Aun te amo John

Da fabianreadsbooks

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Harry es un chico que debe someterse al bandido juego del destino. Pasará por una edad complicada y conocerá... Altro

Capitulo dos
Capitulo tres
Capitulo cuatro
Capitulo cinco

Capitulo uno

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Eran las cuatro menos doce minutos, ya iba atrasado a tomar mi vuelo con destino a new york. Nadie mas que yo olvidaría algo tan importante como tomar un avión, o mejor dicho quien olvido algo fue la suerte, pues como ya es de costumbre se olvidaba de acompañarme. Me considero ese tipo de chico al que le ocurre de todo, como en ente caso fue olvidar el boleto de avión al salir de casa, me di cuenta de que no lo llevaba cuando estaba a un par de cuadras de mi casa ya. No tuve mas remedio que regresar, el señor del taxi quería matarme por haberlo hecho esperar en medio de la lluvia por tanto rato.

Cuando llegue al aeropuerto, por un momento pensé que la vida me sonreía, pues al llegar al embarque puede escuchar por el alto parlante que habían retrasado todos los vuelos con destino a estados unidos, si!, por fin algo bueno para mí.

La tormenta me tendía la mano. Pero pensándolo bien ese avión se lo merecía por querer irse sin mí. Después de todo creo que la suerte si estaba conmigo ese día.

El hecho de que afuera estuviese lloviendo de una manera poco común en estos días donde el clima ya es tan impredecible se me hacia normal. En todo caso a mí siempre me a gustado la lluvia, me gustaba presenciar las primeras gotas de agua, esas que humedecen la tierra seca y dejan en el aire un agradable aroma que me subía siempre el animo. Me hacia recordar días de niño, de inocencia y felicidad en casa con mi madre. Pero bueno, esa lluvia en particular fue una muy fría, por lo que me sentía muy atraído por la idea de encontrar una cafetería y beber un delicioso café.

Dirigí mi vista hasta un enorme reloj que anunciaba la hora y la salida de cada avión, para el mio faltaba alrededor de treinta minutos. Entonces caminé por una especie de hilera de tiendas conectadas por un pasillo principal y justo cuando estaba por darme por vencido en la búsqueda de mi cafetería como de la nada apareció una pequeña pero acogedora tienda que llamó mi atención, entré y mire a todos lados buscando ahora una mesa. Como si mi vida dependiera de eso empecé a mirar cada una de las mesas desocupadas, la primera no me gusto, porque estaba cerca de la puerta por lo que entraría mucho ruido y aire del exterior, la segunda tampoco, porque estaba cerca de una ventana descubierta y el hecho de que todos puedan verme desde afuera mientras bebo un café no me pareció muy atractiva en ese momento, por ultimo la tercera tampoco ya que un tipo mas astuto que yo o mas bien mas rápido que yo la escogió primero. Finalmente tome una mesa que estaba justo en el lugar preciso según yo, porque se apoyaba en una pared, no tenía ningún tipo de ventana por donde pudieran verme y lo mejor de todo es que estaba cercana a la calefacción de la tienda.

Como es habitual en mi, fue un largo rato el que tuve que demorar para elegir qué café bebería. Es que la idea de probar un cappuccino me volvía agua la boca, pero si elegía ese dejaría de lado el vainilla o al chocolate, oh por dios que pecado seria ese. En fin, me decidí por el primero y lo disfruté, si que lo disfrute y entonces me arrepentí de no haber elegido la mesa que daba a la ventana, así podría haber tomado mi café y la gente que pasara por fuera me envidiaría con tal clima.

Pronto pude ver el fondo de la taza y me apresure a ver la hora y me lleve el gran susto cuando me di cuenta de que otra vez ya estaba atrasado. Ay Dios, ¿qué voy hacer conmigo?, como pude ser tan imbécil de volver a perder tiempo, entonces en mi cabeza apareció cómicamente la personificación de la suerte riéndose de mi en mi cara.

