-¿QUE QUÉ LE HARÁN A ANGELIKA?-grité.
-¡Angelika! Se me había escapado el nombre. Y me has escupido.-Protestó, fingiendo estar molesto. En otra situación me hubiese reído, pero ya me estaba sacando de mis casillas.
-¿Qué va a pasarle?
-Necesitan un testigo que comente qué sucedió, cuál fue su comportamiento, si tuvo algún tipo de reacción que sea sospechosamente demoníaca, con dos posibles desenlaces: el primero es que sea condenada y exorcizada, para luego borrarle la memoria y arrojarla a la nada. El segundo desenlace es más feliz y probable, ofreciéndole, aunque prácticamente será obligada, que se aliste en nuestras filas como miembro activo aquí o como agente encubierto en una ciudad o un pueblo en el que hayan sucedido cosas sospechosas. Y como el único individuo presente durante la mayor parte de sus hazañas eres tú, tienes que presentarte mañana al amanecer en el edificio central. Nosotros, es decir, Sharon, Al’ba, Tyron y yo, iremos también, pero nuestra tiradora apenas pudo verla en acción dado que quedó inconsciente prácticamente desde el primer momento en que la conoció, el Sargento no podía moverse, Tyron ayudó a subirla a la aeronave y yo sólo la vi combatiendo, así que eres el testigo clave.-tomó aire para poder continuar luego de la catarata de palabras que golpeaban mis oídos.- En fin, tercero…
-Un momento,-interrumpí.-nunca dijiste que habría una tercera razón por la cual me habías citado.-estaba molesto no porque hubiese una tercer razón, claramente, sino que el juicio era un hecho completamente sorpresivo. Y debía reconocer que, si bien Karion había buscado tranquilizarme, comenzaba a sentirme mal, imaginándome lo peor.
-¡Es que acabo de acordarme!-se disculpó, agudizando su voz.- Salimos de misión mañana por la tarde.
-Pero yo no puedo ir, ¡tengo una semana de reposo!-refunfuñé.
-Nunca me dejas terminar, ansioso. Ahora si me permites continuar…-realizó una pausa, un tanto en broma y otro tanto en serio.- como decía, por eso te han sustituido.-concluyó rápidamente al tiempo que metía su mano en el sobretodo, del cual extrajo una pequeña carpeta de papel madera. Era un expediente. Todos teníamos uno, aunque nunca había visto el mío.
La colocó sobre la mesa, la giró para que pudiese leerla y la abrió, descubriendo la ficha personal de datos. El rostro de un joven, de alborotados cabellos rubios, ojos oscuros, con una cicatriz que recorría su mejilla y boca sin sonrisa apareció en una esquina.- Se llama Brian, tiene predilección por las armas blancas, justificada por su pésima puntería.
Levanté la carpeta con mis manos y leí la ficha en voz alta
Nombre: Brian
Apellido: -----
Tamaño: 1,75 metros
Peso: 68kg
Edad: Desconocida, se presumen 22 (veintidós) años
Fecha de nacimiento: Desconocida
Fecha de defunción: -----
Religión: Desconocida
Rango: Cadete
Lugar: Fort of Lost Souls, Estados del Sur, Confederaciones Unidas.
Años de servicio: -----
Estatus: En servicio
Apodo: No tiene
Lealtad (anterior a ESID): Desconocida, tiene entrenamiento militar.
Rama (anterior a ESID): Desconocida, se presume que ejército.
Lealtad (presente): Ejército Secreto Internacional de Defensa
Rama (presente): Novena Compañía motorizada, Lugar
Unidades (anteriores a ESID): Desconocido
Unidades (ESID): Escuadra de Novicios Gutiérrez
Unidad actual: Escuadra de Servicio de Escolta Al’ba
Condecoraciones: Ninguna
Acusaciones: Ninguna
Escudo personal: No tiene
Nota al pie: No aplicable
Empleo: No tiene
Observaciones: Sirvió en la Quinceava compañía durante 2 (dos) semanas, promovido debido al avanzado conocimiento en técnicas de combate cuerpo a cuerpo y mecánica. Si bien su visión es perfecta su puntería deja que desear. Encontrado como único sobreviviente luego de un código D-96.Padece de amnesia. Remplazará al soldado Fernando Agustín C’toreh.
