About Werewolves and Witches...

BreakinGalaxies द्वारा

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EN EDICIÓN LENTA. [Libro #1 de la saga "About Werewolves and Witches"] Scott y Meredith McCall eran adole... अधिक

de mí para quien corresponda
Epígrafe
I. Luna de lobo.
II. La genialidad de Scott en el lacrosse.
III. Encuentros con extraños.
IV. Segunda oportunidad en primera línea.
V. La chaqueta de Allison.
VI. Sangre humana.
VII. Mentalidad de manada.
VIII. Desastre en la cafetería.
IX. Desaparecida.
X. Bala mágica.
XI. Misterios en aumento.
XII. El informe.
XIII. León de montaña.
XIV. Monitor cardiaco.
XV. Noche de escuela.
XVI. ¿Quién más está aquí?
XVII. Los ojos amarillos pierden a las chicas.
XVIII. Lunático.
XIX. Deseo sexual en primera línea.
XXI. La búsqueda del libro mágico.
XXII. Cita desastrosa.
XXIII. Mejores amigas por siempre.
XXIV. El collar de Allison.
XXV. Derek "sexy" Hale.
XXVI. Hola, ¿tú eres el alfa?
XXVII. Amistades con beneficios.
XXVIII. Un pretendiente inesperado.
XXIX. Co-capitán.
XXX. Formalidad.
XXXI. La invitación.
XXXII. Problemas en el baile de invierno.
XXXIII. Quebrantador de códigos.
XXXIV. El nuevo alfa y una cura para Scott.
XXXV. Omega.
XXXVI. Odiamos a Isaac Lahey... Creo.
XXXVII. Una chica desnuda, un lobo asesinado y otras cosas.
XXXVIII. Cambiado de forma.
XXXIX. Inocente hasta probar lo contrario.
XL. Rescatando a Isaac.
XLI. Picahielo.
XLII. Cita grupal en la pista de hielo.
XLIII: Meredith y sus chispas moradas.
XLIV: Abominación.
XLV. El lagarto asesino es una abominación.
XLVI. Paralizados.
XLVII. Kanima.
XLVIII. Venenoso.
XLIX. La prueba.
L. Amigos o enemigos.
LI. Secuestrando al eneamigo. Parte I.
LII. Secuestrando al eneamigo. Parte II.
LIII. Restricción.
LIV. Caos en los vestidores de chicos.
LV. Detención.
Capítulo 21: Raving
Capítulo 21: Raving. Parte II
Capítulo 22: Party Guessed
Capítulo 22: Party Guessed. Parte II
Capítulo 23: Fury
Capítulo 23: Fury. Parte II
Capítulo 23: Fury. Parte III
The Start of Something Beautiful
Capítulo 24: Battlefield
Capítulo 24: Battlefield. Parte II
Capítulo 25: Master Plan
Capítulo 26: The Witch

XX. Hermana de hombre lobo.

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BreakinGalaxies द्वारा


|| Hermana de hombre lobo.

Meredith.



Muerdo mi labio inferior por millonésima ocasión en el día, tirando con mis dientes del pellejito que se ha desprendido en algún momento no muy reciente.

Todavía no puedo creer que el tarado de Scott decidiera darse cuenta de mis sentimientos por su mejor amigo y me lo echara en cara. ¡Frente a Stiles! Ha sido el minuto más vergonzoso de todos mis quince años y me duele que haya sido provocado por mi propio hermano mayor. Cielos.

Lo peor de todo es que ahora, el no tan increíble porcentaje de confianza que había ganado en el último par de meses con Stiles, se marchitó por completo, se esfumó, se convirtió en un número negativo que seguro alcanzó el menos diez mil al instante en que Stiles quiso sacar el tema a colación hace unos minutos. Salí huyendo, como la gran cobarde que soy, a esconderme en la cocina con la idea de permanecer aquí hasta que él se marche.

