Él me observaba desde pequeña, sin yo conocerle ya me conocía sostenía mis pasos me acompañaba en las noches yo no me daba cuenta de su presencia pero ahí estaba sentado junto a mi.
Durante esas noches tenebrosas en las que la lluvia golpeaba mi ventana, el viento abría mi puerta y el miedo esclarecía de dentro de mi podía percibir un silbido calmo que no sabía de donde provenía simplemente me hacía sentir paz.
Con el tiempo aprendí a reconocerlo y a amarlo él venía todos los días y me hacía compañía, cuando sentía que los problemas me hundían ahí venía él a socorrerme, secaba mis lágrimas me envolvía en sus brazos me mecía hasta quedarme dormida se volvió mi mejor amigo, mi primer amor y el deseo de mi corazón.
Cuando me faltó mi padre él también estuvo ahí conmigo me abrazó y lloró junto a mi se volvió mi padre desde entonces y es el mejor de todos no me quedó hueco pues él supo llenarlo, no quedé traumada pues el vendó la herida de mi corazón.