Conociendo a la Familia (parte 1)
Helen
-¿En verdad está bien? Se nota muy pálida-habla alguien.
El sonido golpeaba como eco y un extraño sabor se formó en mi boca sin duda me había desmallado.
-Lo mejor será llevarla al hospital, ahí sabrán qué hacer con ella-la voz de mi hermano callo los murmureos de las otras dos personas.
-¡Alan Brown! te recuerdo que soy médica y sé qué hacer con mi mejor amiga-ahí estaba la rubia discutiendo con los tres hombres que me miraban como si hubiera perdido la cabeza.
-¡Oh! Despertaste, nos tenías preocupados Helen-Luka me ayudo a incorporarme de mi cama, con ayuda de almohadas quede perfectamente sentada, aun el mareo persistía.
–Calama, despacio hermanis tardaste en volver en si-
¡Rayos, rayos!
¡Gabriel!
Gire mi cabeza a Marisa que sostenía uno de sus aparatos de médica y la mire con horror, dolor y un sinfín de angustiantes sentimientos que se formaron dentro de mí, quería saber y al mismo tiempo no, ¿Qué tal? Y si estaba... No, ni siquiera quería imaginármelo, no.
-Cálmate Helen, estás perdiendo el color otra vez-Marisa me reprendió.
-Esto está mal, ¡Maldita sea Marisa no debiste decir nada!-Eder mataba a mi amiga con la mirada.
-¡Cállate idiota!-fulmino a mi hermano. -Ella tenía que saberlo, como pueden retenerla aquí como una prisionera- la rubia sabía defenderse. –Están mal si piensan que los dejare hacer lo que quieran, ella ahora esta dolida pero yo sé- me miro, directamente a los ojos. –Yo sé que ella no es una cobarde y sabrá como enfrentar toda esta mierda-
Mis hermanos eran unos cabezas dura, pero hasta ellos reconocían el valor de mi amiga.
-Ya, basta-mire a las cuatro personas que rodeaban protectoramente mi cama. Aclare mi garganta esto sería difícil.
-Quiero verlo- ya está lo dije y... ahí va mi orgullo como mujer directo y sin escala al retrete. ¿Pero qué carajo hacia? Pues bien, no lo sabía.
-¡¿Estás loca?!- gritaron mis hermanos al unísono, con cara de pocos amigos. Marisa sonreía con su elegante y triunfal sonrisita.
La rubia grito -¡Por fin amiga! Lucha por tu hombre-
-¡Marisa!-gritaron de regreso.
Me levante de la cama a pesar de toda protesta por parte de mis no amigables parientes.
-Helen si das dos pasos más fuera de esta habitación, te encerrare- gire en su dirección y lo rete con la mirada. –Con una maldita llave que tirare a la jodida basura- mi hermano sin duda era todo amor.
-Eder- hablo mi padre entrando por la puerta en su voz había algo así como desaprobación.
–Haremos lo que tu hermana quiera hacer, ella no es nuestra prisionera de guerra y nosotros somos su familia, una familia que la apoyara y protegerá lo que ella quiera hacer. Así somos los Brown ¿No lo recuerdas?- mis hermanos miraron al hombre que caminaba seguro de sí mismo en mi dirección. Sin duda daba mucho miedo, esa expresión de guerra que marcaba sus facciones, mostrando más dureza de la que alguna vez presencie.
Eder no dejándose intimidar estuvo a punto de réplica, pero mi sabio padre los hecho de mi habitación antes de que yo explotara, por que como el infierno lo iba hacer estaba a punto de explotar.
-Adelante Marisa, habla con tranquilidad y tú-me apunto. -Escucha antes de salir corriendo de aquí. Soy tu padre Helen y hare todo lo posible por verte feliz, así sea que tenga que tragarme mi orgullo y estrechar la mano con ese tonto Lobo- bueno al parecer desde el descubrimiento de la vida "libertina" de Gabriel ahora ya no es la persona más favorita de mi padre.
