Juego de poder

By LanaCMaddox

4.1M 265K 89.1K

Un hermano desparecido, una red oscura, un enemigo con más poder del imaginable y un aliado con un carácter p... More

Sinopsis
Antes de leer
Capítulo 1 - Hermano rebelde
Capítulo 2 - Jerarquía
Capítulo 3 - Desaparición
Capítulo 4 - Ethan.
Capítulo 5 - Tratos y el hazmereír popular
Capítulo 6 - Temas de instituto
Capítulo 7 - Aliados y vigilancia
Capítulo 8 - A buon intenditor, poche parole
Capítulo 9 - La curiosidad atrae
Capítulo 10 - Sesión de fotos
Capítulo 11 - Complicaciones
Capítulo 12 - Punto de mira
Capítulo 13 - Días de instituto
Capítulo 14 - Formas de romperse
Capítulo 15 - Trabajo en equipo
Capítulo 16 - Día de armas
Capítulo 17 - Llamadas y enigmas
Capítulo 18 - Ethan
Capítulo 19 - Desconfianza
Capítulo 20 - Confianza
Capítulo 21 - Ethan
Capítulo 23 - Cazadora robada
Capítulo 24 - Temas de familia
Capítulo 25 - Tensión
Capítulo 26 - Tan intenso como el odio
Capítulo 27 [parte 1] - Los Lowell y viejos sentimientos
Capítulo 27 [Parte 2]- Los Lowell y viejos sentimientos
Capítulo 28 - Porque a veces no hay finales felices
Capítulo 29 - Un mundo de secretos
Capítulo 30 - Ethan
Capítulo 31 - Tarde de confesiones
Capítulo 32 - I will be fighting for you
Capítulo 33 - Caso resuelto
Capítulo 34 - Origen
Capítulo 35 - ¿Querer?
Capítulo 36 - Traumas y promesas rotas
Extra
Capítulo 37 - La mansión
Capítulo 38 [Parte I] - En la oscuridad
Capítulo 38 [Parte 2]- En la oscuridad
Capítulo 39 - Dolor
Capítulo 40 - La mente de Christian.
Capítulo 41 - Viejos hábitos
Capítulo 42 - Estrategias ocultas
Capítulo 43 - Temas de familia [Parte I]
Capítulo 43 - Temas de familia [Parte II]
Capítulo 44 - Amistad y violencia
Capítulo 45 - Cambio de idioma, cambio de actitud
Capítulo 46 - Vida en Italia
Capítulo 47 - La gala
Capítulo 48 - Desenlace
Capítulo 49 - Final
Epílogo
Extra

Capítulo 22 - Nuevo comienzo

68K 5K 1.7K
By LanaCMaddox


Capítulo veintidós: Nuevo comienzo.


Ponerme al día con los deberes que he dejado sin hacer es complicado. Me he acomodado en la isla de la cocina, con mis libros y cuadernos esparcidos, el ordenador frente a mí y Fenrir tumbado a mis pies. Es raro que Ethan no se lo haya llevado, pocas veces les he visto separados. Al menos Fenrir y yo parecemos haber llegado a una especie de tregua porque no ha vuelto a querer arrancarme la piel a tiras por el mero hecho de existir. Aun así sigo guardándole mucho respeto.

Paso las hojas de mi libro de biología para volver a revisar cuántas páginas me he estudiado y si la cantidad que me queda es todavía grande. Tengo que estudiar al menos tres temas y terminar los ejercicios del último para ir bien el día del exámen. Voy casi dos. Sí, voy bien. Espero.

Llego al tema cuatro, al metabolismo celular, a sabiendas de que es el tema que menos me gustó en clase. Ahí está todo lo del anabolismo, catabolismo y esas fórmulas que me hacen creer que estoy en clase de química.

Aparto el libro para acercarme a la nevera en busca de algo que picotear. Al no ver nada que me llame la atención voy abriendo los armarios superiores y pasando la mirada por las baldas de la cocina. Nada. Lanzo una mirada a Fenrir como si él pudiera entenderlo, aunque me mira, dudo que lo haga.

Necesito algo dulce.

Me agacho para abrir los cajones inferiores, esos que hay entre la isla y la encimera. Me quedo a la altura de Fenrir, quien me mira atento.

—¿Qué? —le pregunto ofendida.

¿Me molesta la forma en la que me está mirando un perro? Vale, Emma, tienes problemas.

La puerta principal se abre en lo que busco algo que comer, paso entre las cajas de cereales y galletas para buscar algo más. ¿Tendrá regalices?