Nuevamente y sin otra opción empecé a correr hasta la puerta al avión, ahí se encontraba una sobrecargo recibiendo los últimos boletos para subir al avión

- Su boleto por favor

- Aquí esta... creo, ¡perdón aquí debe estar! O no por Dios esto no me esta pasando a mi. No puede ser, si estaba aquí hace un momento

- -señor apresúrese, el avión esta apunto de despegar

Que le pasa a esta mujer, pensé. Ve que no puedo encontrar mi boleto y pide que me apresure, ¿que me apresure en que? ¿En no encontrarlo e irme? No, eso por ningún motivo.

- Ahh gracias a dios, perdón por la demora, aquí está

- Gracias...señor...señor Harry

Dijo mientras leía y decía mi nombre sarcásticamente, ¿Qué se cree esa mujer? ¿Acaso porque ella es mayor puede tratar a todos como iguales? O sea me refiero a "señor", no es primera vez que me ocurre, me pasa muy a menudo en las tiendas y lugares públicos. En un principio pensé que era solo un protocolo de como tratar a los clientes pero un día me di cuanta de que las personas en la calle también me llamaban señor ¿acaso tan mayor parezco? Tan solo tengo 18, bueno faltan solo dos días para cumplirlos pero ya casi.

Por fin sentado en el asiento correspondiente pude relajarme y pensar en todo lo que estos días había ocurrido conmigo. Hace solo una semana estaba en casa. Ya había trabajado y ahorrado bastante para la universidad y le di al clavo con lo de los ahorros porque cuando llego aquella misteriosa carta a mi buzón con un remitente desde los EE.UU. lo primero que hice, bueno los segundo porque lo primero fue gritar emocionarme y gritar otra vez, fue pensar en como pagaría todo para llegar allá, me refiero al avión. La mencionada cartita me anunciaba que mi único tío me llamaba a ocupar su departamento en New york mientras él estaba de vacaciones, una largas vacaciones con su esposa y su familia por toda Europa. EI tío Fred es un afortunado se podría decir, se casó con una mujer que es hija de uno de los mayores contribuyentes de la bolsa de comercio en los estados unidos, pero bueno eso no va al caso. Yo por mi parte al enterarme de la oportunidad que me estaba dando mi tío no dude ni por un momento el irme, ya que desde la trágica muerte de mi madre hace seis meses ya no aguantaba mas la soledad de mi casa y menos el humor de papá, así que en la semana que me restaba antes de partir me tome el tiempo de hacer mi transferencia de universidad hasta los estados unidos y listo, un par de compras y Harry a norte América

Este avión demoraría varias horas hasta el aterrizaje y pues hice lo que la mayoría en ese instante, dormir. Horas mas tarde desperté con un movimiento brusco, por un momento pensé que eran turbulencias y quise plantar un grito en el aire pero por fortuna no lo hice, solo era la azafata que me estaba despertando para servir la cena. Una ves terminado solo les puedo decir que la comida de avión, mejor dicho la comida de un avión en clase turista no es lo mejor o por lo menos lo que uno espera comer tras varias horas de no hacerlo. De ahí en adelante mi mejor compañero fue mi querido IPod.

Gracias a Dios que el aterrizaje fue ligero, no sé que haría si me tocara vivir uno mas forzoso como dicen siempre en las películas, creo que solo reaccionaria como lo hago en situaciones de tención, callar, sudar y temer por mi vida.

Fue demasiado agradable diría yo el poder volver a tocar tierra, pero solo entonces, justo en ese momento vino a mi mente algo que había olvidado por completo. Me di cuenta de que no sabia como llegar al departamento de mi tío, ni siquiera sabía si se encontraba en este mismo estado. Entonces solo pensé en la mejor manera de resolver esto y decidí que primero tendría que llamar al tío Fred y preguntarle la dirección. ¿Quién seria más bobo que yo al ir a un lugar sin saber a donde ir exactamente?

Perdí mas o menos un cuarto de hora haciendo llamadas primero a papá, me dio el teléfono del tío Fred, empecé a llamarlo de una manera descontrolada, creo que mi cara reacciono deformándose cuando él no me contestaba, lo creo porque un par de personas me miraron y vi hasta un poco de susto en sus expresiones. Lo llamé incontables veces y sin respuesta. Ya me empezaba a desesperar. ¿Qué voy a hacer solo aquí? Pensaba mientras miraba hacia la salida y notaba que ya comenzaba a oscurecer. Maldición tío contesta!

