Escondiéndome de su mirada (T...

By ZiaMondragn

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Leonora una joven que estudia psicología decide ir a una clase de introducción al psicoanálisis impartida por... More

Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 15
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Anexo: ¨La verdad detrás de la ficción¨
El reverso de la hoja
SEGUNDA PARTE

Capitulo 8

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By ZiaMondragn


Camino por la orilla de la playa, llevo un pantalón de piyama rosa, unas sandalias y un gran sweatshirt negro que tiene estampado al frente el nombre de una banda llamada Hatebreed, mi cabello suelto esta despeinado, pareciera que estoy en la miseria misma. Arrastro mi confundida humanidad un día domingo en la mañana hasta una parte de la playa que suelo ir cuando necesito pensar con tranquilidad. No me gusta el mar ni la arena, pero a donde voy es el único lugar en donde me puedo sentir sola, además con la brisa que corre puedo oxigenar mejor mi cerebro, y así pienso de manera más cuerda.


¿Qué es lo que me pasa?, ¿Qué es lo que me confunde?, miro a Oliver y sé que si lo dejo ir, lo perderé y jamás lo podre tener, no siento amor por él, pero en mi interior presiento que él es la única oportunidad que tengo para no quedarme soltera. ¿Y Tom? ¿Qué pasa con él?, no lo sé, siempre he creído que el amor es una simple idealización, tal vez solo lo esté idealizando, a lo mejor, el Tom que creo que es, ese inocente niño dañado, es solo un desplazamiento de mi propio ser herido que proyecto en él, -suspiro con tristeza-, yo quiero a Tom, pero si lo llegara a tener no sé si lo querría mantener a mi lado para siempre, Tom como ser humano tiene virtudes y debilidades, y no sé si sería capaz de soportarlas.

Anoche mis pensamientos me comenzaron a arrastrar hasta la maldita isla de la confusión, ya era tarde, yo decidí irme a mi cuarto mientras Alan, Juliana y Antonella se reían luego de unas cuantas copas, fue ese momento el que aprovecho Oliver para hablarme, él entro a mi habitación para decirme que me amaba y que quería estar conmigo, al decirle que lo pensaría, él se acerco a mí, me miro a los ojos y me dijo con claridad: ¨Si me vas a romper el corazón hazlo rápido, no puedo seguir esperándote Leonora... me haces daño, piensa bien si quieres estar conmigo, esta es la última vez que te hablo del tema¨, luego de eso me dejo sola en mi cuarto. Hoy tuve que salir de casa, Juliana esta enérgicamente mejor y Alan con Oliver hacen una combinación de energía que no puede mantenerse tranquila, menos si Antonella está cerca, yo siempre participo de la ola de energía pero después de lo de anoche solo quería escapar de ahí para pensar y tomar una decisión.

Ya voy llegando hasta mi solitario refugio, comienzo a subir unas rocas para poder llegar a hasta mi pequeña playa privada que está cercada por rocas, llego a la sima, lentamente comienzo a descender por las piedras para llegar hasta abajo, debo rodear una piedra gigante para llegar a mi playita solitaria, salgo del pequeño pasadizo y me sorprendo al ver que hay un hombre tirándole pequeñas piedras al mar. Me quedo quieta mirando al desconocido, trae un pantalón de tela celeste, creo que es un pantalón de piyama y tiene puesto un sweatshirt negro sin nada estampado, me impresiono al darme cuenta que esta vestido igual que yo, su cabeza por una extraña razón me parece familiar, el extraño se queda quieto, lentamente comienza a mover su cabeza hasta que nuestros ojos se encuentran. No puedo creer a quien veo, es Tom, creo ver que frunce el entre cejo, me quita la mirada para dirigirla al mar. Yo comienzo a caminar tímidamente, no quiero molestarlo, se ve enojado, lentamente me acomodo en el lugar en donde suelo sentarme cuando vengo aquí.

Tom está de pie y yo estoy abrazando mis piernas, ambos estamos en silencio. Mis pensamientos me atacan sin compasión, muchos creen que pensar en quien será tu pareja en el futuro es una pérdida de tiempo, pero yo creo que es algo importante, puedes ser un gran profesional, una persona de esfuerzo o una sabandija, pero si esa vida la compartes con alguien que te hace infeliz tu mundo será una tortura. La desagradable sensación de no saber qué hacer, hace que ponga mi cabeza en mis rodillas, cierro los ojos, no quiero pensar en nada, me concentro en el sonido del mar, lentamente comienzo a olvidar la presencia de Tom. Escucho el mar, la briza, el canto de un ave y un suspiro.

-¿Qué te pasa? – Me pregunta Tom mientras se sienta junto a mí.

-Esto está confundido. – Le digo tocando mi cabeza con mi dedo índice.

-¿Y qué lo confunde?

-Esto. – Le digo tocando mi corazón con mi dedo.

-¿Es Oliver y Alan? – Al mirarlo, él me sonríe.

-Oliver quiere que esté con él, pero yo no lo amo.

-Entonces no estés con él. – Me dice Tom con tranquilad.

-Pero él que me gusta... – Cierro los ojos y suspiro ¿Cómo decirle que es él? – Oliver es mi única esperanza aun que no lo quiera.

-Dile a Oliver la verdad, no cometas mi error, – Tom suspira mirando el océano. – Jamás sentí ese amor que todos hablan... me case sin amar, no sabes el daño que le estoy causando a mi esposa, me merezco todos los gritos y todos los golpes... mis padres se separaron cuando yo era niño... – Mueve la cabeza en negación, creo que va a llorar. – me prometí en hacer feliz a la mujer que se convertiría en mi esposa y que pasara lo que pasara jamás la dejaría... he fallado en hacerla feliz y he pensado en dejarla luego que apareciera alguien en mi vida.

