Jimin comenzó a abrir sus ojos porque la luz matutina que se filtraba por la ventana le molestaba. Parpadeó un par de veces y luego se sentó en la cama. Apenas despabilo un poco su mente se dio cuenta de que estaba en su habitación con el pijama puesto. ¿Cómo rayos había llegado ahí?
Lo último que recordaba era haber estado con Jungkook tomando un par de tragos, también recordó haber bailado con él. Hasta ahí su mente estaba clara pero todo lo demás eran lagunas mentales de ciertos sucesos de la noche anterior. Estuvo un par de minutos tratando de organizar sus pensamientos mientras refregaba sus ojos con los dedos. Luego de bailar siguieron bebiendo, ahí es cuando todo se empieza a distorsionar, recuerda la cara de Jungkook muy cerca de él.
Estuvieron a punto de besarse.
Y él le vomito encima.
Se tapó la cara con las mantas por la vergüenza que tenía. Sus mejillas estaban completamente rojas y lo único que quería era desaparecer de la faz de la tierra. Es que aparte de comportarse como un tonto por la borrachera le pasaba esa asquerosidad en el momento menos indicado, con la cara de Jungkook apenas a centímetros de él. De nuevo esa sensación de vergüenza recorrió su cuerpo cuando recordó lo cerca que estuvieron los labios del castaño de los suyos.
Porque no se podía mentir a sí mismo, el si quería besar a Jungkook.
Ese era un problema. Estaba cayendo frente a las habilidades de seducción del chico, cosa que Jimin se había prohibido rotundamente. Además Jungkook venía del mundo del cual Jimin quería alejarse, todas las convicciones que se había impuesto durante su vida se estaban llendo por el retrete por este chico, ni siquiera estaba seguro de qué buscaba Jeon de él, ¿un revolcón?, ¿un juego?, ¿algo más?
Soloto un bufido frustrado, ¿por qué no podía dejarlo en paz y ya?
Pero nuevamente el ojinegro no podía mentirse, porque extrañaría al castaño si este se alejaba de él, ya se había acostumbrado a verlo en la cafetería y sus intentos de coqueteos que no pasaban para nada desapercibidos. Pero algo en su cabeza se seguía oponiendo a que algo resultará entre él y Jungkook, sin embargo su corazón no le hizo ni un poco de caso al estar a punto de salirse de su pecho por el casi beso de ayer por la noche.
Y había que agregarle el hecho de que ahora sus familias estaban haciendo negocios juntos, ¿el padre de Jungkook sería igual que el suyo? era lo más probable ya que ese era el tipo de persona que Jimin solía encontrar en este medio.
Se levantó y camino directo al baño para cepillar sus dientes, noto que su estómago rugía de apetito así que decidió prepararse desayuno. Noto que su polera estaba con olor a trago así que se la saco para irse a la cocina, paso por el living y se detuvo ahí atónito.
Jeon Jungkook estaba plácidamente dormido en su sofá.
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El castaño abrió sus ojos de par en par cuando escucho un ruido. Miro hacia el frente encontrándose con un Jimin que estaba con el torso desnudo y con el cabello alborotado. Sencillamente esa era la mejor forma de despertar.
– ¡Mierda! –gritan ambos al unísono.
– ¿Qué haces aquí? –cuestiona Jimin.
– Pues vine a dejar tu culo borracho a tu casa y dijiste que podía quedarme –responde Jungkook aún perdido en el torso de Jimin.
– ¿Yo dije eso?
– La verdad es que querías que durmiera contigo, pero sé que estabas borracho así que me vine al sofá.
– ¿Qué? –pregunta Jimin con los ojos bien abiertos de lo sorprendido que estaba.
– Si, es que... –Jungkook mira con cara de reproche al ojinegro– Jimin, no quiero ser mal educado ni nada pero, ¿estas consiente de que estas sin camisa y tienes un cuerpo de maravilla? ¡No logro concentrarme contigo así!
La cara de Jimin se torna de color rojo y salió corriendo a su habitación por alguna polera. El castaño lo queda mirando y se ríe, a veces el peli-naranja parecía un niño pequeño que se avergonzaba por cosas de "adultos", pero a decir verdad solo tenía la mente de un crío, su torzo marcado y con dos tatuajes era de todo un hombre.
Jimin regreso con el pedazo de tela cubriendo su abdomen y Jungkook se arrepintió de lo que dijo.
– Si ese cuerpo lo tienes así por ser mesero juro que empiezo a trabajar ahora mismo.
Jimin revolotea los ojos. – ¿Qué estabas diciendo antes?
– Que querías dormir conmigo –respondió Jungkook.
– No te creo.
– Cosa tuya, yo sé lo que paso anoche y me quedo feliz con ese recuerdo –el castaño sonríe como colegiala enamorada y Jimin se ríe.
– Lo siento por lo de ayer.
– ¿Por qué cosa?
– El vómito.
– No te preocupes –dice Jungkook– solo me ensuciaste los zapatos, me preocupo mucho más tu salud.
– Estoy seguro que te pusiste a llorar cuando ensucie tus zapatos de diseñador.
El castaño coloca una mano en su pecho como si estuviese dolido y empieza a chillar como una pequeña de cinco años.
– ¡Eran unos Louis Vuitton! –lloriquea y Jimin estalla en risas.
El peli-naranja invito a Jungkook a desayunar por todo lo que había hecho por él. Preparo algo sencillo con unos cafés y se quedaron hablando el resto de la mañana sobre la borrachera o temas banales. Jimin se dio cuenta de lo bien que lo pasaba con Jeon, a pesar de la apariencia superficial que quería demostrar existía mucho más dentro de ese chico pero lo que más le gustaba es que sabía hacerlo reír con sus tonterías o historias. Quiza, solo quizá, podrían ser amigos.