Esto es horrible. Siento pena por mí misma y no me gusta. Restriego mis manos en mi cara y expulso todo el aire de mis pulmones al exhalar por la boca. Ojalá existiera una máquina del tiempo que me permitiera volver a la práctica de lacrosse y advertirme a mí yo de ese momento que no se acerque a Scott bajo ninguna circunstancia.

—¿Estás bien? —respingo del susto y llevo una mano directo a mi corazón al oír la voz del chico que estoy tratando de evadir, él está bajo el umbral del pasillo que da al recibidor—. Perdona, no quise asustarte —se disculpa con un atisbo de sonrisa.

Mi corazón se derrite, desobedeciendo a mis órdenes de no hacerlo.

—No hay problema —vacilo, acomodando inconscientemente un mechón de cabello detrás de mi oreja—. ¿Necesitas algo?

—Una botella de agua. ¿Tienen?

—Si, en la puerta del refrigerador —le indico, él vuelve a sonreírme y deja algo sobre la mesa antes de dirigirse al electrodoméstico mencionado; arrugo la nariz al notar que se trata de un plato para perros—. ¿Qué es eso? —pregunto torpemente, señalando el objeto sobre la mesa con mi cabeza. Aguanto la necesidad de darme un golpe en la frente.

Después de tomar la botella de agua, Stiles cierra la puerta de la nevera y se gira hacia mí.

—Un plato para mascotas.

—Sí, er, creo que lo quise decir fue, ¿por qué tiene el nombre de Scott con cinta adhesiva? —curioseo, rascándome la sien con nerviosismo.

Stiles se acerca a la mesa y resopla por lo bajo.

—Bueno, no sé tú, pero creo que se lo merece después de como se ha portado el día de hoy. Especialmente contigo —pronuncia sincero.

Trago con dificultad. Mi pecho se comprime, las manos me sudan y una oleada de calor me golpea la espalda. Es la vergüenza haciendo acto de aparición otra vez.

—Sí, ha sido un completo asno el día de hoy.

—Eso fue exactamente lo que le dije cuando lo esposé al radiador —comenta divertido.

Yo lo miro a los ojos, confundida.

—¿Él está aquí? ¿Lo esposaste?

—Sip. No me dejó otra opción, no iba dejar que lo encadenara tal y como planeamos ayer —me explica.

Asiento un poco, comprendiendo el giro de la situación.

—De acuerdo —murmuro tras un par de segundos. Él coge el plato con el nombre de mi hermano y se encamina a las escaleras tras dedicarme una última diminuta sonrisa. Cuando está por desaparecer de mi campo panorámico, decido seguirlo—. Quizás debería darle mi apoyo moral —enuncio dudosa al alcanzarlo.

Al oírme, Stiles se detiene a la mitad de las escaleras.

—Apoyo moral —repite, enarcando una ceja y esperándome para continuar subiendo los peldaños de madera.

—Quiero verlo esposado —confieso, encogiéndome de hombros—. No sé si alguna vez cometerá un crimen que lo termine llevando a la cárcel y esta sea mi única oportunidad de verlo así.

La carcajada que Stiles deja salir llena mi pecho de una agradable sensación de calidez. Al mismo tiempo llegamos al piso superior.

—Es cierto. Aunque si sigue comportándose igual que hoy cada luna llena, seguro tendrás más oportunidades de verlo esposado.

—Tienes razón —musito y entonces nos detenemos delante del cuarto de mi hermano mayor. Con un ademán le indico a Stiles que pase, yo me quedo parada bajo el marco de la puerta—. Woah. Scotty ¿siempre has tenido esa mirada de asesino en serie, o es solo algo mensual? —me burlo al encontrar al interpelado sentado en el suelo junto al radiador.

Stiles se ríe bajito de mi chiste, lo cual me hace reír también.

