F L A W L E S S [IchiJyushi/O...

By VanessaAndersen

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"-No necesito amigos" "-No necesito amigos, porque los tengo a todos ustedes" Esa era una realidad bastante... More

Prólogo
Un día de playa a tu lado.
Perros, Diversión y rompiendo el silenció.
Lo importante.
Mi maldad.
Mientras él sea feliz.
Recuentos de la vida [Ver.Osomatsu] 1
Personajes del capitulo pasado.
Un día en la vida de Jyushimatsu Matsuno
Choromatsu se enamora.
No me hagas daño.
Recuentos de la vida Ver. IchiJyushi1/?
Respira 1/2
Disculpas.
Serie de sucesos desafortunados.
Recuentos de la vida [Ver.IchiJyushi] 2
Un maldito asco.

Recuentos de la vida [Ver.Osomatsu] 2

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By VanessaAndersen

Autora: Si, se que no merezco su perdón pero en mi defensa es culpa de ¡NADIA! Ok no, te amo Nadia, aunque muchos se ofrecieron para ser mi ayudante de Beta, nadie, NADIE fue a mi inbox, nadie, les mande mensajes a medio mundo Y NADIE ayudo, así que bueno, supongo que esta historia esta lleno de gente que promete cosas...-sniff- Pueden hablarme de perdido y decirme "Yo te ayudo" DIGO deje mi facebook (?) ya no me prometan cosas, ahora se esperan para que actualice.  Estoy enojada, si, si, porque este cap lo escribí hace casi 3 semanas, y bueno apenas lo tengo :) así que si tienen dudas lean el anterior, les juro que tanto era mi enojo que pensé en dejar la historia, ash... en fin. Dejen sus mensajes y digan que les gusto, por fin OsoKara.

---



El día nuevamente ha comenzado. Sabe que algo anda mal en el momento en que no escucha ninguna alarma cuando despierta; momentos como esos es que lo hacen volver a momentos al pasado lo que pueden ser algunas pocas horas, sólo entonces es que se da cuenta de donde se encuentra, existe una cama blanca debajo de su cuerpo que está adornada por una fina tela de color azul. Al parecer es para él fácil reconocer que se trata de una bata de hospital, ha sido hospitalizado en algún momento de las últimas horas o eso es lo que él desea creer, pensar que sólo han pasado algunas horas.

No hay nadie alrededor, solo se escucha ese horrible sonido que reconoce de series de doctores "Pi... pi..." odia ese sonido, porque lo hace sentirse de alguna manera nerviosa y con miedo a que en algún momento llegue a dejar de escucharse y lo convierta en un zombie.

No, imposible, esa clase de criaturas no existen.

Intenta recordar la razón por la cual se encuentra en ese lugar sin embargo nada aparece en su mente, parece que ha sido golpeado en la cabeza cuando desliza de su izquierda por la misma sólo para encontrarse con una venda cubriendo alrededor. Eso definitivamente lo hace entrar en pánico, de inmediato intenta pensar en las cosas principales cosas como: Su nombre, edad, familia, estudios e incluso estado civil.

Todas las respuestas empiezan a caer una tras otra en su mente dejando que el miedo de desvanezca casi de inmediato. Al parecer la falta de memoria solo ha afectado a pocos recuerdos, porque incluso puede recordar que es lo que cenó el día anterior. La horrible comida que su querido hermano Todomatsu intentó preparar para festejar que Jyushimatsu ha entrado de una forma exitosa al club de béisbol. Osomatsu respira de forma profunda pensando en que siempre y cuando aquel accidente no tuviera que ver con sus hermanos él definitivamente no tiene una razón por la cual deba de estar preocupado, deja de sostener su cabeza justo en el momento en que la puerta ha comenzado a ser tocada, alguien ingresa por la misma.

La mirada que recibe es la de uno de sus hermanos que conoce a la perfección; no es Choromatsu, es el mismo Karamatsu quien parece tener un semblante bastante duro en esos momentos, su expresión irradia una rabia que nunca antes había logrado captar en nadie más, no puede evitar que su cuerpo se estremezca ante la idea de que será reprendido por su persona y sin embargo también parece ser algo que desea desde hace mucho tiempo.