¿D-96?-pregunté. Aún no recordaba el equivalente a cada código de comunicaciones.
-El código 96 siempre significa “Desastre”. Y la D es de “Demoníaco”. Aparentemente fue el único superviviente del ataque al pueblo, hace ya tres semanas. No recuerda nada de su vida anterior.
-¿Y qué opinas?-Quería saber la opinión de mi tutor.
-Bueno,-comenzó dubitativo.-no sé si me convence la elección, aunque mejor que sea un mediocre a que haya un puesto vacío. Al menos podrá ser carne de cañón y darnos tiempo para escapar.-bromeó, pero al instante cambió la expresión de su cara.-Sin embargo, creo que es hora de que deje de ser tu tutor. Elevaré una carta al consejo superior para que seas incorporado finalmente como soldado hecho y derecho. Muy probablemente en un par de meses termines liderando una escuadra o algo así. Me encantaría asistir a la ceremonia de tu promoción a sargento. Con un poco de suerte…
-Un momento.-Interrumpí.- ¿Sargento en cuestión de meses? Juraría que los títulos se conseguían con años de servicio y acciones heroicas, medallas, etcétera.
-Supongo que esto no te lo explicó nadie desde que entraste, lo cual es mi culpa en su mayor parte, dado que la responsabilidad sobre tus conocimientos recae sobre mis hombros. Para empezar, combatimos demonios. Acciones heroicas sobran de esa manera. Pero, a su vez, al luchar contra algo que escapa de nuestra imaginación, comprensión y, en muchos casos, capacidades físicas, la posibilidad de sobrevivir más allá de los cuarenta años es mínima. Rah tiene cincuenta años aproximadamente y es visto como toda una eminencia. Hace muchos años atrás, cuando la esperanza de vida comenzó a aumentar en el mundo, los requisitos para ser promovido de rango comenzaron a ser más rigurosos, entre ellos los años de servicio. Pero repentinamente se encontraron con que sus filas tenían a una minoría de miles de hombres experimentados en todo el mundo pero sin la capacidad de dar órdenes rodeados de una mayoría inexperimentada. Los pocos sargentos en servicio que quedaban tenían a su cargo escuadras de cientos de hombres, lo cual complicaba las cosas a la hora de reconocer quién era mejor en qué cosa para luego dar las órdenes correctas. Los escalafones más altos, reducidos a un puñado de cruzados de alto rango, debido a esto debieron ceder tras dos décadas de hacer oídos sordos, lo cual casi nos lleva a la ruina.
-Entiendo.-Tenía ganas de irme de allí y reflexionar sobre todo un poco, pero sabía que Karion no me dejaría ir hasta que arreglásemos mi “semana de jubilado”.
Al ver que no decía nada más, mi antiguo tutor cambió de tema abruptamente.- Bueno, ahora te voy a informar sobre algunas actividades, charlas y cursos que se darán esta semana.-“¡ALELUYA!” grité para mis adentros. Que Karion diese tantas vueltas como un tiovivo me resultaba gracioso en algunas ocaciones, pero no en esta.-Hoy estamos a…lunes. Por lo que el itinerario semanal será el siguiente.-Pensé que continuaría hablando, pero sólo me tendió un pequeño papel escrito a mano.
Lunes- 10hs a 12hs-Evacuaciones Civiles-Sala de reuniones 2
13hs a 14hs-Novedades de Armamento-Taller del Sacerdote Magnus
15hs- Bibliotecario Perseo
17hs a 19hs-Tecnología de supervivencia-Taller del Sacerdote Magnus
Martes 10hs a ¿?-Juicio
15hs a 16hs-Novedades de Armamento-Taller del Sacerdote Magnus
18hs a 20hs-Nuevas Apariciones-Sala de reuniones 1
20:30hs a ¿?- Junta General-Sala de conferencias
Miércoles- 07:30hs a 10:30hs- Entrenamiento de combate a corta distancia.
