Narra Ciel.
Tan sólo decir que lo odiaba era poco, después de lo que había hecho... ¿Cómo se atrevía a volver a citarme? Y sobre todo ¿Cómo diablo se supone que tengo que actuar como si estuviera enamorado de ese niñato de mierda?
Definitivamente estaba metido en problemas, las cosas estaban saliendo mal. Solamente a mi se me ocurre usar una excusa así para alejar a Sebastian de mi lado, para que de una vez por todas se ve por vencido conmigo.
"Con el paso del tiempo, el dolor desaparece, pero yo no necesito tiempo para sanarlo" era lo que decía en un pasado.
Entones, ¿porqué no puedo simplemente olvidar el dolor de aquella decepción? La decepción de que la persona a la que más admiraba, y a la cual consideraba como un padre, en realidad era la persona a la que amaba.
Me había enamorado de la persona equivocada.
Sebastian Michaelis es su nombre.
Eso me avergonzaba en su totalidad, no quería aceptar una realidad tan bizarra como esa.
Tan sólo tengo 13 años, y ya he hecho de todo.
Desde ver como asesinan a alguien, hasta ordenar que lo hagan.
De disfrutar ver el color carmesí de la sangre a asesinar a alguien.
Y sobre todo, y de lo que más me avergonzaba.
De acostarme con alguien a disfrutar el hacerlo.
Y que ese alguien, es nada más y nada menos que un demonio, que a saber por cuantos años me superaba.
No entiendo estos sentimientos, no se mi como controlarlos.
Solamente deseó volver al pasado, en el cual solamente miraba a Sebastian, como a al que admiraba, y respetaba.
¿En que momento me llegue a enamorar de el?
¿Porqué me cuesta tanto el admitirlo?
Si no fuera tan confuso. Puedo asegurarme que en este momento, ya estaría a su lado, seguramente con una sonrisa sincera, una de aquellas que solamente cuando era niño sabía hacer.
Seguramente estaríamos planeando algo para escaparnos, para estar toda la vida juntos.
Pero no.
Yo soy un hombre, debo seguir el ejemplo de mi difunto padre, casarme con una hermosa dama, tal cual como Elizabeth, y tener una hermosa familia con ella.
Si no sigo su ejemplo, ¿Que derecho tengo yo de querer "vengar su muerte"?
Eso simplemente es algo absurdo y sin sentido, es obsoleto y simplemente me fastidia y asquea.
Por mucho que ame a Sebastian, debo de contener mis sentimientos, y tratarlo como este se lo merece.
Aunque también esta la posibilidad de que este se harte de mi, y haga lo que desde un inicio se supone que debió de hacer.
Si...
Hablo de que el comiera mi alma.
Me encuentro entre la espada y la pared, detrás de la espada, esta lo que mi padre me ha inculcado.
El ser un hombre respetuoso, de buen perfil social. Y con una hermosa familia.
Podría caminar hacia ese futuro, sin embargo esta la espada, la cual me tiene retenido en este lugar.
La espada es Sebastian, el cual, si intentase avanzar, puede acabar conmigo de la manera que le plazca.
La única opción factible que me queda.
Es acepta mis sentimientos, estar a su lado y siempre ser feliz a su lado.
Tomar con firmeza y valentía la espada, dejando atrás aquel futuro sin línea de meta, y dejando atrás aquella pared que me retiene.
Pero ahora que he cometido la estupidez más grande del mundo no se que hacer.
"Así es como están las cosas, estoy enamorado de Alois Tancy y tu no puedes hacer nada para evitarlo"
Ridículas palabras ocultando una verdad cuya importancia era demasiada.
Lo único que en realidad quiero hacer con Alois. Es tomar su pequeña cabeza de niño mimado y hacer que explote.
Tengo que pensar en un plan.
Uno que pueda remediar los errores que he estado cometiendo, uno que me lleve a aquel "final feliz" que tanto deseo.
Uno que me lleve al camino cuya línea de meta sea el lugar en donde debo de tomar la espada.
Acepto jugar tu juego, Trancy.
Veamos que tan bien sabes jugar.
¿Qué tal si te veo morir frente a mis ojos?
Esa imagen suena excitante.
•~•~•
Tomé nutre mis manos el bolígrafo y comencé a redactar una carta, una carta para citar a Trancy en mi mansión.
Una carta para su destino final.
"Alois, te quería dar las gracias por todo, me paree un detalle encantador el que me quieras volver a ver, yo también quiero asesinarte.
La ubicación para nuestro es en mi mansión, dentro de cinco días.
Un lugar perfecto para realizar este juego ¿no?
Muero de ansias de ver tu puta cara.
Ojalá que te vallas a la mierda.
Con amor...
Ciel Phantomhive"
Cerré el sobre con una sonrisa sádica en mi rostro.
Tan sólo esperaba que Sebastian no leyera la carta, sin embargo, si la leyese no me quedaría de otra que confesarle mis sentimientos, que para ser sincero, no me veo a mi, como una de esas chicas enamoradas de las novelas que escribía el sensei al que conocí el otro día, cuando hubo aquella pequeña masacre, producto del juego de la reina Victoria.
Hice sonar la campaña para que vinieran a atenderme.
Como era de esperarse, Sebastian no tardo mucho en llegar.
