Me enamore de ti porque descubrí que te había dejado marchar para siempre, y tengo la manía de adorar las causas perdidas. Desde que te conocí me he vuelto experta en malgastar oportunidades. Que coño, la única oportunidad decente que eche por la borda fue la tuya. Por eso me enamore de ti, porque empece a creer que tu podías ser lo que tanto había esperado y anhelado, pensé que tal vez en ti encontraría lo que no he encontrado en nadie más.
Me enamore de ti porque tú te fijaste primero en mi, porque por muchas veces que te ignorara tu seguías ahí. Me enamore de ti porque parecías diferente y supuse que tú no me arrancarías el alma a trozos; supuse que no dolerías. Pero cuando comenzaste a doler, me enamore aún más de ti.
Me enamore de ti porque yo siempre he sido de querer más de lo que me quieren, y contigo era otra cosa. Contigo me di cuenta de que lo que un día echas de más, luego acabas echando de menos. Me enamore de ti y me obsesione por ti, porque tu parecías dispuesto a darme todo lo que pidiera, tu parecías dispuesto a obsequiarme con todo lo que nadie quiso otorgarme. Me enamore de ti porque me hiciste odiarme al darme cuenta de que había perdido yo sólita por imbécil.
Me enamore de ti porque siempre volvías, por eso acabe enamorándome de tus idas y venidas, tanto que todavía las necesito para acordarme de quien soy, de quien me hiciste ser. Me enamore de ti porque desde que estas nadie me ha conseguido impresionar. Desde que existes entiendo todas las metáforas sobre no coger a tiempo el último tren. Porque contigo fue un poco así, un tren que paso a toda velocidad y yo no fui capaz de subirme.
Me enamore de ti porque me esperaste hasta el último momento, porque quisiste colarte en mis días y desde entonces soy incapaz de sacarte.
Pero cuando me di cuenta de que ya no estabas, de que me habías olvidado, en ese momento comencé a quererte. Ese fue el momento en el que me enamore de ti.