Sol Durmiente.

By AlbenisLS

1.3M 57.2K 3.4K

PRIMERA PARTE DE LA TRILOGÍA 'ROSA INMORTAL' Rosa Arismendi, una chica recién graduada de periodista consigue... More

Provincia de Río Negro, Argentina. 1978.
Capítulo 1.
Capítulo 2.
Capítulo 3.
Capítulo 4.
Capítulo 5.
Capítulo 6.
Capítulo 7.
Capítulo 8.
Capítulo 9.
Capítulo 10.
Capítulo 11.
Capítulo 13.
Capítulo 14.
Capítulo 15.
Capítulo 16.
Capítulo 17.
Capítulo 18.
Capítulo 19.
Capítulo 20.
Capítulo 21.
Capítulo 22.
Capítulo 23.
Capítulo 24.
Capítulo 25.
Capítulo 26.
Capítulo 27.
Capítulo 28.
Capítulo 29.
Capítulo 30.
Capítulo 31.
Capítulo 32.
Capítulo 33.
Capítulo 34: Necromancia en San Antonio.

Capítulo 12.

33.8K 1.6K 82
By AlbenisLS

Cristóbal se sentó en el mismo sitio dónde lo había hecho yo justo antes de ir a la fiesta, el evento que había cambiado mi vida en todas las formas posibles.

-¿Quieres algo de tomar?- pregunté, pero luego caí en cuenta de que él no necesitaba nada, y me sentí estúpida.

-Claro, una café muy caliente, por favor.- pidió amablemente mientras se ponía de pie. Me sorprendí, y al parecer la sorpresa se reflejó en mi rostro.- ¿Qué pasa? ¿Ocurre algo malo?- su cara se ensombreció.

-Bueno... No.- dije, tratando de subirle los ánimos.- No pasa nada, tranquilo. Es que pensé que como eres un...- no quise decir la palabra. Aún me parecía increíble.

-¿Un vampiro?- dijo él, y sonrió, mostrando sus perfectos dientes blancos. Parecía que no hubiese hecho algún esfuerzo físico, pues se veía en perfecta calma.- No, no. En realidad no tomamos café ni nada de eso, pero su calor es refrescante.-

-¿Refrescante?- dije, algo temerosa. No podía quitarme de la cabeza la escena con el monstruo que había querido asesinarme.- ¿Qué quieres decir?-

Cristóbal se enserió, y se acercó a mi lentamente.

-No tienes nada que temer. Yo no voy a hacerte daño, estás a salvo aquí en casa y conmigo nada te pasará.- me convenció, su mirada profunda eliminó mi miedo. Pero en seguida le repuse.

-¿No me estás encantando, verdad? Porque si vuelves a hacer eso te echaré de mi casa y jamás te perdonaré. No me importa que hayas salvado mi vida.- exclamé. No podía tolerar que aparte de ser una criatura sobrenatural quisiera propasarse mentalmente conmigo.- ¡Y voy a darme cuenta si lo estás haciendo!-

-No lo estoy haciendo. Y te prometo que jamás lo haré contigo de nuevo. Nunca.- dijo, y alzó su mano derecha en señal de que lo prometía en serio- Pero es curioso que seas la primera humana en darse cuenta del encanto vampírico. No tengo idea de por qué puedes notarlo.-

-Es porque soy de mente aguda.- respondí- Noto cuando me engañan, así sea un truco sobrenatural o no.-

El sonrió de nuevo

-¿Ah, si? ¿Quieres intentarlo una vez más a ver si puedes resistirte?- Dijo, mientras se acercaba más a mi.

Su cara era de curiosidad. Sin siquiera responderle, tomó mi rostro entre sus manos heladas y fijó su mirada en mi. Sus ojos azul oscuro eran tan penetrantes y hermosos que era imposible evitar verlos, y su cara hermosa, tan firme y joven, con su rastro de barba... Pero algo había cambiado, ya no me sentía como en un sueño. No me sentí encantada en lo absoluto.

-¿Me estás encantando?- pregunté, y mi ceño se frunció un poco.

-No, y me doy cuenta de que puedes notarlo. Te felicito.- dijo él, soltándo mi rostro delicadamente y volviendo a sentarse en donde estaba anteriormente.

Por un instante creí que mentía, que sí estaba tratando de encantarme, pero luedo desistí del pensamiento. No era tan importante.

