En cada ser pensante existen diferentes facetas de su verdadero ser. Hay quienes fingen y otros que no. Algunos nacen siendo así, y otros que la desarrollan durante su vida.
Pero a pesar de todo esto, absolutamente todos tenemos un lado bueno y uno malo. Estos lados se alimentan de las acciones que uno realice durante su vida, es decir, por más acciones buenas que hagas tu alma será más pura. En cambio, si tus acciones son maliciosas, esta será oscura.
La habitación se encontraba bañada en sombras. No era de extrañar tratándose de que eran más de las 3:00 am. La familia Matsuno se encontraba profundamente dormida después de un largo y complicado día de extravagancias. Nada inusual de otros días.
Un chico similar a los otros seis, que se encontraban dormidos, velaba por sus sueños, procurando que ninguno pasara mala noche.
Arrodillado junto al futón, acomodaba las manos del 5° hermano, cuyo cuerpo insistía en salirse de la cama. No quería que de alguna manera terminara enfermo por un pequeño descuido.
-Oi¡Idiota! -Escuchó una voz profunda detrás de él, entre las sombras. ¿Haciéndola de nana de estos ninis? –Comentó socarronamente. El otro simplemente le sonrió con cariño. –Serías una buena sirvienta también.
-¡Ah, Akumatsu-kun!, Buenas noches, ¿Qué te trae por aquí a estas horas? –Respondió tranquilamente, ignorando el último comentario.
-¿Eso que más te da? Inútil –Gruñó al ver que sus comentarios no ofendían al otro –La verdadera pregunta sería, ¿Qué demonios haces tú aquí?
-Ah, Jyushimatsu no dejaba de destaparse y dirigirse al suelo. Así que, sólo lo estoy acomodando para que tenga una noche tranquila. –Dirigió su mirada al más inquieto para sonreír al ver que al fin se había dejado de mover –Me preocupa que no duerman bien.
-Eso es patético... -Contestó ante esa respuesta, -Eso no hará que sean buenos.
-¿A qué te refieres, Akumatsu-kun? –Extrañado ante ese comentario dirigiendo su mirada al matsu oscuro.
-¿Eres idiota o qué?, ¡Te dije que eso no funcionará para que vuelvan a tener bondad en sus cuerpos! –Soltó ácidamente –Ellos no volverán a creer en ti.
La habitación se llenó de un profundo silencio que muy apenas era roto por los suaves ronquidos de los sextillizos
-Ah, eso... lo sé. No lo hacía realmente con esa intención –Respondió al tiempo que colocaba la cabeza de Totty sobre su regazo –Como antes te mencioné, solo estoy preocupado por ellos –Acarició suavemente al menor. -Al parecer tienes una pesadilla... -despejó el suave mechón de pelo de su frente para seguir acariciando y transmitir algo de seguridad.
-¡No me creas estúpido, bastardo! –Grito-¡Tú sólo eres otro ser egoísta de este maldito mundo! ¡Eres como yo! -El dios no respondía, pero seguía escuchando.
-¡Ellos ya son todos míos! ¡Un poco más y lograré que desaparezcas para siempre!
Al fin el 6° hermano había parado de sollozar por su sueño y fue dejado con mucho cuidado de regreso a su almohada.
Se paró y paso por un lado del suéter negro para llegar con el amante de gatos, que había sido destapado por el muchacho del otro lado del futón que ahora se empeñaba en tomar todo el futón.
-¡Oi! ¿Qué no oíste lo que te dije? –Reclamó molesto al volver a ser ignorado por quien colocaba una colcha extra de morado –No importa lo que hagas, JAMAS volverás a ser el ente dominando en ellos, ¡Deja de ignorarme!
Al fin su paciencia había llegado a su límite. Tomó de la muñeca a quien parecía que iría a atender a otro de los chicos y lo jaló hacia su dirección.
¡Ya deja de...! –No terminó la frase al ver aquellos ojos dorados envueltos en lágrimas.