Me duele el corazón, Tom está enamorado de otra.

-¿Y qué piensa hacer? – Pregunto con el corazón roto.

-Quiero volver a Inglaterra, creo que si me alejo de cierta persona, las cosas serán mejor, ahora tengo otro dilema, mi mujer quiere tener un hijo, jura que eso arreglara nuestro matrimonio, pero por mi experiencia como psicólogo, sé que eso jamás funcionara... no quiero dejarla, pero no es porque la ame... – Tom se levanta del suelo. – Si tan solo no te hubiera conocido. – Murmura mientras comienza a caminar a la orilla de la playa.

Creo que una de las venas de mi cerebro se tapa momentáneamente porque no sé escuche bien o mal lo último que dijo Tom. Me levanto del piso y comienzo a caminar detrás de él, no puedo dejarlo ir, me apresuro y sin más le tomo la mano para detener su paso. El me mira, yo agacho la cabeza de inmediato, trato de buscar una escusa rápida en mi cabeza para haberle tomado la mano.

-¿Qué le parece si vamos a buscar su guitarra a mi casa? – Tom me sonríe con dulzura, igual como me sonrío en el ascensor. – Podemos venir a cantar junto al mar y así nos distraemos un poco.

-Me parece fantástico. – Tom me sonríe mostrándome sus dientes. No puedo creer que haya funcionado lo que dije.

Hemos caminado unos cuantos minutos, vamos hablando del extraño clima de la ciudad, la conversación comenzó normal pero a medida que iba pasando el tiempo, la conversación fue mutando desde interesantes teorías sobre el cambio climático, hasta la creación de nuestras propias y locas teoría, no paramos de reír en todo el camino, terminamos hablando cosas incoherentes que nos causan risa a ambos. Los dos de piyama y riendo sin tapujos mientras caminamos por la calle, debemos parecer dos locos que se acaban de arrancar de un manicomio. Al llegar a mi casa, me encuentro con la sorpresa que no hay nadie, sin más voy a mi cuarto, saco la guitarra y salgo de la deteriorada casa. Nos detenemos en un pequeño almacén que hay al frente de la playa, entre ambos compramos cosas para comer y algo para beber, Tom se compra una cerveza y yo un jugo de naranja. Listo con las provisiones volvemos hasta nuestra playa privada.

Tom, toma la guitarra, la afina y comienza a cantar Move it on over, me sonrojo un poco al escucharlo cantar la alegre canción, no entiendo como a su mujer no le gusta que cante. Cierro los ojos y disfruto de su voz, sin más me dejo llevar y comienzo a cantar el coro de la movida canción.

-¿Quieres cantar? – Me dice ofreciéndome la guitarra.

-Bueno. – Le digo con timidez. – Pero no canto muy bien.

-Cantaste muy bien el coro. – Me guiña un ojo.

Tomo la guitarra, pienso en que puedo cantar, se muy pocas canciones, decido cantar la que mejor me sé, sin más comienzo a cantar Hold on pain ends de The color morale, Tom me escucha atento, debo serrar los ojos para sentir que no está aquí y poder cantar sin nerviosismo. Termino de cantar y Tom comienza a aplaudir y a gritar bravo, yo le doy las gracias bajando mi cabeza como si hubiera terminado un concierto. Conversamos y cantamos hasta que el atardecer llega, las grises nubes que tapaban el cielo se desvanecen y podemos ver sin ningún problema el atardecer. Antes que la luz desaparezca comenzamos a caminar devuelta cada uno hasta su hogar. Tom me escolta hasta mi casucha a la cual llegamos para mí pasar más rápido de lo que podía esperar.

-Fue un día muy entretenido. – Le digo a Tom junto a la puerta de entrada de mi casa.

-Sí, no quería que terminara. – Me dice sonriendo con sus ojos tristes. Presiento que algo está mal.

-¿Ya se decidió? – Pregunto tratando de no sonar afligida.

-Sí. – El aprieta su mandíbula. Mi respiración se agita levemente, siento venir el martillo que destrozará mi corazón. – Volveré a Inglaterra cuando termine el semestre y me convertiré en padre.

Mi boca se abre levemente, ¿Todo se acabó? ¿Está es la despedida? No sé qué decirle.

-¿Le devuelvo la guitarra ahora o cuando se vaya? – Es lo único que puedo decir tratando de ahogar el llanto que está a punto de salir. Tom sonríe como cuando hacen reír a una persona antes de comenzar a llorar.

-Te la regalo Leonora por el inolvidable día que me diste.

-Gracias profesor Hiddleston, que tenga una buena noche. – Digo con tristeza.

Entro a la casa en shock, agradezco que nadie haya llegado a casa, así puedo caer al suelo de rodillas y llorar sin que nadie se preocupe. Siento un dolor tan grande en mi alma que no puedo explicarlo. Todo se acabó es hora de seguir adelante, me levanto y me voy hasta mi cuarto a esperar que llegue Oliver para decirle que no lo amo y que no quiero estar con él. Tom tomó su decisión y yo tome la mía, me quedare sola hasta que lo olvide, será más fácil si se va y no lo vuelvo a ver; por ahora solo me queda soportar la tortura de sus clases, pero no será por mucho, pensar eso me pone triste, abrazo la guitarra de Tom y me pongo a llorar perdidamente enamorada.

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