Little Memories (Ianthony)

By zayangel

899 127 93

One Shot More

PARTE 2: ANTHONY
Carta

PARTE 1: IAN

446 47 56
By zayangel


"No sabes lo que tienes hasta que lo pierdes"

Siempre escuché esa frase, creyendo que podía ser cierta, realmente le vi el significado cuando me tocó vivirlo. Y sí, es cierto, jamás sabrás apreciar lo que tienes lo suficiente hasta que llegas a perderlo. Mi madre siempre me enseñó a que hay que agradecer todo lo que te enseña la vida, Además de siempre ver el lado positivo de las cosas a pesar de lo mal que estaban. Obviamente le hacía caso, pero a veces pierdes el control de las cosas que ocurrirán.

Todo empezó con un yo pequeño de tal vez unos catorce o quince años, ni lo recuerdo. Lo único que me llega a la mente es aquel momento donde comienzo las clases en un nuevo instituto, nunca me lleve bien con la gente, y que cambiaran de instituto fue la peor idea que se les pudo haber ocurrido a mis padres.

Eso era lo que yo pensaba en ese momento.

Aunque, no fue tan mal del todo, corrí con suerte de que con algunos me la llevaba bien. Aún recuerdo mis nervios la primera vez que escuche mi nombre de la boca de la primera profesora que tuvo el honor de presentarme.

"-Ian Hecox.-dijo con su fina y aguda voz.- Bienvenido a la institución. Un gusto tenerlo aquí. Me gustaría saber un poco sobre su vida, joven Hecox, ¿Qué tal su otra escuela?

Me tuve que levantar por más que no quisiera.

-P-p-ues -tartamudee, como cosa rara de mí. Unos chicos detrás de mí se burlaron por mi actitud, aquello me puso extremadamente nervioso.- E-sta-ba bbien.

-¿Por qué lo cambiaron si estaba tan bien?

Un grupo esparcido de alumnos rieron nuevamente ante la situación. Aquello me estaba tocando un poco la moral.

-Nos mudamos.-me excuse. La verdad era que a nadie le importaba mi vida personal ni el porque me había cambiado de escuela.

-Espero que disfrute su nueva vida, joven Hecox.-soltó con su arrogante, fina y aguda voz. Como la odie en ese momento.

Luego de ello recuerdo haberme sentado a dibujar en mi cuaderno a solo escuchar partes de su clase, aunque no fuera buen dibujante, hacer garabatos me tranquilizaba los nervios.

Su clase termino y no pude haber estado más agradecido, pero algo ocurrió y fue un poco extraño.

Un chico se acerca a mí con interés. Yo le ignore por un momento, pero el capto mi atención extendiéndome su mano.

-Mi nombre es Anthony, Anthony Padilla.-me dijo, con un tono de voz calmado y dando una pequeña sonrisa en su rostro.

No pude evitar sonreírle.

Desde ese día mi vida cambió absolutamente, no solo por mi nuevo instituto, sino porque había conseguido un nuevo amigo. Si, nos volvimos tan cercanos desde ese momento, teníamos muchas cosas en común y el realmente era genial.

Cuando apenas hablábamos pensaba que era el típico chico gracioso de clases que es un completo imbécil, pero no era así, y eso era lo que me hizo llegar a ser su amigo.

Paso el tiempo, Anthony y yo nos volvimos inseparables. Tanto así, que nuestras madres nos consideraban hermanos.

Cumplimos los diecinueve años de edad cuando decidimos irnos a vivir juntos. Y realmente, nunca me arrepentiré de ello.

Tengo muchos recuerdos ahora mismo sobre esos lindos años viviendo junto a él.

Pasamos tantas cosas juntos, ninguno de los dos sabia cocinar y era horrible los primeros días, mi madre nos enviaba recetas hasta para hacer un simple arroz; ni hablar sobre las horas que pasábamos hablando hasta la madrugada, incluso, mañana; las fiestas que se hacían repentinamente por la visitas de nuestros amigos; las discusiones por quien no había botado la basura; las preocupaciones que pasábamos al no tener comida en casa por pereza a ir al supermercado; sería una gran lista que tendría que hacer sobre esos momentos, donde la mayor parte de ellos eran buenos.

Sin embargo, otras cosas empezaron a ocurrir entre nosotros.