Fui a la cocina y comencé a preparar algo de café, asegurándome que estuviese muy caliente para el gusto de mi invitado. Estaba colocando la cafetera en orden cuando noté que el vampiro estaba sentado en la mesa de mármol de la cocina frente a mi. No pude evitar reprimir un grito.

-¿Te asusté? Disculpame, en serio. Lo siento tanto, necesito acostumbrarme a que aún no estás familiarizada con esto.- dijo él, claramente apenado.

-No te disculpes tanto Cristóbal, no es necesario. Pero tienes razón, aún no estoy acostumbrada a verte... de este modo.- respondí mientras servía dos tazas de café.

Le ofrecí la suya, y noté como se la llevaba a los labios. Tomó un sorbo y lo saboreó antes de tragarselo.

-Pensé que no tomaban café.- dije, extrañada.

-No lo tomamos porque no es necesario, pero su sabor me recuerda viejos tiempos y me agrada.- dijo, mientras aspiraba lentamente el aroma de la taza.

Viejos tiempos. Eso me había recordado una pregunta que había querido hacerle desde el instante en el que supe la verdad sobre él y su familia.

-Cristóbal, no se si suene imprudente, pero ¿Puedes decirme qué edad tienes?-

El hombre dejó de mirar su taza para fijar sus ojos en mi. Su cara era de sorpresa, pero luego se relajó y se limitó a responder.

-Tengo veintidós.-

Esa no era la respuesta que estaba buscando, me imaginaba que respondería un número mucho mayor, casi milenario.

-¿Veintidós? Es muy poco para...-

-Oh, ya se a qué te refieres.- dijo, interrumpiendome. Rió a carcajadas y luego volvió a hablar.- Bueno... La verdad es que... Tengo ciento ochenta y ocho años.-

Esa cifra sí que era impresionante. Era una persona del siglo pasado, por eso es que era tan cortés y usaba ese lenguaje tan extraño. Aún faltaban muchas por hacerle, y la entrevista con el vampiro había empezado.

-Vaya, es increíble. ¿Qué se siente vivir tantos años? ¿Es insoportable?...- Me detuve. Esa clase de preguntas eran algo fuera de lugar. No podía hacerlas porque aún no tenía la suficiente confianza con Cristóbal. Traté de despejar mi mente mientras me servía una nueva taza de café.

El me miraba fijamente, y permanecía inmóvil, casi como una estatua. Estaba observando todos mis movimientos a través de la cocina, y eso me hacía sentir un poco nerviosa. Me senté de nuevo en la silla, porque había formulado una mejor pregunta, una que era relevante.

-¿Cuándo te convertiste en... En vampiro?- por fin había dicho la palabra. Se me hacía difícil pronunciarla, era algo incontrolable.

El hombre se tensó en el asiento. Quizás era una parte de su vida que no quería recordar.

- Fue el día de la Batalla de Independencia. Yo estuve ahí, en la guerra.- me respondió, relajándose y miraqndo de nuevo a su taza de café humeante. Unos escalofríos recorrieron mi espalda, estaba con alguien que había participado en la Guerra de la Independencia de Venezuela, y que ese mismo día había sido el último de su vida humana. Tenía que escuchar el relato completo, erqa demasiado interesante. El vampiro se enderezó y comenzó a hablar.

-Nací en 1799 en Caracas. Desde que era un niño estaban los rumores de guerra en la ciudad. La gente estaba atemorizada, porque los españoles se habían puesto al tanto. Creían que iban a lanzar un ataque sorpresa, pero nunca llegó. A raíz de la muerte de mi padre en un enfrentamiento, me quedé a cargo de mi familia a los doce años. Mi madre y mis dos hermanos estaban indefensos sin mi. Como era el hermano mayor, obtuve la herencia de mi padre, una pequeña fortuna y terrenos heredados de mis abuelos. Tenía diecisiete cuando me enlisté en el ejército de Independencia, y cinco años después la guerra estalló.-

Estaba absorta escuchando la historia de Cristóbal, sentía que estaba en una película de épocas antiguas. Su padre había muerto y siendo tan joven estaba a cargo de una familia completa. El hombre prosiguió.