—Te traje agua —le dice a mi hermano, vaciando el agua de la botella en el plato que deja a centímetros de su pierna. Luego se da la media vuelta, mas antes de que pueda salir de la recamara, Scott le arroja el plato a la espalda.

Una parte del agua me alcanza a salpicar a mí también.

—¡Voy a matarlos!

Stiles se relame los labios antes de volver a encarar a su mejor amigo.

—La besaste, Scott, ¿okay? ¡Besaste a Lydia! —le reclama, yo ahogo un jadeo, no puedo creer que mi hermano le haya hecho eso a Stiles y, de paso, también a Allison—. ¡A Lydia, la única chica a la que he...! ¿Sabes? En las últimas tres horas he pensado "quizá sea por la luna llena, él no sabe lo que está haciendo y mañana volverá a la normalidad; quizás no recuerde que se ha portado como todo un imbécil. Un hijo de perra y un pedazo de mierda de amigo y también de hermano".

A pesar de que Scott intentó matarme hace cinco noches, lo amo con todo mi corazón, sin embargo, si soy honesta inclusive conmigo misma, se merece cada palabra que Stiles pronuncia. También se merece la ira con la que le habla.

—Ella me besó —expone Scott en tono serio.

Me gustaría decir que me sorprende, pero en realidad no lo hace. Hace semanas que noté la mirada lasciva que Lydia le dedica a mi hermano cada que lo ve pasar. Aún así, Stiles se congela en su lugar.

—¿Qué? —escupe. No puedo ver su cara, pero estoy segura de que en ella hay dolor.

—Yo no la besé. Ella me besó a mí —La expresión arrogante en la cara de Scott me hace adentrarme a la habitación. No voy a dejar que hiera mas los sentimientos de su mejor amigo.

—Vamos —indico, tomando la mano de Stiles para obligarlo a salir de la habitación; cierro la puerta tras de mí, pero Scott no lo toma como un impedimento para gritar sus agrias palabras—. ¿Qué te parece si utilizamos este tiempo para que me expliques bien todo este, increíblemente real, asunto de los hombres lobo? —pregunto con la intención de distraerlo del dolor que mi hermano le provoca.

Stiles asiente y se deja caer junto a la puerta. Me siento a su lado, tratando de ignorar el relato de Scott acerca de su intensa sesión de besuqueo con Lydia Martin en la oficina del entrenador.

—Todo empezó con la mordida que le dieron a Scott la noche que encontraron el cadáver...

Pongo suma atención a cada palabra que sale de su boca, haciendo a un lado los quejidos, gritos y maldiciones que lanza Scott. Me parece divertido que Stiles haya sido quien descubriera lo que le estaba pasando a mi hermano, pues yo nunca habría considerado siquiera esa idea; si él me hubiera dicho algo al respecto de los cambios que estaba sufriendo seguramente le habría llevado al hospital.

Stiles ha visto el lado positivo de todo este asunto de los hombres lobo, lo cual me fascina. Es una de las cosas que me gustan de él, una de tantas para ser honesta. Él siempre trata de verle el lado bueno a la vida.

Stiles también me cuenta sobre lo que mantiene tranquilo a Scott, lo que lo mantiene lejos de matar a alguien cuando se transforma: Allison. Eso me ayuda a comprender por qué, cuando la escuchó gritar nuestros nombres aquella horrible noche en la escuela, hizo a un lado sus viscerales ganas de desgarrarme la garganta. Allison lo regresó a la normalidad con solo su voz y eso me parece de lo más romántico, al menos por un minuto entero. Luego me parece ofensivo que su ancla no seamos mamá o yo.

—Así que el animal del bosque, el del video del celular de Lydia y el que nos encerró en la escuela son la misma... ¿persona? —formulo, arrugando la nariz, en cuanto el chico a mi lado termina su relato.

—Y es el alfa —reitera—. Quiere a Scott en su manada y por eso nos tenía atrapados en la escuela.

—Para matarnos y que Scott se uniera a él.

