Academia Valemont. El Amuleto...

By Cartasi-AW

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Existe una historia de la que pocos conocen, y puedo asegurar que ni la tercera parte de la población está al... More

|| Academia Valemont ||
➳ || PERSONAJES ||
00 || PROLOGO ||
01 || INICIACIÓN ||
02 || DEJANDO TODO ATRÁS ||
03 || SECRETO BAJO LLAVE ||
04 || "ACADEMIA VALEMAT MENTIRA" ||
05 || PRESENTACIONES INENTENDIBLES ||
06 || LA MARCA ||
07 || BARRERA PROTECTORA ||
08 || HECHIZO DE OSCURIDAD ||
09 || ¿SOY MI MAYOR TEMOR? ||
10 || VISIÓN ||
11 || ¿NUEVA LORWYN? ||
12 || ¿POR QUE SUEÑO CON ANNY? ||
13 || DECLARADA LA GUERRA ||
14 || ESTE NO SERA EL FINAL ||
15 || EN UN PASADO DENTRO DE MI MEMORIA ||
16 || ¿PODRÉ CONTROLAR ESTE MIEDO? ||
17 || SIN SALIDA ||
18 || VENGANZA ||
19 || CICATRICES ||
20 || ANTES ERAMOS COMO EXTRAÑOS ||
21 || YA NO CONFIO EN NADIE ||
22 || GRITO AHOGADO ||
23 || EL ÁRBOL DEL PASADO ||
24 || ¿ERES ANNY? ||
25 || CADENAS ||
26 || TÍTERE ||
28 || LA MUJER DE LA CAPA ROJA|| Parte II.
29 || LA MUJER DE LA CAPA ROJA || Parte III.
30 || SOBRE HOJAS MARCHITAS ||
31 || ASESINATO DEL MES ||
32 || BOMBA DE TIEMPO ||
33 || CARTAS A JUEGO || Parte I.
34 || CARTAS A JUEGO || Parte II.
35 || PRIMERA SOSPECHOSA ||
36 || MASACRE HELADA ||
37 || TRANSFORMACIÓN ||
38 || MENTIRAS DISFRAZADAS DE VERDAD ||
39 || FOTOGRAFÍA ||
40 || LA MUERTE DE WOLFFISH ||
41 || RESCATE || Parte I
42 || RESCATE || Parte II
43 || REVELACIÓN ESPERADA ||
44 || EL ENCUENTRO ||
45 || VENDETTA || Parte I.

27 || LA MUJER DE LA CAPA ROJA || Parte I.

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➳ Vivir sin ningún recuerdo.


●▬▬▬▬▬๑۩۩๑▬▬▬▬▬●


Breckinsol – Eslovenia:

20 de septiembre de 1996.


Lo veía.

A él, yo lo veía.

Entre las profundidades de mis más atroces pesadillas, siendo forzado por sus propios miedos en un mundo que era desconocido para él. Se encontraba solo, mientras lagrimas se derramaban sobre sus mejillas, dejando ante sus pasos un profundo dolor dentro de su ser.

Deseaba con las fuerzas de su alma el ser liberado, pero sin importar cuanto suplicara, no podía salir de aquel encierro entre tinieblas, para poder encontrarse, una vez mas, con aquellos ojos que le traían calma y esperanza de un mundo perdido.

Su mente estaba confusa. No entendía por qué le hacían esto a alguien que lo daba todo por el bienestar de los demás, a alguien... que era tan puro como un ave que apenas salía a la luz.

¿Todo esto significaba un sacrificio? ¿Hasta dónde podría llegar su bondad para incluso matarse así mismo?

Sin embargo, mantenía aun sus recuerdos y eso era lo que le permitía seguir viviendo, pero su cuerpo se agotaba, y era casi imposible para él el resistir.

Forzaba entre la oscuridad, entre cadenas atadas a su cuerpo, con una última esperanza, y con la poca fe que le quedaba, pero no era suficiente, nada de eso le permitía poder salir de su mente, se encontraba encerrado e inclusive me atrevería a decir que poco a poco sus pensamientos podrían terminar matándolo convirtiéndolo en alguien diferente a quien es ahora.

Un hombre totalmente irreconocible.

Pero... ¿Cómo podría liberarlo?