Antes de salir su mirada cambio por una que no supe descifrar, tal vez era orgullo con una mezcla extraña de ternura. Mi padre parpadeó y termino por cerrar la puerta de mi habitación.
-Helen escúchame atentamente- puse atención en Marisa, hay Dios no más noticias malas, porque si recibo otra creo que me dará un infarto. –No lo hice con mala intención pero... bueno ya, le pedí a Rose la ahora novia de tu padre que tomara una muestra de sangre- asentí con la cabeza, claro que lo recordaba pero no se adonde quería llegar con todo esto, cuando lo más urgente era localizar a la familia Johnson.
-Si lo recuerdo, una anemia ¿verdad?- eso me había dicho Rose, una muestra de sangre para confirmar. Habían sido unos días feos y agotadores, yo por supuesto le echaba la culpa a la separación. -Pero no te preocupes me repondré, comeré mejor, seré una chica lista-
Tome la tableta electrónica buscando alguna noticia del accidente de Gabriel, Dios que este bien. Mi corazón comenzaba a retorcerse ante mi angustia. No debo ser fuerte y cuando lo haga tomare a ese estúpido Lobo de las orejas y le gritare tanto que mi garganta se secara. –Pero ahora lo importante es salir de aquí, averiguar qué fue lo que paso y correr junto a...-
-¡Estas embarazada!-
No grite, estoy absolutamente segura de que no grite, de mí no salió ni un estúpido jadeo. Pero pude sentir como mi garganta se sacaba dejándome sin habla.
-¡Hay no! Siéntate-
Me deje caer con ayuda de Marisa.
-¿Helen? No me asustes, estas peor. Respira despacio... ¿Helen?-
Oí mal, si eso fue. Mi tonta cabeza no capto bien las palabras que grito Marisa.
Respire lentamente, céntrate Helen me regañe, esto es importante.
Sonreí a mi amiga que estaba al pendiente de mi rostro.
-Perdón Marisa, mi cabeza ya sabes en tensión entiendo las cosas al revés- suspire y respire otra vez.
-¿Qué decías de las pruebas?- la rubia me tomo por los hombros, creo que temblaba.
La ruda Helen estaba estremeciéndose como una gelatina.
-Escucha Helen. Tú. Estas. Embarazada.-
Tres cortas y simples palabras cambiaron todo mi mundo, literalmente mi mundo giro y no solo por el intenso mareo que me llego de golpe al igual que la noticia. Gire mi cabeza hacia la puerta ¡Oh! Santo cielo por eso mi padre, tenía esa expresión, por eso estaba así. Él nunca me dejaría regresar con Gabriel si no fuera por una buena razón y ¡Cielos! Esta era una y una muy buena.
Recapitulando mi vida me deje a llorar, la fuerte Helen se marchó por la ventana en cuanto mis lágrimas comenzaron a salir manchando la camisa favorita de mi mejor amiga que me sostenía entre un abrazo de amista y apoyo... Mi amiga. -¡Hay por Dios Marisa! lo sabias y se lo contaste primero a mi padre-
Me aleje de ella para poder mirar su culpabilidad esculpida en su rostro.
-No tenía opción Helen, tus hermanos serán muy, pero muy guapos pero a veces tiene mierda en el cerebro. No me dejarían pasar a tu habitación para verte, entonces utilice mi carta con tu padre, era lo mejor, decirle la verdad a él-
-Que voy hacer no me lo esperaba, sabes de mis trastornos de ciclo. ¿No se supone que la inyección que me aplicabas evitaba esto?- tonta, que tonta fui ¿cómo no me di cuenta antes? baje de peso pero extrañamente mi vientre no lo hizo y ahora viéndolo bien esta hasta mas redondeando. Lleve mis manos a mi cara limpiándome las lágrimas, tenía que dejar de ser una damisela chillona y afrontar el hecho de que ahora era la segunda madre.
