#MaeDay
Capítulo treinta y siete: Cheshire y Stitch.
—No puedo creer que este sea tu plan —negué con la cabeza mientras íbamos a comprar una caja de cereal.
—Derek Griffin sabe lo que hace.
—Deja de copiarme, solo Mae Griffin habla en tercera persona para demostrar que es genial.
—¿Qué crees? Chocolate o... ¿Qué es esto? ¿Sabor rojo? ¿Qué clase de sabor es ese?
—A Mia le gusta el cereal de colores, ese cereal es como la pizza hawaiana dentro del grupo de pizzas. Qué horror.
Mi hermano se quedó mirándome por unos segundos y luego se acercó a pagar mientras reía.
Yo no entendía por qué se estaba riendo, yo hablaba muy en serio.
—Bueno, ya tengo el cereal. Ahora vamos por el disfraz de Max.
—¡Sigo sin entender el punto de plan! —solté ya a unos metros cuando empezó a caminar.
Mi hermano estaba loco.
Estuvimos toda la tarde en el parque, colas muy largas, montañas rusas, un niño vomitando parte del algodón dulce que le había visto comer antes de subir, su madre gritándole... El ambiente era genial.
Tenía una lista de dieciocho fotos, entre personajes y las atracciones; y solo era el segundo día. Mi racha avanzaba cada vez más y yo estaba muy feliz.
Por la noche, decidimos ser como la gente e ir a una fiesta que el hotel organizaba para los jóvenes.
Y ahí estábamos todos, con gorritos navideños y mirándonos las caras.
—Chicos... Ni a mí me da ganas de festejar, de verdad —solté y Mia me miró sorprendida mientras se tocaba el pecho y exageraba la expresión.
—Mae acaba de insinuar que se aburre en una fiesta. No ha dicho que ella es la fiesta y no se ha bebido el agua del jarrón.
—Hace tiempo me retiré de eso —Estiré la mano y me levanté— Vamos, chicos. Hagamos nuestra propia fiesta.
Halé de ellos y subimos hasta la terraza del hotel en el ascensor.
—Chicos, he hecho algo —mencionó Mia riendo como una pequeña—. Traje botellas para todos.
Dicho esto, mi amiga nos repartió las botellas a cada uno mientras nos sentábamos en círculo.
—Wow, Mia... ¡Por Dios! ¿Cómo te atreves? ¡Leche chocolatada! ¡Qué mala influencia! —reí mientras abría la botella.
—Traje estas de la fiesta mientras el mesero no me veía.
—Que nadie te detenga, amiga.
Cuando giré a ver a la chica, solté un chillido y empujé un poco a Max.
—¿Por qué hiciste eso?
—Te traje a alguien —Alcé las cejas y el pequeño Max giró para casi caer de cara al intentar levantarse.
—Hola soy cara... Digo, soy Max. Y casi me caigo de cara... Yo... Soy Max.
—Hola, Max. Soy Kat, pero creo que ya lo sabías —sonrió simpática mientras le hacía una señal para que se siente. La niña caminó y se sentó al lado de Max.
—Qué bonito grupo —murmuré y luego suspiré apoyando la cabeza en el brazo de Capi—. Amor de niños.
—Solo les llevas un par de años, Muffin.
—Entonces soy una niña... Dos años mayor.
—La estatura la tienes...
—¿Quieres que te golpee? Tengo fuerza doble.
—Qué agresiva.
—¿Sabes? Estoy feliz.
—¿Por algo en especial?
Miré alrededor... Mi mejor amiga y mi hermano. Mi futuro novio. Max por fin me dejaría en paz.
—Por todo.
—Me alegra que estés feliz, Muffin.
—Aunque podría estar más feliz...
—¿Sí?
—Sí, cuando le gané el reto a la flacucha de ahí —hablé fuerte señalando a Mia.
—¡Yo voy a tener más fotos ridículas que tú, perdedora! —mencionó señalándome.
—¡Cuando señalas a alguien, hay tres dedos señalándote a ti!
—¡Tú lo acabas de hacer!
—Sí, pero yo soy genial y tú eres fea.
—Joedi, ¿te hiciste exámenes en los ojos? Porque no entiendo qué le viste a esa enana.
—¿Ustedes son amigas? —preguntó Kat confundida y Max asintió.
—Hace años... Pero así es la amistad. Así se demuestran amor.
Entonces el teléfono de mi hermano sonó, leyó algo y me miró asintiendo, dando a entender que era hora. Me levanté y fui hacia la habitación por «las cosas» y supuse que Max iría por su disfraz porque bajó minutos después.
—Mae...
—Dime —mencioné guardando las cosas en mi bolso.