—Hey, Karamatsu... —la sonrisa falsa aparece de nuevo sobre sus labios, algo que ha estado ensayando tan bien que ya aparece de una manera natural; se encuentra sonriendo con bastante felicidad, como si las heridas en su cuerpo no dolieran lo suficiente como para hacerlo flaquear. Karamatsu sabe que su hermano está mintiendo y Osomatsu nota que este se ha dado cuenta de aquello en el momento en que su mirada se vuelve más fría.

También se da cuenta que su hermano ha madurado mucho más rápido de lo que parece cuando coloca una mano sobre su cabeza murmurando un

"Ya no tienes que pasar por todo esto solo..."

Son esas palabras las que posiblemente iniciaron con el amor tan profundo que posee por el contrario, un amor del cual debería deshacerse más no puede ni planea hacerlo, porque ese amor es lo único que lo mantiene con vida.

Las imágenes de todo lo que ha intentado ocultar desde hace algún tiempo atrás comienzan atravesar su mente junto a la razón por la cual se encuentra en esos momentos en ese hospital, también cree saber por qué no hay ninguna persona que esté esperando a que él despierte.

Sus hermanos lo odian, no los culpa. Incluso si el mismo Karamatsu lo hace, nunca lo culparía.

Los ojos de Osomatsu se han inundado de lágrimas más no parece darse cuenta de que tiene todo el derecho de llorar pues traga saliva de forma profunda antes de volver a sonreír a su hermano de una forma bastante incrédula. Las preguntas que están a punto de ser hechas sólo requieren de una respuesta que él ha querido saber desde hace mucho tiempo, desde la primera vez en que sintió la mirada del segundo hermano sobre su persona.

—¿Desde cuándo... lo sabes?

[Un mes antes]

El primer hermano de los Matsuno ha tomado la decisión de visitar a su mejor amigo, Ren. El chico que ha comenzado a dejar de ir a la escuela por miedo a ser juzgado de manera dura por todas las personas que al parecer discriminan a aquellos que son homosexuales, por si fuera poco el chico incluso ha sido discriminado por sus propios padres quien parecen amenazar a su persona de una forma severa diciendo palabras como "Marica" "Muérete" una tras otra vez.

Su mejor amigo no puede seguir evitando el pensar si es realmente grave el ser homosexual.

Es por eso que ha llevado una gran sonrisa sobre sus labios y algo de comida Sushi que sabe perfectamente que es del gusto especial de los dos hermanos que conoce muy bien, la mujer que lo recibe es la padre de Ren quien no parece realmente contenta con su visita, sin embargo una vez que él ha rogado demasiado lo deja pasar a verle, con la condición de que las puertas se encuentren abiertas a todo momento y que Reika este con ellos.

"Que estúpido..." piensa con cierto recelo Osomatsu, no lo dice en voz alta pues tiene miedo de ser echado de la casa. Sube las escaleras manteniendo de su mejor sonrisa para encontrar así a una feliz chica que le saluda como si las cosas no estuvieran tan mierda entre su familia.

—Muchas gracias por venir a verlo, realmente parece muy... deprimido con todo esto —la chica es de las pocas personas que saben lo que ocurre con su hermano, también de las pocas que acepta la situación en la cual se encuentra, incluso ha ayudado con la declaración antes de que esta ocurriera sin saber que el resultado de la misma sería realmente desastrosa. La culpa le está carcomiendo muy lentamente más busca no hacerle sentir eso a su hermano, no desea verlo mucho más herido de lo que ya se encuentra.

—No te preocupes, somos amigos, ¿No?

Señala con la cabeza el pasillo por el cual deben de comenzar a caminar, ambos recorren el lugar en silencio. Tocan la puerta por lo menos tres veces antes de ingresar el cuarto se encuentra a oscuras y un pequeño bulto esta debajo de las sabanas, el olor de toda la habitación es húmedo dando la apariencia de que pudo haber pasado una lluvia bastante estrepitosa dentro, el pecho de ambos de comprime de sólo pensar lo horrible que debe ser que todo el mundo te discrimine, incluso su llamada familia.