Esa era la pregunta que me hacía mientras el viento chocaba contra mi cara, siendo el productor del bruco movimiento de mi cabello. Mis lágrimas que deberías correr entre mis mejillas se evaporaban por la gran velocidad en la que cabalgaba este caballo.

Cuerpos sin vida adornados de sangres se cruzaban en mi camino, logrando esquivarlos con un gran dolor en mi pecho. Las flechas volaban sobre mí, perdiéndose entre la oscuridad e incrustándose sobre las pieles de los guardianes, quienes mantenían una esperanza por sobrevivir, pero todo aquello se les arrebataba en tan solo segundos.

Sin importar el gran peligro que me asechaba, no paraba, tenía que llegar y salvarlo, no podía permitir que se lo llevaran de mi lado, no podía conceder el que me quitaran a la única persona que siempre he amado, él.

Me prometió que estaríamos juntos, que siempre permanecería a mi lado, unidos a lo que siempre hemos soñado, sentía que ya podía ser feliz otra vez, pese al gran sufrimiento atado a mis pies, que todo dolor ya pronto se iría, pero no fue así, era un espejismo y yo me dejé engañar por ello.

No quiero que todos esos recuerdos se esfumen en una noche en donde la luna es tan egoísta, al encontrarse tan resplandeciente pintada sobre las nubes.

Me encuentre desesperada, intentando con todas mis fuerzas el llegar a él, si no lo veo, sé que me arrepentiré el resto de mi vida. Ni siquiera pude decirle que lo amaba, ni siquiera... pude decirle que tuve un pequeño hijo de él.

Cabalgué entre los arboles dejando que la luz de la luna fuera mi guía hasta aquel lugar, empinado entre las montañas. Ahí se encontraba él, esperando alguna salvación.

Cuando pasé aquel letrero de advertencia y estuve por subir la colina, varios hombres con capa color oliva se cruzaron en mi camino obligándome a detener. Todos rodeando mi caballo sin dejarme alguna salida.

No podía ver sus rostros, pero sabía con exactitud quienes eran.

De entre ellos salió una mujer en un caballo blanco, cuando llegó a mí, bajó su capucha hasta sus hombros dejando a la luz sus grandes ojos color verdes.

—Detente—. Pronunció con autoridad. —No lo permitiré—. Lancé una mirada de desprecio. —Tendrás que pasar sobre mí primero—.

—Esta no es tu pelea, así que apártate—. Saqué mi espada apuntando en dirección a su pecho, enseguida todos los guardianes se pusieron en su defensa apuntándome también. —No me importa quien se atraviese en mi camino, pero llegaré a él—.

—Entonces deberás matarme primero—. Pronunció sin ningún temor. —La única...—. Gritó, haciendo pausa por un par de segundos. —Que va a arriesgar su vida esta noche por su salvación, soy yo. ¡Es mi deber! Si mi única opción es usar la fuerza contra ti, entonces créeme que no dudaré en hacerlo. Lo lamento, Ana—.

Con un movimiento con sus manos, apuntó hacia mi cuerpo empujándome hacia atrás, por su gran fuerza caí del caballo soltando mi espada. El dolor se apoderó de mí, imposibilitándome el ponerme de pie.

—¡Jack!—.

—Sí, heredera—.

—Llévatela—.

—¡Espera!—. Grité con mis últimas fuerzas. —No lo hagas—. Levanté mi mirada hacia ella. —No lo hagas... Elena—. Mis ojos con el paso del tiempo se fueron acumulando de lágrimas. —Tengo que ir, el tiempo corre, no puedo dejarlo solo...—. Se mantuvo en silencio. —Si estuvieras en mi lugar, sé que harías lo mismo. Darías todo por Walter y no lo dejarías morir de esa forma, no quiero que mi hijo viva sin un padre, así que por favor...—.

—¡No estás pensando con claridad, sabes que las cosas no son tan fáciles!—. Interrumpió mis palabras. —Allá arriba hay miles de Coins a tu espera, es lo que quieren, que tú misma vayas a salvarlos. ¿Qué no entiendes que es una trampa?—. Lanzó un leve suspiro intentando calmarse. —Lo mantendré a salvo así me cueste la última gota de mi alma, sin embargo, no te pondré a ti en peligro. ¡Eres una guardiana y en este momento no puedes cegarte, tienes que mantenerte fuerte y luchar o de no, él morirá!—. Miró a Jack, él se bajó de su caballo acercándose a mí.