En cuanto a mí, mi cariño hacia Anthony empezaba a crecer, siempre buscaba lo mejor para él, me preocupaba por sus días de estrés por trabajos en la universidad, le preguntaba si quería comer algo cuando lo veía a malas, lo apoyaba en sus locas ideas, reía con sus chistes malos, incluso, me gustaba ver como él reía también, hasta saltaba de felicidad junto a él cuando le daban una increíble noticia.

Él era fantástico, en todos sus aspectos.

Estaba empezando a ver a Anthony como algo más que un amigo, y yo solo pensaba que era cariño de "hermanos". Lo cierto era que, sabía que los hermanos no sentían lo mismo que sentía yo por Anthony.

Pero aquello no lo sabía.

Era un cumpleaños de Anthony, lo recuerdo, él no era mucho de celebrar sus fiestas, pero ese día fue la excepción.

Habían llegado nuestros amigos a celebrar el cumpleaños de Anthony, con un enorme pastel preparado por mi madre como regalo. Ese día, él estaba feliz, y yo también lo estaba.

Llego un momento que me hizo quitar aquella sonrisa que tenía en mi rostro.

El timbre había sonado, dando la inesperada visita de una chica la cual ni conocía. Pero, al parecer, Anthony sí. Aquella chica se abalanzo sobre él, plantándole un beso en sus labios como si se lo fuera a comer ahí mismo.

Ahí, sentí algo extraño dentro de mí, algo que no podía explicar pero me hacía sentir... extraño.

Anthony había tenido novias alrededor de nuestra amistad, pero hasta ese día nunca me había pegado tanto que estuviera con una.

Los días siguientes el me hablo de ella, sobre lo feliz que estaba y lo bien que le hacía sentir. Mientras escuchaba sus palabras, algo en mi crecía, y no tenía ni la menor idea de lo que era.

-Ella es fabulosa, la amo.-me confeso. Yo trague saliva dificultosamente, sintiendo como mi corazón se sentía muy apretado dentro de mi cuerpo.

Los próximos días a ese, estuve un poco desanimado, y no sabía el por qué. Sentía curiosidad hacia las cosas que hacia Anthony, qué hacia cuando estaba afuera, qué pensaba mientras estaba solo, donde estaba cuando yo no lo acompañaba, todo aquello invadía mi mente constantemente.

Se sentaba frente a mí en el comedor con su móvil, tecleándolo sin parar. Yo solo pensaba en lo entretenido que era verlo distraído, también, en lo tierno que se veía cuando reía por algo que encontraba.

Nunca me ponía a detallar a Anthony de pies a cabezas, pero todo eso cambio, y tenerlo siempre cerca, me hacía detallarlo hasta las imperfecciones que yo muy bien conocía.

Sin embargo, a mí me parecía que era lo más bonito que veía ante mis ojos.

A veces me daba miedo seguir mirando a Anthony de esa forma que ni conocía de mí. Cada vez que llegaba un pensamiento así a mi mente yo trataba de borrarlo, pero me era imposible.

-¿Qué opinas si... le pido matrimonio?

Casi escupo el jugo que bebía al escuchar esas palabras de su boca. Deje escapar mi tos exageradamente por ahogarme como un idiota frente a él.

-¿Está mal?-pregunto al verme de tal manera.

-¿Estás seguro de eso? Un matrimonio es algo muy importante, Anthony, ¿estás seguro que quieres vivir una vida junto a ella?

-¿Por qué no?

-Porque no llevan el tiempo suficiente para saberlo.

-La conozco muy bien y quiero estar con ella el resto de mi vida.

Estaba loco, demente, con el cerebro en otro mundo.

Lo mire y vi sus ojos brillantes que reflejaba su ilusión que me dio un poco de pena. Se había enamorado de ella, y me dolía.

Pero, ¿por qué estaba mal si siempre lo apoyaba en sus ideas más locas?

En ese momento, él puso su mano encima de la mía.

Sentí una fuerte corriente en mi cuerpo que fue directo a mi corazón, haciéndolo bombardear más rápido de lo normal. Me miro a los ojos y jure no sentir mis piernas más nunca.

-Necesito que me apoyes.

Aquello me hizo formar un nudo en mi garganta.

-Te voy a apoyar siempre, Anthony.

Y eso era cierto, aunque pensaba que era una idea demasiado estúpida.