-Ah... -Akumatsu-kun se sorprendió por repentino jaloneo pero rápidamente desvió su mirada -¿P-podrías soltarme?... necesito ver a Choromatsu-kun –Al no recibir respuesta, trató de zafarse del agarre ajeno de Akumatsu-kun.
Sintió que el agarre se volvía cada vez más fuerte hasta el punto de realmente lastimarlo -¡D-duele! –Sollozo -¡Por favor!
Ante la pequeña suplica sólo pudo reaccionar frunciendo el ceño. Había estado conviviendo con él desde que los Matsuno tenían uso de razón y jamás lo había visto así, tan pequeño, tan frágil...
¿Por qué verlo tan sumiso en estos momentos le molestaba tanto? Provocaba una sensación rara y repugnante en lo más profundo de su ser.
¿Acaso...?
Sin pensárselo dos veces aventó su cuerpo al sillón de la habitación con fuerza y se posicionó sobre este. Ante de que pudiera quejarse o pedirle al otro que se bajase de su cuerpo fue tomado de ambas muñecas sobre su cabeza sin posibilidad de escapar.
Decir que estaba confundido por el comportamiento del oji rojo era decir poco, estaba aterrado por lo que él podría descubrir de sí mismo. El "dominante" alzó el suéter blanco por encima del pecho para descubrir un enorme borrón blanco, casi transparente, en toda el área umbilical.
¿Qué significa...? -Asombrado y confundido por lo que veía. -Tú mismo lo dijiste –Giró el rostro hasta el futón de los chicos –Ellos no creen más en mí.
Volteó a ver hacia la misma dirección a la que el otro veía antes que un cruel pensamiento pasara por su cabeza –Oh no...
-Estoy desapareciendo... -Dijo dejando al fin salir aquellas lágrimas que estaba guardando –Y no hay nada que pueda hacer...
Impactado por la noticia, el del polerón negro solo atino a sujetarlo de los hombros con tal fuerza que logró hacer que se sentara -¿De qué coños hablas? –Exigió saber -¿Cómo que desaparecerás?
-Tú sabes a qué me refiero, mi tiempo aquí es cada vez más efímero –Le dijo antes de exponer lo obvio –Los chicos, cada día son más egoístas entre ellos y con el mundo, y eso está provocando mi muerte...
-Eso no era posible, ¡Él no podía morir!
-E-estás bromeando? –Exclamó molesto pero no pudo evitar en sus palabras -¿Cierto?
Ambas miradas se conectaron en busca de alguna cruel mentira o un sucio truco por parte del otro. Nada. Todo era cierto...
-Tú sabes que ese no es ningún sentido de mi naturaleza.
-Demonios, eso no es posible, tiene que haber un modo.
-No lo hay, ya no me quedan fuerzas para luchar por mi vida -Tembló cada vez más fuerte.
-¿Cuánto?... –Susurro bajando la mirada. No sabía por qué ahora él era el de la actitud sumisa, pero sabía que no podía dejar las cosas así.
-Hasta que amanezca...
Un silencio sepulcral era todo lo que había en aquella habitación.
-P-pero, sí tú... -Volvió a inspeccionar aquella área. No era lo suficientemente grande como para destruirlo así –Tu cuer... -Antes de terminar fue interrumpido por el dios.
-No sólo tengo esos borrones en mi estómago... Están en muchas más partes de mi cuerpo, en... casi todo... -Sollozo con más fuerza –Esta será la última vez que nos veamos... -Trató de sonreír aún con aquellos pequeños ríos de lágrimas.
-No te puedes rendir -Lo volvió a zarandear -¿Qué demonios pasará si tú no estás?
-No lo sé... y me aterra no saberlo.
Tener fuera del camino a Kamimatsu le daría el control absoluto de los Matsuno, como siempre soñó. Por lo que estuvo luchando desde hacía años. Eso era lo que él quería ¿No?
-Akumatsu...