—Gracias.
—¿Por? —sonreí mirándolo.
—Por lo de Kat...
—No tienes porqué, Maxi. Ya te dije que, si eres feliz, yo también —Desordené su cabello y me dirigí hacia el ascensor, pero me detuvo para abrazarme.
—Demasiado amor —Me quejé, y cuando pude soltarme, huí.
Subimos en el ascensor mientras hacíamos bromas y al llegar arriba, nos quedamos en silencio... O yo.
—Qué... ¿Por qué? ¿Qué es esto? —pregunté mirando alrededor.
—Puedes sentarte —mencionó Joseph moviendo la silla, y cuando me senté, se sentó frente a mí.
—Explica un poco... Todo, por favor.
—Bueno, empecemos por el momento en que decidí ser un tonto —habló sacando una paleta de chocolate en forma de Mickey Mouse.
—¿Siempre? —sonreí apoyando la cabeza en mis dedos entrelazados.
—Qué graciosa. El punto es que... Ajá, fui una persona muy grosera.
—Bueno, no vas a echarte la culpa, yo también te contesté.
—Mae, es mi momento de hablar. Tú siempre estás hablando, ahora silencio. Come chocolate —tomó la paleta y la puso en mi boca.
La educación... Bien, gracias.
»Como decía, fui grosero, sí. Pero creo que tu persistencia en demostrar que eras mejor que yo, o al menos era lo que pensaba, fue lo que me inspiró a mejorar... A mejorar en muchos sentidos, a ser un buen estudiante, a ser un buen mesero, y a ser alguien que puede demostrar lo que siente —Mis dedos, que para ese momento habían caído, estaban enroscándose en el mantel de la mesa—. Tampoco te atribuyo todo, porque sé que el cambio empieza cuando tú lo deseas, pero eres una gran inspiración para mí, Muffin. Te admiro mucho, así que gracias —sonreí y toqué su mano. Iba a decir algo... Pero por primera vez en mucho tiempo, no sabía que decir—. También me alegra ser de las pocas personas que te dejan sin palabras.
—Lo siento, quiero decir algo, pero... Wow. Es realmente... Wow.
—Ven —Se levantó y tomó mi mano mientras caminábamos hacia el mirador.
—Dios, es súper bonito —susurré abriendo los ojos cuando el fuego artificial saltó.
—Sí, bonito —sonrió viéndome y correspondí la sonrisa—, Muffin, quiero decirte algo.
—¡No voy a soportarlo más, ratón! —gritó mi amiga soltando lo que tenía en las manos y ambos giramos a verlos— ¿Quieres ser mi novio?
—Q-qué... —habló mi hermano confundido mientras una enojada Mia lo tomaba de los brazos.
—Ya oíste, me hago vieja esperando y pienso que no es justo que los chicos siempre tengan que hacer esto, ¿sabes? Me imagino todo lo que pasa por su mente, el miedo a ser rechazados, el tiempo que se toman... ¡Dios! ¡Tenemos que ser un poco más condescendientes con ustedes! Así que esta es mi pregunta, Derek Griffin, ¿quieres ser mi novio? —Mi hermano giró a verme y yo no hacía más que sonreír como una tonta mientras asentía.
—¡Oh Dios, claro que sí! —rio estirando los brazos, segundos después, estaban muy abrazados.
—Capi, mis sobrinos —Toqué su brazo mirando al piso y dramatizando todo.
—¿Qué?
—Acabo de visualizarme siendo tía de niños vestidos de personajes de Star Wars, acabo de verme cuidando ovejitas y ratoncitos. Lo he visto todo —Él tomó mi mano haciendo que gire a verlo.
—¿Y el tío Joedi estaba ahí?
Sonreí entrelazando mis dedos a los suyos.
—Estás.
—Dime que esto es una proposición de matrimonio.
—Si no hay anillo, no hay boda —bromeé mirándolo y haciendo mofa de lo que alguna vez nos dijo un profesor.
—¿Me estás vacilando?
—Bueno, chefsito. Tú me ibas a decir algo, no lo olvido, espero.
—¿Quieres ser mi copain en Eterneco?
—Siempre y cuando yo sea la novia.
—Oh, yo quería serlo —fingió tristeza al cruzar los brazos.
—Que tonto eres —reí tomando su cuello y pegándolo por fin a mí. Lo abracé de la cintura al igual que él y nos besamos. Tantos besos que daban un poco de calor en medio de tanto frío.
Pegué un brinco al sonar otro fuego artificial, pero Joseph me abrazó aún más y volví a distraerme con él.
Unas horas después de todo lo sucedido, Mia y mirábamos el techo echadas en mi cama.