—Hey, Ren estoy aquí —la voz del primer Matsuno busca animar a su amigo quien poco a poco está empezando a salir de las sabanas. Las remueve de encima dejando ver su rostro que, aquel que siempre lucía reluciente, ahora luce demacrado; existen bolsas debajo de sus ojos que dan por asegurado de que no ha dormido nada bien, incluso parece un panda con estas debajo de sus ojos. Su rostro está más delgado que antes y su cabello parece estar sucio—. Te miras horrendo —suelta con una sonrisa Osomatsu, intentando animar a su amigo con sus para nada delicadas palabras.

Este no puede evitar el sonreír al escuchar aquello.

—Me miro como tú, ¿No es verdad? —esa respuesta es lo único que necesita para saber que puede hacer algo para que su amigo cambie de parecer. Reika incluso se ha unido a la conversación para esos momentos mencionando lo mucho que extraña que Hiromi esté ahí dado que solo están puros hombres, idiotas. Claro, porque a la chica con fetiche por los gatos le gusta pasarse por el arco del triunfo el hecho de que su querido amigo con apariencia femenina también es un chico.

Entre pláticas el tiempo parece pasar realmente rápido, los chicos que están en la habitación intentan huir de lo que es la realidad, la razón por la cual la visita de aquel chico con cinco hermanos con el rostro idéntico está ahí. No es que quieran seguir posponiendo de la charla sin embargo no existe el momento adecuado, no cuando parece que Ren ha estado sonriendo por mucho más tiempo de lo que ha hecho en las últimas semanas y en los últimos dos meses que es el tiempo en el que ya no ha estado asistiendo a clases.

En todo ese tiempo se han puestos más de treinta excusas inventadas correctamente por Osomatsu para que este no sea dado de baja de su escuela, pues aún mantiene de la esperanza de poder compartir tiempo a su lado en clases, tal cual como en los viejos tiempos. Muy dentro sabe que es imposible, porque la escuela está llena de personas realmente crueles, personas que solo quieren ver humillado a quien es su amigo, verle llorar y dejarle en claro que los que gustan de alguien de su mismo sexo son fenómenos.

—Entonces Hiromi dijo que ya no quería comer más comida con grasa y la mujer de la cafetería estuvo a punto de tener un infarto, ¡Si hubieras visto su cara, fue realmente épica! —el mayor de los Matsuno comenzó a contar de sus días en la escuela. En esos momentos hablaba del valor de su querido amigo andrógino para quejarse con las mujeres que se encargaban de hacer la merienda, dando a entender que estás usaban demasiados condimentos que no ayudaban a sus compañeros subidos de peso.

Claro, que Osomatsu primero propuso comerse lo que él no quería, cosa que no funciono. Uh, al final de cuentas a esa edad ¿A quién le importaba ser o no obeso? ¡A él, no! la comida era comida de la forma en que se viera.

—Es porque tú te comerías lo que fuera... —murmuro Reika jugando con sus cabellos manteniendo una mueca sobre sus labios. La chica había prácticamente leído de los pensamientos del mayor de los Matsuno logrando que este se sonrojara y que Ren empezara a reír con bastante fuerza, su mejor amigo era tan transparente como el agua de un manantial—. ¿O no estoy en lo correcto? La última vez incluso te has comido algo que se ha caído en el suelo, si lo hubieras visto Ren, ¡Este chico no tiene temor de Dios! —la chica parecía bastante preocupada por la higiene de su amigo.

—¡No es mi culpa! además he aplicado la regla de los 60 segundos.

—¡Son cinco segundos, por dios!

—Oh...

Las risas de Ren estaban llegando a llenar la habitación por completo, en poco tiempo ya no era el único que se encontraba riendo, ahora los tres lo estaban haciendo ignorando que eso podría molestar a los otros que estaban viviendo en la casa, ignorando todo lo que no fuera el compartir momentos como en el pasado donde no deberían de preocuparse de la sexualidad de ninguno.

—Ah, realmente nos haces falta allá, hermanito... —murmuró por fin las palabras que Osomatsu no podía sacar de su pecho, sin embargo la que dijo las mismas fue su hermana, quien parecía ser la más afligida con todo aquello dado que el problema era directamente con alguien de su familia.

