Con los ojos del alma ©

By LunnaDF

2.2M 202K 22.9K

OBRA N°3 DE LA SERIE "AMOR EN UN MUNDO INCLUSIVO" ESTA OBRA SERÁ PUBLICADA POR NOVA CASA EDITORIAL Ámbar pe... More

Antes de leer
Prólogo
Booktrailer
1. Todo nuevo
3. Elección
4. Felicidad
5. Manzanas
6. Correcto
7. Enfermo y cuidado
8. Cuidándote
9. Leamos juntos
10. Fraude necesario
11. Volver a casa
12. En las montañas
13. Atrapados
14. Tus ojos
15. Intimando
16. Confusiones
17. Cumpleaños
18. Tiempo juntos
19. Confesión bajo las estrellas
20. Enamorada y celosa
21. Enamorado
22. Verdad descubierta
23. Adiós
24. Soledad
25. Defendiéndote
26. Despedida
27. A buscarte
28. El beso
29. Mi pasado.
30. Sanando
31. Nuestro tiempo
32. Probándote
33. La hermana Rita
34. Aroma a manzanas
35. Mi milagro
36. Preparativos
37. Con los ojos del alma
38. En cuerpo y alma
39. Jugando a ciegas
EPÍLOGO
*** Puntos de venta ***
Muchas gracias
Información Buenos Aires FIL 2022

2. El asistente

60.7K 5.2K 516
By LunnaDF

Estaba contenta, las clases iban mejor de lo que podía imaginar, la ciudad estaba llena de vida y de magia, mis amigos me hacían sentir como si nos conociéramos de toda la vida. No me podía quejar, pensaba quedarme por allí un buen tiempo.

Mis clases favoritas eran las del Profe Galván, además de que lo podía mirar una y otra vez desde todos los ángulos posibles sin el peligro de ser descubierta mientras me deleitaba con la hermosura de su cuerpo, escucharlo hablar era simplemente estupendo. Jamás pensé que adoraría esta clase, ese hombre realmente sabía de lo que habla, no dudaba ni un segundo y sus explicaciones y análisis de cualquiera de los textos que estábamos viendo eran capaces de transportarnos a otro mundo. Incluso daba la impresión de saber de memoria cada libro, era realmente increíble.

Para trabajar con facilidad, tenía un asistente. El asistente de ese semestre se llamaba Víctor, era un alumno de sexto semestre. Según me había contado Fátima todos deseaban ese cargo, no porque se cobrara algo —ya que no era así— sino por el estatus que te brindaba aquello y el peso que tendría en el futuro. Decían Galván había recomendado a varios y que habían conseguido buenos puestos laborales anteriores y que uno de ellos había logrado hasta ser profesor de la Universidad.

—¿Y cuáles son los requisitos para presentarse? —pregunté en aquella charla.

—Haber cursado al menos un semestre con el profesor y tener un promedio de nueve y medio en su materia y de al menos ocho y medio en las demás materias, ya que ser su asistente toma mucho tiempo.

—El profesor necesita de esos asistentes porque son los que le leen los trabajos prácticos que realizamos y los que van pasando las presentaciones en clase a medida que él va hablando. La verdad es un trabajo bastante duro, sobre todo teniendo en cuenta de que él no admite errores —completó Alejandro.

—Yo no podría ser su asistente, no resistiría tenerlo tan cerca —bromeó Roberto y todos reímos.

—No podrías ni aunque quisieras porque no te alcanzan las notas —zanjó Fátima.

Seguimos riéndonos de aquello pero la verdad es que desde ese momento sentí la inmensa necesidad de presentarme a dicha elección. Yo quería ser asistente del profesor Galván y podía postularme para el siguiente semestre, ya que mis notas siempre habían sido buenas y hasta ese momento no había tenido problemas con eso. Además tenía el suficiente tiempo para trabajar en ello y por sobre todo las ganas, quería llegar lejos y alto, y esto podía ser una gran oportunidad.

Y así fue pasando el tiempo, las clases se fueron sucediendo unas a otras sin mayores inconvenientes, me dediqué con ahínco a la materia de Galván para poder sacar el puntaje necesario para presentarme. Entregué los trabajos en fecha y me pasé noches sin dormir leyendo en un semestre más libros de lo que leí en cinco años. Vivía a base de café o energizante para poder despertarme temprano y llegar a sus clases luego de haber leído toda la noche; pero aquí estaba hoy, con mi carpeta lista para ser presentada para postularme como asistente el semestre entrante.

Debía presentar una composición sobre un tema libre, un ensayo sobre un libro que debía ser elegido entre una extensa lista que nos facilitaron, además tenía que completar un cuestionario con mis datos y mis horarios disponibles, conocimientos de informática que poseía y experiencia en cargos similares si hubiere, cosa que no era mi caso. Por último había que responder en una hoja en blanco el motivo por el cual aspiraba a ser asistente del Profesor Galván. Todo aquello debía ser presentado en una carpeta de color verde, el lunes a de ocho a diez de la mañana a su secretaria en su despacho.