-No supo en que momento lo había soltado y el otro había dirigido sus manos hasta las mejillas del otro.
-Por favor, no llores...
-¿Llorar? –Ahora era él quien acariciaba sus propias mejillas
-¿L-lágrimas? –Nunca en su existencia había llorado por nada ni por nadie, entonces ¿por qué lo hacía en este preciso momento?
-Por favor, no llores más –Posó su mano de nueva cuenta en la mejilla ajena, sobre la mano del dueño –Está bien, estaré bien, te lo aseguro –Cerró los ojos para guardar esa sensación del contado de pieles en su memoria.
Eso lo molestó ¿Cómo podía atreverse a comportar de esa manera?, tan pequeño como un niño, y tan grande, como un adulto. Sufrir y a la vez confortar. ¿¡Él se estaba atreviendo a ser egoísta en frente de él!?
-¿¡Cómo carajos te atreves a decirme eso!? –Apartó las manos ajenas de su rostro – ¿Es que no entiendes lo serio de tu maldita situación?
- ... -No respondía, no quería decirle cuanto lo sentía pues la situación de por sí era mala, no quería empeorarla.
-Es por eso... que nunca te dije.
-¿Eh?... ¿esperabas... sólo irte en silencio? ¡Como un maldito gato!
-¿Algo hubiera cambiado entre nosotros si te decía? ... ¿Yo hubiera dejado de desaparecer? -Era cierto, hasta donde sabía, lo que pasara con el ente de luz le importaba poco o nada. Entonces ¿Qué cambió?
-Como dicen los humanos "El hubiera no existe", sólo queda seguir adelante. Y a mi sólo me queda despedirme de todo y todos los que conocí.
-Pero él no quería despedirse. Él no quería que desapareciera, él no quería dejar de tenerlo a su lado.
-Ya no falta mucho para el amanecer... -Vio el rostro resignado del dios, el cual lo empujaba suavemente para que se levantara de su cuerpo, a lo que él obedeció sin rechistar –Me gustaría pasar mis últimos momentos viendo el amanecer junto contigo... -Le dijo una vez levantado del sofá, extendiendo su mano hasta el otro.
-Sé que sonará egoísta, pero ¿Podrías hacer mi último sueño realidad? –Le sonrió aún con los ojos llorosos. Miró la palma de la mano y luego al dueño de esta, no tenía ninguna obligación de cumplir aquél capricho, pero deseaba hacerlo. Juntó ambas manos en un pequeño apretón, se sentía tan cálido y tan suave
-¿Esta es la sensación de la pureza? –Sin soltarse de las manos, a petición del dios, subieron al tejado a unos cuantos minutos de que el sol se asomara tras las montañas. Se sentaron en la orilla del último piso en silencio. Ninguno tenía algo que decirse, pero ¿qué podían decirse? , eran enemigos y no hablaban como si fueran tan siquiera conocidos, todo lo que tenían que decir ya lo dijeron, pero ¿era realmente todo lo que querían decirse?
-Sabes, este nunca fue mi momento favorito del día... -Sonrió más para darse ánimos que para entablar una conversación –Prefiero la sombra de la noche.
-Yo también. Pero también amo el momento exacto donde pasa de oscuridad a luz –Contestó –Es el único momento, aparte del atardecer, donde estos dos tienen oportunidad de verse hasta un nuevo día.
Desvió la mirada del cielo para dirigirla al chico que estaba junto a él. Su piel se veía más clara, a tal punto de aparentar transparencia, aquellos ojos que irradiaban vida se encontraban rojos por tanto llorar en silencio, y sus labios, que siempre mostraban una sonrisa alegre y confortante, se encontraban quietos como su dueño, a la espera de su final.
-Odiaba verlo de esta manera, recordaba la primera vez que se conocieron, ahora era un cascarón vacío de lo que alguna vez fue, ¿Dónde quedaba el chico del que se enamoró? ...