Los pasos de Ethan son rápidos, puedo escucharlos arrastrándose al salón.

—¿Emma? —llama.

Voy a responder cuando encuentro algo que me gusta detrás de las galletas. ¡Tiene filipinos! Sí, eso servirá.

Los pasos de Ethan vuelan escaleras arriba. Fenrir me sigue mirando cuando me siento en el suelo con mi nueva posesión. Si no fuera un perro podría jurar que está enarcando una ceja al haber visto cómo me arrastraba por el suelo para conseguir esto.

Abro la caja para sacar uno de los paquetes.

—¡Joder!

Devuelvo la mirada a Fenrir al escuchar el grito de Ethan, cargado de rabia, cerca de las escaleras. Hago una mueca, ¿está enfadado? No creo querer enfrentarle así, quizás por eso me es más difícil levantarme esta vez. Aunque tardo unos segundos, no es hasta que escucho el portazo de la puerta que estoy completamente arriba. Me muerdo el labio al dejar la comida entre mis libros y apuntes.

Ethan vuelve a entrar un segundo después, directo al salón para tomar un abrigo que dejó ayer sobre el sofá. Me humedezco los labios antes de poder hablar.

—¿Ha pasado algo?

—Ahora no —interrumpe de mala manera.

Se echa el abrigo al brazo y vuelve a salir.

—Parece que alguien no está de humor —murmuro hacia el perro.

Solo que esta vez Ethan no ha salido del todo porque le veo retroceder, asomarse a través del marco del salón y quedarse ahí. Abro el paquete de filipinos.

—Los he encontrado en el armarito, mañana te compro otros si quieres. —Levanto el paquete para que entienda a qué me refiero. Parece capaz de tener un duelo conmigo por haber abierto los filipinos. Deja el abrigo tirado en otro de los sillones y sus pasos son grandes zancadas hacia aquí. Dejo el paquete al encontrar que esa rabia con la que le había escuchado hablar está grabada en su mirada como una advertencia de peligro. Doy un paso atrás—. Si es por el desorden, luego lo recojo todo, no podía concentrarme arriba.

Pero se sigue acercando y ya no sé qué más decir.

Porque su forma de andar tan apresurada y la rabia que le envuelve me aterroriza. Sobre todo porque nunca antes lo había visto dirigido a mí.

—Eth... —Mis palabras se ven acalladas cuando él me envuelve entre sus brazos. El gesto me roba el habla y puedo sentir, por la fuerza con la que me aprieta contra él, su corazón latir con demasiada rapidez. Sus brazos se cierran sobre mi espalda como cadenas. Incluso el impulso, que me había hecho dar un paso hacia atrás, no ha conseguido que él se mueva. Ha llegado, ha cerrado el gesto y no me deja salir, al contrario, parece haber borrado cualquier salida posible. Hasta mis brazos están pegados a mi cuerpo.

Tardo más segundos de lo que habría esperado en quejarme.

—¿Podrías soltarme?

—Cállate. —Es su respuesta. Al menos su voz no mantiene esa fuerza de antes, al contrario, se ha apagado hasta volverse casi imperceptible. Aun así es una orden, la deja caer como una.

—Ethan, suéltame.

—Cállate, cállate, cállate —repite, más bajo cada vez. Con eso su agarre se afloja, pero no lo deja ir. Se acomoda, nada más, y puedo jurar escucharle soltar un suspiro cargado de alivio. No es hasta ese momento que yo misma entiendo la fina línea que estamos pisando. No sé qué hay en su cabeza, pero me preocupa lo suficiente como para no volver a discutir.

Me quedo ahí, inmóvil, en lo que Ethan parece esforzarse en esconderme bajo su agarre hasta hacerme desaparecer.

Su corazón va volviendo a latir a un ritmo normal poco a poco, sus respiraciones son más profundas, como si estuviera tratando de tranquilizarse. Lo que haya pasado no es bueno. ¿Y si han encontrado a Josh? ¿Y si...? No, él estaba vivo y bien cuando me llamó, no puede haberle pasado nada malo. Me niego.

Aun así, ¿un abrazo? ¿Ethan? No es propio de él.

—Está bien —susurro aceptando no tener una pataleta. Cuando lo hago permito que su calor me envuelva como una plácida sensación. Debe notar el cambio porque él también se muestra más tranquilo.

Aunque es irónico haber aceptado callarme hablando.