- 12hs- Bibliotecario Perseo
- 15hs a 16hs-Novedades de Armamento-Taller del Sacerdote Bloodhand
Jueves –Libre
Viernes- Hablar con el sargento Pedro Vaius de la novena compañía para reasignación.
Bueno,-la voz de mi compañero me sacó de mi ensimismamiento.-ninguna de las actividades son obligatorias ni mucho menos, sólo son sugerencias de las mejores, a menos que quieras participar en “técnicas básicas de combate”. En fin, no deseo aburrirte más. Son las…-miró su reloj para asegurarse.-nueve y media, por lo que yo me retiraré para preparar el equipo de mañana. Espero que mañana puedas venir a despedirnos, saldremos aproximadamente a las cuatro y media o cinco de la tarde. Además, tienes que conocer al nuevo miembro de la escuadra.
-Sin problemas ¿Desde qué sector del hangar partirán?-pregunté yo, forzando una sonrisa. El hangar, si bien no lo he descrito o al menos no recuerdo haberlo hecho, está dividido en cuatro sectores, A, B, C y D, subdivididos a su vez en tipos de transporte, rango de alcance, etcétera.
-Sector C-3, nos dirigiremos en una misión de reconocimiento hacia el norte, perdimos contacto con un puesto militar importante. Bueno, no puedo perder más… ¿tienes algo que decir?-preguntó, adelantándose a mi interrupción.
-Sí, estaba leyendo y la verdad es que no entiendo qué significa lo del “Bibliotecario Perseo”. Ni porqué en la lista has incluido “Entrenamiento de combate a corta distancia” cuando sabes bien que no puedo realizar esfuerzos físicos.
-Ah, eso. Creo que recuerdas tu… ehm… “problemita” de evocación del alma.-asentí.-Bueno, básicamente te ayudará a controlarlo. El bibliotecario es un experto en ese tema, así que te podrá guiar. Te recomiendo que vayas, te explicará todo lo que quieras saber y más aún. Y con respecto a lo otro, lo único que puedo decir es que puedes recuperarte milagrosamente.-guiñó un ojo con complicidad.-¿Alguna otra pregunta?-Negué con la cabeza- Entonces me retiro. ¡Un gusto habernos atragantado con comida juntos! Debemos hacerlo más seguido.-Se levantó de la mesa y caminó en dirección a la puerta con su sobretodo desabrochado ondeando a cada paso, saliendo con una sonrisa de oreja a oreja. No merecía que me hubiese puesto de malhumor pero, realmente, no podía despejarme. Mi mente comenzó a llenarse de preguntas e inseguridades: ¿Por qué no me habían ajusticiado a mí? ¿Qué le harían a Angie? Probablemente todo saldría bien pero, ¿y si no? -¡Claro que saldrá todo bien, idiota!- me dije a mí mismo. Pero, aunque intentaba convencerme, seguía estando intranquilo. Sin embargo, lo mejor sería retirarme. Realmente deseaba presenciar la charla de “Evacuación de civiles”, dado que no podría ser útil en combate deseaba ayudar de otra manera llegado el caso.
Recogí la bandeja de Karion junto a la mía y las lavé en la pileta que había en el rincón derecho del comedor hasta sacarles brillo. Por si no he mencionado esto tampoco, cada individuo está obligado a atender de su equipo e higiene personal, pero a su vez debe ocuparse de mantener limpios y cuidar los espacios comunes. La primera imposición era castigada, generalmente, en la batalla, con un deficiente desempeño. La segunda, en cambio, tenía por pena un mes de trabajo en la oficina de limpieza y alimentación.
Me dirigí a la puerta, para luego enfilar mis pasos hacia la Sala de Reuniones número dos. En realidad no sabía dónde estaba, por lo que caminé en dirección al edificio central para pedir indicaciones. Las calles habían sido invadidas de soldados y transportes, quienes habían traído, como dignos conquistadores del silencio, su más mortífera arma: el bullicio.