—No puedes hacerme esto—. Me moví en el suelo intentando alejarme. —¡Elena!—. Sin embargo, el dolor no me permitía ponerme de pie y huir. —Morirá—.

—Lo lamento—. El susurró.

Me alzó entre sus hombros llevándome a su caballo, me forzaba entre sus brazos mientras mis lágrimas caían sobre mis mejillas, sentía una fuerte presión en mi pecho, hasta ver como poco a poco mis ojos se oscurecía, perdiéndome entre la oscuridad.


Tres días después.

—Entonces, lo que debemos de hacer es enviar tropas hacia las rutas uno y cinco, exactamente en estos puntos—. Jack Wellington rozó con sus dedos dos caminos marcados de color rojo. —Así podríamos distraerlos para poder tomar el camino central, que es la ruta tres y llegar a la entrada, no tenemos tiempo para luchar contra ellos, los segundos corren—.

—Podría ser una buena estrategia. Después de su desaparecimiento ha habido más Coins en esas dos zonas, debido a que son las rutas más accesibles—. Dijo otro de los guardianes.

—Bien, enviaremos a la primera tropa al amanecer para que empiecen el plan de distracción, de ahí emprenderemos nuestro movimiento hacia la entrada—.

A los pocos segundos en silencio, Walter tocó con delicadeza mi brazo sacándome de trance.

—¿Elena?—. Enseguida miré a todos los del comité quienes rodean también el mapa. —¿Estas bien? No pareciese como si estuvieras aquí—. Agité levemente mi cabeza volviendo a la realidad.

—Lo lamento, he escuchado el plan—.

—¿Y qué te parece?—. Perduré en silencio concentrada en el mapa.

—No creo que el plan de distracción funcione—. Todos me miraron esperando a que prosiguiera. —El camino central, es un callejón sin salida. No se encuentra menos despejada, de lo contrario, es la mas peligrosa—.

—Creo que coincido contigo—. Expresó Nathan Golfisch al frente de mí, enseguida lo miré. —Al final del camino, posiblemente nos espere algo peligroso. Puede de que sea la ruta más larga, pero eso no significa que sea la más segura para nosotros—.

—Es nuestra única opción—. Manifestó Walter. —Ya lo hemos intentado todo, desde hace dos días sin obtener resultado, no nos queda más que ir hacia la ruta donde no haya Coins, Nathan—.

—Pero no tenemos conocimiento con que nos podamos encontrar—.

—Sea lo que sea que haya en ese camino, no nos tomará tanto tiempo que matar a un Coin. Es la única salida que tenemos—.

—No nos podemos tomar esto a la ligera—. Le dije.

—¿Entonces que sugieres? ¡No puedes atarte a la idea de no querer perder a mas guardianes, si no actuamos entonces todo esto será en vano!—. Permanecí en silencio al escuchar su tono de voz, Walter dio un leve suspiro bajando su cabeza. —Discúlpame—. Susurró. —No quería hablarte de esa manera—. Sus ojos cafés se centraron en los míos. —Pero...—.

—¡Heredera Elena!—. Entró un guardián al lugar. —Hay alguien esperándola en su oficina—. Lo miré confundida.

—¿Visita? ¿Esperabas alguna visita?—. Me preguntó Walter. —¿A estas hora de la noche?—.

—No recuerdo haber acordado con alguien para verme—. Observé a todos los del comité. —Señores, disculpo mi ausencia, regreso enseguida—. Miré a mi esposo. —No tomes ninguna decisión sin mí, es una orden—. Le di la espalda caminando en dirección a la puerta.

Al salir, me dirigí hacia el pasillo que conecta con mi oficina, en el momento en que ingresé, me percaté de la presencia de una mujer de espaldas con la capa de los guardianes.

—Sé que me dijiste que ibas a solucionarlo todo, con tal de que no me arriesgara en ir, sin embargo, no significa que debas esforzarte de esa manera cuando tienes a un hijo en tu vientre. Dos meses pueden también agotarte—. Volteó permitiéndome ver su rostro. —Deja que los guardianes se encarguen del trabajo pesado—.

