The Creatures

By Bat_Stilinski

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Sarah Cooper creyó que su vida como estudiante en la Universidad de Mellow Ville estaría repleta de café, noc... More

Sinopsis
Prólogo
Primera Parte
Capítulo 1: El día en que lo conocí
Capítulo 2:"Él"
Capítulo 3: ¿Cuál es tu nombre?
Capítulo 4: ¡No pelearé por un chico!
Capítulo 5: Feliz cumpleaños Emm
Capítulo 6: Una cita y una pelea con el "Tomate"
Capítulo 7: La última vez que lo vi
Capítulo 8: El último día de nuestras vidas
Segunda Parte
Capítulo 9: Mi Queridísimo Alcalde
Capítulo 10: Nuevos Alumnos
Capítulo 11: Tal para cual
Capítulo 12: La Miss Clementine
Capítulo 13: Maldito trozo de papel
Capítulo 14: Vampiros
Capítulo 15: Es real
Capítulo 16: Los superpoderes de los hermanos Pearson
Capítulo 17: Imánes
Capítulo 18: Peces Caprichosos y Aturdidores
Capítulo 19: Sin Don
Capítulo 20: Día mundial del Punk
Capítulo 21: Estúpido, Estúpido, Estúpido...
Capítulo 22: Locker...Chocker...Stooker...¡Vooker!
Capítulo 23: Asesina
Capítulo 24: La presa
Capítulo 25: La gota que derramó el vaso
Capítulo 26: En Halloween todo puede pasar
Capítulo 27: Un banquete A+
Capítulo 28: Declaraciones
Capítulo 29: La decisión
Capítulo 30: Rosquillas
Capítulo 31: La Casa Del Terror
Capítulo 32: Sé más cosas de las que tu crees
Capítulo 33: No pueden matarla
Capítulo 34: Una linda mañana
Capítulo 35: La marca
Capítulo 36: Suicida psicópata
Capítulo 37: La desventaja de ser un Selecto
Capítulo 38: Sangre humana
Capítulo 39: Hechizo de insonorización
Capítulo 40: Entre Brujas
Capítulo 41: El apoyo de un aprendiz
Capitulo 42: Control
Capítulo 44: Falta de Explicaciones
Capítulo 45: Peor que él
Capítulo 46: En su búsqueda
Capítulo 47: Su Destino
Capítulo 48: Siguiendo sus órdenes
Tercera Parte
Capítulo 49: Señales de Humo
Capítulo 50: Voces en la cabeza
Capítulo 51: La segunda entrada
Capítulo 52: El protector
Capítulo 53: Destinos separados
Capítulo 54: Carter Blake
Capítulo 55: Reencuentro familiar desagradable
Capítulo 56: Antihumanos
Capítulo 57: Matarla de nuevo
Capítulo 58: Buscando a otra Cooper
Capítulo 59: Las Cenizas de Rupert Stinks
Capítulo 60: Yo no quiero ser un Vampiro
Capítulo 61: El Vampiro Original
Capítulo 62: Ritual
Capítulo 63: Morir es un comienzo
Epílogo
Agradecimientos
Demons
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Extra #1: Primer encuentro entre Alex y Sarah, ¡Desde el punto de vista de...
"Demons" ¡Ya disponible!

Capítulo 43: La fiesta

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By Bat_Stilinski

Llevaba apenas unos segundos dentro del auto de Alex, y no podían ser más eternos. Se suponía que había ido a buscar a Rihanna y yo debía esperarlo, aquí encerrada, supongo que se trataba de alguna forma de castigo por el hecho de haber venido a este lugar. Aunque ambos ganáramos la carrera, técnicamente yo arruiné su noche. Pero no hacía falta pensarlo dos veces para saber que no puede estar enojado conmigo más de lo que yo lo estoy con él. Había salido de su casa asustándonos a todos, y mientras que yo estaba en busca de un chico torturado y con la culpa carcomiéndole por dentro, había una prostituta sobre su regazo.

Y lo que es aún peor, él me había negado frente a ella.

—No la encuentro por ninguna parte, creo que la llamaré—la puerta se abre del lado del copiloto mostrándome la expresión de fatiga en el rostro de Alex.

Sólo le presto atención durante unos segundos hasta que mi vista se centra en la silueta de una chica de cabellera rubia acercándose a nosotros, Rihanna, quien al estar detrás de Alex, estampa su puño cerca de su ojo arrojándolo lejos, ocasionando gemidos de dolor de su parte.

