Amor en manos enemigas.

By SandyLee

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Imagínate que odias a un chico de tus años de colegio. Después, imagínate que ambos toman caminos separados. ... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 19
Capitulo 20
Capitulo 21
Capitulo 22
Capitulo 23
Capitulo 24
Capitulo 25
Covers de Regalo
Capitulo 26
Capitulo 27
Capitulo 28
Capitulo 29
Capitulo 30
Capitulo 31
Capitulo 32
Capitulo 33
Capitulo 34
Capitulo 35
Capitulo 36
Agradecimientos
Epilogo I

Capitulo 18

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By SandyLee

Erin estaba sentada en el consultorio del doctor Richards, con las manos entrelazadas.  No sé encontraba nerviosa, no de todo al menos.  Estaba un poco más calmada, serena consigo misma, como un tranquilo bote en medio del océano, pero desgraciadamente el malestar de las nauseas, seguía. Quizás debía dejar a un lado la analogía del océano.

—Muy bien, señorita Schwartz —entró el doctor sacándola de sus pensamientos—. Aquí tengo los resultados del examen de sangre.

El doctor abrió el sobre y se concentró en un solo punto de la hoja.

—Y puedo confirmar que, efectivamente,  usted está embarazada. Felicidades.

Erin compuso una media sonrisa por compromiso, en esos momentos sentía que devolvería el estomago.

—G-gracias —replicó con la voz rota—. ¿Cuánto tiempo tengo?

—Según los niveles de HCG en su sangre, cuatro semanas. Tendríamos una fecha estimada de parto para el cuatro de diciembre. 


Erin no supo exactamente que pasó después. Solo recordaba haber pagado la consulta y hacer malabares para entrar en el coche con su enorme bolso, un bote de vitaminas, y un par de papeles y folletos.  Su mente divagaba por toda clase de rincones; las preguntas, las posibilidades, para bien, y para mal (sobre todo para mal) que se veían representadas en este pequeño gran cambio. Pero entonces, sonrío;  y eso era lo único que importaba.

Tomó su celular para llamarle a su amiga.

—¿Celine? Hola, acabo de salir del ginecólogo.

—¿Te atendieron rápido?

—Sí, de hecho no me lo creo... estoy en el auto con una prueba de sangre positiva y un bote lleno de vitaminas prenatales.

Celine lanzó un suspiró.

—Hubiese querido acompañarte. —Se lamentó la castaña mientras miraba a una cantidad de archivos sobre su escritorio.

—Lo sé, pero tenías trabajo y yo necesitaba material de apoyo para darle a Dave cuando cenemos mañana.

—¿No querrás decir evidencia?

—Si bueno, este va a ser un caso digno de recordar si no sale bien.

—No seas pesimista, ya verás que todo saldrá bien.

—Seguro que dices lo mismo en la sala de partos. —Vaticinó la pelirroja, sacándole un par de risas a su amiga.

  ≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪  

Normalmente después de un buen día de trabajo, del tipo en el que ganaba algún caso, Tom bebía y fumaba un cigarro en el bar del club; pero esta vez no le apetecía pasarse por ahí. Para eso tenía un par de cervezas en la nevera y sin darse cuenta ya llevaba media cajetilla de cigarros.

Estaba seguro de que esa sensación de ira contenida, no era otra cosa más que el aviso de una nueva crisis existencial. Casi podía soltar una risa burlona de sí mismo. Eso quería. Quería reírse de sí mismo por tener la grandiosa idea de ser diferente, pero no debía; era fatal para el ego y su ego era peligroso.

Recordó como tiempo atrás, Dave le preguntó sobre su nueva personalidad, tratando de averiguar el "por qué" del cambio, pero nunca le contestó. Dave se lo tomó con gracia y comenzó a hacer comparaciones con aquellos que alguna vez se jactaron de ver "la luz", después de tanta maldad hecha a diestra y siniestra. Extrañamente, al rubio no le molestaba mucho esa actitud de su amigo.