Fenrir ladra, sobresaltándonos a ambos. Los ojos de Ethan se abren como platos y su mirada recorre toda la habitación en busca de lo que ha conseguido la atención del perro. Me mira una vez más antes de apartarse y volver a la entrada. Con eso escucho la puerta cerrándose, después, ¿está cerrando con llave?

Cuando vuelve a aparecer cierra las cortinas.

Trago en seco.

¿Qué es lo que le tiene así? Tan alterado, tan fuera de sí en todos los sentidos. Apenas parece él.

—¿Qué es lo que ha pasado? ¿Josh...? —Lo dejo ahí porque no quiero decir más, pero mi mayor miedo sigue siendo que le encuentren, que le encuentren sin vida. Es un terror continuo. No podría superar eso.

Pero Ethan no responde, sólo me mira, ahora desde la distancia. Me mira como si en cualquier momento fuera a desaparecer frente a sus ojos. Incómoda, me cruzo de brazos.

—¿Qué habéis descubierto? —insisto, dejando pasar su extraña forma de actuar. Primero necesito respuestas. Mi prioridad es y siempre será mi hermano.

—Nada —responde al fin.

Su voz no consigue adoptar esa seguridad de siempre y sé que me está mintiendo para variar.

—¿Nada?

Niega, incapaz de confiar en su propia voz.

Ahí está de nuevo, mintiendo. Y yo soy la mayor hipócrita porque quiero que él me cuente las cosas cuando yo apenas hablo. Su mirada sigue en mí, tan fácil de leer que es extraño. Hay tantos sentimientos ahí mezclado que crean su propio mar de emociones.

—¿Y que ha...

No me deja terminar, se ha ido escaleras arriba.

Aunque escucho un sonoro "No" antes de verle volver a aparecer. Señala el sofá.

Nunca antes le había visto tan inquieto.

—Siéntate.

Con su orden no soy yo sino Fenrir quien se sube al sofá y se queda sentado ahí. Ethan le mira incrédulo antes de hacerme un gesto con la mano y decirme que es importante. Así que acepto sentarme ahí, todavía algo dudosa por su forma tan nerviosa de moverse.

Lo primero que hace es sacar algo de su bolsillo.

—¡Ese es mi móvil! —Me pongo en pie para buscarlo, Ethan lo deja caer con facilidad sobre mis manos.

—Desbloquéalo —pide.

En vez de eso acerco el objeto más a mí.

—¿Por qué?

—Tú hazlo.

Lo desbloqueo, Ethan se queda a mi izquierda, más cerca de lo que ha estado en mucho tiempo en lo que pasa un dedo por la pantalla en busca de mis mensajes. Se mete en su conversación.

—Esto ha llegado cuando yo tenía los dos móviles y no lo he enviado.

Leo lo que hay escrito, dos simples frases. Sus palabras hacen eco en mi cabeza hasta que entiendo adónde quiere llegar.

Puedo sentir mi mente estructurándose y mi seguridad encontrando dónde apoyarse. Si hay algo que he aprendido es a pensar con frialdad independientemente del momento, es como apretar un interruptor en mi mente. Así que eso hago.

—¿Por qué iba a querer alguien que yo fuera allí?

—Hay razones. Quizás Colton buscando tenerte vigilada, darte algún susto, preguntarte por Josh, usarte de cebo para él, y la lista sigue. Lo que debería preocuparte no es qué querían con esto sino cómo han sabido que tú estabas aquí y sola.

Mi corazón deja de latir por un segundo. Se me seca la boca y mi garganta raspa de sólo pensarlo. Puedo sentir sudor frío recorriendo mi nuca.

—¿Nos están vigilando?

—No lo creo. Emma, muy pocas personas saben que esta cabaña es de mi familia, nunca nos han seguido y si pocas personas saben que suelo quedarme en esta cabaña, menos todavía sabían que te estás quedando aquí.

—No. —Incluso si es lo que más sentido tiene, a pesar de que Josh me lo advirtió no quiero creérmelo—. Ethan, son tus amigos, son los amigos de mi hermano.

—Nadie más lo sabía. ¿Qué quieres que piense?

—No.

Sigo negándolo porque si es verdad implica que Josh tenía razón y, si la tenía, Ethan también entra en esa bolsa. Pero, o es muy buen actor, o realmente está igual de perdido que yo. Ahora mismo se me hace la única persona en la que puedo creer. Quizás lo sea.

—Emma, soy la última persona que quiere creerlo —sigue con una sarcástica sonrisa, hay dolor en su mirada—. No sé si alguien, si quizás me han metido algo en el móvil y todo ha sido mi culpa, pero no puedo estar seguro.

