El Espejo De Orquídeas (SUSPE...

By Sevyis

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Las horas del día pasaban lentas, pesadas, densas... demasiado extensas para mi conveniencia, las odiaba, me... More

II
Aviso
III
IV
V
VI
VII
VIII

I

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By Sevyis

Miré el reloj otra vez, como si con ese simple acto lograse que los segundos, minutos y horas pasasen más de prisa. Moví el lápiz de forma compulsiva sobre el cuaderno en el cual estaba tomando notas de la clase de historia. Me perdí el hilo de lo que el profesor estaba hablando y me dediqué a mirar por la ventana que estaba a mi derecha, el cemento que rodeaba la ciudad era deprimente, volviendo todo gris y polvoriento alrededor, todo iluminado por un sol abrazador que parecía burlarse de mí en su lento caminar al horizonte. Definitivamente odiaba el sol, el día, si tan solo...

- ¡... deben traer su ensayo a mi oficina a más tardar mañana a mediodía!

La voz del profesor me sobresaltó, sacándome de mis pensamientos, con un suspiro frustrado tomé nota de la entrega de este trabajo, miré a mí alrededor y me encontré con la mirada escrutadora de Thomas, quien tenía sus ojos fijos en mí.

- ¿Se te perdió algo? - pregunté de forma brusca

- Te estaba observando - soltó como si nada

- ¿En serio? Créeme que no lo noté - bufé sarcástica - ¿Qué es lo que quieres?

- Saber que observabas - susurró misterioso

- ¿¡Y eso a ti que te importa!? - contesté del mismo modo

- Ilai... Thomas... - dijo el profesor - ¿Los estoy interrumpiendo?

La llamada de atención del profesor hizo que le lanzase una mirada asesina a Thomas.

- Nada señor Tannen - respondí fingiendo amabilidad - le estaba explicando sobre el ensayo, al parecer no había prestado la atención suficiente

El señor Tannen no tuvo tiempo de decirme nada ya que el timbre lo interrumpió, anunciando que la clase se acababa, provocando una estampida de estudiantes hacia el pasillo. Guardé mis cosas apresuradamente y salí de allí.

Una vez en el pasillo me vi rodeada de chicos y chicas que conversaban animadamente de cualquier tema que no tuviese que ver con la escuela, me puse la capucha de la sudadera negra que llevaba y caminé sin prestarle atención a nadie hacía el comedor.

- ¿Te va persiguiendo el diablo o qué?

Tod había llegado a mi lado con su sonrisa seductora, pasó una mano por mi hombro y bajó la capucha.

- Ya sabes que no es bueno parecer un espectro - bromeó

- ¿Quién sabe? Quizás y así deje de existir de una vez por todas - solté

- Nada de eso, este mundo no sería lo mismo sin ti

Él estaba acostumbrado a mi humor sombrío, debo decir que era el único, no sabía cómo era que nos habíamos hecho amigos, ya que éramos los polos opuestos en la mini sociedad de escuela en la cual estábamos; por un lado él era la popularidad personificada: pelo castaño oscuro hasta las orejas con rizos rebelde, ojos color pardo, medía cerca de un metro ochenta, su cuerpo era atlético, era todo un panorama verlo sin camiseta; en cambio yo, era de estatura promedio, no pasaba el metro sesenta y cinco, mi pelo rebelde de color castaño rojizo era un dilema mundial, mis ojos color café eran normales, y mi cuerpo no tenía las curvas marcadas de la mayoría de las chicas de nuestra edad. Tod era el centro de las fiestas y la atención, yo era una antisocial que siempre estaba al margen. Aun así, nos complementábamos, compartíamos los silencios, tristezas y alegrías, conocíamos el alma el uno del otro, pero no en el plan romántico, si la familia pudiese elegirse, él claramente sería mi hermano.

- ¿Dónde está tu sequito de seguidoras? - pregunté al entrar a la cafetería

- Les di el día libre - sonrió - necesitaba de tu compañía

- Lo sé, soy una especie de droga - bromee

- Me has pillado - me revolvió el pelo

Gruñí y él rio, sabía que odiaba que me enredase el pelo, porque peinarlo era una travesía, aunque de igual forma me gustaba ese gesto, Tod era lo único bueno de mis días, del día en general.

*

El trabajo sobre la Guerra Fría estaba terminado sobre mi escritorio, la cena había pasado y no había excusa que me impidiese centrarme en lo que se avecinaba... ¡la noche!

Amaba ese momento en que el sol era consumido y sus rayos devorados por la oscuridad, la tonalidad violácea del cielo y los sonidos que aquello acompañaba.

Cerré la puerta de mi habitación con llave, guardé las cosas de la escuela en una esquina, del fondo del ropero saqué una caja, saqué la ropa y me la coloqué: eran unos pantalones negros ajustados, con unas botas negras que tenían unos centímetros de taco y cordones con hebillas, para arriba una camiseta ajustada sin mangas y una chaqueta de cuero, dejé mi pelo rebelde suelto.

Me acerqué al cuadro rectangular de orquídeas lilas y fondo negro que ocupada parte de una de las paredes de la habitación, lo tomé con sumo cuidado, lo giré y lo puse seguro en el suelo. No se notaba nada extraño, una superficie negra y lisa con una moldura plateada, media de alto un poco más que yo, y no tenía nada de especial y particular visto de esta manera.

Me senté en frente del cuadro, esperando a que los sonidos de la casa se apagaran poco a poco, estaba ansiosa, el esperar era la parte que menos me gustaba. Pasadas las diez sentí cerrarse la puerta de la habitación de mis padres... había llegado la hora.