El joven llegó a borrar la sonrisa sobre sus labios, estando consciente de los problemas que estaba llegando a hacer enfrentar a sus amigos, no sólo únicamente a su hermana.

—Esto está mal.... —susurró. No podía seguir fingiendo que los momentos entre ellos eran cómo antes, no cuando él había dado el gran paso de arruinar su amistad por buscar un noviazgo con alguien de su mismo sexo. No cuando sabía que por su culpa ahora Osomatsu estaba comenzando a regresar con golpes hasta su casa—. Basta, basta los dos... Quiero que dejen de meterse en problemas, quiero, quiero que ustedes también me tengan el mismo asco.

Las palabras del chico rubio sonaban realmente firmes y duras. Sus manos estaban en esos momentos sobre sus piernas, su rostro estaba fijo sobre lo que eran las mismas sin tener el valor de mirar a los ojos de los que estaban guardando silencio, uno que fue roto de golpe por las fuertes risas de Osomatsu.

—¿Me estas jodiendo? ¿No es verdad? —el tono empleado en su voz parecía estar lleno de diversión, tal cual como en hace unos momentos cuando estaban bromeando sobre la comida—. Debes de estar bromeando, Ren...

La manera en que Osomatsu estaba riendo y en la que Ren ahora le miraba con claro dolor le dieron a entender a la joven que lo que estaba por ocurrir no sería un juego de niños o peleas infantiles como las que siempre tenían los dos, no cuando el otro parecía haber tomado una decisión tan importante, no cuando el mayor de los Matsuno se estaba riendo en su cara por la decisión tomada.

—No estoy jugando, estoy hablando más en serio que nunca, estoy pidiendo que finjan que me tienen asco, pido que estas malditas visitas paren de una vez por todas, al final de cuentas ¡¿Que importa?! ¡Yo me marcharé pronto, así que detén esto! —la voz del chico que lucía siempre tranquilo se alzó esperando que su reclamo fuera claro para su mejor amigo.

Fueron segundos antes de que el hombre el cual estaba siendo regañado en esos momentos se pusiera de pie tomando de manera brusca la camisa del castigado joven de cabellera rubia; sus ojos estaban fijos en los de él, su expresión estaba llena de molestia una casi tan grande como cuando escuchaba a esos idiotas de clases hablar de lo asqueroso que era fijarse en alguien de su mismo sexo.

—Dime... dime que esto es una puta broma, dilo de una maldita vez antes de que te rompa la cara Ren —el agarre fue mucho más firme en esos momentos.

La chica nerviosa se colocó de pie intentando separar al de rojo de su hermano quien no parecía estar dispuesto a detenerse en la decisión que había tomado, la joven incluso poseía algunas lágrimas en sus mejillas, lagrimas que estaban cayendo por su rostro.

—¡Basta, chicos, basta de una vez!... —esas palabras eran un susurro; el gritar seguramente llamaría la atención de los otros miembros en su familia ocasionando así una guerra mucho más grande.

—No lo entiendes, maldita sea... Osomatsu, ¿Crees que es fácil? No, no lo es, saber que por mi maldita decisión las personas a las cuales amo se encuentran sufriendo. No soy tan idiota como para pensar que cada herida nueva con la que llegas es producto de una caída, no soy tan idiota como para no saber diferenciar lo que es una sonrisa llena de dolor a una real tuya... —su voz firme poco a poco parecía estar acabando en esos momentos, sus manos temblorosas viajaron hasta las de su amigo quien parecía estar más molesto que nunca—. Si quieres golpearme por querer lo mejor para ti y para mi hermana, entonces hazlo, porque tus golpes no son nada a todos los que has tenido que recibir por mi culpa.

Las palabras del chico eran tan ciertas que estaban sorprendiendo a la mujer amante de los gatos. Ella quien era consciente de todas las peleas en las cuales debía de meterse en mayor de los Matsuno sin mencionar el problema que ya parecía tener con uno de sus hermanos mismo al cual le mentía. La familia de seis con el mismo rostro era realmente ajena al problema que estaban pasando aquel grupo de amigos.

—No... Cállate, hazlo de una maldita vez o juro que...

