Tú Eres Mi Sueño. (Completa Y...

By Becoleman

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¿Existirá alguien en la vida real, que me ame y acepte como soy? Hola, soy Isabelle, pero todos me dicen Bell... More

Capítulo 1
Capítulo 2
Capítulo 3
Capítulo 4
Capítulo 5
Capítulo 6
Capítulo 7
Capítulo 9
Capítulo 10
Capítulo 11
Capítulo 12
Capítulo 13
Capítulo 14
Capítulo 15
Capítulo 16
Capítulo 17
Capítulo 18
Capítulo 19
Capítulo 20
Capítulo 21
Capítulo 22
Capítulo 23
Capítulo 24
Capítulo 25
Capítulo 26
Capítulo 27
Aviso...
Informe

Capítulo 8

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By Becoleman

Al salir, no lograba hallarlo por ningún lado. Busqué en los salones, por las canchas, el jardín y nada. Me estaba rindiendo, hasta que recordé que él tenía auto, así que fui hasta el parqueadero a buscar su Camaro.

Hasta que por fin lo hallé.

Me acerqué con lentitud al auto,  escuchando que tenía la música a todo volumen; toqué en la ventana del copiloto con algo de fuerza, viéndolo bajar el volumen, abriendo la puerta.

- ¿Qué haces aquí, Belle? - Se inclinó un poco en su lugar, mirándome con algo de confusión; lo miré en silencio, suspirando suavemente y me senté a su lado.

- ¿Estás bien? - Él me miró unos segundos, fijando su vista al frente. Cerró sus ojos, dejándome ver la incomodidad que sentía. Tenía tantas ganas de tocarlo, abrazarlo, incluso besarlo pero me aguanté.

- Eso creo. - Finalizó con un leve suspiro.

- ¿Ella es...? - No pude terminar la frase porque él me estaba mirando con intensidad.

- Un error. - Su voz salió tan gruesa que me hizo estremecer.

- Nunca nadie es un error. Tal vez una mala experiencia que te enseñó algo. - Lo miré con suavidad, viéndolo relajarse un poco.

- Lo siento, es sólo que... Ella me... - Suspiró frustrado.

- Tranquilo, - coloqué mi mano sobre la suya y le di un leve apretón - no tienes que hablar de eso ahora. 

Le regalé una sonrisa que le infundiera calma y tranquilidad, viendo que funcionó. Me miró con una leve sonrisa, comenzando a acariciar mi mano con delicadeza.

- Gracias, Belle. De verdad. - Le di una sonrisa torcida y asentí.

- Un placer haber podido ayudar. Ahora, volvamos a clases. Tienes trabajo qué hacer. - Me iba a bajar del auto pero su mano en la mía me detuvo; me giré a verlo, viéndolo acercarse a mí.

Su otra mano hizo un camino desde mi sien hasta mi mandíbula, causando un estremecimiento dentro de mí. Era tan suave el toque que me hacía cosquillas, causando que mi pulso corriera a mil.

- Lo siento, Belle. - Habló en un susurro tan bajo como nuestras respiraciones. - No sé qué me sucede contigo.

Miré en esos ojos verdes que me encantaban y pude ver su confusión. Ambos estábamos en las mismas.

- Tranquilo. Es mejor si entramos. - El asintió y se alejó de mí.

Me afectó su cercanía pero también cuando se alejó. No lo quería lejos, lo quería cerca de mí, rozando sus labios sobre los míos.

¡Basta, Isabelle!

Nos bajamos del auto y comenzamos a caminar de regreso a nuestra última clase. Íbamos llegando, cuando vimos a la profesora entrar, nos miramos y corrimos antes de que cerrara la puerta; llegamos justo a tiempo.

Como ésta clase era la última, no la tenía con Ani, así que Christopher hizo cambio con mi compañera de mesa y él se sentó a mi lado; me sentía extremadamente nerviosa, así que coloqué una cortina de cabello entre nosotros, queriendo evitar su mirada penetrante pero, mi piel se erizó, al sentir sus dedos removiendo mi cabello de su lugar.

- No hagas eso; así no podré ver tu hermoso rostro. - Susurró en mi oído. Lo miré con timidez y él me sonrió; sentía mis mejillas calientes. - Te ves hermosa cuando estás sonrojada.

¡Bendita sonrisa torcida! ¡Harás que me dé un paro cardíaco!

- G-gracias. - Le di una medio sonrisa y giré mi cabeza para prestar atención a la clase, lo cual fue imposible porque podía sentir sus ojos fijos en mí.

Al finalizar la clase, después de sobrevivir a su mirada, salimos en busca de Anahí. La encontramos hablando por celular; me acerqué y toqué su hombro, ella se giró y me levantó un dedo, haciéndome entender que la esperara.

Miré a Christopher y él sólo levanto sus hombros sin saber qué decir. Esperamos unos 5 minutos en silencio, hasta que Ani habló.

