How many more shots (until yo...

By raquellu47

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Cuatro veces que Beca y Chloe se besaron borrachas, y una en la que el alcohol no tuvo nada que ver. More

2. Sophomore Year
3. Junior Year
4. Senior Year
5. Adult Life

1. Freshman Year

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By raquellu47

N/A: Llevo trabajando en esta historia... meses. Y todavía no está terminada del todo, pero me apetecía subirla. El primer capítulo es el más flojillo de todos, lo siento, cada vez que intentaba modificarlo solo conseguía dejarlo peor así que al final decidí dejarlo tal cual y pediros que esperéis a los demás para haceros una opinión del fic en su totalidad.

Actualizaré los jueves de cada semana hasta terminarla (lo que será relativamente pronto porque solo tiene 5 capítulos).

¡Espero que os guste!

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The future sounds boring without the one you love

So while we're here in here and now, can't we have some fun?

Let's make out

Rixton, "Make Out".

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1. Freshman Year

Está en una fiesta de aca-iniciación. Está en una fiesta rodeada de frikis de a cappella borrachos. Está en su primera fiesta universitaria. Está en una fiesta universitaria con amigas.

No, por mucho que se esfuerce, y lo ponga como lo ponga, no suena menos patético.

Beca Mitchell es una experta en escaquearse. Cuando era pequeña y no quería hacer algo, no había persona en esta tierra que fuera capaz de obligarla – a no ser que hubiera alguna forma de chantaje o trueque involucrado. Entonces, y solo si la oferta era atractiva, podía pensárselo. Y, si después de sopesar exhaustivamente todos los pros y contras – y de perder el máximo tiempo posible para ver si todavía había posibilidades de librarse – la balanza se inclinaba del lado de los pros, aceptaba.

Normalmente, sus padres se cansaban antes y decidían pasar de ella.

Sin embargo, su táctica no había servido con cierta pelirroja de increíbles ojos azules. Ni siquiera siendo lo más sarcástica posible en su primer encuentro en la feria de actividades de la universidad. De alguna forma que Beca todavía no sabía – pero que pensaba averiguar costase lo que costase –, Chloe – porque al menos había tenido la decencia de presentarse después de asaltar su ducha – la había encontrado un día en las duchas comunales de su edificio de dormitorios. Y eso no era lo peor, sino que, después de confesarle que la canción que Beca estaba cantando era la misma canción que usaba para masturbarse – ejem, demasiada información –, la pelirroja había exigido que la DJ cantase con ella. Esa canción.

Y, vale, Beca no era tan tonta como para negar que habían sonado jodidamente increíbles sus voces al mezclarse, y armonizar, y reverberar por las paredes embaldosadas de las duchas. Puede que fuera por eso que se presentó a las audiciones de ese estúpido club de a cappella del que ni siquiera quería formar parte – todo por culpa de su padre y de esa sexy e insistente pelirroja. Llegó tarde – porque ya que lo iba a hacer, quería tener un poco de control sobre cómo hacerlo –, y cantó delante del público con un vaso amarillo de plástico y el rítmico golpeteo de las palmas de sus manos como únicos acompañantes.

Y trató de ignorar con todas sus fuerzas esos hipnóticos ojos azul bebé que podía sentir fijos en ella con tanta intensidad que casi le quemaba la piel. Pero a lo que sí que no pudo resistirse fue a devolver esa sonrisa de oreja a oreja – ligeramente psicótica si no fuera por la cara tan guapa en la que estaba – con una registrada bajo su marca personal: Beca Mitchell™. Esa sonrisa que sus padres ya estaban hartos de ver y siempre recibían con unos ojos en blanco o un suspiro y una sacudida de cabeza. Esa sonrisa que decía "bueno, por lo menos lo he intentado". Esa sonrisa que en realidad ocultaba mucho más de lo que la DJ quería mostrarle al mundo.

Escucha alguien gritando su nombre de forma escandalosa y estúpidamente ridícula. Recorre con la mirada el anfiteatro lleno de gente y tropieza con la figura tambaleante de su compañero en la estación de radio. ¿Cuál es su nombre? ¿Jason?

- ¡Becaw! ¿Me engañan mis ojos o te has convertido en una Barden Bella?

- No – contesta con una ligera sacudida de cabeza.

- Eres una de esas chicas a cappella, yo soy uno de esos chicos a cappella, y vamos a tener aca-niños. Es inevitable – dice él arrastrando las palabras.

- Estás muy borracho ahora, no creo que vayas a recordar nada de esto mañana.