—No, bueno, el alfa no iba a matarnos, sino que quería que Scott lo hiciera —me aclara.

—Y casi lo logra conmigo —bisbiseo con pesar.

Hago una mueca y recargo mi mentón en mis rodillas las cuales mantengo cerca de mi torso abrazando mis piernas. El que haya perdonado a Scott no significa que el recuerdo de su cara desfigurada con rasgos animales y la sensación de sus garras enterrándose en mi garganta no vaya a seguir atormentándome por un largo tiempo.

—Hablando de esa noche... —Stiles boquea un poco—. Antes de que "asesinaran" a Derek —hace las comillas en el aíre ya que jamás encontraron el cadáver del interpelado—, él parecía verdaderamente molesto por un collar que llevabas puesto.

—Ah, sí. Este —manifiesto a la par en que recargo mi espalda en la pared, tomo el collar entre mis dedos y se lo muestro.

Stiles entrecierra los ojos y sujeta el dije, las puntas de sus dedos rozando los míos. Mi corazón se salta un latido.

—Tiene inscrito tu nombre —musita, examinando a profundidad el dije—. ¿Quién te lo dio? ¿Isaac?

—No-oh —mi voz tiembla un poco ante la mención del rubio con el que he estado saliendo—. Alguien lo dejó en mi casillero... Precisamente el día que nos quedamos en la escuela.

—Entonces, ¿no sabes quién lo dejó ahí? —me cuestiona curioso, sin soltar el dije.

—No, pero venía con una nota en donde dice el significado de los colores —le explico.

—¿Significado? ¿A qué te refieres?

—¿Has escuchado hablar de los anillos del humor? —Sacude su cabeza en respuesta—. Bueno, se supone que cambian de color dependiendo tu estado de ánimo, aunque en realidad el cambio se debe a la temperatura de tu cuerpo y el ambiente. Esta cosa es... parecida —vacilo.

—No luces muy convencida.

—Es que es extraño —confieso. Las mariposas en mi estómago aparecen, habiéndose retrasado unos minutos.

—Extraño ¿cómo? —Stiles sigue admirando el diseño del dije.

—Bueno, ahora la piedra está de color rosa, pero ese color no viene en la lista que dejaron con el collar —le dejo saber, a lo cual él no tarda en fruncir su entrecejo.

—Y ¿qué colores sí vienen en la lista?

—Blanco, amarillo, azul —muerdo mi labio tratando de recordar los demás colores—, morado, rojo y negro.

—¿Qué significa cada uno según esa lista?

—Serenidad, miedo, tristeza, protección y peligro.

—Esos son solo cinco ¿qué significa el negro? —inquiere, siendo bastante rápido en saber cuál color es el que no mencioné su significado.

—Eso es lo más raro —revelo, mirándolo a los ojos—. Significa muerte.

—Woah, ¿por qué alguien te daría un collar que te alerta del peligro y la muerte?

—Ni idea. —Me encojo de hombros.

—No, espera, una mejor pregunta sería ¿por qué te lo quedaste?

—Porque sea quien sea la persona que me lo dejó, se tomó la molestia de ponerle mi nombre en ese diminuto espacio —señalo la parte superior del círculo que rodea la piedra que cambia de colores.

—Pudo haberlo mandado hacer en una feria por menos de dos dólares, ¿sabes? —Me mira confiado, enarcando una ceja y ladeando la cabeza.

—Como sea, me gusta —me excuso, él hace una mueca y continúa inspeccionando el collar. Frunce el entrecejo una vez más antes de sacar su celular—. ¿Qué haces?

—Busco el traductor.

—¿Para qué? —No me contesta, solo teclea con rapidez sobre la pantalla, suelta el collar que cae contra mi pecho y luego su cara se deforma en una expresión que no alcanzo a reconocer—. ¿Qué?