Mi hijo tendría que compartir el amor de su padre con el hijo de esa otra mujer, y Dios bendito porque me tensaba con solo pensarlo. ¿Era una mala persona? Ponerme celosa solo con pensar que él estará junto con la mujer que le dio la vida a su hijo.
Mientras el mío tal vez crezca solo sin él.
-Helen ¿Qué harás?- eso mismo yo me estaba preguntando.
Un estruendoso sonido llego hasta mi habitación, Marisa y yo corrimos, bajando hasta la sala de la casa, un enojado Eder me fulmino con la mirada, Alan y Luka me miraban sin dar crédito muy seguramente a la noticia que yo aún no digería... Papa se los dijo.
-Y bien Helen ¿Ahora serás la amante de ese Lobo? ¿Serás la casa chica? ¿Tendrás a ese bastardo?-
Abrí mis ojos de golpe y Eder recibió un golpe directo en su mandíbula cortesía de mi padre que miraba a mi hermano como si fuera el enemigo.
Las palabras de Eder calaron profundo en mí, podía ser muy hiriente cuando se lo proponía pero yo también podía ser una perra. Si acepto, cometí el error de confiar en un hombre otra vez, pero mis sentimientos por él, me llevaron a esto.
¿Sorpresa? Si la tuve.
¿Temor? Por supuesto que lo sentí.
¿Soledad?
Me sentía sola y entonces todo callo en mi mente, podría estarlo en este momento pero muy pronto, entre mis brazos sostendría al único motivo que sería la razón de mí vivir.
Y nunca jamás aceptaría que mi bebe fuera insultado por alguien.
Eder se levantó y limpiándose un hilo de sangre que corría de su labio se giró en mi dirección, Luka se colocó frente a mí.
Esquivando a mi hermano llegue hasta él y con todas las fuerzas que tenía en ese momento estrelle mi puño en el mismo lugar donde mi padre lo había hecho.
Eder se tambaleo por el golpe y desgraciadamente no callo solo lo hice sangrar más.
-Escúchame bien estúpido e idiota hermano- con mi dedo empuje a Eder. -Nunca jamás vuelvas a hablar así de mi hijo porque si lo haces esta familia perdería un miembro y creme que no sería yo-mi hermano apretó los puños a sus lados, pero en ningún momento sentí temor. El hombre frente a mí me crio, era su pequeña princesa y sé que por muy cabreado nunca se atrevería a golpearme.
-¿Lo prefieres a él por encima de nosotros?-rechino entre dientes.
-Prefiero a mi hijo por encima de todos Eder. Soy su hermana parte de esta familia, dejaran de excluirme de todo, me tomaran en cuenta y seré yo la que decida desde ahora. No van a manipularme como en el pasado ni ahogarme con sus miradas de reproche soy una adulta que aprendió a defenderse sola, gracias a los tres mastodontes que tengo por hermanos y gracias a un padre que cuido mis sueños. Ahora tomare las riendas de mi vida y buscare mi felicidad ya sea con ese estúpido Lobo engañador o con cualquier otro- tan solo la idea me parecía horrible, ya no podría borrar de mi mente a Gabriel Johnson.
Aplausos llegaron desde la puerta principal, una mujer muy familiar caminaba hacia nosotros, mi tonto y golpeado hermano se colocó frente a mí al igual que Luka. Alan protegió a Marisa.
-Buen discurso Srta. Brown-la mujer mostraba mucha seguridad e irradiaba peligrosidad vestía de negro lista para el combate otros dos chicos la seguían de cerca.
-¿Qué haces aquí Helena? ¿Cómo entraron?-pregunto Eder parecía molesto con la hermosa mujer que estaba a unos cuantos pasos de nosotros.
-Sé que no soy bienvenida pero tenía que venir por ella-apunto en mi dirección, gesto que no le agrado a mis hermanos ni a mi padre que tomo la palabra.