- No estoy borracho, estás borrosa – se defiende él.

- ¿Estás bien? – inquiere Beca, riéndose muy a su pesar. No puede evitarlo, esa réplica ha sido buena, quizá incluso se la coja prestada.

Se sigue metiendo con el nuevo Treblemaker, aprovechándose del alcohol que corre por sus venas y que hace que los comentarios sarcásticos y – a veces – ofensivos de Beca, parezcan amistosos y bromistas. Cuando el joven pregunta si le puede traer una bebida, la DJ vuelve a mirar a la masa de cantantes de a cappella que se ha formado en el centro del anfiteatro y asiente con rapidez, va a necesitar ingentes cantidades de alcohol para soportar esta fiesta y salir de ella con un mínimo de sanidad mental.

Observa a... ¡Jesse!, sí, se llama Jesse. Observa a Jesse saltar de grada en grada con ligero temor, porque por mucho que diga que no está borracho, la forma en que se bambolea indica todo lo contrario. Le dice que tenga cuidado, y está a punto de añadir que, por favor, vaya por las escaleras como una persona normal y corriente; cuando un borrón pelirrojo que huele a una mezcla de vodka y zumo se abalanza sobre ella con un saludo jadeado.

Dos manos calientes agarran las suyas – siempre frías – y tiran de ellas hacia... Oh, sorpresa, Chloe. A la morena se le escama una exclamación ahogada de susto cuando se ve cayendo hacia delante, hacia la co-capitana de las Bellas. Su co-capitana.

- Estoy tan contenta de que nos hayamos conocido – confiesa Chloe con la voz impregnada de emoción y unos cuantos vasos de cubata.

Si Beca ya está tensa por el susto de casi caerse encima de la pelirroja, se tensa todavía más – imposiblemente más – cuando ve que Chloe cierra el poco espacio que queda entre ambas y apoya su frente contra la de la morena.

«¿Qué hace? ¿En qué está pensando? ¿Acaso está pensando?», grita Beca mentalmente, al borde de entrar en pánico. Su aliento acaricia los labios de la DJ y esta puede sentir, físicamente sentir, cómo su cerebro se cortocircuita y deja de funcionar. Casi espera que empiece a salirle humo de las orejas y huela a chamusquina.

- Me da la impresión de que vamos a ser muy buenas amigas – murmura Chloe.

Se separa, asintiendo, y Beca recupera las riendas de su cuerpo. Más o menos. Lo suficiente para no quedarse babeando como una tonta pensando que la pelirroja la iba a besar.

- ¿Ah, sí? Bueno, me has visto desnuda así que... - puntúa sus palabras con un guiño y una sonrisa torcida. Nunca fallan a la hora de conquistar corazones.

Chloe, sin embargo, sonríe ampliamente y sus ojos se iluminan como si alguien acabase de encender bombillas detrás de ellos. Y Beca se da cuenta de que la que está siendo conquistada poco a poco es ella misma y no la pelirroja.

Mmm... Mierda.

La co-capitana de las Bellas se separa – la DJ reprime el grito de "gracias a Dios" que lucha por escapar de su garganta –, frota los brazos de Beca como si quisiese que entrase en calor, algo no muy descabellado teniendo en cuenta lo heladas que tiene las manos – tenía, porque Chloe se las ha calentado un poco al sujetarlas entre las suyas.

Vuelve a balancearse peligrosamente cerca de la cara de Beca, quien se echa un poco para atrás para evitar que choquen cabeza con cabeza.

- Bueno, voy a ir yendo. Esta pelirroja necesita más bebida – alza los brazos por encima de la cabeza y menea el culo.

Y puede que Beca se quede más rato del políticamente correcto mirando. Y puede que sea la palmada que Chloe se da en el culo la que le saca de su trance. Y puede que lo disimule todo con una sonrisa cuando la pelirroja se despide de ella con un gesto del brazo y salta – literalmente, vasaltando de escalón en escalón – hasta donde están las demás Bellas reunidas.

Lo que sabe con certeza es que, de ese momento en adelante, va tragando a alta velocidad los cubatas que le trae Jesse sin siquiera pararse a mirar sus contenidos. Le entrega vaso vacío tras vaso vacío y observa, con bastante y perversa diversión, cómo él frunce el ceño pero la complace y se marcha a rellenárselo con más brebaje.