— ¡Eres un imbécil!—grita su hermana furiosa—. ¡Sarah pudo haber muerto pedazo de idiota!—se voltea para abrir la puerta y entrar a la parte trasera del coche.

—La encontré—digo con diversión observando a Alex en el suelo.

Al llegar a mi casa después de haber dejado a Rihanna en la mansión, lo primero que hago es abrir la puerta para salir del auto y estar lo más lejos posible de Alex, pero mis intentos fallan al descubrir el seguro activado en la puerta. Me vuelvo hacia Alex, quien mantiene la mirada fija en cada una de mis acciones, pero aun así, sin ser capaz de mirarme directamente a los ojos.

— ¿Qué te sucedió?—dice de repente— ¿Por qué te comportaste como una suicida y te arriesgaste a competir conmigo?

—Para tu información yo estaba preocupada ¿De acuerdo?... Estaba aterrada, asustada por lo que podías hacer en el estado en que estabas, mientras tu tenías a una zorra prostituta sentada en tus piernas—digo furiosa, aunque la verdad eso era poco, la ira sólo crecía y crecía en mi interior.

— ¿Enserio?...¿Todo eso fue un estúpido acto de celos?¿Que intentas probar Sarah?—espeta—. Si tanto te molesta, no era nadie ¿De acuerdo?, Todas hacen eso...

—¿Todas?, Oh cierto lo olvidaba, ella es una de tus prostitutas—lo miro directamente a los ojos, retándole con la mirada—. Sí Alex, sé que no era nadie, al igual que yo, o al menos eso fue lo que dijiste cuando estabas con ella—él no responde, sino que se queda callado con la mirada fija en mis manos, tratando de evitar mi mirada—. Tu hermana ya lo dijo, eres un imbécil Alex, tú sólo alejas a las personas de ti, ¿Por qué?

— ¡Por que puedo dañarlas!—exclama—. Tenía que hacerlo Sarah, no podía imaginar lo que te harían si yo les hubiese dicho que eres mi novia, así que supuse que era lo mejor, jamás quise hacerte daño—esta vez eleva la mirada chocando con la mía.

Y aunque hubiese querido con todo mi corazón, no podía apartarla, no después de lo que le había oído decir.

Me había llamado su novia.

No habíamos usado esa palabra antes, pero él lo había hecho, justo ahora. Sentía un revoloteo en mi estómago, millones de emociones, y aunque hubiese querido seguir enfadada con él, no podía. No podía enojarme con Alex ya que simplemente él era mi felicidad, y no importaba lo que yo hiciera o lo que él hiciera, yo siempre seguiría queriéndolo de la misma forma.

Pero aún quedaba mi orgullo, mi maldito y estúpido orgullo, el cual no paraba de decirme que no debía ceder tan rápido, que no debía caer. Y aunque me costase decirlo, por una parte tenía razón, aún había cosas que Alex me ocultaba, secretos que no había mencionado antes y que no habían afectado nuestra relación hasta ahora. Así que era necesario saber.

—Cuando estaba allá, con ese sujeto llamado Bayard y aquel chico Drew...—comienzo a hablar cuidando cada una de mis palabras—. Ellos te llamaron Jey... ¿Por qué?

Traga con dificultad mientras le observo atenta en espera de su respuesta.

—Era el antiguo sobrenombre de mi padre, cuando él competía en las carreras, decían que era el mejor, jamás perdió una carrera...pero sí a mi madre—se toma un momento antes de continuar—. Fue la razón por la que lo abandonó, ella sólo estaba preocupada por el territorio en el que estaba atrapado su marido, sabía que era peligroso...mi padre decidió dejarla ir antes que ponerla en peligro él mismo...cuando ella se fue mi padre salió, y yo entré, él no lo supo hasta que llegué a casa con este coche, me había preguntado miles de veces de donde conseguía el dinero que guardaba en mi habitación, fueron los peores años de mi vida, Rihanna jamás se fue de mi lado y Zack me ayudaba a controlar a nuestro padre las noches en que estaba ebrio...él la golpeo un par de veces, ella lo odia—deja salir un suspiro—. ¿Recuerdas la vez en que te dije que mi padre había hecho un trato con los hechiceros?, ¿Uno que no cumplió y por eso nos convirtieron en esto?