Otra vez la vida me sonrió y Fred me contestó. Una vez que tuve la dirección me dirigí a la salida y en mis pensamientos decía

- No debe ser tan difícil conseguir un taxi, después de todo, las películas son películas.

Claro, como era de esperar otra vez la maldita fantasía en mi mente de la personificación de la ausente suerte riendo ahora más fuerte que antes y yo muy tímidamente llamaba un taxi. Y nada... nada.

Debió pasar al menos una hora hasta que alguno parara, ya estaba de noche y corría algo de viento. Después de un rato el chofer me avisaba que estaba por llegar a mi destino. Me sentí un poco mas aliviado por eso, aun no podía decir que había llegado vivo pero ya casi, planeaba llegar y sentarme para poder decirlo orgulloso de mi mismo.

Estaba de pie con un montón de maletas, sólo, en medio de la noche afuera de un edificio, que me pareció agradable, pero no el hecho de que estuviera en un lugar desconocido. ¿Cómo haría para entrar con todas las maletas al interior? Dejar un par afuera mientras entraba otras no era opción.

Empecé a ponerlas sobre mi, en ambas manos, sobre mi espalada una mochila pesada pero aun quedaba una en el piso, en esos momentos es cuando desearía tener tres brazos.

Mi mente se distrajo de la ardua tarea de pensar en como entrar con tantas maletas cuando escuche unos ruidos como de risas. Me volví a ver. Al parecer era un grupo de jóvenes. Mierda pensé pasaran por mi lado y me verán así de cargado y en aprietos, se reirán de mi. Empecé a sentir nervioso, no era mi idea llegar a un país desconocido y que como primer saludo se rieran de mí. Para cuando mi mente dejo de procesar patrañas y estupideces los chicos ya estaban a un metro de mí y como me lo suponía empezaron a hablar de mí como si yo no estuviese ahí. Para ignorarlos solo me volví y pensé tontamente como cuando era niño, si no los veo ellos no me verán, mientras cerraba los ojos. Cuando por fin el momento incomodo paso pude volver a respirar, pensándolo bien mi nerviosismo fue estúpido, jamás los volvería a ver en la vida, me sentí mareado por lo bobo que fui, incluso una sonrisa dedicada a mi mismo afloro.

- Sigan, yo los alcanzo

Escuche esas palabras salir de la boca de uno de los chicos que ya se alejaban, ví como se dirigía otra vez hacia donde yo me encontraba

- Hey! Chico, creo que necesitas ayuda

Que oportuno...

- Eemmm hola, si, creo que si

- Bueno pues ¿vas a aceptar mi ayuda y entrar o te quedarás ahí parado?

- Disculpa. Te agradecería mucho la ayuda

Otra vez nervioso, Harry que te pasa!. Mientras entrabamos por la puerta se vino a mi cabeza la interrogante de porqué ese desconocido me ayudaba, siendo yo uno para él también.

- Ehh desconocido... Tu ¿a que se debe tanta amabilidad con un extraño?

- Bueno, si yo estuviese en tu lugar me gustaría que me ayudaran también, ¿no lo crees?

- Pensándolo bien creo que si, yo haría lo mismo. Muchas gracias por tu ayuda. No sé que hubiese hecho sin ti.

- Por nada...

- Ahh perdón. Soy Harry

- Por nada Harry. Soy John

- Otra vez te doy las gracias John. Bueno ahora subiré, tengo mucho que hacer y es tarde

- Claro, que tengas buenas noches y un gusto

- El gusto es mio. Adiós

De alguna forma quede casi impactado por la ayuda caída desde el cielo. Me quedé mirando como aquel desconocido cruzaba la puerta y en mi mente solo cabía en se momento su nombre. Lo repetí varias veces, lentamente. John...

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ahi estan los primeros tres capitulos de la historia.. espero dejen sus comentarios y criticas ya que es primera vez que me atrevo a escribir algo y ademas mostrarlo a los demas... espero seguir actualizando pero lo haré solo si veo que hay aceptacion del publico.. voten y comenten... gracias

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