—Ya teníamos todo planeado.
—Me lo imaginé, Max estaba demasiado pegajoso.
—Lo pensamos hoy, Derek se encargó de distraerte.
—Vaya... ¿Sabes que mi hermano ideó todo un plan para ti?
—¿Qué?
—Sí, y había un Max disfrazado de Olaf dentro.
—Oops, pues me adelanté...
—Me parece genial, Mia. Que hayas tomado la iniciativa, pocas chicas lo hacen, me alegra que esté cambiando. Creo que podría ser la menos indicada por lo que dije el otro día, pero siento que necesitamos un pequeño empujón para dejar los estereotipos atrás.
—Eso es cierto, de hecho, me alegra haber sido quien tuvo la iniciativa.
—Y a mí me alegra que la hayas tenido, ka cara de mi hermano era un poema. ¿Qué poema? ¡Era más como un pergamino lleno de jeroglíficos!
Mi amiga soltó una carcajada y giró a la derecha para sacar algo... La cámara.
—Espera, primero sonríe. Esta es para la colección de fotos describiendo nuestra perspectiva del viaje. Les tomé una cuando estaban besándose.
—¿En qué momento?
—Estabas muy distraída examinando la boca de tu novio, amiga —comentó Mia mostrándome la foto, se veía de lejos el castillo de Disney y había un fuego artificial en el aire mientras nos besábamos.
—Hola Mia y Mae del futuro, ¿qué creen? No lo van a adivinar. No es cierto, sí lo saben, Joseph y Derek están destinados desde ahora a ser padres de nuestros hijos. Nuestros —hablé señalándome y a Mia— y... Nuestros —señalé la cámara a dos lados.
—Fui yo quien lo preguntó —Mia alzó la mano orgullosa.
—Como sea, solo pasábamos a saludar y decir eso, ¿tienes algo más que añadir?
—Sí —Tomó la cámara y me levanté al recordar que tenía algo mientras ella hablaba de cómo había ocurrido todo.
Caminé por la habitación en busca del paquete que había comprado ese día junto a mi hermano, pensando que Mia sería la sorprendida.
—Tengo algo —mencioné y lo lancé a su cara, mi amiga chilló en su torpe intento de atraparlo con las manos y me miró en cuanto cayó en sus piernas.
—Ese algo me dolió.
—Abre ese algo.
La niña bufó y lo abrió con la mayor lentitud del mundo para fastidiarme. Según ella, no quería romper el papel de regalo porque era «demasiado bonito para ser destruido como su corazón por tantas parejas no logradas en películas y series».
—¡Santos Jedis! ¡¡Pero qué algo tan bonito!! —Volvió a chillar mientras los estiraba sobre su cuerpo— ¡Es un pijama de Cheshire cat! Lo amo como a la vida —Lo abrazó mientras lo olía— Huele al amor.
—¿El amor huele a nuevo?
—Sí y a Disney.
—Estás loca —reí mirándola—. Bueno, ese es mi regalo. No importa si gané o no el reto. Lo vi y tuve la necesidad de comprarlo.
—Qué gracioso... —Se levantó y sacó algo de debajo de su cama— Me pasó algo así —dicho esto, intentó lanzarme el paquete y lo atrapé en el aire.
Y lo rompí rápidamente, había un pijama de Stitch frente a mí, y aunque parecía ser talla de niña, me quedaba genial.
—No importa quién ganó, tenemos pijamas geniales y fotos raras para el futuro.
—Ha sido un gran viaje.
—Definitivamente, el mejor —sonreí echándome a su lado y suspiré.
—No tengo sueño.
—Yo tampoco, no puedo dejar de sonreír —reí mirando el techo.
De: Capi.
Hora: 01:35 am.
«Buenas noches, novia».
—¿Te escribieron también? —preguntó mirando su teléfono con una sonrisa.
—Sí.
De: Muffin.
Hora: 01:35 am.
«Buenas noches, novio».
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JEJEJEJEJEJEJEJEJ HOLI.
Hoy vengo a subir cap más temprano jkddkj, espero que les haya gustado el cap, en un rato me voy a un museo, así que les escribo rápido que mis dos amigas están aquí gg.
Espero que hayan entendido la petición de Joe a Mae, quiero que la interpreten aquí (si escriben desde el teléfono, que sea en esta línea). Ahora la dejo para que me digan:
"¿Quieres ser mi copain en Eterneco?"
DÍGANME POR FAVOR QUE LO ENTENDIERON. En el próximo cap daré la respuesta jeje.
Bueno, ya me voy.
Love yaaaaa.
Baaaaaaaai<3