- Lo siento, amiga. Era Marcos. - Al escuchar su nombre, un nudo se instaló en mi garganta.

- Él... ¿Está bien? - Ani me miró y sonrió.

- Lo está, Belle, tranquila. Lo llamé para saber cómo estaba y me dijo que aún no podía creer lo que pasaba pero que estaba tranquilo. Dijo que se estaba alistando para el entierro. - Asentí sin saber qué decir. - Iré a almorzar y me iré para allá, ¿vienes? - La miré con tristeza y suspiré.

- Eso quisiera pero a mi padre se le dio por sobre protegerme demasiado y envió a Carlos a recogerme. Me quiere en la empresa justo ahora. - Eso último lo dije con fastidio y Ani me abrazó.

- Lo siento, Belle. Sabes cómo es tu papá. Déjalo que se le pase. - Sonreí.

- Eso mismo dijo el tarado de mi hermano. - Ella se echó a reír.

- Bueno, ya ves. - Asentí. - Entonces nos vemos después, Belle. - Se acercó a mí y me abrazó. - Te quiero, amiga. Llámame si necesitas algo, o escríbeme, lo que quieras.

- Así lo haré, Ani. También te quiero. - Nos separamos y vi que se acercó a Christopher, dándole un pequeño beso en la mejilla.

Ambos nos quedamos en silencio ante aquella acción, bastante sorprendidos; aunque yo no tanto; esa es ella, así es Anahí. Christopher sonrió.

Vi a mi amiga alejarse y decidí emprender la marcha a la entrada principal, Carlos debió haber llegado ya.

- ¿Estás bien, Belle? - Miré a Christopher y le sonreí lo mejor que pude, incluso si no sentía esa alegría en mis ojos.

- Lo estoy, tranquilo. - Él me miró algo inseguro pero asintió. - ¿Cómo está Beth? - Me miró y sonrió.

- Está bien, gracias. Le caíste muy bien. No ha parado de hablar de ti. - Sonreí al escuchar eso; ella también me agradó.

- Ella también me agradó mucho. Es muy linda. - Le sonreí y él asintió, pero vi en sus ojos ¿dolor? - Y se nota que te adora. - Asintió sin decir nada; creo que somos un poco, bastante, extraños. - ¿Estás bien? ¿Dije algo malo, Chris?

- No, Belle. Sólo pensaba. - Sin darme cuenta, ya habíamos llegado a la entrada y escuché la voz de Carlos llamarme.

- ¡Señorita Belle! - Él miró a Carlos y luego a mí.

- Es el conductor de mi familia. Es como parte de nuestra familia. - Le sonreí y él asintió. A todas éstas, ¿por qué le di explicación de eso? Ya que. - Nos estaremos viendo.

Me encaminé hacia el auto a paso lento y apesadumbrado pero, su mano en mi brazo, me detuvo.

- ¿Podrías darme tu número de celular? - Lo miré con una sonrisa y asentí. Tomé un lapicero y le escribí el número en la mano; al levantar mi vista, él me miraba fijamente. - Gracias.

Rozó sus dedos por mi mejila y yo cerré mis ojos para disfrutar ese momento. Abrí mis ojos justo a tiempo para verlo alejarse de mí. ¿Qué tiene éste hombre que me tiene tan rara? Me di la vuelta y Carlos abrió la puerta para mí, le agradecí y subí.

El viaje a la empresa de mis padres fue algo largo pero Carlos me mantuvo distraída, contándome del regaño de mi madre a mi padre por haberme hecho enojar. Sólo podía reír mientras él me contaba.

Mi madre, al igual que yo, tiene un temperamento que, cuando explota, se hace sentir. Eso lo heredé de ella.

Al llegar a la empresa, Carlos me dijo que mis padres estaban en la oficina; asentí y bajé del auto. El edificio es bastante alto y moderno; por fuera es gris con algunos colores blancos. Al entrar a él, la recepcionista me recibió.

- Señorita Mcclaire, bienvenida. - Me sonrió amablemente y le devolví el gesto.

- Ya te dije que me digas Belle, Lucy. - Ella asintió algo apenada.

Me agrada Lucy. Tiene unos 35 a 40 años pero es muy amable. Es morena pero es bella. Sus ojos son de color avellana que hacen contraste con su piel. Su cabello es rizado y negro. Es un poco más alta que yo. Y con un excelente cuerpo.

- Sus padres la están esperando, señorita Belle. - Le sonreí.

- Gracias, Lucy.

Me dirigí a los ascensores y marqué el número 30. Sí, era el último piso. ¿Se imaginan donde no existiera ascensor? Llegaría muerta allá arriba.

Al llegar, salí del ascensor y me dirigí a la oficina de mi padre, al final del pasillo. Toda la gente iba de un lado para otro, dejando ver que había bastante movimiento en el lugar. Al llegar a la oficina, toqué la puerta y escuché que decían "adelante", así que entré.