—Ya te he dicho que lo hagas, si quieres golpearme puedes hacerlo, no me importa. Si de esa manera puedo hacer que detengas el juego tuyo de ser un héroe para mí —escupió esas palabras dando a entender lo molesto que era ser protegido por el otro—. Yo no necesito que me cuides, maldita sea, ¿Que tengo que hacer para que lo entiendas? Tienes peores problemas de los cuales debes de encargarte y yo... Yo soy una puta carga para ti, ¿No es verdad?

El de chaqueta roja alzo su puño dejando la intención viva de que pronto ocurriría un golpe en el rostro del rubio. Este le miró de forma desafiante mostrando una sonrisa, creyendo que había cumplido con su misión.

La chica con apariencia felina cerró sus ojos con bastante fuerza víctima del miedo de lo que pudiera llegar a ocurrir, sin embargo lo que pudo haber sido un golpe jamás llego, porque Osomatsu no golpeó a Ren, no, lo que hizo fue envolver sus brazos alrededor de su cuerpo abrazando de manera firme su cuerpo, dejando que su rostro se enterrara contra lo que era su hombro; Ren había perdido, la lástima de su amigo era mucho más grande.

—Eres un maldito cabeza de mierda amarilla, ¿No es verdad?... Si no quieres que me meta en más problemas entonces déjame cambiar al mundo, no quiero existir en un mundo donde yo no pueda estar con mi mejor amigo porque eso se ve mal ante los ojos de sus padres. No me estas pidiendo sólo que deje que te insulten, me estas pidiendo que vaya en contra de mí mismo al hacerme el sordo de lo que digan de mi mejor amigo. ¿Eres idiota? Yo nunca dejaría que alguien hablará mal de ti... Yo no puedo.

La voz rota de Osomatsu fue lo que pudo escuchar a la perfección Ren, siendo la única persona con el derecho de escuchar a su mejor amigo llorar, la primera vez en que este se rompía ante una situación en la cual no sabía a donde huir. Y no fue el único el rubio había terminado por dejar que sus lágrimas salieran de sus ojos, ambos estaban asustados y al final comprendió lo que estaba ocurriendo, el miedo de ambos de vivir en un mundo que no poseía una comprensión hacía gustos diferentes.

—Idiota.... —Ren no podía hacer nada por cambiar a su mejor amigo, alguien que era como un hermano para él, porque ambos sabían que si este estuviera en su lugar, nadie lo movería o lo haría dejar de defenderle esa era la clase de amistad que ellos dos poseían.

[Dos días después]

Las palabras para tranquilizar a Ren no estaban haciendo el mismo efecto en lo que estaba ocurriendo, en la escuela todo parecía empeorar porque ahora no solo existía el problema de que todo el mundo pensara que el primer hijo de los Matsuno también era homosexual, ahora habían cosas mucho peores. El bullying que solamente era verbal comenzaba a cambiar de una forma bastante impresionante, el primer paso a lo que sería lo peor de todo fue su banca llena de horribles palabras entre ellas siempre referencias sobre la sexualidad de su amigo, ya sea sexuales o no.

¿Y el profesor? Pedir ayuda a un amante de la religión posiblemente era la más estúpida de las ideas, porque este había respondido con un simple:

"Es algo que ellos hacen por tu bien"

Al final de cuentas el primer hijo de los Matsuno se encontraba sólo enfrentando todos los problemas sobre sus hombros. El tercer hermano parecía hacerse oídos sordos de cualquier palabra, pensando que esos rumores iniciaron por culpa de su hermano, porque él se buscaba cada uno de sus pleitos, según su mente cerrada junto a las mentiras de su hermano.

Al final de cuentas siempre debía de existir un malo en aquella escena y Osomatsu estaba realmente de acuerdo a que aquel papel le perteneciera a su persona, aun si eso significaba convertirse en un cazador de las sombras con tal de mantener a sus hermanos a salvo. Creyendo en esas palabras los días parecían avanzar de manera tranquila ignorando todos los abusos que al inicio eran bastante fáciles de ignorar, eso fue hasta que un día su pupitre desapareció.

—¿Has escuchado? El pupitre de Matsuno Osomatsu está en el patio ¿No crees que es gracioso? —la charla entre sus compañeras le hizo entender que aquello no fue únicamente idea de sus compañeros de clase, incluso el estúpido maestro estaba envuelto en aquello.