Cuando todo el mundo da vueltas y las personas se vuelven borrosas, Beca se siente suficientemente preparada como para lidiar con los frikis de a cappella que se han puesto a cantar en el centro del anfiteatro. Se abre paso entre la masa de cuerpos hasta que choca con Amy, o más bien, Amy choca con ella y la DJ se siente caer hacia atrás. Teme por su vida por unas milésimas de segundo antes de que la australiana reaccione – bastante rápido para ir tan borracha – y la recoloque sobre sus dos pies en el suelo.

- Gracias – sonríe Beca, tan aliviada de no haber muerto pisoteada que se le olvida momentáneamente su fachada de chica rebelde, borde y desinteresada.

- No hay de qué, enana – contesta la rubia con un guiño. Desaparece con un relinche de caballo cuando se abre un hueco entre los universitarios, moviendo las caderas al ritmo de la canción.

La DJ sacude la cabeza, no del todo segura de que lo que está viendo sea real y no una alucinación causada por algo que Jesse le haya echado en la bebida. En plan, tiene que ser una alucinación, ¿no? Si no, ¿en qué clase de circo de raritos se ha metido?

Antes de que pueda dejar que su incredulidad crezca, siente un tirón en el brazo que le obliga a girarse hacia una morena. Cuando enfoca la vista, ve que es Stacie y que quiere bailar con ella, de modo que, que Beca esté más tiesa que un palo de escoba, le está fastidiando un poco la jugada. La DJ deja que el alcohol que zumba por sus venas vaya destensando sus músculos, se relaja y empieza a mecerse y saltar con las bases electrónicas de la canción. Siente las vibraciones recorrer la punta de sus pies y subir hasta su cerebro, sacudiéndolo y mareándolo hasta el punto de que el mundo entero se convierte en un cuadro impresionista en el que solo hay color esparcido en manchas por el lienzo.

Está a punto de perderse en ese universo. Es como si sus pies se estuvieran alzando del suelo poco a poco. Está flotando en el aire, estirándose tanto que la única cuerda que la mantiene sujeta a la tierra se está deshilachando poco a poco, hilo a hilo, hasta que...

Alguien la está abrazando.

Abre los ojos de golpe, tan de golpe que al principio solo ve negro. Los puntos que manchan su visión van desapareciendo lentamente y una imagen se forma frente a ella. No ha llegado a la parte en la que enfoca todavía, pero no lo necesita para reconocer ese pelo cobrizo y esos ojos azul bebé que brillan como si fueran estrellas en vez de ojos.

- Beeeeeca – exclama Chloe, y si antes ya estaba un poco intoxicada, ahora ha alcanzado el siguiente nivel.

Sus brazos se deslizan por el cuello de Beca, y la morena descubre que ni siquiera tiene el instinto de tensarse ante tanto contacto indeseado. Ágiles dedos bailan y marcan un ritmo que no es el de la canción que trona por los altavoces, y se deslizan a lo largo de las mangas de la cazadora de la DJ hasta que se entrelazan con los dedos fríos de Beca.

Y vuelve a dar un tirón.

Solo que, esta vez, Beca está borracha. Esta vez, no reacciona a tiempo para reequilibrarse y adaptarse a esa nueva posición. La morena se tambalea hacia delante, su pecho choca contra el de Chloe, sus manos vuelan a las caderas de la pelirroja en busca de apoyo.

Y sus labios... Bueno, sus labios se aprovechan de la situación y caen sobre los de Chloe, que está igual – o más – sorprendida que la DJ y no hace nada por romper el contacto. Mueve el labio inferior y el corazón de Beca salta a su garganta cuando cree que le está respondiendo el beso, pero en realidad se da cuenta de que la pelirroja está sonriendo.

La morena se aparta de un salto, las mejillas tan rojas que cree que podría derretir los polos solo con el calor que desprenden. Se relame los labios y saborea vodka con zumo. Rehúye la mirada de su co-capitana, muerta de vergüenza, y escucha la angelical – ¿Angelical, de verdad? Beca Mitchellno usa esa palabra – risa de Chloe.

- ¡Es nuestra canción, Becs! – exclama la pelirroja.

La DJ, desorientada, parpadea varias veces como si eso fuera a hacer que vaya a dejar de oír el fuerte zumbido de la sangre en sus oídos. Sacude la cabeza y entonces identifica las notas iniciales de Titanium sonando a todo volumen por los altavoces. Pone los ojos en blanco en una reacción instintiva y deja que la pelirroja tire de ella para ir a bailar, agradecida de que estén haciendo como que no ha pasado nada.

Ha besado a la jodida Chloe Beale, pero oye, no pasa nada. Las – futuras – grandes amigas lo hacen constantemente.

¿...verdad?

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