Teniendo cuidado de no ser aplastado por ningún vehículo crucé la embarrada calle, sumergiendo mis borceguíes casi hasta el tope en ese pantano artificial creado por el paso de los Zarigüeyas, Ravener y quién sabe qué más.
Cuando llegué a la relativa seguridad de la rotonda caminé hacia la puerta, ya más tranquilo. Extrañamente, ésta se encontraba abierta de par en par. Volví a entrar a ese edificio. Era la segunda vez que pisaba esas ajadas baldosas. Caminé por un corto pasillo y desemboqué en la sala principal. Observé el recinto con atención, dado que la vez anterior no había tenido esa oportunidad. Era una habitación hexagonal, bastante amplia, de tres pisos de altura. Sin embargo, el lugar había cambiado un poco: delante de mí, un pequeño escritorio de madera oscura estaba ocupado por una mujer vestida con camisa, saco y pollera negra hasta el suelo, la cual leía un libro. A mi izquierda los muros revestidos de paneles del mismo material que el escritorio, con una única abertura que era un portal muy humilde, se alzaban hasta el techo, sólo interrumpidos por algún ventanal con gruesas rejas o alguna puerta. Una escalera de caoba, con barandas exhaustivamente talladas, ascendía conectando las tres plantas, cada una de las cuales tenía un balcón a juego con el estilo barroco de la sección que las unía. En lo alto, gracias al espacio central dejado por dichas galerías, un techo vidriado, en forma de pirámide hexagonal, coronaba la construcción. Detrás del escritorio estaba la famosa puerta de ocho cerraduras, repleta de remaches, tal y como estaba la vez anterior, aunque esta vez me pareció que la habían pulido porque estaba mucho más brillante que lo que podía recordar. Y por último, a mi derecha, la puerta de madera que llevaba al despacho de Al’men Rah.
-¿Necesita algo?-preguntó una empalagosa voz femenina. La mujer del escritorio se me había acercado con una muy practicada sonrisa. Su pelo rubio pero plagado de canas estaba recogido en un prolijo rodete. El rostro, afilado pero de semblante amable, estaba plagado de arrugas, como si fuesen trincheras de un combate sin fin. Sus ojos, verdes, aún conservaban, sin embargo, el brillo característico de aquellas personas que se aferran con fuerza a la vida, que adoran cada segundo, cada pequeño detalle. Sus manos estaban ocultas tras la espalda.
-Así es.-respondí cortésmente.-Deseaba saber dónde se encontraba…
-…la Sala de reuniones número 2-dijimos al mismo tiempo. Sonreímos, aunque esta vez no por cortesía, sino porque realmente nos había divertido la situación.-Claro.-Continuó ella, regresando a su postura anterior postura formal.-segundo piso, puerta 3, contando en sentido horario.
-Muchas gracias.-agradecí, al tiempo que inclinaba la cabeza. Subí los quejosos peldaños lentamente. Segundo piso, tercera puerta en sentido horario, segundo piso, tercera puerta en sentido horario. Lo repetía en mi memoria una y otra vez para mantener mi mente ocupada, tener algo en qué pensar que no fuese Angie y su juicio. ¿Dónde estaría ahora? Dios, ya había comenzado a pensar en ella. Por suerte, había llegado a la dichosa puerta. Mis dedos abrazaron el picaporte, jalé hacia abajo y empujé la puerta.
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Y...llegamos a la segunda parte del capítulo! Discúlpenme por mi hiatus, pero realmente estaba muy cansado y mi inspiración tendía a cero. Como verán, un capítulo todo amor y paz. ¿Les está gustando esta introducción a la vida cotidiana de los cruzados? ¿Qué piensan del juicio? ¿Qué va a pasar?
A todo esto, las actualizaciones van a reducirse a una vez por semana, a menos que esté extremada y excepcionalmente lúcido. Los días de ACTUALIZACIÓN serán los DÍAS LUNES.
Y como siempre les agradezco a todos los que leen, los que comentan, los que votan...¡UN MILLÓN DE GRACIAS!