El chico salió corriendo de lo que era su salón de clases con el plan principal de recuperar lo que era su pupitre, aun si eso significaba tener que soportar el subir con este entre sus manos por las escaleras, no le importaba tener que soportar aquellos juegos infantiles. Su sonrisa no desaparecería por nada del mundo.

El descuido de sus propios pensamientos lo llevó a ignorar la trampa puesta directamente para su persona, un hilo entre los escalones perfecto para hacerlo tropezar desde arriba, logrando que su cuerpo perdiera del equilibrio en el escalón no.15. El miedo junto a la sorpresa de lo ocurrido lo dejaron pensando mientras caía, llegando a hacer que la sonrisa en sus labios se borrara por completo pues sus ojos alcanzaron a captar la sonrisa enferma de sus compañeros de clase quien al parecer preferían verle morir de una forma tan estúpida a siquiera aceptarlo.

Su mano se alzó en busca de sujetarse de algo sin obtener la suerte de hacerlo, se juraba a sí mismo que pronto estaría en un lugar horrible, las ganas de llorar o pedir ayuda se quedaron en su garganta. En el momento unos fuertes brazos lograron sostener lo que era su cuerpo salvando así a su persona de inmediato; le sujetaba con bastante fuerza más no para lastimarle si no para darle a entender que ya no debía de tener una razón por la cual estar asustado. Perdido entre el shock y la sorpresa de haber sido salvado sus ojos se abrieron buscando a su salvador.

—Karamatsu...

El hermano que menos esperaba que le ayudará se encontraba ahí. Y no es precisamente el que es que tuviera una mala relación con su hermano, sino por el hecho de que últimamente parecía existir una barrera bastante grande entre los dos, una que se había formado él con los otros con tal de que estos no salieran lastimados y gracias a las palabras crueles de Choromatsu sobre lo mala influencia que parecía estar siendo Osomatsu últimamente.

Sus ojos se llenaron de lágrimas, no lloraría.

—Oi... eso estuvo cerca, nii-san —su sonrisa fue tan blanda que parecía no haberse dado cuenta de que aquel había sido un claro intento de homicidio por sus propios compañeros, Osomatsu no captó la mirada de odio que su hermano había lanzado a los que estaban ahí con una expresión de decepción al ver al otro sin ningún rasguño—. Debes de tener más cuidado, al parecer no has pisado del todo bien, ¿No es verdad? No te preocupes, te ayudaré a volver al salón de clases si es que lo necesitas.

Las palabras dichas por el chico amante del teatro parecían ser una clara amenaza para los abusadores de su hermano.

Karamatsu no se apartó de su hermano en lo que contaba del día, incluso tuvo el descaro grande de llegar a usar de su pie para cortar el molesto hilo que hace pocos momentos estuvo a punto de matar a su hermano; la rabia que se estaba formando dentro de su pecho no se comparaba a ningún sentimiento antes conocido por su persona.

Se había dado cuenta hace poco tiempo de lo que sufría su hermano del abuso por el cual tenía que pasar y lo equivocado que estaba el tercer hermano al hablar siempre "Mierdas" de él, se había dado cuenta de el gran esfuerzo que el primero estaba entregando para que ninguno se viera envuelto en una guerra a la que no pertenecían y sin embargo ya no podía quedarse callado, lo supo en el momento en que pudo observar cómo es que Osomatsu estaba comenzando a dejar de sonreír como antes para mostrar ahora una sonrisa totalmente marchita que pedía a gritos un poco de ayuda y comprensión.

—Pronto tendré una presentación, Todomatsu será el villano mientras yo seré el príncipe.

Hace pocos días es que Karamatsu se había integrado al grupo de su hermano mayor, aunque no estaba pasando tanto tiempo con el de rosa como antes no es como si realmente le molestará eso, ya que al final de cuentas prestarle a sus hermanos la misma atención era algo que se le daba muy perfectamente.