Va a responderme, pero su boca solo se abre y cierra, como un pez, y cuando parece que por fin las palabras comienzan a salir, la voz de mi hermano nos distrae.

—Stiles, Mer. Por favor, suéltenme —ruega Scott desde el otro lado de la puerta—. Juro que es por la luna llena. Saben que no haría nada de esto a propósito —repone, yo acerco mi cabeza a la puerta—. Libérenme, por favor. Me está doliendo.

—¿Deberíamos revisar qué esté bien? —cuestiono a Stiles.

—No es la primera vez —continúa mi hermano—. Es la luna llena, es la ruptura con Allison. Yo sé que no nos estamos dando ningún tiempo. Ella rompió conmigo y eso me está matando. Me siento desesperado. Suéltenme, por favor —nos suplica.

—No podemos —Stiles musita, negando un poco con la cabeza.

Estoy dolida por sus acciones hacía nosotros, pero también me siento mal por su ruptura con la única chica de la que se ha enamorado.

—¡No, no! —Escucho el sonido del metal de las esposas chocar una y otra vez contra el metal del radiador seguido por un grito desesperado y lleno de dolor.

Cubro mis orejas y cierro los ojos con fuerza. Siento los brazos de Stiles rodearme y acercarme a él. Por primera vez no tengo que recordarme de ignorar las mariposas en el estómago porque ya ni siquiera las siento, lo único que puedo hacer es sufrir por mi hermano. No obstante, en cuestión de segundos el grito de Scott se apaga y un manto de absoluto silencio cae sobre la casa entera.

—¿Scott, estás bien? —pregunta Stiles, pero no hay respuesta. Él se levanta para entrar a la recamara contigua—. ¿Scott?

Decido levantarme también cuando abre la puerta.

La sorpresa invade todo mi cuerpo, pues Scott ha logrado quitarse las esposas y el rastro de sangre indica que ha escapado por la ventana.

—¿A dónde vas? —pido saber en cuanto Stiles da la media vuelta y empieza a caminar rumbo a las escaleras.

—A buscar a Scott. Quédate aquí por si regresa —me ordena.

Me detengo al pie del primer peldaño, no por decisión propia, sino porque mis pies no responden a la orden que mi cerebro les manda para que sigan a Stiles, de tal modo que lo veo salir de la casa en cuestión de segundos. Luego, cuando estoy completamente sola en mi casa, mis ojos se desvían hacia el cuarto de Scott. Le ruego al cielo que nada malo le pase y que él no cometa ningún acto del que luego se arrepienta.

Paso la siguiente hora y media dando vueltas por toda mi habitación, con mi celular en mano, debatiendo la idea de llamar o no a Stiles. Si está manejando no quiero distraerlo, si está persiguiendo a Scott tampoco quiero distraerlo, pero tengo la imperiosa necesidad de saber algo, lo que sea.

Súbitamente, oigo la puerta principal azotarse, por lo cual salgo corriendo a las escaleras. Me quedo paralizada ante la escena que encuentro en el recibidor.

Que Stiles me haya dicho que Derek no estaba muerto después de todo, no significa que no me impresione verlo en tan buen estado.

—Scott. —Abrazo a mi hermano en cuanto él y Derek se encuentran frente a mí—. Gracias al cielo estás bien. Gracias por traerlo a casa —agradezco al joven adulto que, al parecer, siempre trae puesta una chamarra de cuero negra y me quito del medio para que pueda llevar a mi hermano a su recámara.

Scott se ve demasiado débil.

Ya en la habitación, Derek deja caer a Scott sobre su cama. Yo me adelanto a sentarme a su lado y tomo su mano. Por primera vez en casi nueve horas, los ojos de Scott me transmiten calma.

Ambos chicos permanecen en silencio por un largo rato, hasta que Derek da la media vuelta, dispuesto a retirarse.