Después de terminar el último sorbo de su taza observo el reloj colgado en la pared y luego a Jungkook.
– Mi turno ya va a comenzar –empieza Jimin y se levanta de la mesa.
– Yo también me debo ir. ¿Quieres que te deje en tu trabajo?, me queda de camino a casa.
Jimin asiente. De verdad no le molestaba pasar un poco más de tiempo con el castaño.
El ojinegro se bañó primero y luego Jungkook. Después ambos salieron del departamento camino al Joly's. No conversaron mucho ya que la mente de Jungkook estaba en otro lado, recordando los sucesos de la noche anterior.
Flashback.
Llegaron a la casa a duras penas, al castaño le costó un mundo que Jimin lograra pronunciar su dirección ya que estaba totalmente ido después de vomitar. Subieron por el ascensor y entraron a la casa con las llaves que el chico del café tenía en el bolsillo.
Lo primero que Jungkook hizo fue dejarlo en el sofá para ver donde se encontraba su habitación. Camino por el pequeño departamento y vio una puerta entre abierta, entro con cuidado notando de buenas a primeras que esa era la habitación de Jimin. Las paredes eran de un verde muy claro, había libros en varios estantes y repisas, también un escritorio con varios papeles y lápices. Se sentía acogedor, como un hogar diminuto pero que cumplía todas las características. El castaño se acercó al ropero que había en un rincón y saco una polera más un buzo para cambiar al ojinegro que se había ensuciado por el vómito.
Volvió a la sala de estar y escucho como el chico se quejaba.
– Me duele la panza –lloriqueaba el peli-naranja. Jungkook se sentó a su lado y comenzó a sacarle la chaqueta– ¿Qué haces?
– Tengo que cambiarte la ropa, Park. Estas todo embarrado.
– Ok...
Cuando ya le había sacado la chaqueta comenzó a desabotonar la camisa negra que llevaba Jimin, Jungkook trago fuerte, esta situación era el cielo para él.
Sintió como las manos del ojinegro apartaron las suyas.
– Yo lo hago –dijo él.
– ¿Seguro? –Pregunto Jeon no muy convencido.
– Sí, me da vergüenza que me mires.
– No deberías tenerlo, eres hermoso, Jimin.
Las mejillas del aludido se tornaron más rojas de lo que estaban, de todas formas hizo una seña al castaño para que se diera vuelta y este le hizo caso. Cuando ya estuvo listo llamo a Jungkook y este le ayudo a llegar a la habitación. Lo arropo como a un bebé, le dejo un vaso de agua y metió la ropa sucia en una lavadora que encontro en el baño.
– Gracias, Jungkook –pronunció Jimin bajito mientras se quedaba dormido.
– De nada, Jimin.
– Si quieres puedes dormir aquí, conmigo... No quiero estar solo –Jungkook lo miró detenidamente.
– ¿Seguro, Jimin?
– Si tú quieres, hazlo... Yo... solo quiero verla...
– ¿Verla?, ¿a quién? –el castaño no estaba entendiendo nada.
– Yo no tengo la culpa, Jungkook. Yo no quería que pasará esto... –balbuceó.
– ¿De qué hablas, Jimin? –Pero ya era tarde, el peli-naranja estaba profundamente dormido.
Fin del Flashback.
Tenían sus pies sincronizados al caminar. Jimin se dio cuenta de lo callado que había permanecido el castaño todo este tiempo y pensó que estaba enfermo. Analizo los rasgos de Jungkook uno por uno mientras trataba de averiguar que le pasaba, normalmente el chico siempre le buscaba una conversación por más mínima que sea y verlo asumido en silencio era realmente extraño, al menos para Jimin.
– ¿Estas bien, Kook? –pregunta el ojinegro y capta la atención de Jeon.
– ¿Cómo me dijiste? –Jimin se ríe.
– No se contesta una pregunta con otra pregunta, burro.
– Jamás me habías llamado por algún apodo, Park Jimin –enfatiza en su nombre y el chico del café revolotea los ojos.
– ¿No te gusta?
– Sí, me gusta. Antes me decían así.
– Entonces ahora responde. ¿Estás bien, Kook?
Jungkook sonríe. – Sí, solo tengo algo que ha estado dando vueltas en mi cabeza.
– ¿Qué cosa?
Jungkook lo miró de reojo. No sabía si Jimin iba a responder su pregunta, siempre había sido reservado y en cierto punto lo entendía. Pero la curiosidad lo carcomía por dentro, ¿qué podía esconder el ojinegro?
– Ayer cuando te ayude para que te acostarás dijiste algo muy raro.
– Ayer estaba muy borracho –dice Jimin riéndose.
– Lo sé, pero parecías muy angustiado y me preocupe por ti.
– ¿Qué dije?
– Algo de que no era tu culpa y que solo querías verla.
El ojinegro se detuvo en la calle, ¿enserio había hablado de eso en presencia de Jungkook?
– Quizá entendiste mal... –replico tratando de evadir el tema.
– No, escuche perfectamente. Dijiste que tú no habías querido que pasara y hablabas de una chica.
– No, Jungkook yo...
El castaño le interrumpió.
– ¿Estás enamorado de una chica, Jimin?
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Nota: El capitulo quedo bastante mierda, lo admito, pero es el preambulo para lo que viene despues;v;
pd: admiren la cara de placer de Jungkook en la foto ( ͡° ͜ʖ ͡°)