—Tu móvil, puede ser eso. He visto películas donde podían localizar un móvil y escuchar conversaciones porque le habían hecho algo. Ethan, ninguno de vuestros amigos ganarían nada asociándose con Colton y, si algo sé, es que nadie hace cosas de forma desinteresada, no si puede tener repercusiones negativas.

Aunque no parece del todo seguro, parece estar haciendo el mismo esfuerzo que yo por creerlo.

—De todas formas, dejamos los mensajes a un lado por un tiempo, lo que sea, sólo por llamada.

Y ahí es cuando toda la tensión cae y termino demasiado cerca de reír. Incluso Ethan sonríe con cierta diversión. Sí, la tensión es como un globo que acabamos de estallar.

—Creo que va a ser buena idea —digo.

—Definitivamente

Su sonrisa, genuina, logra mi completa atención. Es bonita. Al igual que la forma en la que sus ojos forman ligeras marcas en el extremo cuando sonríe. Es algo disimulado, pero que distingue esas sonrisas sarcásticas de las reales.

Un cosquilleo recorre mi columna y mis pulmones se empeñan en contenter el aire al volverme hacia sus ojos. Ahora tan cercanos que el tono miel brilla con suaves motas más claras y un pequeño halo más claro rodeando sus pupilas.

Y me está sosteniendo la mirada.

Tan cerca que puedo sentir su calor y, por una vez, sin poner ninguna clase de distancia que siempre dejamos levantada. Porque a veces no importa la cercanía física si la distancia mental que se pone es demasiado fuerte. Ahora no nos acompaña.

Mi cuerpo está reaccionando sin permiso, con el calor dentro de mis dedos que ruegan acercarse a su cuello. Preguntándose cómo se sentirá su piel al rozarla con suavidad o su calor bajo la mía.

Si ninguno dice nada, si no hay interrupción, esto sólo va a terminar de una forma. De una que estoy tentada a acelerar por puros impulsos, pero lo sé, sé que sólo es eso. Un momento. Un momento que puede incomodar todo después. No estoy pensando con claridad y la poca cordura que mantengo, me avisan de que no sería bueno.

Admito que me cuesta cerrar la mano a mi lado y apartar la mirada. Todavía siento el nudo en mi estómago y ese calor.

Rompo el momento de la forma más brusca que tengo porque si no nos devuelvo a la realidad de golpe, ese sentimiento va a seguir ahí, pinchándome, golpeando contra mi interior en busca de cumplir lo que quiere.

No sería bueno.

Aprovecho la conversación anterior para, al fin, confesar. Después de todo no es lo mismo un caso aislado que algo repetido y dudo que lo que pasó en el bosque haya sido una mera coincidencia.

La parte de Josh me la guardo todavía, sólo por si acaso.

—Ahora que hablamos de esto, hay algo que puede que no te haya contado. —No, no acabo de herirle, no es eso lo que refleja su mirada. Sea o no, se recompone en un pestañeo, moviéndose por la habitación a paso lento, poniendo distancia—. ¿Recuerdas cuando me quedé sola en el bosque durante, bueno, un rato?

¿Por qué me siento tan culpable? Es como si de nuevo fuera una niña, hubiera roto algo y tuviera que contárselo a Marilyn arrepentida. Me siento igual, a punto de recibir una merecida reprimenda.

Ethan se aclara la garganta antes de hablar.

—¿Y? —Brusco. De nuevo, es brusco al hablar. Esconde las manos en los bolsillos de sus pantalones.

Bien, digamos que no estaba completamente sola. Y digamos que la persona no era amigable. Y digamos también que casi aprendo lo que es un secuestro. No, ni siquiera suena bien en mi cabeza. ¿Qué me está haciendo? Estoy completamente descolocada.

—Creo que tienes razón al decir que Colton o alguien está directamente detrás de mí, esta no sería la primera vez que tratan de sacarme de aquí.

Ethan se queda en móvil, ladea sorprendido la cabeza y después suelta el más indignado "¿Qué?" que he escuchado en mi vida. Literalmente pasa por encima del sofá, impulsándose sobre el respaldo antes de caer al otro lado. Por la forma en la que se tensa no dudo de que se había olvidado del dolor sobre su hombro por demasiado tiempo. Maldice entre dientes antes de devolverme la mirada, de nuevo frente a mí.

—¿Qué acabas de decir? —presiona.

Doy un paso para pasar por su lado en busca de distancia.

—En el bosque había alguien que dejó claro que quería sacarme de allí, sólo eso.

—¿"Sólo eso"? Ha pasado casi una semana, ¿no te pareció importante decirlo?