Y no mentía cuando le contó a Celine sobre esa mañana en la que despertó tan tranquilo. Todo el asunto se remontaba a esa mañana. Tenía tantos años interpretando tan bien el papel de ser el hijo de Louis Lynch, que se había olvidado de encontrarse a sí mismo. Nadie lo conocía en realidad, porque ni siquiera él lo hacía.

Estaba acostumbrado a ver la manera altanera en la que se desenvolvía su padre, con gente que parecía tan ávida de estrechar manos con él, como si eso implicara una conexión con la alcurnia de la ciudad. Durante sus años de colegio se codeó con los hijos de importantes empresarios a los que no podía considerar sus amigos, porque estaba seguro que ellos tampoco lo consideraban como tal. Eran solo eso, conocidos que tenían que permanecer juntos porque así es como se suponía que debía de ser.

En aquellos tiempos, su madre no era el alma altruista que ahora era. Estaba completamente dedicada a innumerables clubes o comités de la alta sociedad de Houston. Las supuestas reuniones solo eran una excusa para echarse en cara entre ellas, cuánto dinero podían sonsacarles a sus maridos. Su madre, hasta en esos días, solo quería ganarse un lugar como filantrópica, pero no por las razones correctas. Si algo detestaba Tom, era tener que ponerle nombre y apellido a la ayuda, y esa acción pierde mérito cuando se involucra la vanagloria.

En resumidas cuentas, todo lo que había visto desde pequeño, era derroche, prepotencia, auto elogios y cero sentimentalismo. Sólo se debía tener relación con aquellas personas que el día de mañana representaran un peldaño para subir a la cima, a las que se les pudiera invitar a formar parte de un negocio o a las que en determinado momento, se les pudiera pedir un favor.

Si no podías obtener un beneficio de ellos, entonces no valían la pena.

Así que si Tom requería de algo más que de una noche de juerga, solo estaban ahí Dave Sizamore y Matt Hawthorne. Era un círculo limitado, demasiado. Pero era a los únicos que podía llamar amigos, después de todo, el dicho ese de los amigos y los dedos de la mano, no estaba nada lejos de la verdad.

Pero entonces, si ya tenía un papel escrito, con límites y frases ensayadas, ¿cuál era el objetivo de cambiar? Simple, la actuación no era lo suyo y le estaba resultando muy difícil. Muchas cosas de las que hacía le daban cargo de conciencia, lo hacían sentir como que era otra persona la que estaba haciendo eso y no él. Y el miedo de no tener el control de sí mismo, era abrumador. Cada vez que lo pensaba detenidamente, se decía que tenía que dejar todo eso atrás y aprender a tomar decisiones en base a lo que él sentía, no a lo que la lógica decía. Y eso mismo estaba haciendo y le había funcionado mejor de lo que esperaba.

Es verdad que de vez en cuando se descolocaba, porque no estaba acostumbrado a lidiar con ciertas cosas, cuando clasificas las cosas en blanco y negro, es mucho más fácil. Pero no siempre lo complicado era imposible y los matices están ahí por una sabia razón. Y su teoría estaba confirmada con Celine. La manera en que la había abordado aquella noche, generó una respuesta bastante positiva, y ¡qué tan positiva! Ahora estaban juntos y...

Se levantó del sillón como si hubiese recibido un choque eléctrico en el trasero. Caminó hacia la salida y tomó sus llaves.

En esos momentos la necesitaba, el solo hecho de estar junto a ella, le decía que estaba haciendo las cosas de la manera correcta.

≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪

Para cuando llegó a casa de Celine, sentía que al fin podía relajarse. Al abrir la puerta, ella le recibió con una sonrisa. Al darle un beso corto en forma de saludo, la castaña se percató del olor a cigarro y por supuesto, de alcohol.

—¿Qué tal ha estado tu día? —Preguntó Tom sentándose en el sofá. El mismo en que habían hecho cosas "sucias", según palabras de Erin.