—Ana...—. Pronuncié su nombre, acercándome a ella.

—Lo sé, me dijiste que no viniera hasta que me recuperará, pero no puedo quedarme de brazos cruzados sin tener noticias de él—.

—¿Dónde están los guardianes que estaban a tu cargo?—.

—Logré escapar de ellos—.

—¿Y viniste sola? ¿Aun sabiendo de que hay Coins por todo el bosque? ¿Qué hubiera pasado si te hubieran encontrado?—. Lanzó una pequeña sonrisa.

—No necesitas preocuparte por mí, después de todo, logré venir a salvo—. Un leve suspiro se escapó de mis labios sin quitarle la mirada de encima.

—¿Cómo te encuentras?—.

—Diría que bien, pero no puedo evitar sentirme destrozada—. Mantuvo aquella misma sonrisa forzada en su rostro. A cambio le di una mirada de compasión.

—¿Y tu hijo? ¿Él está bien?—.

—Sí, lo dejé durmiendo, se encuentra en calma, a pesar de que su padre no está con él—. Luego de dichas palabras, permaneció en silencio solo mirándome. —¿Qué pasa con esa expresión?—.

—No había tenido la oportunidad de decírtelo, pero lamento lo de aquella noche—. Negó con la cabeza.

—No debes disculparte—. Bajó su mirada. —En realidad... Tú me salvaste, Elena. Estaba cegada, solo queriendo llegar a él, sin pensar que eso podría matarlo—. Se acercó a mi tocando mi hombro. —Sé lo que estás pensando en este momento, no es tu culpa. No todo lo que nos pasa es por causa tuya. Las cosas solo surgieron de esa manera. No te preocupes, yo estaré bien—. Una lagrima recorrió su mejilla, acto que de inmediato intentó ocultar bajando su cabeza. —Lo siento—. Limpió sus lágrimas, mostrándome de inmediato una amplia sonrisa. —Por cierto, ¿Dónde está mi hermano?—.

—Está en una reunión con los guardianes en este momento—.

—Sí, imaginé que estaría ocupado, distraerlo podría ser un arma letal, ¿No es así? Supongo que luego tendré la oportunidad de verlo—. Agarró ambas de mis manos. —Debes cuidarte mucho, al igual que a ese bebé que nacerá, no permitas que los Coin se metan con ella. Es tan afortunada de tener a una valiente madre. También trata de disfrutar cada momento con mi hermano, no sabes cuándo...—. Se detuvo bajando su mirada. —Puedas llegar a perderlo. La peor sensación del mundo es dejar de ver a alguien que tanto amas—. Me miró. —También debes de cuidar a los guardianes, lo has hecho bien como líder—. La observé confundida.

—¿Por qué suenas como si te estuvieras despidiendo?—. Me mostró una amplia sonrisa.

—Solo... me siento sofocada. Creo que sería mejor volver, los guardianes deben de estar buscándome—. Me soltó dando dos pasos hacia atrás.

—Dile a unos de los guardias de la entrada que te acompañe—. Asintió, luego me dio la espalda dirigiéndose hacia la puerta. —No lo soportes—. Mis palabras fueron el freno de sus pasos. —Sé que en el fondo te duele, si sigues sonriendo de esa manera, entonces el dolor no será soportable. Te prometo que encontraré una solución—. Agachó su cabeza en el mismo lapso en que decidió perderse de mi vista.

Perduré inmóvil, con mi mirada puesta en aquella puerta en que ella, segundos atrás, había salido.

Mi conciencia no estaba tranquila y el remordimiento consumía mi alma. Si tan solo hubiera leído aquella carta de Cornelius a tiempo, entonces él estaría bien. He fallado como líder y eso es algo que no llegaré a superar en mucho tiempo. Se trató de un padre, de un amigo y de una de las personas más influyentes en Valemont. Debí haberlo protegido como me habían asignado, pero no lo hice como debía.

Bajé mi mirada dando un leve suspiro. Luego, la conversación que acabé de tener con Ana traspasó por mi mente. Ella no sería capaz de volver en buscar de venganza, ¿O sí?

Aquel pensamiento tomó peso con el pasar de los segundos, solo bastó un instante para poner mi cuerpo en movimiento. Salí de la oficina corriendo por el largo pasillo, al obtener estar afuera miré hacia los lados, pero en mi campo de visión nunca apareció ella.