—No.

Ethan alcanza mi brazo y tira con más fuerza de la necesaria. Está enfadado, lo suficiente como para tener que hacer un esfuerzo para no encogerme. Además tiene la manía de acercarse cuando está así, sus amenazas quedan grabadas prácticamente contra mi piel. Es su método. Con esa rabia emanando de él, no me atrevo a soltar queja alguna.

—¿Me estás diciendo que alguien entró en una zona privada, una donde supuestamente no había nadie y no se te ocurrió decírmelo?

—No pasó nada así que no. —Ahora mismo lo único que quiero es mentir, retirar mis palabras y conseguir que se quede tranquilo, pero sé que no voy a conseguirlo. Aun así su agarre disminuye un poco.

—Pero pudo haber pasado. ¿Pero tú te has dado cuenta de que tienes un imán para los problemas? —Ahora me culpa a mí. Increíble.

—Al menos a mí no me usan como a un centro de tiro.

—No me des ideas, Emma.

Ahí es cuando por fin, y ligeramente más calmado, me suelta. Al momento me aseguro de quedar fuera de su alcance.

—Todo esto se nos está yendo de las manos. —Ahora se le ve rendido, no, más bien resignado—. Ya no es sólo tu hermano y drogas sin pagar, eso era un simple juego y sea lo que sea esto ha dejado de serlo.

—¿Crees que no me he dado cuenta? —Claro que me he dado cuenta, mis pesadillas y yo lo sabemos. Además, aunque no haya querido exponerme demasiado sé que lo único que he hecho al escuchar a Ethan contarme lo de hoy es permitir que todas sus palabras se mantuvieran sobre mí, alejadas hasta poder estar sola y dejarlo caer.

Porque tengo miedo.

Estoy malditamente asustada, pero no puedo dejar a mi hermano ir. Él me pidió salir antes de que no pudiera hacerlo, creo que ya he cruzado esa línea y, una vez ahí, sólo me queda ir con todo.

Decidida, trato de transmitir ese sentimiento a Ethan con una sola frase.

—Voy a hacer lo que sea necesario para que dejen a mi hermano en paz, tú puedes quedarte solo de nuevo y seguir con tu vida de siempre.

Entenderé que quiera cortarlo todo. No me "acogió" para esto, fue sólo una pequeña prevención, algo para sentirse mejor consigo mismo, supongo. Así que ahora que todo se está torciendo, va a terminarlo.

—¿Bromeas? —Su sorpresa me relaja porque borra esa última hipótesis de mi mente. Aunque no vaya a decirlo delante de él ha empezado a gustarme nuestra convivencia, me he acostumbrado a tener a alguien ahí y, extrañamente, a su carácter. Me ha empezado a gustar su personalidad—. Yo metí a tu hermano en esto y me quedo hasta el final.

 No puedo evitarlo, sonrío de puro alivio.

—Entonces, ¿por dónde empezamos?

—Viendo cómo estás metida en todo esto y cómo saben que estabas aquí. Si te parece bien.

¿Si me parece bien? ¿De dónde ha salido eso?

Todavía sorprendida, guardo el móvil.

—Me parece bien.

Y así empieza todo.


¿VEIS POR QUÉ ME REÍA POR INSTAGRAM? Me hacía demasiada gracia la situación de Ethan todo alterado en el capítulo anterior a lo "MIerda que me la secuestraron" y mientras Emma buscando algo que comer. 

Vamos, admitirlo, la situación es cómica.

Oh y, ¿TENEMOS UN TRAIDOR ENTRE NOSOTROS? Hati llevas un par de capítulos en silencio... ¿HAS SIDO TÚ? ¡CONFIESA!

Contadme hipótesis jejeejej


Continue Reading

You'll Also Like

23.1K 2.3K 31
Dispuesta a confersale sus sentimientos a su mejor amigo Erick, Lili Jekins decide hacer una carta en donde expresa sus sentimientos hacia él. Pero q...
5.6M 420K 81
Hades Parker no es normal, él tiene un tipo distinto de placer, disfruta jugar. No, no es el tipo de juego de PlayStation, él encuentra pasión en ot...
48.1K 4.4K 23
Becky llega a la Universidad con su novia friend Y le toca sentarse con freen Qué es una chica interosexual Y tiene fama De usar a las chicas pero po...
3.9M 222K 105
Libro uno de la Duología [Dominantes] Damon. Un hombre frío, amante de los retos, calculador... decidido. Se adentra en un mundo desconocido, donde l...