—Tranquilo —dijo recordando su larga charla telefónica con la pelirroja. De momento no consideraba buena idea comentarle lo del embarazo—. ¿Y el tuyo?

—Ha sido un buen día, a pesar de tanto trabajo.

—¿Quieres algo de cenar? —Sugirió para tratar de quitarle el olor a cantina— ¿Una menta quizás? —Se aventuró a preguntar.

Tom de inmediato comprobó su aliento sintiendo algo de vergüenza.

—Lo siento. ¿De verdad tienes mentas?

La castaña le sonrió y fue hasta la mesa donde descansaba su bolso. Rebuscó un momento y sacó una paquetito plateado que le tendió al rubio.

Después de unos minutos de silencio entre ambos y en los que la menta se apoderaba de su boca, Tom por primera vez se sintió incómodo.

—Te he notado muy distraída. —Dijo como quién no quiere la cosa, mientras sonaba una canción del reproductor de la sala.

—¿Qué quieres decir? —Lo miró nerviosamente. Si, seguramente se le notaba a simple vista la pinta de estar en plena batalla mental.

—Distraída, confusa —explicó—, un poco como si no estuvieras dentro de ti, si es que eso tiene sentido. ¿Está sucediendo algo?

Celine se limitó a escuchar la letra de la canción que sonaba en esos momentos. Pero era imposible ignorar lo que estaba pasando, pues esa misma mañana, recibió un correo de una firma pequeña de litigantes. Querían verla el lunes a primera hora, tenían una vacante y ella era perfecta para eso.

—Esto es por... —Ni ella sabía por qué, o a donde se suponía que iba la conversación.

—¿Si...? —Esta vez de la boca de Tom, salió una tibia y mentolada vaharada.

—Alguna vez... ¿Alguna vez, has pensando en el futuro? No lo sé; a veces pienso, y sé que las cosas cambian, que no todo puede durar para siempre, de la manera en que la vemos cómo es ahora.

Eso sonaba tan... new age.

—No creo poder entenderte, ¿qué quieres decir?

—Pues es que no lo sé. Creo que... voy a dejar la fundación. -Anunció después de tanto titubeo.

—Es por lo de Delia, ¿cierto?

—No. —Mintió Celine. En realidad solo era parte de la decisión, pero no por completo.

Tom no dijo nada, sentía la mandíbula congelada. Celine era pésima, pésima actriz. Se levantó de su asiento en silencio, y acercó hasta a la venta.  Observó la oscuridad embargaba la calle y estaba iluminada débilmente por algunos faroles.

—Quiero que vendas la casa. —Dijo después de un prolongado silencio.

—¿Qué? —Lo miró atónita. ¿Qué tenía que ver la renuncia con la casa?

—Lo estuve pensando y no quiero que vivas mas aquí. —Contestó dándose la vuelta para mirarla.

—Pero Tom, ¿no te parece que estas exagerando? ¿Es por lo de la renuncia?

—¿No te has dado cuenta de que en esta casa viviste dos años con él? —Preguntó mientras se paraba frente a ella —Con Greg. —Agregó al ver que la castaña no respondía.

—Si —admitió ella—, pero él ya no está aquí, solo estamos tú y yo.

—Me los imagino escogiendo la casa perfecta —dijo  sarcásticamente— los muebles —y señaló la sala y el comedor—, la recamara especialmente. —Lugar en el que Tom nunca había estado ni quería estar.

—Tom por favor...

—¡¿Crees que no pienso en ello?! —Levantó la voz más de lo debido— Que no diga nada no significa que no lo sienta.

—Yo no he dicho eso, pero pensé que eras lo suficientemente maduro para comprender estas cosas ¿Por qué vienes con esto ahora? Jamás te escuché quejarte.

—Lo que pasó en casa de los Schwartz, me dice que puede volver en cualquier momento a molestarte, a invadir nuestro espacio.