-Gracias.-me regalo una sonrisa, una sonrisa muy bonita.

No me creía donde había parado: en una joyería ayudando a mi mejor amigo a escoger un anillo para su novia.

Estaba molesto y no podía negarlo.

Pero hacia lo que fuera por él.

-¿Qué tal este?-me señalo, indeciso.

Alce los hombros.

-Es lindo, tal vez le guste.

Pasaron los días y Anthony parecía que le venía una idea más loca que otra, ahora quería proponerle matrimonio a su novia en Japón, juro que quería golpearlo por eso.

Sabía que yo quería ir a Japón, y se la lleva a ella.

En vez de a mí.

Ese día los acompañe al aeropuerto, vaya masoquista que estaba hecho, pero no me quedaba de otra.

Ese día, supe que Anthony estaba tomando una mala decisión.

-Espero que se diviertan.-les dije antes de que partieran.

-Lejos de aquí, siempre nos divertiremos.-soltó su novia con arrogancia.

Los días pasaron y cada vez sentía un vacío enorme imaginando a Anthony y a su novia paseando por las calles de Japón, tomados de la mano y diciéndose cosas lindas.

Lo extrañaba, y no podía negarlo.

Un día me llego un mensaje en plena mañana, vi mi móvil y era él.

No pude evitar ponerme feliz.

Pero duro poco al ver lo que contenía el mensaje.

"¡¡¡Me dijo que si!!!"

Me dolió.

Quise gritar en ese momento.

"Felicidades, me siento feliz por ustedes." tuve el descaro de mandar.

No me di cuenta que lloraba hasta que una lagrima cayo al móvil.

¿Qué me pasaba? ¿Por qué actuaba así? Debí estar feliz por Anthony, pero aquello no pasaba.

Me dolía verlo feliz con otra persona que no fuera yo.

Anthony volvió una semana después, contándome sus vivencias allá y por supuesto, lo feliz que estaba por su compromiso.

Los días pasaban y Anthony se quedaba más en casa de su novia que en la nuestra, y no lo juzgaba, sería su futura esposa.

La idea de que vivan juntos me aterraba, y no quería aquello pasara.

Un día llego a casa por la noche, yo estaba sentado en un regazo del sofá, pero me levante sonriéndole a él.

Y lo que más temía ocurrió.

-Me iré a vivir con ella.

Mi felicidad se derrumbó en ese momento.

No podía dejarme, no quería que me dejara.

-¿Cuando?-pregunte, dolido y aguantando mis enormes ganas de llorar.

-La siguiente semana.

Me senté de nuevo en el sofá.

-Es un hecho de que quieres formar una vida a su lado.

-Sí, nos vamos a casar pronto, no puedo seguir viviendo con mi mejor amigo.

-¿Qué tiene de malo vivir con tu "mejor amigo"? -lo mire indignado.

-Tengo que hacer mi vida en otro lado, Ian. No te sientas mal, Solo me mudare de casa, tu y yo seguiremos juntos.

-Te la pasas más tiempo con ella que conmigo.

-Es mi novia.

-Pero yo soy tu amigo, tu mejor amigo, tu casi hermano.

-Lo sé, y siempre será así. Solo que, esta vez, hare mi vida por mi propia cuenta.

Aquello dolió aún más, pero tenía razón, si eso era lo que el quería, debía dejarlo ir. Todavía recuerdo el último día que estuvo en casa, hablando conmigo sobre lo bonito que la había pasado estando conmigo.

La verdad tenía ganas de llorar cada vez que lo escuchaba.

Sentía que ya lo empezaba a extrañar.

Y sin querer, solté algo que no debí decirle.

-No me dejes.

Él se calló, sorprendido con lo que le dije.

-Nunca te voy a dejar.

-Promételo.

-Te lo prometo.

Le sonreí a medias porque sabía que se iría, pero igual confiaba en él. A pesar lo noto y tomo mi brazo acercándome a él para abrazarme.

Un abrazo que significo muchas cosas para mí.

Pasaron los meses y yo pues, me mude a otro lado. No quería recordar la casa donde Anthony y yo compartíamos vida.

Y es que, todavía me dolía recordarlo.

Pero, recuerdo un día donde el me llamo, y me preocupe tanto por él porque estaba llorando.