Me acerqué al cuadro y puse la palma derecha en su superficie.

- "animae speculum, speculum mortis"

Un frío espectral pasó desde la palma de mi mano hasta el resto del cuerpo, pero no era una sensación desagradable, era conocida, era segura... desde mi mano se comenzó a aclarar el cuadro llegando a ser un espejo que me devolvió mi reflejo. Sonreí.

Mi silueta en el espejo se empezó a desdibujar y en su lugar apareció un chico de no más de 20 años, pelo negro hasta la barbilla con algunos rizos, ojos color violeta, cara cuadrada, sonrisa pícara, estaba vestido completamente de negro con un atuendo muy parecido al mío.

- Ya era hora... Ilai - saludó con brillo en los ojos

- Lo siento Danut, tuve que esperar a que estuviese todo en calma - me disculpé

- Vamos...

Danut tendió su mano y esta traspasó el espejo haciendo volutas en la superficie que se movieron alrededor como agua, la tomé con seguridad y fui pasando mi cuerpo poco a poco al otro lado, una sensación de hielo me recorrió una vez más, pero era algo agradable, conocido.

- La acción esta recién empezando - anunció él

- ¿Hoy es algún día especial? - quise saber

- No, pero es la hora más movida de la noche - sonrió con malicia

Lo seguí sin soltar su mano, habíamos traspasado a una versión alterna de la ciudad en la cual vivía, en esta los edificios estaban derruidos y la hierba crecía sin reparos en todos los rincones, árboles y animales se habían abierto paso por entre el concreto. Claro, podía ser una visión desagradable para quien amaba la modernidad, ya que en este lugar no había luz, ni teléfonos, ni televisión, ni ninguna de esas comodidades, era como estar en la edad media, solo las luces de las fogatas y las antorchas le quitaban el brillo a las estrellas; para mí, era una vista maravillosa, amaba el verde en contra de los muros, el sentir la naturaleza en su esplendor, pero lo que más me gustaba eran las criaturas que vivían allí, si creías en los cuentos de hadas, de terror y de fantasía, este era tu lugar.

- Hoy vamos a visitar a unas brujas - me explicó Danut

- ¿Qué querrán esta vez? - estaba entusiasmada

- No deberías tomar esto con tanto entusiasmo - me regañó - quizás y no es algo agradable

- Para ti nada de esto es agradable - le recordé

- Para ti tampoco debería serlo

Danut se refería a los encargos que nos hacían las criaturas de este mundo, consistían en "cosas" que necesitaban para sus hechizo, o para hacer intercambios, o para adquirir poder, o para lo que fuese que se les ocurriera, a nosotros: a Danut y a mí, nos correspondía entregarles las mercancías, sin importar el costo que esto conllevase.

- ¿Cómo es que llegaste a este lugar? - preguntó Danut

Esa era algo que siempre me preguntaba, por lo que rodee los ojos y solté su mano, metiendo las mías en los bolsillos. La que hacía era una buena pregunta, pero la respuesta ya se la había dado hace mucho tiempo.

(Flashback)

El día que cumplí quince años, fui a una tienda de antigüedades en busca de algo que adornara mi habitación, el tipo que la atendía era misterioso y oscuro, razones de sobras como para comprarle algo, había sido amor a primera vista el cuadro de orquídeas, lo compre sin vacilar.

- Puede que tenga consecuencias el hacer esta compra - me previno el vendedor

- Lo que sea vale la pena - aseguré

Posicioné el cuadro en la pared de mi habitación y lo giré, en la moldura de plata tenía talladas unas palabras en latín "animae speculum, speculum mortis", pasé mis dedos por sobre ellas y dije las palabras en voz alta... desde mis dedos se pasó el frío a mis palmas y como si fuese un imán, se movió al centro del cuadro. Fue la primera vez que se convirtió en un espejo, pero por mi sorpresa el efecto no duró demasiado.

Pasaron meses antes de lograr, con mucha concentración, que el espejo perdurase lo suficiente como para alejarme de él y mirar en su interior, las palabras que provocaban su abertura se habían borrado de la moldura la primera noche que las había pronunciado.

- Espejito, espejito...

Dije en un intento de emular el cuento de la Blanca Nieves, pero era una estupidez, me eché a reír a carcajadas.

(Fin flashback)

- ¡Vuelve de tus cavilaciones Ilai!

El sonido de la voz de Danut me hizo volver a la realidad, por sobre nuestras cabezas volaba un gran pájaro de plumaje negro lustroso, era un cuervo.

- ¡Razvan! - grité emocionada

El cuervo llegó ante mi llamado y se posó en mi hombro.

- Eres un malagradecido - le retó Danut cuando no se fue con él

- Es porque no lo comprendes - lo defendí acariciando sus plumas

Algo gruñó Danut entre dientes, me gustaba su semblante cuando se enojaba, sus ojos violetas refulgían aún más, y el frío de su cuerpo impregnaba el aire a su alrededor. Me acerqué a él de forma rápida y lo rodee con mis brazos absorbiendo su dulce frialdad.

- Vamos a ver qué es lo que quiere esa bruja - le dije seria dándole un beso en la mejilla

- Sueles darle un vuelco a mi mal humor - dijo riendo

- Lo sé, a mí me gusta absorberlo de ti

Cada vez que me acercaba a esa frialdad, daba un paso más a un viaje sin retorno al mundo en el cual había nacido, llevaba cerca de un años recolectándola para dar los pasos finales y vivir en el mundo de Danut para siempre.


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Saludos a todos y todas... gracias por leer... ¿qué les parece hasta el momento?... espero comentarios =)

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