-Señorita Johnson esto es invasión a la propiedad, no creo que su padre y buen amigo mío le enseñara estos modales-
-Señor Brown sé que usted conoce a mi antiguo Alpha el señor Leonardo y sé que conoce a mi padre Jerry los hermanos Johnson lo tienen en alta estima y reconocen lo que han hecho por la nación, pero esto no tiene nada que ver con ellos. Ahora mismo las decisiones las tomo yo-
La mujer era prima de Gabriel por eso me resultaba familiar los hombres tras ella también eran sus primos ahora los recuerdo de esa fiesta.
-No se adonde quieres llegar con tanta palabrería Helena-Eder seguía mostrando la misma actitud.
El joven a la derecha soltó un claro gruñido de advertencia, eran hermanos no había duda el parecido era estupendo.
-Le vuelves hablar así y te arrancare la cabeza-escupió con enfado la réplica masculina de la chica.
-Cálmense-intervino mi padre.
-Señorita sigo sin escuchas la razón de este allanamiento...-
-¡Basta!-grito el otro hombre que permanecía impaciente a la izquierda de Elena cortando de golpe las palabras de un muy enojado Félix.
Camino en mi dirección –Yo mismo la llevaré Luna-aviso Eder salto en su dirección y en un momento a otro los dos hombres peleaban en el suelo.
Mire a la chica y de su boca salió una pequeña risa, estaba loca. Mis otros dos hermanos intervinieron tratándolos de alejar, me asuste por un instante cuando los ojos del hombre se oscurecieron.
-¡Callan basta! no estamos aquí para asustar a Luna- lo chica me miro, el hombre llamado Callan se alejó de mi hermano que mostraba más golpes. Ante mis ojos los golpes de su contrincante se regeneraron instantáneamente ellos eran Lobos.
-Señores no hemos venido aquí para pelear-sonrió hacia mi hermano magullado por los golpes.
Su risa se borró de la cara cuando su mirada regreso a mí –Mi Alpha sufrió un atentado- sus palabras causaron escalofríos. –Y he venido por ti, porque sin ti el no podrá despertar-
Me necesitaba a mí.
*****
Gabriel.
Sentía un frio penetrante mis huesos crujían cuando intentaba dar un paso, todo estaba oscuro y silencioso. A lo lejos pude escuchar el aullido del Lobo llamarme era necesario poder seguir tenía que regresar a ellos.
Mi manada me necesitaba yo soy el Alpha.
********
Helen
No había mejoría dos interminables días desde que llegue corriendo a su lado.
Helena no lo pregunto dos veces cuando yo ya estaba a su lado pidiendo que me llevara con él.
Mis hermanos no opusieron tanta resistencia cuando les grite entre sollozos que haría lo que quisiera, pero como todo buen hermano Eder decidió acompañarme obligando a Luka y a Alan a seguir con las investigaciones del atentado. No sé porque tanto escándalo cuando llegaron a mi casa, si ellos por lo visto ya se conocían con anterioridad. Hablando de los primos de Gabriel y de mis hermanos, parecían competir en una lucha eterna por ver quién era el mejor.
-¿Todo igual verdad?-salte del susto.
-Lo siento, no escuchaste cuando llame a la puerta así que entre-Elena era muy autoritaria y dependiente, lo podía ver en cada una de sus acciones se parecía mucho a Gabriel, sin duda eran primos hermanos.
-¿Y bien? ¿Cómo amaneció hoy?-pregunto otra vez.
-Sigue igual. No creo que esté funcionando lo llamo pero no abre sus ojos ¿Segura que está bien? ¿No tiene alguna cosa extraña en la cabeza o algo?-
Negó con la cabeza –Gabriel no tiene ninguna herida en el exterior, su cuerpo se regenero con normalidad, es algo más lo que lo hace estar así-señalo, Elena había traído a los mejores médicos de su manada, según ellos Gabriel necesitaba la fuerza de su Luna.
Y si se supone que yo lo soy ¿Entonces porque no despierta?