Mis padres estaban reunidos con un señor trigueño, de un 1,80 de alto, ojos negros como la noche y una sonrisa blanca. Apenas me vio, me dio una sonrisa tan extraña que me hizo sentir escalofríos.

- ¡Hija! - Mi padre se levantó del asiento con rapidez y se acercó a mí; podía ver preocupación en su rostro. - ¿Cómo estás? - Me dio un abrazo y un beso en la cabeza.

- Bien, papá. - Vi al señor raro acercarse a nosotros.

- Así que ella es tu hija, Mcclaire. - Mi padre lo miró y apretó el agarre en mis brazos, mostrando la tensión que sentía; no me gustaba de a mucho la forma en la que me miraba éste tipo.

- Así es, Dafoe. - Me miró algo nervioso.

- Tienes una muy bella hija, Mcclaire. Sin ofender a tu esposa. - Mi madre, a quien no había visto acercarse, estaba detrás del señor Dafoe, mirándolo con ganas de asesinarlo.

- Andrew... - Todos la miramos en silencio, en espera de lo que diría. - Llevaré a la niña a la sala de reuniones. - Mi padre asintió. - Tú, termina los papeles con el señor Dafoe. Vuelvo en un rato.

Mi madre me tomó de los hombros y me sacó de la oficina pero no sin antes escuchar la voz de ese tipo, hablarnos.

- Adiós, querida. - Me estremecí ante esas palabras y mi madre me aferró más a ella.

Al llegar a la sala de reuniones, me hizo sentar en una de las tantas sillas que habían. Me sentía nerviosa sin saber el motivo.

- Lo siento tanto por eso, Belle. - Vi cómo se acercaba al teléfono de la sala, llamando a su secretaria, pidiéndole que trajera un té. - El señor Anthony Dafoe nos llamó diciendo que venía para acá porque necesitaba un abogado para uno de sus parientes y que nosotros somos los mejores. No nos acordábamos que venías para acá. Tu papá y sus benditas ideas.

Vi cómo rodaba sus ojos con fastidio y sonreí ante eso, aunque todavía tenía esa sensación de escalofrío en mi cuerpo; en ese momento, entró Margareth.

- Aquí está el té, señora Mcclaire. - Al verme, se asombró un poco y se acercó con rapidez. - ¡Belle! ¿Estás bien? - Me miro con precaución.

- Se encontró con Anthony. - Vi cómo Margareth abría sus ojos por la sorpresa. - ¿Puedes quedarte con ella mientras ayudo a Andrew? - Margareth miró a mi madre y asintió. - ¡Gracias! Vengo en un rato, pequeña. - Y salió de la oficina.

- Vamos, Belle, toma el té. Te ayudará a sentirte mejor y relajada. - Asentí y comencé a tomar el té de a sorbos pequeños. Me fue calmando de a poco. - ¿Qué fue lo que sucedió, Belle? - Miré a Margareth y ella se sentó a mi lado.

- La verdad es que no sé, March. Al entrar a la oficina, ese hombre me miró bastante extraño. Mi padre se levantó con rapidez de su lugar, dejándome ver la preocupación en su rostro. Al enterarse de que soy la hija, dijo que era muy bella, incluso más que mi madre. Me miraba muy extraño, March. Mi madre dijo que me traería para acá, y al despedirse, me dijo "adiós, querida" pero de una manera tan fría y extraña que me hizo sentir escalofríos. - Miré a Margareth quien me miraba con preocupación. - ¿Quién es él, March? - Ella suspiró con pesadez.

- Belle, Anthony Dafoe es uno de los mafiosos más peligrosos que hay aquí en San Francisco. Tus padres han tenido uno que otro contacto con él pero no les agrada de a mucho porque Anthony es peligroso y sucio. No quieren terminar involucrados en algo raro; y cuando él les paga, tus padres se aseguran de que el dinero esté limpio y muestran el registro a la policia si es necesario. Han tenido cuidado con ustedes pero ahora que él te vio, no sé qué hará tu papá.

Me quedé en silencio ante aquella nueva información que llegaba a mi cerebro, sin poder hablar o producir sonido alguno. Sentía un nudo en mi garganta, causándome una leve incomodidad en mi pecho mientras mis ojos ardían. Necesitaba a mi hermano, mi mejor amiga o quien fuera que estuviera libre.

Sentí las lágrimas brotar en silencio de mis ojos, sin saber el verdadero motivo por el que estuviera llorando, haciéndome sentir extraña y, algo, angustiada.

______________________________________

Perdonen el capítulo corto y raro. Tal vez no entiendan muchas cosas ahora pero todo cobrará sentido...
¿Qué creen que pasará? ¿Será Anthony peligroso en verdad?
Voten, comenten, déjenme saber qué piensan...
Los amo hasta el infinito...

Adri... :D

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