-Pudranse- les dijo Liam a los chicos riendo. Yo comencé a reírme.
Liam me miró de una manera tierna.
Siempre había sido un primo super tierno y caballeroso.
-Y tú, pequeña cochina- comenzó a acercarse. Tomó mis piernas y mi espalda y me elevó.
Solté un pequeño grito, odio las alturas.
Me aferré a su cuello tan fuerte que él también dejo salir un pequeño grito.
- ¿Qué hacías comiendo en la noche? ¿Es que acaso quieres parecerte al gordo de Niall?
Reí ante su comentario.
-Nop.
-Bueno- me miró rápidamente-, vamos a bañarnos.
El pánico comenzó a apoderarse de mí. Hacía años que él y yo no nos bañábamos juntos. De hecho, lo hacíamos a los 3 y 6 años.
Intenté bajarme de sus brazos pero me sostuvo con más fuerza. Sus dedos se estaban encajando en mis muslos. Me dolía
-Liam- gemí de dolor-. Bájame.
-No, preciosa.
Seguí haciendo fuerza para que me soltara.
No quería pero tuve que morderlo en el hombro.
El gritó y se detuvo más no me soltó.
Volví a morderlo, esta vez más fuerte.
Sus apretones eran cada vez más débiles hasta que logré soltarme.
Corrí a mi cuarto y me encerré.
También moví el mueble de la ropa para tapar la puerta.
No quería salir, me daba vergüenza ver a Liam, pero tenía hambre.
Así que me cambié, obvio después de bañarme, y me salí por la ventana con ayuda de mi sabana y mis cortinas atadas. Mi rodilla tronó debido al impacto.
Caminé hasta un buffet.
Pasé ahí unas horas hasta que el botón de mi short estaba por explotar.
Tomé unas galletas y las puse en una servilleta. También tomé un pastelillo.....para el camino.
Volví a casa comiendo, decidí guardarle a Niall dos galletas. Bueno una y media.
Trepé lentamente y me eche en la cama.
Después de 5 minutos me levanté y moví el mueble que tapaba mi puerta.
Después salí en busca de Niall.
Toqué su puerta y escuche un "pasa" algo ronco.
Abrí la puerta lentamente y asomé mi cabeza. Solté un pequeño grito al igual que él.
Andaba solo en calzoncillos.
-Mierda- murmuró.
-Perdón- le dije con mi espalda pegada a la puerta-. Tengo algo para ti.
-Sí, sí, pequeña, espera.
Pasaron unos minutos, yo los sentí eternos.
Ahora Niall traía un pantalón caqui, pero seguía sin camisa.
-Toma- bajé la mirada y escondí mi cara en mi cabello.
Le extendí las galletas envueltas en servilletas.
Solo sentí las manos tibias de Niall rozando mis manos para tomar el pequeño paquete.
-¿Qué es esto, pequeña?
-Fui a comer y.....galletas.
Solo escuché la suave risa de Niall y después sus brazos me rodearon.
-Gracias.
-De nada.-murmuré cuando me soltó y corrí de nuevo a mi habitación.