-Oh no –La furia, el remordimiento y la preocupación que había tenido hace rato no había sido por otra razón más lógica, estaba enamorado de su contraparte
-¿Por qué me pasa esto a mí? –Pensó al borde de la histeria -¿por qué me vine dando cuenta hasta ahora que lo voy a perder? –Apretó inconscientemente la mano del de ojos dorados, haciendo que este volteara extrañado.
-¿Sucede algo?
-N-no, nada -¿Ahora se quedaría callado? ¿O le diría?
-Sabes que puedes confiar en mí ¿cierto? –Lo miró a los ojos en busca de alguna esperanza
-Si... -Desvió la mirada de sus ojos hasta sus manos entrelazadas con las suyas, la acarició con el pulgar en círculos para seguir sintiendo aquella agradable sensación que pocas veces tenía oportunidad de experimentar.
-Tus manos son muy... -Antes de poder continuar se percató de que un nuevo borrón aparecía esta, logrando que viera su propia mano en su lugar
-No... -Apretó la mano con las suyas buscando alterado volver a sentir la calidez que irradiaba.
-¡Kami, tú! –No pudo contestar pues el chico había caído en un ruido sordo de espalda al techo -¡Kami! –Soltó la mano para ir a donde estaba el cuerpo del otro, levantándolo de la superficie y pasando un brazo por su espalda y otro tomando la mano que había soltado.
-¿¡Kami!? –El nombrado no respondía, sólo respiraba agitadamente –Joder, ¡Respóndeme, inútil! –Por más que lo agitaba él no respondía, estaba comenzando a desesperarse. En un intento desesperado comenzó a llamarlo con más fuerza mientras lo abrazaba con mucha fuerza, negándose a dejarlo ir, pero no importaba lo que hiciera, nada funcionaba.
Faltaban unos minutos para el amanecer y él sentía como el cuerpo del otro se hacía cada vez más liviano hasta el punto de no sentirlo entre sus brazos.
-¿Por qué?... –Lloró con más fuerza, ni siquiera sabe cuándo fue que comenzó a llorar -Si yo te odio tanto, ¿cómo lograste hacer que te amara?...
Separó su cuerpo del otro para ver como de sus rojas mejillas aún salían lágrimas
-Y ya no estarás aquí para hacerte cargo de mis sentimientos, idiota egoísta. –Apartó unos cuantos mechones del resto y luego comenzó a acercar su rostro hasta estar centímetros de sus labios. El sol estaba a dos minutos de salir para dar fin a la vida del Matsuno blanco y con parte del negro.
-Aishitteru –Susurró antes de unir sus labios a los otros, era una sensación maravillosa, tan duce y suave a la vez. No lo negaba, le gustaba, y ahora no sabía cómo vivir sin aquella sensación, quisiera estar así por toda la eternidad, pero eso no se iba a cumplir jamás.
Al separarse volvió a abrazarlo, el tenerlo una última vez en sus brazos era todo lo que necesitaba, unos cuantos segundos más y estaría solo de por vida
Acercó su rostro a la oreja de su ¿amante? Y le susurró por última vez:
-Aishitteru...
-Yo... -Escuchó un suave suspiro antes de alejarse para ver el rostro de Kamimatsu –También te amo, Akumatsu. –Su corazón latió al ver que la otra persona sentía lo mismo que él, y ver por última vez su hermosa sonrisa.
Él también sonrió y acortó la distancia hacia un último beso de despedida. Al fin su cuerpo se evaporó completamente en un hermoso rayo de luz, dejando a su contraparte llorando en el tejado por la muerte de su amado. Los rayos del sol al fin hacían su presencia, el hermoso cielo se pinta de un color dorado dando la bienvenida a un nuevo día, siendo repudiado por la oscuridad...
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.¿Que les parecio? C:
Perdonen las faltas de ortografía pero desde que descargue esta nueva aplicación del whattpad no me deja borrar ni corregir muchas cosas .al diablo la nueva actualización.
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