Me había esmerado muchísimo para preparar aquello, me llevo más de un mes alistar la carpeta y sobre todo, sentirme lo suficientemente segura acerca de lo que había escrito. El tema que elegí para la composición fue «La libertad», y para el ensayo tomé el libro «Orgullo y prejuicio» ya que era uno de mis favoritos y además era de romance.

Alejandro me recomendó que eligiera otro género, que quizás Galván no era tan «emocional». La verdad me dejó pensando, el romance no parecía ser lo suyo, pero aun así decidí trabajar sobre lo que a mí más me agradaba, sino no estaría siendo yo misma y la literatura romántica era una de mis pasiones.

Con los nervios a flor de piel y mucha ansiedad me presenté ante Sonia, su secretaria. Era una mujer que en realidad se veía mucho mayor de lo que probablemente era, no creía que superara los cincuenta años pero se veía como alguien de cincuenta y cinco, quizás. Decían que era la debilidad de Galván, que la quería como a una madre y por eso era la única que le aguantaba. Era su mano derecha en todo, y algunos comentaban que ella elegía las cinco mejores carpetas y sólo esas pasaban a manos de Galván.

—Buenos días señorita Sonia —saludé educadamente, todos sabíamos que era soltera y amante de los gatos.

—Buenos días alumna Vargas —me contestó levantando su mirada de algo que estaba completando, ella se sabía los nombres de todos los alumnos que pasaban por los cursos de Galván.

—Vengo a dejar mi carpeta para aspirar a asistente del Prof. Galván —dije tendiéndole el material. Ella lo tomó con calma y la hojeó parsimoniosamente.

—Muy prolijo —sonrió amablemente. Luego colocó mi carpeta sobre una enorme pila que ya se iba acumulando a su lado derecho del escritorio—. Le estaremos avisando por correo electrónico si ha sido seleccionada o no, a más tardar el próximo lunes.

—Muchas gracias... —asentí con la cabeza. La verdad es que quería quedarme a conversar con ella, decirle lo importante que esto se había vuelto para mí, ofrecerle mi mayor esfuerzo para que todo saliera bien... pero no podía hacer eso, ¿cierto? Sólo lograría espantarla.

La secretaria regresó a lo que hacía antes de mi llegada y yo caminé hacia la salida del despacho mirando el suelo, pensativa. Llegando a la puerta sentí un empujón en mi hombro, iba a levantar la cabeza para mandar al infierno a quien me hubiera chocado, pero cuando lo vi me di cuenta que no podía hacer aquello.

—Disculpe, Profesor Galván, estaba distraída.

—Debe prestar más atención por dónde camina, Vargas. —Nunca terminaría de entender como era capaz de saber con quién hablaba con solo escuchar la voz, sobre todo habiendo tantos alumnos pasando por sus clases.

—Lo siento, Profesor —repetí y me agaché a levantar una agenda que se le había caído por el impacto—. Se le ha caído esto —dije tendiéndosela y él tanteó buscando aquello sin bajar la cabeza. Torpemente lo moví intentando alcanzárselo pero él también se movió y nuestras manos chocaron. Una electricidad atravesó mi piel, alejé mi mano de golpe pero volví a pasarle la agenda.

—Gracias... —murmuró apenas, podría jurar que él también sintió aquello.

Dejé que pasara y luego salí del despacho observando mi mano y preguntándome qué fue aquello. Energía estática, quizás.

—¡¿Qué tal te fue?! —Mis amigos cuestionaron emocionados al verme en la cafetería.

—Lo sabré la próxima semana, pero si tomamos en cuenta que me he tropezado con él y he tirado su agenda al suelo, creo que me fue un poco peor de lo que esperaba... Ese hombre es muy intenso, tiene la capacidad de erizar todos los bellos del cuerpo con solo hablarte... es intimidante... no sé si hice lo correcto, no sé cómo podría trabajar a su lado sin ponerme nerviosa y volverme torpe.

—¿Le tiraste las cosas? ¡Oh que romántico! ¿Cómo en las películas? —preguntó Roberto bromeando mientras agitaba las pestañas en un gesto exagerado.

—¡No te burles, tonto!, aquello fue realmente incómodo.

—Tranquila, Ámbar...

—«Si tiene que ser, será» —dijeron al unísono Roberto y Fátima interrumpiendo a Alejandro, todos reímos. Esa era su frase de cabecera, él basaba su vida en aquello y lo repetía constantemente.

Continue Reading

You'll Also Like

2.3K 750 12
Astrid Winter es una asesina a sueldo, resignada a vivir una vida llena de sangre. Cada día aniquila a las personas que le manda su jefe. Hasta el dí...
1.6K 327 37
¿Serías capaz de soportar la pérdida de tu hermana? ¿Podrías empezar de cero con su recuerdo aún asaltando tus sueños? Tali quiere una nueva vida. L...
76.5K 3.9K 17
Para lenna el solo era el mejor amigo de su hermano aún si ella quería que fueran más. Para alessandro ella era más que que la hermana de su mejor a...
10K 842 5
Antiguas alianzas se han roto. Un Clan casi extinto que busca venganza, aparentemente ha secuestrado a Sasuke. Ahora ___, su cuñada y ex amor, decide...