Asiento—. Me dijiste que había terminado el plazo para cumplir su parte.

—Te mentí—arqueo una ceja al escuchar sus palabras—. Mi padre sí hizo un trato con los hechiceros—se vuelve hacia mí—. Ellos querían asesinarle...Así que nos ofreció a cambio de su vida.

No contesto por que no sé que decir, me había dejado sin palabras, sin poder creer en la terrible persona que era su padre y como Alex tenía aquel pasado.

—Entonces tu padre sigue vivo—más que una pregunta, se trataba de una afirmación.

—Disfrutando de su vida sin la carga de tres adolescentes estúpidos que no pueden superar la muerte de su madre, pues adivina que...Él tampoco la superó, por esa razón se hizo un alcohólico.

—Entonces déjame ayudarte, no te alejes de mí no me apartes de esa manera—me muevo en el asiento tratando de acercarme más a él—. Te prometí que superaríamos esto juntos, déjame cumplir mi promesa.

—Si algo te pasara no sé qué es lo que haría—lleva su mano hasta mi mejilla, acunándola.

—Entonces no dejes que sea en vano—me acerco a depositar un beso sobre su mejilla, presiono el botón para quitar el seguro de las puertas y abro la de mi lado—. Buenas noches Alex—digo antes de salir por la puerta y entrar a mi casa.

Desde donde me encontraba, tenía una perfecta vista de la planta baja de la mansión de los Pearson, en donde se encontraban al menos la mitad de los estudiantes de Mellow University, celebrando como si sus vidas dependieran de ello. El olor a alcohol inunda mis fosas nasales y el humo de tabaco nubla mi vista, la música me envuelve y los repentinos efectos de luces de colores me marean ligeramente. Busco con la mirada a los gemelos, los cuales no he visto desde que la fiesta empezó y me dispongo a bajar las escaleras con cuidado de no tropezar con algo o alguien mientras Forbidden Voices de Martin Garrix es reproducida a todo volumen por el DJ.

Sujeto la mano de Alex para no perderme entre las personas, nos movemos en zigzag hasta llegar a la barra en donde pido tan sólo un vaso con refresco de cola, aún soy joven para beber, Alex en cambio, se arriesga a tomar whisky. Trago con dificultad mientras observo como introduce el líquido en su boca, este me mira burlón y dice.

—Vamos, un trago no hará daño—dice sin más.

Tiene razón...tal vez exagere

¿Que podría pasar?

—Three...two...one...¡Go!—gritó a todo pulmón mientras levantaba en lo alto su brazo derecho animando a la gente a que salte junto a él al ritmo de la canción.

A mi alrededor, la gente gritaba, saltaba, tomaba, se besaba, y algunas otras cosas desagradables que no me gustaría mencionar. Traté de alejarme lo máximo posible de los vítores hacia Alex, quien no dejaba de bailar y tararear por el micrófono mientras sonaba la canción Tremor, así es, he descubierto que a estos chicos les fascina la música electrónica, lo cual no es malo ya que a mí también me gusta mucho. El problema es que ya van a dar las cuatro de la mañana y toda esta gente no se ha ido.

Mis esperanzas de que la fiesta acabe se van al caño cuando observo a los oficiales del pueblo sin camisa bailando de una manera muy extraña junto con otras chicas medio drogadas. Definitivamente a este pueblo le falta gente responsable, yo diría que demasiada. Dejo mi vaso con soda en la barra y me dispongo a ir a la segunda planta en la que supongo que hay menos ruido.

— ¿Oye a dónde vas?—unas manos en mi cintura me toman desprevenida—, La noche es joven— susurra contra mi oído.

—Al igual que ustedes como para que vayan a prisión—me deshago de su agarre y lo miro de frente—. Alex sé que es su cumpleaños pero creo que su definición de una pequeña cena con amigos de la universidad es un poco...extraña, ¿No crees?— ladeo mi cabeza en espera de su respuesta.

—Yo sólo quiero que mis hermanos tengan la mejor fiesta de todas...no se cumplen veinte todos los días ¿O sí?—entrecierra los ojos con complicidad―. Sólo...relájate y disfruta la fiesta—dice arrastrando las palabras.

—Estás ebrio Alex—le doy un ligero empujón que hace que se tambalee. Qué extraño, supuse que los vampiros no podían embriagarse.