—¡Guardiana Elena!—. Escuché los gritos de alguien atrás de mí, de inmediato volteé, percatándome de que era uno de los guardianes de vigilancia nocturna. —Tenemos un problema—. Mi corazón se aceleró.

—¿Que sucede?—.

—El hijo de Ana...—. Tomó aire ya que se encontraba agitado. —Ha desaparecido—.

—¿Como que desaparecido? No se supone que...—. Dejé de hablar concentrándome en un punto fijo del suelo. —La siguieron—.

Miré hacia el bosque oscuro hasta sentir como alguien tiró de mi brazo haciéndome girar.

—No me diga que...—. Mi esposo asintió bajando su mirada. —Gregomir...—. Dije entre dientes apretando con fuerza mis puños, luego miré a los lados, pero no vi por ninguna parte a Ana. —¿Donde está ella?—. Le pregunté al guardián.

—Huyó cuando escuchó la noticia de uno de los guardianes que la vigilaba. Mandé algunos hombres a que la buscaran alrededor, pero ninguno de ellos ha vuelto. No fue hace mucho que desaparecieron, no creo que estén tan lejos—.

—No será suficiente—. Me dirigí a Walter. —Hay que ir hacia él. Espérame, Iré por mis cosas—. Intenté entrar, pero enseguida él me detuvo tomándome del brazo.

—No, tú no iras. Estas embarazada, si llegas a utilizar magia o la ira se apodera de ti, entonces nuestra bebé no podrá resistirlo, yo buscaré a mi hermana. Así como tú la detuviste aquella noche, lo haré contigo—. Agarré la mano que me sostenía apartándola de mí.

—No dejaré que algo le pase a mi hija, pero tengo que ir, Walter. No quiero perderla como sucedió con su esposo. Esto es lo único que puedo hacer por ella, mi conciencia no me deja estar tranquila—. Se quedó en silencio mirando detalladamente mis ojos. —Sabes que me necesitas, soy la que mejor se conoce la cueva de los Coins, soy útil para esta misión, no me apartes, por favor...—. Dio un leve suspiro cerrando sus ojos.

—Esto es una locura...—. Susurró. —De acuerdo, pero no entraras conmigo en el momento en que sepamos donde se encuentra Gregomir, te esconderás, puede notar que estas embarazada—. Asentí. —Ve por lo que necesites llevar—.

Entré lo mas rápido que pude hasta que llegué a mi oficina, de inmediato agarré dos Venirium y las colgué en mi espalda, de ahí me acerqué a uno de mis cajones sacando tres dagas, las metí en un pequeño estuche negro que se encontraban a mi alcance y procedí a colocarlos en mi pantorrilla. Me levanté y me acerqué a la vitrina en donde agarré cuatro frascos de ortiga, la tos de inmediato invadió mi cuerpo, pero fue algo que intenté ignorar.

Miré hacia la puerta y corrí lo más rápido que pude. Al haber llegado afuera, visualicé a varios guardianes organizados en tres filas rectas. Mi esposo me quitó uno de los Venirium llevándolo hacia su hombro.

—Muy bien, dividí los grupos para que tomen las tres rutas. Ya saben qué hacer. Vamos Elena—. Accedí, notando como traían mi caballo y el mi esposo, ambos nos subimos y decimos emprender camino junto con los guardianes detrás de nosotros. Al poco tiempo observé como cada grupo se separó tomando diferentes direcciones.

La ruta uno siendo liderada por Jack, la ruta cinco por Nathan y la ruta tres en donde hay un mayor numero de guardianes, por mi esposo Walter.

—Permanece a mi lado—. Lo miré a él de reojo. —Y por nada en el mundo te separes de mi. Esto será una pelea muy fuerte en donde muchos morirán. No soportaría perderlas—. Mantuvo su cabeza al frente con seriedad, mientras yo lo seguí desde atrás tirando con fuerza las riendas de mi caballo.


◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈◈ 


Hola, pequeñas criaturas.

Esta es la primera parte de la historia de Ana (La mujer de la capa roja) pronto subiré la segunda parte de este capitulo.

Espero que les haya gustado, les mando un fuerte abrazo, nos veremos pronto.

Bye bye...

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