—Espera —Scott le pide, a lo que Derek se gira hacia nosotros—. No puedo hacer esto —manifiesta tras echarme una mirada fugaz—. No puedo ser así y estar con Allison, o mi hermana o Stiles. —Toma un respiro, aprieto su mano en señal de apoyo—. Necesito que me digas la verdad. ¿Hay una cura?

—¿Para alguien que fue mordido? —Muerdo mi mejilla, esperando a que el hombre lobo con la chaqueta de cuero continúe—. Escuché de una. No sé si sea verdad.

—¿Cuál es? —pregunto adelantándome a Scott.

Derek me mira de pies a cabeza, poniéndome los vellos de punta, antes de responder.

—Matar al que te mordió.

—¿Matar al alfa? —repetimos Scott y yo a unísono.

Derek asiente y sus ojos vuelven a posarse en mí por un instante, lo cual me hace sentir incomoda. Scott se remueve en su lugar, pero dudo que sea porque se percata de la intensidad con la que su amigo me observa.

—Scott —Derek se acerca a nosotros—, si me ayudas a encontrarlo, te ayudaré a matarlo. —Esa es la promesa más estremecedora y escalofriante que alguna vez escuché.

—Scott no va a matar a nadie —dictamino, meneando la cabeza.

—Meredith.

—No, no voy a permitir que asesines, a nadie —enfatizo, mis ojos fijos en Scott—, ya sea que se lo merezca a o no. Tus manos nunca se van a ensuciar de sangre, no si puedo evitarlo.

—Pero si esa es la respuesta para que yo vuelva a ser normal...

—Ser normal significa volver a tener asma —lo interrumpo y a su vez me levanto de la cama—, apestar en el lacrosse y cualquier otra actividad física además de perder tu lugar en el equipo... Sí, quizás tendremos que lidiar contigo siendo un completo imbécil cada luna llena, pero ¿no crees que vale la pena? Desde que te convertiste en hombre lobo has conseguido un montón de cosas buenas, entre ellas una novia linda y buena salud. Si yo fuera tú, no querría volver a ser humano nunca más.

—Intenté asesinarte. Quería hacerlo —me recuerda.

—Genial, una historia de terror para mis futuros hijos —decreto, encogiéndome de hombros, restándole toda la importancia que me es posible al asunto—. Sigo viva, Scott. Eso es lo que importa, que a pesar de tus instintos depredadores, no has asesinado a nadie. Has sabido controlarte y eso es estupendo.

—La bruja tiene razón en algo.

—¿Disculpa? —Scott y yo miramos a Derek, yo completamente ofendida y mi hermano con enojo. El idiota arruinó nuestro mejor momento hermano-hermana en años.

—Oh, lo siento —se disculpa, aunque resulta demasiado obvio que es falso—. Pero tu lindo collar me hizo pensar que eras una bruja.

—¿Saben qué? Me largo. —Hago un ademán con ambas manos—. He tenido suficiente estrés en los últimos cinco días como para seguir con esto —declaro y empiezo a caminar hacia el pasillo para irme a mi propia habitación, sin embargo, la irritante voz de Derek me detiene.

—No lo sabes, ¿verdad?

—¿Saber qué? —pregunto, girando sobre mis talones.

Scott se levanta de la cama.

—El significado de la inscripción en tu collar.

—Sí, lo sé. Es mi nombre, es de origen celta y significa jefe magnifico o protector —le digo en tono presumido, cruzando los brazos a la altura de mi pecho y mirándolo con aires de suficiencia.

—Hablo de las palabras en latín —enuncia casi entre dientes. Se nota que no tiene mucha paciencia o tolerancia con las personas.

—Ilumíname —pido con altanería, preguntándome en qué momento leyó esa parte de la inscripción.

—Hermana de hombre lobo.

Por la forma en que Scott abre los ojos, casi desmesuradamente, sé que me espera un largo interrogatorio con preguntas a las que no voy a tener una respuesta.













[Editado: Mayo 24, 2020].

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