Este toco la puerta y yo me límite a decir un simple "Pase".
Sebastian entro con una bandeja con el té, y dispuesto a escuchar mis nuevas órdenes.
Sebastian - ¿Me mandó hablar? Bochan.
Dijo haciendo una leve reverencia con un semblante más serio de lo normal.
Ciel - Si, necesito que mandes esta carta en respuesta a Alois Trancy, que me ayudes a ponerme bien mi ropa o que me traigas un conjunto limpio de cualquier fluido sexual y mi té de antes de dormir, como es obvio.
Intentando imitar el mismo semblante serio de Sebastian y con claras intenciones de molestarle con varias órdenes a la vez, crucé mi pierna con aires de grandeza.
Sebastian - Entendido.
Fue lo único que dijo antes de dirigirse hacia mi escritorio, tomar la carta y colocarla en el bolsillo de su chandal. Y acto seguido, servirme un poco de lo que parecía ser te de frutos rojos.
Ciel - ¿Frutos rojos?
Dije sin tomarle mucha importancia.
Sebastian - Si, acabado de hacer, con cuatro cucharadas de azúcar, y todo como a usted le gusta.
Dijo con la misma mirada fría y sería que tenía desde que tuvimos relaciones.
Ciel - Sebastian.
Dije mientras bebía un sorbo de mi té y miraba aquel color rojo-fuscia que tenía el té.
Sebastian - ¿Si?
Pregunto alzando una ceja, parecía sorprendido de que por primera vez en todo el tiempo que este llevaba a mi lado en esa misma habitación, le iba a hablar de algo que no fuesen órdenes.
Ciel - ¿Me puedes hacer el favor de no tomarte tan a pecho lo que diga?
Dije finalmente, intentando alegrarle aunque fuese sólo un poco.
A lo que este respondió con algo que me dejo boquiabierto.
Sebastian - ¿Usted cree que alguien como yo, es capaz de olvidar algo que le dijo la persona a la que ama? Algo que le rompió el corazón...
Dijo lo último casi en susurro.
Pero audible para mis oídos.
Ciel - Sebastian... Yo lo siento... Lamento todo el daño que te he hecho hasta ahora, es sólo que me molesta un poco tu presencia.
Le dije sin creer lo que acababa de hacer....
Espera un segundo...
¿Yo? Ciel Phantomhive...
¡¿Yo he pedido disculpas?!
Me sorprendí mucho ante mi manera de actuar frente aquel. Es sólo que me deja un tanto embobado.
Sebastian abrió los ojos como platos y se limitó a decir solamente algo.
Sebastian - Lo perdono, con su permiso, iré a entregar la carta al buzón y a buscar un conjunto de pijama para usted, vuelvo en un rato.
Dijo solamente eso mientras en un abrir y cerrar de ojos desaparecía completamente de mi vista.
¿Tan sorprendente fue?
B-Bueno... A mi también me sorprendió...
Decidí ignorar los pensamientos que tenía en ese momento y comencé a arreglar un poco mi escritorio, a la vez que tomaba un poco de té y revisaba documentos pendientes que tenía en mi escritorio desde la mañana.
Despejando un poco mi cabeza, de aquellos pensamientos sádicos en cuanto a Trancy y de aquellos conflictos amorosos en cuanto a Sebastian.
Narrador en tercera persona.
Mientras tanto.
Cuatro personas se encontraban en una habitación.
Uno de ellos, un chico dispuesto a dar todo para obtener un final feliz.
Otro de ellos dispuesto a quitarle a la persona que más odiaba, lo que más quería.
Estos dos sentados en un par de sillas, los cuales se dividían por una mesa decorada elegantemente, la cual, se encontraba sosteniendo un viejo tablero de juegos de la fábrica Phantom.
"Te cortan las piernas..." "Caes en lava..." "Caes a un pantano con cocodrilos..." "Te cortas una pierna..." Entre otras frases aterradoras y bizarras se encontraban escritas en aquel.
Y parados, cada uno atrás de su amo. Se encontraban dos demonios, con una mirada sádica y penetrante, y con unos deseos inmensos de asesinarse el uno al otro.
Y fuera de la mansión que guardaba aquella habitación, se encontraban 4 demonios más. Una de ellas, dispuesta a hacer cualquier cosa por tener un final feliz al lado de uno de los demonios que se encontraban en la habitación. Y los otros tres, esperando las órdenes de "su princesa".
Y a lo lejos, se encontraba un hombre con una cabellera pelirroja y una sonrisa en su rostro.
Entonces, en la habitación, uno de los chicos se dispuso a hablar.
"Entonces, Ciel... ¡Que comience el juego! ¡Olé!"
Pau The Lemon Killer.
Copyright 2016.
Todos Los Derechos Reservados.
•~•~•~•
Siguiente: Un juego manipulado por el diablo.
Oh... Vaia vaia, ¡esto ha sido el capítulo 10 de su historia!
Pues nada más mencionarles una cosa... ¡Se acerca el final de esta historia!
Máximo alcanza los 15 capítulos. Que dudo mucho que tenga 15.
Mínimo 12 capítulos.
Mi objetivo desde un inicio con esta historia, fue crear una historia corta pero bien hecha.
Gracias a todos los que me apoyan con sus lecturas y votos~ ¡Los amo!