— ¿Ebrio?...no he tomado casi nada—exclama indignado.

— ¿Cuantas te tomaste?—digo entre dientes.

—Perdí la cuenta en la séptima—cierro mis parpados con frustración dejando salir un largo suspiro—. ¿Sabes que es lo malo de ser un vampiro?—toma un mechón de cabello entre sus dedos lo que hace que le preste de nuevo atención—. Jamás te llenas—dice con su voz deteriorada por el alcohol—. Enserio, no importa cuanta comida humana ingiera jamás me lleno, es como, si al estar en mi estómago se desintegrara—detiene al chico que lleva las bebidas y toma una cerveza antes de que pueda detenerlo, sonríe y le da un sorbo— . Creo que ya sé por qué las mujeres vampiro no se quejan, así no engordan y van por ahí quejándose como almas desesperadas—no puedo evitar reír ante su comentario.

—Creí que los vampiros no a sentían el sabor de la comida humana— arqueo una ceja.

—Y así es, pero ahora me doy cuenta que es diferente con la bebida— dice seguido de un guiño de ojo, a lo que yo pongo los ojos en blanco.

—Lamento interrumpirlos...—la voz de Rihanna se hace presente a nuestro lado ocasionando que nos separemos

— ¿Qué quieres?—dice Alex de manera borde.

—Necesito más cajas de cerveza, están en el garaje—dice antes de tomar la mano de su hermano y llevárselo, perdiéndose ambos entre la gente.

Rodo los ojos y retomo mi camino. Al estar de nuevo en la segunda planta me dirijo hacia el cuarto de huéspedes. Al abrir la puerta, observo a una pareja semidesnuda que al verme no hacen más que gritar y taparse con lo primero que encuentran, aunque ha sido demasiado tarde para eso, llegué en la peor parte.

—Lo lamento perdón—digo rápidamente, justo antes de cerrar la puerta.

Sacudo mi cabeza y hombros para quitar esas imágenes perturbadoras de mi mente. Camino por el pasillo hasta pasar por la puerta del despacho del tío de Alex, no dudo en entrar ya que es el único lugar en el que la gente no está procreando nuevos seres. Cierro la puerta con seguro y camino hasta la repisa en donde se encuentran un par de fotos de Alex de cuando era pequeño.

Escucho que golpean la puerta lo que hace que mi mal humor regrese, así que camino hasta ella.

—Este no es lugar para hacer sus cosas sucias par de adolescentes hormonales...—al abrir la puerta me encuentro con él—. Tobías—suspiro.

—Hola Sarah, linda noche ¿Cierto?—dice con esa sonrisa que lo caracteriza—. ¿Puedo pasar?

Adelí Mathews

— ¿Todos saben qué hacer?—pregunto para cerciorarme de que el plan salga como lo acordamos.

—Tú deja todo en manos de esta preciada mente del mal que tienes frente a ti preciosa—balbucea Eric acomodándose el cuello de su camisa.

Rodo los ojos, sin embargo esta vez una pequeña sonrisa permanece en mi rostro, mientras observo a Eric reír a carcajadas ante la reacción de los demás por su comentario sarcástico.

Es ahí cuando observo al resto de mi equipo, que me doy cuenta de la falta de alguien.

— ¿En dónde está Tobías?—interrogo al resto.

—Está con Sarah—me informa Pryscilla después de depositar un pequeño beso en los labios de Scord.

—Bien, sólo espero que llegue a tiempo para la misión—digo con firmeza—. Ya saben que hacer—todos asienten y se retiran camino hacia la entrada de la casa de los Pearson.

—Esta será una larga noche—dice Eric alargando las palabras.

—Vaya que sí.

Caminamos hasta llegar a un lugar a donde se encuentran un par de chicos bebiendo. Los esquivamos y nos adentramos al lugar de la fiesta.

Busco a Alex con la mirada, pero mis intentos son en vano, hay aproximadamente trescientas personas en este lugar. Cuando al fin lo encuentro, lo veo sentado con unos chicos que recuerdo haber visto antes en la universidad, me sorprende no verlo con Sarah, ya que casi siempre están juntos, supongo que ella aún está arriba con Tobías, lo cual es una señal de que ese bastardo todavía no ha hecho lo que le toca en la misión.