—No lo permitiré eso te lo aseguro. —Celine se acercó a él con la intención de abrazarlo para ver si se calmaba un poco pero éste se apartó en cuanto ella estuvo cerca.

Celine no tuvo más remedio que echarle la culpa a ese comportamiento errático, a lo que fuese que hubiera bebido, antes de llegar con ella.

—Esta casa está llena de recuerdos. —Comentó en voz baja. Celine nunca pensó que eso le afectara, al menos no a él.

—Y si vendo esta casa ¿A dónde iré yo, con mis padres? —Preguntó vacilante.

—Conmigo —la miró como si fuera lo más obvio—. Lo he pensado y quisiera que viviéramos juntos.

Celine se quedó en silencio, no es que no le agradara la idea, pero no esperaba una propuesta así.

Tal vez en el fondo, muy pero muy en el fondo, creyó que la relación tendría que pasar por mucho antes de que pudieran tomar una decisión tan importante como esa. Pero el escucharlo, en esos precisos momentos, le hacía pensar que o bien, él la amaba, o estaba apresurándose demasiado.

—Me gustaría pensármelo un poco. —Probablemente al día siguiente, con la cabeza fría, Tom podría echarse para atrás y no se lo tomaría a mal.

—Está bien, creo que ahora tendrás tiempo de sobra ya que renuncies a la fundación. —El tinte sarcástico estaba ahí, en menor medida, pero estaba ahí. Lo que le dio la oportunidad perfecta de retomar la conversación que se había mezclado con cambios de residencia.

—Sobre eso, es que... me ofrecieron otro empleo.

—Ah,ya...

Tom hubiese querido preguntar ¿Dónde, cómo y cuando? Pero no quiso verse, aún más, psicótico paranoico, con desorden obsesivo compulsivo. Era mejor que ella se lo dijera.

—Es una firma pequeña, pero creo que me irá bien.

—Lo de la fundación siempre supe que era temporal. —Se sinceró mirándola fijamente.

—Yo no lo veía de esa manera, pero supongo que a veces estas cosas pasan.

—Supongo... será mejor que me vaya. —Se puso de pie rápido con una extraña expresión en el rostro.

—¿Estás molesto?

—¿Con quién? ¿Contigo? —Celine asintió levemente— No podría aunque quisiera, pero es mejor que te deje descansar.

Le dio un casto beso y se dio la vuelta. Celine no pudo articular ni una palabra, aún cuando el rubio cerraba la puerta lentamente tras de él, como dándole la oportunidad de detenerlo.

Se quedó parada a escasos metros de la puerta. Todo estaba patas arriba, y Celine se atrevió a pronosticar mucho drama para los días venideros.

Estaba sintiéndose pérdida, extraña... un tanto estúpida y medio moribunda. Entonces la letra de la canción que en esos momento sonaba, y que era lo único que podía decirse que la acompañaba, sonó como un eco en su cabeza: "I always go back to the sea, It makes more sense to me"... Y lo único que tenía sentido en ese momento, era a eso a lo que siempre puedes volver.

Tomó su celular y marcó los números aprendidos de memoria, desde siempre quizás.

—¿Mamá? —Preguntó aún cuando reconocía la voz— ¿Cómo estás?

  ≫ ──── ≪•◦ ❈ ◦•≫ ──── ≪  

Después de la charla con su madre, que se extendió más de lo que hubiese querido, Celine se quedó profundamente dormida, y en el mundo de sombras en el que se sumergía estaba llena de miedo.

Por alguna razón ella corría por la casa vacía, no había muebles, solo algunas cajas en la sala y en la cocina, pero ella corría desesperada.

Algo iba a sucederle.


Alguien la perseguía.


El terror de Celine se acumulaba en su pecho, sentía que no podía hacer nada más que esconderse. Subió de dos en dos los escalones de las escaleras y escuchó pasos detrás de ella, pisadas fuertes que la asustaban.

