de listo y quisiera colarse a la fiesta.
Él le abrió la puerta.
Ella aceptó su mano.
Ambos caminaron por la alfombra, saludando a las cámaras y pasando sin tener que pasar invitación.
Charity, enfundada de azul rey y una elegante cola ondeando que le seguía, era uno de los blancos fotográficos, -desde semanas salía como portada de Glamour- sino que también de sus fanáticos.
Rick, con un esmoquin negro y camisa blanca italiana no se quedaba atrás. Era la estrella de la noche y todas sus fanáticas gritaban al verlo pasar, más si les guiñaba.
Ya adentro se dispusieron a saludar a sus conocidos más cercanos, como a Milene y Taphita, ambas en una de las mesas del ala más privada de la fiesta.
-¡Felicidades, chicas!
Ambas sintieron y les despidieron con la mano.
- Gracias, muñecos de azúcar.
Los siguientes fueron Tyron y Christyn, con la pequeña Akemi en brazos de esta última.
- Hola, cambia pañales.
- Calla, imbécil. En algún momento te llegará a ti.
Más allá encontraron a los padres de Rick que hablaban con unos conocidos socios de la empresa. Costa a costa evitaron ser vistos por ellos. Sus respiraciones se estabilizaron una vez que estuvieron lejos de su campo de visión.
Las chicas de Charity bailaban con sus parejas o bebían en la barra libre. Todos los gerentes habían sido invitados. La crema y la nata de la repostería estaban presentes, junto a varios accionistas de la compañía y la cadena de Cafeterías Sweet Rose.
- Será una larga noche.- La chica sonrió.
- Una muy larga.- Correspondió a la sonrisa de su pareja y le tomo la mano para luego adentrarse en la casi sofocante multitud de personas.
.
.
.
Una las ampliaciones que más le gustaba a Charity de el nuevo Sweet era la terraza con una fuente baja adornada con flores de loto, aunque, ella debía de admitir que le extrañaba el hecho de haber reunido a todos los invitados (los más importantes al frente) a media noche, cuando las estrellas lucían resplandecientes y las velas iluminan tratando de igualar el cielo nocturno.
Rick llamó la atención de todos.
- Quiero agradecer a todos los presentes por asistir a el cuarto aniversario de Sweet Rose, a corto plazo una de las cadenas de cafetería más exitosos en el centro y próximamente de todo el país.
Todos aplaudieron, algunos gustosos, otros monótonos o simplemente emocionados.
- Pero, -con un ademán los hizo callar- esta no es la única razón por la cual todos nos reunimos específicamente en este lugar. Charity...
La chica subió hasta donde estaba su pareja.
- Hay algo que me gustaría decirte, algo que me inquieta desde hace unos meses.
Blu no comprendía de que iba.
- ¿Qué cosa?
- Tu nombre.
Una exclamación general demostraba la plural confusión de todos.
- ¿Qué tiene mi nombre?- Su voz se teñia de recelo.
- Creo que Charity Blu suena mal...
La chica se ahogó con su propia saliva y retrocedió un par de pasos.
-...a comparación de como se oye Charity Hader.- Añadió rápidamente al ver que su chica tomaba una silla para, claramente, golpearlo.
Sus manos dejaron de presionar, no le importaron las exclamaciones sorprendidas de sus chicas y el público femenino en general, las convenientes palabras de los hombres y los sollozos que con poco éxito ocultaba Capella.
Lo siguiente que supieron era que ambos estaban abrazados y todos aplaudían.
- ¿Quieres ser mi esposa?
- Y todavía me lo preguntas, inútil mortal.
.
.
.
- Tenemos que fijar una fecha.
- Listo.
- La lista de invitados.
- Ya tenemos la mitad.
- El banquete.
- Ya reserve opciones con un chef directo de italia.
- ¿Aremos la recepción con alguna temática?
- Si es contigo, me caso incluso sabiendo que luego celebro hasta vestido de árbol.
Ella río.
- Eres un cruel.
- Aún así me amas.
- No te diré que si auque fueras un patán te amaría, ni que correría kilómetros por ti sólo para encontrarte porque sabes que odio el ejerció. Si puedo decir que te amo, ya que tú tuviste la valentía de amarme.
Él medio sonrió.
- Te agradezco que seas sincera conmigo, ya que eres la única que me dice todos mis defectos y luego actuar como si no importaran.
- Te dije que algún día tu excesiva dulzura hostigaría a alguien.
- Tu falta de dulzura hace historia, cariño.
El sarcasmo en sus sonrisa lo decía todo.
- ¿Música?
- Tenemos que hablar con Taph y Line para eso, nuestro repertorio aria que hasta los muertos fueran más vivos.
- No es nuestra culpa que no reconozcan el arte de la música sinfónica.
- Ya, ya. Calla que debemos ver lo de la decoración.
El día fue una pareja de enamorados en un sofá desgastado llenos de papeles de ideas sin resolver y propuestas que horrorizarian a la creatividad.
¡Epílogo! *Fangirlea*
Quiero disculparme con mis lectores por publicar un domingo y no un viernes como lo dije.
Pero les traigo buenas noticias.
Al comienzo de la historia comenté que la historia se terminaría de publicidad en un plazo de cinco semanas, y como subí un capítulo antes por mi cumpleaños eso nos dejaría con sólo cuatro semanas por lo que decidí ESCRIBIR UN CAPÍTULO EXTRA para completar las cinco semanas prometidas.
Adiós y gracias por leer.
Feix.