Camino hacia donde está Alex sentado, me coloco a su lado y lo examino con la mirada.

— ¿Adelí?—al parecer se da cuenta de mi presencia ya que se pone rápidamente de pie y me mira furioso.

—En carne y hueso—me señalo con diversión—. O algo así...

— ¿Qué haces aquí?—demanda.

—Lo mismo que todos, estoy en la fiesta—explico.

—Tú no estás invitada...

—Oh Alex ambos sabemos que la mitad de la gente que está aquí no recibió invitación alguna y aquí están así que no seas aguafiestas y déjame disfrutar de la espléndida noche—le doy un ligero empujón con mi cadera al dirigirme a la barra.

Alex camina detrás de mí, deduzco que quiere asegurarse de que mis intenciones de haber venido a la fiesta sean sólo para pasar el rato y divertirme, cosa que no es así.

— ¿Que hay Jonathan?—saludo al bar tender que se encuentra preparando una bebida para una chica a mi lado, este responde mi saludo esbozando una gran sonrisa.

— ¿Me dirás por qué estás aquí?—Y acabó la paz.

—Alex eso ya te lo he dicho, ahora, si te molesta que haya asistido a la fiesta sólo dilo cariño—pongo ambas manos sobre sus mejillas para pellizcar sus cachetes.

—Bien, Adelí me molesta que hayas asistido a la fiesta—dice tomando mis manos y alejándolas de su rostro.

—Ustedes los Pearson tienen una magnífica capacidad de exasperar a la gente—tomo un trago de la bebida que le han traído a la chica—. Me la quedo—demando hacia la chica que me mira con horror.

—Escucha si estás aquí por Sarah te advierto que no permitiré que tú y tus admiradores le hagan daño así que sugiero que se larguen de una vez— ¿Eso fue una amenaza?

—Escucha yo no permitiré que vengas aquí con tus inútiles y absurdas amenazas ¿Me oíste?—aclaro tomando otro sorbo de mi vaso—. Además, ¿Para que querríamos hacerle daño a tu prostituta?

—Para que lo sepas Sarah no es ninguna prostituta—se enfurece—. Y sé sobre el Vamperus—sus palabras me dejan desconcertada.

Lo sabe.

Él lo sabe.

¿Entonces por qué siguen aquí?

—No sé de qué estás hablando—me excuso rápidamente.

—Vamos Adelí no finjas, ambos sabemos que necesitan a un descendiente de Rupert para abrir esa cueva, lo que aún no entiendo es por qué es que están colaborando con las personas que buscan nuestra destrucción—ladea la cabeza—. Adelí no tienen que estar con ellos, si miedo es lo que tienen, nosotros podemos ayudarlos, juntos, podremos vencerlos—sus palabras me tientan, lo admito.

Pero soy joven, y no quiero morir.

—Yo no le temo a nada, mucho menos a Robert—me acerco a su oído y le susurro—. Les aconsejo que no sigan aquí para el amanecer—mi voz se oye quebrada y deteriorada lo cual trato de arreglar, no podía verme débil.

Me mira con total desconcierto. Es ahí cuando Eric llega a mi lado, que sé que el plan ha funcionado y que todo está hecho, ya no hay vuelta atrás.

—Y para que lo sepas—digo firme—. Sí teníamos un plan, y mientras yo te distraía, los demás hacían su parte y debo admitir, que el plan funcionó a la perfección—esbozo una sonrisa triunfante—. Deberías dejar de tomar eso—señalo el vaso con alcohol en su mano—. Escuché que tenía veneno de bruja, hace un efecto muy peculiar en los vampiros, como si estuvieran bajo el efecto de alguna droga, algo que el alcohol no puede hacer, estúpido—al escuchar mis palabras Alex deja caer su vaso haciendo que este se rompa en pedazos.

— ¿Qué has hecho?— murmura entre dientes.

—Que has hecho tú, querrás decir—corrijo—. Ahora que sabes que no puedes proteger a todo el mundo—acomodo mi vestido y me vuelvo hacia él—. Sugiero que los cuatro se larguen de Mellow Ville antes de que sea demasiado tarde—le sugiero, o más bien, le suplico.

—Irnos, ¿Quiénes?

No contesto. En lugar de eso, doy media vuelta y junto a mi aprendiz nos dirigimos hasta la guarida de los hechiceros. Se acerca el gran día, en que todo cambiará.


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