Muchas veces he querido hacer la pregunta. Si no está funcionando a lo mejor es porque el tonto de Gabriel se equivocó de Luna. ¿Soy la mujer incorrecta?
-Él te oirá, sigue llamándolo. El idiota ya se tomó sus vacaciones y tiene que regresar al mundo terrenal no puede seguir vagando en los sueños- me sonrió y acerco su cara al oído de Gabriel.
-¡Oíste velloso durmiente!-grito fuerte. -¡Tienes que despertar porque si no lo haces Callan tomara tu dotación de chocolates de la tía Alice!-esperamos un momento a lo mejor su grito infernal despertaba a Gabriel.
Pero no fue así.
No quise mostrar mi desilusión así que pregunte.
-¿Velloso? Y ¿Chocolate?-
Elena estallo a carcajadas.
-Sip, me niego a llamarlo "Bello Durmiente" como lo hacen la mayoría de las mujeres de la manada- la pequeña punzada de celos del tamaño de una montaña se alojó en mi estómago, no en definitiva no eran celos, yo ni siquiera conocía esa palabra le echaría la culpa al burrito mexicano que Marisa trajo para mí en el desayuno.
La sonrisa de Elena creció al tamaño maxi.
-Y lo de los chocolates no es mentira como no despierte pronto Callan tomara la ración que le corresponde-vio mi mirada de desconcierto.
-La madre de Gabriel ósea la tía Alice siempre tuvo una... digamos pequeñita obsesión por los chocolates que sin querer nos contagió a todos los niños que crecimos alrededor de la casa del Alpha. Fue tal la fascinación, que ella y mi madre aprendieron a realizar los mejores chocolates de la historia, entonces ahí es donde te imaginas a muchos niños Lobos corriendo como locos gracias a las energías extras de la chocolatina y pum, un desastre mundial cuando las cosas se salían de control. Por lo cual la tía Alice tuvo la excelente idea de racionarnos sus exquisitos chocolates, fuimos creciendo con ese único vicio cada cierto tiempo la tía y mi madre nos mandan nuestras raciones de chocolates-su mirada fue soñadora y suspiro. -Adoro esas delicias y como Gabriel no se despierte pronto yo misma ayudare a Callan a comerlos-
Elena sonrió y salió de la habitación como si nada, yo sabía que iría por uno de sus chocolates.
Y pensar que creí extraña a mi familia.
Mire a mi alrededor, la habitación estaba llena de cosas de él, lo sabía por el olor que cada uno de sus objetos. En ningún momento me he movido de esta habitación prácticamente ahora vivo en esta recamara. Solo faltaba que despertara y me explicara cada una de las dudas que carcomían mi cabeza.
¿Pero si no lo hacía?
Y la angustia me alcanzo otra vez.
-¿Cuándo despertaras?-pregunte conteniendo mi frustración.
Acariciaba su cabeza lo amaba tanto, tanto que hacía daño verlo así en ese estado, quería llorar y gritar al mismo tiempo no era justo.
Me sentía sola y perdida, estaba rodeada de gente, pero sin él... no era lo mismo lo necesitaba a él.
-Si no despiertas pronto. Te juro por mi hijo que nunca más te hablare Gabriel Johnson-susurre cerca de su cuello, mientras mis lágrimas mojaban su rostro.
Una mano se posó en mi hombro.
-No llores mi hijo despertara pronto, tú lo harás-
Levante mi cara a la agradable voz y entonces vi a la mujer, parada tras de mí.
Alice Johnson me ayudaría a recuperar a mi Lobo.
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Hola queridas lectoras, no morí sigo vivita y bailando. Solo que mi trabajo me ha tenido muy ocupada por eso les agradezco su buena vibra al esperarme en cada capitulo de esta historia en verdad muchas gracias.
Voten y comente me gusta saber que les agrada esta historia.
Saludos y nos leeremos en otro capitulo de Cautivada por el Lobo.
Recuerden solo me da tiempo publicar los fines de semana.
BESOS luzhiko.