-Era un escenario sangriento. Personas caían muertas a mis pies, heridas por espadas o rifles. Yo intentaba abrirme paso entre la gente, mientras cortaba y disparaba a diestra y siniestra. Con la experiencia aprendida durante los cinco años de entrenamiento, era bastante hábil en la lucha, pero al parecer no lo fui tanto. Un dolor insoportable cruzó mi espalda. Miré hacia atrás y noté como un soldado del ejército contrario hincaba una espada. La muerte había llegado por fin, y no podía sentirme más honrado por morir en batalla.-

Cristóbal cerró los ojos, y una ligera expresión de dolor surcó su rostro pálido. De repente, unas gotas de sangre salieron de sus ojos, y me quedé completamente paralizada.

-Tranquila, cuando eres un vampiro lloras sangre. Todos hacemos esto.- dijo, sacando un pañito del bolsillo trasero de su pantalón y secando las lágrimas sanguinolentas.

-No... Importa.- dije, tratando de componerme- Continúa, por favor.-

-Está bien.- prosiguió- Ahora mi hermano estaría a cargo de la fortuna de mi familia. No vería a mi hermana conseguir un prometido, casarse y ser feliz. No vería envejecer a mi madre, ni enterrarla como es debido. Todos estos pensamientos pasaban por mi mente mientras era apuñalado. Caí al suelo y el hombre se fue, pensando que había muerto. Pero no era así. Estaba mal herido, pero logré arrastrarme hacia unos árboles, una entrada al bosque. Y ahí fue cuando la vi.-

-¿A quién? ¿A Lucía?- pregunté. Por alguna extraña razón pensé que era Lucía quién lo había convertido.

-No. Lucía no estaba allí, estaba en casa. Era Marianne, la vampiresa que me convirtió.- dijo él, sonriendo. - La que nos convirtió a todos.-

Ahora lo recordaba. Lucía me había dicho que ellos eran hermanos porque habían sido transformados por el mismo vampiro, pero no me había dicho que era una mujer llamada Marianne.

-Por eso son hermanos, Marianne los transformó a todos ustedes.- dije- Pero entonces... ¿Ella los convirtió a todos en épocas distintas?-

Estaba confundida, no sabía como o qué preguntar, pero por suerte Cristóbal comprendió.

-Si te refieres a que Marianne es una vampiresa muy antigua, pues si, tienes razón. Ella es de la Antigua Grecia.-

Estaba impresionada, entonces existían vampiros por otras partes del mundo y tan antiguos como el origen de la humanidad.

-¿Cómo te convirtió Marianne?- pregunté, cada vez estaba más interesada en saber cosas del mundo de los vampiros. Esta era una oportunidad única, pero lo bueno se hace esperar.

Cristóbal vió el reloj y su expresión cambió, eran las cinco de la mañana. 

-Tal ve debas irte a casa, es muy tarde.-

-No, más bien es temprano. - dijo, algo nervioso. Dejó su taza de café en la mesa y se fue a la sala.

No entendía a que se refería con eso de "más bien es temprano". Estaba algo confundida, así que lo seguí, quería saber qué lo tenía tan nervioso.

-¿Qué pasa Cristóbal?- pregunté, mientras veía como se arreglaba rápidamente para salir. tomó su chaqueta, y luego se acercó a mi.

-Luego tendremos tiempo de hablar más. Pero por ahora, debo irme.-

Tomó mis manos entre las suyas, y las presionó suavemente contra su pecho.

-Gracias por escucharme.- dijo, pero pareció como si lo hubiese dicho el aire, pues cuando iba a responder estaba sola en casa.

Continue Reading

You'll Also Like

49.3K 5.7K 59
Elena whitson es "obligada " por sus tías adoptivas irse de aquel lugar el cual ella tanto amaba para ir a un pueblo desconocido. Pero lo que no sabí...
Emma y Jack By Valu

Teen Fiction

3.9K 718 32
Emma y Jack,dos mejores amigos desde los 4 años,empiezan su anteultimo año,con distintas metas pero felices de empezarlo juntos. Mientras Emma,busca...
122 24 4
Cada historia tiene un final feliz, una hermosa protagonista que es perfecta, que todo lo hace bien, siempre encuentra a su amor verdadero y es feliz...
22.8K 3K 33
Los efectos de la maldición asesina son bien conocidos. El contacto directo provoca la muerte. Simple. ¿Los efectos de la maldición asesina en aquell...