—Entonces, tú debes de ser el hermano de Osomatsu-kun, ¿Verdad? ¡Son realmente parecidos! Bueno en realidad ya los había visto desde lejos sin embargo, woah... Me sorprende... —mencionaba un sorprendido Hiromi llegando a sonreír de una forma tan dulce que seguramente si no fuera por lo mal que estaban todos en la escuela ya tendría a más de la mitad de los chicos de la escuela muertos por su persona.

La segunda persona sentada a su lado era Reika quien parecía demasiado preocupada sobre lo que serían los próximos exámenes, a ella no la molestaban demasiado aunque si existían momentos en los cuales debía de defender a su hermano.

El mundo no estaba todavía tan podrido como para ofender a una jovencita y mucho menos cuando esta era una de las chicas más atractivas de todo el colegio.

—Claro, al final de cuentas somos seis con el mismo rostro, sin embargo creo que yo soy más guapo —alardeó de una manera bastante cómica el de rojo, quien logró hacer que su hermano amante del teatro rodará de sus ojos, no era la primera vez que oía a Osomatsu decir aquellas palabras y aún lo encontraba bastante gracioso.

Los dos hermanos eran sumamente diferentes en algunos momentos, aunque a Osomatsu le gustara la carne no se comparaba con Karamatsu quien parecía vivir comiendo de la misma, alimentando a su persona de esta cada que podía llegando incluso a pedir doble porción cuando se daba la oportunidad de comer aquello en la cafetería, cabe destacar que siempre tenía que ser convencido por el primer hermano para que se terminara lo que eran las verduras del plato.

—Realmente se comportan como un par de hermanos... —mencionó con un poco de envidia el de cabellos negros largos. Al final de cuentas él era hijo único a diferencia de su grupo de amigos que poseían hermanos, en el caso de Osomatsu hasta tenía de sobra los mismos y no dudaba que amaba a cada uno de ellos por la forma en que los cuidaba.

—Claro, yo siempre debo de encargarme de que de todas sus comidas, ¿Qué sería de mí sin mis hermanos saludables? ¿No, Kara-chan? —el apodo logró hacer que su hermano se tiñera de un fuerte rojo. En realidad aunque ese mismo apodo fue susurrado no pudo evitar que llamara su atención.

Para Osomatsu el tener a alguien de su familia cerca de él estaba transformando de su vida a algo mucho menos doloroso, podía jurar que con la ayuda del segundo hermano el pesar sobre sus hombros estaba empezando a desaparecer, porque los problemas parecían irse con bastante rapidez, se deslizaban de sus manos de una forma bastante impresionante. Incluso podía jurar que Karamatsu estaba eliminando las malas presencias y nunca comprendió exactamente cómo es que este lo lograba.

—Oh, así que has logrado sacar tu asqueroso lado incestuoso, ¿No es verdad? ¡Que maldito asco! —esas palabras lograron hacer que el cuerpo del chico se tensara por completo. Apenas habían iniciado las clases y los insultos ya se estaba escuchando por todo el salón, para su suerte Choromatsu no había ingresado aún en el salón—. Seguramente se han de mamar los dos el pene, ¿No? ¡Qué asco! —uno de los chicos que más le molestaban se le ocurrió abrir su boca.

El primero de los Matsuno apretó de sus ojos con fuerza buscando hacer de aquellas palabras algo sin importancia porque las palabras no podrían lastimarlo.

Sus ojos se abrieron cuales platos cuando su cabello fue tomado y sin cuidado alguno su cabeza fue estampada con fuerza contra lo que era la madera de su pupitre logrando que todo dentro de él resonará, provocando un grito bastante fuerte que seguramente fue ignorado por los otros profesores quienes admitían esa clase de maltrato hacia su persona.

—¿Qué acaso no escuchas, escoria? Oh, sabes... Escuchamos que tu hermano pronto tendrá una obra de teatro. ¿Qué te parece si nos encargamos de él? Ya sabes, hacerle saber a todo el mundo que él tiene una asquerosa relación con su hermanito mayor... —la sonrisa en los labios de aquel abusador parecía estar llena de seguridad una que destrozaba todas las defensas de Osomatsu.

—N-No... No te atreverías —sus ojos se encontraban dilatados, olvidando el dolor propio, el miedo de que alguien se metiera con su hermano lo hizo olvidarse de lo mareado que se sentía al haberse golpeado contra lo que era el pupitre.