Corrí rápidamente a su apartamento, como si fuera lo último que haría. Lo vi derrumbado cuando entre a su casa, me acerque a él y le brinde todo mi apoyo.

Lo abrace como si mi vida dependiera de ello.

-Ella me dejo.-sollozo.- Se fue, me dejo y no le importo nada.

-Todo estará bien.-acaricie su espalda mientras el hundía su cabeza en mi cuello.

-Se fue, Ian.

-Ya no digas más. Estoy aquí.

-¿Por qué fue tan cruel?

-No era la indicada para ti.

-Pero, ella, me quería.

-Lo sé, pero, por algo se fue.

Se separó de mí y me sentí muy mal al verlo rojo de tanto llorar. Agacho su mirada limpiando las lágrimas que salían por si solas.

-Soy un idiota.

-No digas eso...

-Sabes que si lo soy...

Lo tome por sus mejillas e hice que levantara la cabeza para que me mirara.

-No, ella si lo fue, por dejar ir a un ser tan maravilloso como lo eres tú. Si yo fuera ella jamás te hubiera dejado, estaría contigo siempre, y sin importar que, le diría al mundo lo importante que eres para mí.

Aquello me había salido tan fluido que yo ni me lo creía. Anthony se quedó mirándome por unos segundos y alejo mis manos de su cara, buscando consuelo en un fuerte abrazo que me dio, hundiendo otra vez si cabeza en mi cuello. Cerré mis ojos deteniendo mis lágrimas, y me dispuse a borrar mis pensamientos y solo estar apoyando a Anthony.

Duramos un largo rato así.

Su cabeza se levantó alejo un poco de mi cuello, mirándome con los ojos aun cristalizados. Agache un poco mi cabeza para mirarlo mejor y no me había percatado de lo cerca que estaba de él, y era la primera vez que lo había tenido tan cerca.

Aún recuerdo cuando una de sus manos recorrió mi mejilla, y con su pulgar, limpio una lagrima que salió repentinamente. Recuerdo cuando se acercó a mí, con sus ojos cerrados, y rozo sus labios contra los míos, con miedo, pero lo hizo.

Recuerdo haber estado asustado también, pero al sentir su respiración entrelazándose con la mía, olvide de todo y mi cuerpo iba en un vaivén de emociones.

Uní mis labios con los suyos.

Recuerdo que sus labios sabían a miel, y lo lento que se movían contra los míos, aunque disfrutaba cada segundo que pasaba. Llego un momento en el que se dejó llevar, y siguió besándome con más confianza, durante un poco tiempo que se hizo eterno, pero perfecto.

Aun me pregunto, que se sentiría besar sus labios de nuevo.

Me tomo entre sus brazos separándose de mí, viéndome directamente a los ojos.

-Ian... -susurro.- Vete.

Me quede sin palabras cuando se separó bruscamente de mí.

-Anthon...

-¡Vete!–grito.

No supe más de Anthony hasta ese día.

Lo deje solo pensando en que se calmaría, pero al día siguiente, no contesto mis llamadas.

Lo deje una semana solo, sin molestarlo. Pero me preocupaba que no me contestara las llamadas ni los mensajes.

Me entere que se había ido, había dejado todas sus cosas en su apartamento.

Lo espere por días, y nunca llego.

Nadie sabía de Anthony, se fue sin decir nada, sin dejar rastros de a donde se iba.

Pareciera como si el mundo se lo hubiera tragado.

Anthony rompió su promesa.

Me dejo.

Se fue.

Y junto a él, se fue mi vida.


Continue Reading

You'll Also Like

91.3M 8.5M 65
El pueblo de Wilson es tranquilo, regido por sus costumbres y creencias religiosas muy estrictas, donde Leigh ha crecido, siguiendo cada regla y paut...
2.6M 238K 36
Zoe y Axel son polos opuestos y, a la vez, muy similares. A él le encantan las matemáticas; ella las odia. Él es reflexivo; ella le da muy pocas vuel...
19.7M 1.3M 122
Trilogía Bestia. {01} Fantasía y Romance. El amor lo ayudará a descubrir quién es en realidad y su pasado hará reales sus peores miedos. ¿Podrá ell...
533K 62.1K 15
Harry había pasado por varias injusticias a lo largo de su vida. Había perdido y amado; preguntado y respondido. Pero aquella vez, cuando sabiendo qu...