Abrió con cuidado la puerta de su habitación y entró rápidamente, pero los pasos seguían acercándose y entró al closet, con el corazón latiéndole violentamente contra el pecho, apenas si escuchó que los pasos se alejaron. Se cubrió la boca con la mano para no dejar salir un jadeo y se quedó esperando. Quería escuchar el más pequeño e insignificante sonido que le permitiera saber si estaba a salvo.

Silencio absoluto.


Salió del closet y por la puerta entreabierta de la habitación pudo ver el pasillo vacio. Se encaminó hacia las escaleras pero Tom salia de la nada y la tomaba fuertemente de los brazos. La lastimaba y podía ver en sus ojos la furia y la venganza ardiendo. Pero antes de que pudiera decir algo o tratara de defenderse, Tom sin piedad, la arrojaba escaleras abajo y ella sintiendo el abismo en su espalda soltaba un grito desgarrador.

Abrió los ojos, y sus propios gritos la ensordecían. Celine temblaba de pies a cabeza y estaba bañada en sudor.

—¡Dios mio! —Dijo ella con voz jadeante alcanzó un vaso con agua de la mesita de noche y desesperada, casi se lo bebió de un trago—. Fue solo un sueño. —Se dijo a si misma como consolándose.

Se levantó y fue hasta el baño, para lavarse el rostro. Se cambió el pijama y un poco más compuesta, se acurrucó en la cama.

Pero la verdad era que no podía dejar de pensar en el sueño ¿Por qué se sentía así? Tenía un mal presentimiento. Cerró los ojos, a sabiendas de que no podría volverse a dormir, mientras que mentalmente, rezaba porque pronto amaneciera.

******¡Hola a tod@s! Seguramente no se esperaban que publicara, pero ya ven. No pierdan la fe en mí, que siempre regreso. Mil disculpas por haberme retrasado tanto pero han sido tiempos difíciles para mí. Primeramente se me atravesaron las vacaciones laborales, y se podría decir que tenía tiempo de sobra para seguir con la historia. Lo intenté, pero era de lo más horrible sentarme frente a la computadora por horas y no avanzar ni media línea. Después con el regreso a clases, al trabajo y todo lo demás, me cerré completamente.

Pero he regresado y la buena noticia es que pude recuperar algo del trabajo perdido en aquel USB que hace poco les conté. (Si lo sé, aún sigo llorando por él)

Realmente espero que les haya gustado este nuevo capítulo, que ha sido de los más difíciles que he tenido que escribir. Pero ahora que lo leo completo digo "Prueba superada!"

Quiero darte las gracias a ti, si a ti que estás leyendo estás líneas en este preciso momento. Gracias por tu paciencia, y tus comentarios. Por ti, es que yo estoy aquí. Un abrazo donde quiera que te encuentres, y que sepas que si algún día necesitas algo, lo que sea, aquí estoy.

Gracias también a Anthony Tesla y Francisco Miranda, por su incondicional apoyo durante esta etapa de crisis existencial al más puro estilo de Thomas Lynch ;) Gracias, no sé qué haría sin ustedes. Los quiero.

Y por último, pero no por eso menos importante, a Under A Banner. Thank you for taking the time to read my story and not letting that the language be an obstacle! x

Tuve la suerte, de conocer a Under A Banner, una banda británica y excepcional, de la que me declaro fan. (Y lo mejor: que son súper sencillos) Como podrán notar en la parte derecha, su canción "Some stories", acompaña este capítulo. Espero que puedan escucharlos (y que disfruten sus canciones tanto como yo, mi favorita es "Back to the sea", donde Adam de verdad se luce interpretándola) y si tienen cuenta en Twitter, también pueden seguirlos @underabanner y si quieren, también pueden seguirme @SandyLeeLo ;) Les prometo mucha música, fotos y ocurrencias!

Ahora si me despido.

¡Muchas gracias por seguir conmigo en este barco turbulento!

¡Son l@s mejores!

Sandy Lee******

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