—¿Crees que no? Oh, por favor, hemos hecho cosas peores, incluso el maestro nos respalda hacer algo como esto. No sería más que pan comido para nosotros, Osomatsu... Pensamos que ya te habíamos dejado muy en claro que no debías de meterte con nosotros, ¿No es verdad? Te hemos dado muchas veces la oportunidad para suicidarte y tú pareces no tomarlas.

Para Osomatsu las palabras de quienes lo rodeaban parecían dignas de puros demonios, no estaba solamente rodeado de hombres, mujeres, profesores, podía ver toda clase de rostros rodeando a su persona repitiendo una tras otra vez las palabras "Suicídate", la solución a todos los abusos que estaban sufriendo las personas que él tanto amaba.

—Sólo tú sabes cómo terminar con esto.

Las últimas palabras de la persona que se encargaba perfectamente de torturarle se quedaron grabadas en su mente.

Los días de calma se desvanecieron tan pronto habían llegado; Osomatsu faltó a la hora de comida junto a Karamatsu dando por decidido que dejaría que su hermano se alejara de su persona, aún si eso significaba volver a tomar el camino solitario.

—Oh, ¿Tienes algo que hablar conmigo Osomatsu? —era extraño el estar a solas con su hermano y sin embargo para el segundo hermano no le era para nada desagradable. La sensación era bastante grata en realidad siendo que los dos eran los mayores, pensaba que posiblemente podría poseer la confianza suficiente como para que su hermano le hablara sobre los problemas que estaba teniendo con las otras personas.

El chico de bufanda roja traga saliva de manera dura, no se atreve a mirar a su hermano por largos segundos, no por lo menos hasta que se ha asegurado de saber qué decir para quitarse a ese hombre de encima.

—¿Sabes? ya me estoy hartando de tenerte pegado a mi todo el maldito rato, tsk... Es que realmente eres una puta molestia —su forma de actuar es bastante buena, más no lo suficiente como para que Karamatsu no pueda darse cuenta de la manera en que sus labios han comenzado a temblar—. Ya no te necesito, es decir, ¡Maldición Karamatsu! ¿No puedes darme un poco de espacio? Ya tengo suficiente con soportarte en la casa como para que ahora estés pegado como una maldita sanguijuela a mi persona.

"Ayúdame..."

—¿Crees que es divertido estar con alguien de quien todo el mundo se burla? Últimamente te has vuelto el centro de atención de las burlas de las chicas, dicen que eres realmente doloroso y he comenzado a creer que tienen razón, comenzarás a traerme mala popularidad con ellas.

"Por favor, Ayúdame..."

—Así que por favor, no vuelvas a meterte en mi camino —sus duras palabras son captadas a la perfección por su hermano quien parece más herido por el hecho de recibir una mentira que la verdad.

Sin embargo sabe que no puede obligarle a decir la verdad, sabe que hacerlo sería arruinar todo lo que su hermano ha sacrificado.

"No te vayas... Tú eres el único que puede salvarme..."

—Si eso es lo que Osomatsu nii-san quiere.... Eso haré. Lamento haber sido una molestia para él todo este tiempo —musita antes de retirarse dejando a solas nuevamente a Osomatsu en aquel tejado.

Una vez se encuentra sólo deja que sus lágrimas se deslicen por sus mejillas, su cuerpo ha caído de rodillas y sus manos descansan en el suelo.

Ya no existe nada que pueda hacer, lo comprende a la perfección cuando decide acercarse al puente cerca del lago el día de la presentación de su hermano, ese mismo día en donde deja que su cuerpo se sumerja en las aguas después de que su cabeza ha sido brutalmente golpeada contra una roca.

Todo está saliendo tal cual sus abusadores lo planearon y lo único que queda para él es un desastroso... Game Over.

Ese hubiera sido el caso de su vida, si no fuera porque los labios de un príncipe azul se presionan contra los de él en busca de darle aire.

El mismo príncipe que terminaría por convertirse en el amor de su vida desde ese día en adelante.


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Todas las personas se cansan. Junior lo sabía y aun así continuó lastimando a quien estaba seguro que era el amor de su vida.