POV Brigette
La lluvia era horrible, lo cual no ayudaba a mi estado de ánimo, Mycroft estaba sentado conmigo en la sala de espera, se suponía que mi nuevo Jefe vendría por mí ¿Qué tan idiota sería este? Con todos los hombres que había trabajado el único que no me parecía un imbécil bueno, no tanto, era Mycroft, pero era algo que nunca le iba a decir. No ayudaría a que su orgullo creciera más.
Mucha gente estaba sentada al rededor de nosotros cosa que me pareció extraño para ser las 12:00 de la madrugada ¿Quién diablos quiere estar despierto a las doce de la madrugada? Yo era la menos indicada para hablar de eso... Muchas veces George me había regañado por querer dispararle a la pared de mi habitación en la CIA, o tocar el violín desde las tres de la mañana o a la hora que me despertara, pero ¿Qué iba a estar haciendo? ¿Cantar como búho? Me recordé que tenía que hablarle a Mary para preguntarle a donde me podía quedar, así que tome mi teléfono y me levante.
— ¿A dónde vas? — Mycroft tenía cara de sueño, pero, no sabía por qué diablos seguía aquí todavía.
—Al baño ¿Y tú que no tuviste que haberte ido ya hace 30 minutos? — Él solo me observo, se levantó y tomó su paraguas.
—Tienes razón. Estaba esperando que dieras alguna señal de vida—Odiaba sus sarcasmos, eran tan acertados — Ahora ya sabes lo necesario. Cuando tengas donde vivir me avisas, para poder informarle a George.
—¡Gracias Mycroft! — Dije imitando el tono de una niña de 5 años — Ya vete arruinas mi vista.
Él solo rodo los ojos ante mi comentario, se dio la vuelta y se fue. Genial, ya no tenía que fingir ir al baño para poder hablar con Mary. Abrí la lista de contactos de mi teléfono, no me tarde mucho en encontrar el número de ella, mi lista de amigos no era muy extensa. Puse el teléfono en mi oreja escuchando el sonido que hace cuando está llamando a alguien, no me gustaba escucharlo, prefería los mensajes, pero en una situación como esta no había tiempo para mis preferencias.
—Hola ¿Quién es? — Escuche la voz de Mary al otro lado de la línea, no pude evitar sonreír, era un alivio que no hubiera cambiado su número de teléfono — ¿Hola?
—Mary, soy yo Brigette — Dije secamente no me encantaba pedir ayuda, siempre me había gustado más arreglármelas sola.
— ¡Brigette! ¡Hola! ¿Cómo estás? ¿Dónde estás? — Casi me reventaba el oído, por eso no me gustaban las llamadas y hasta ahora me daba cuenta.
—Estoy bien. Estoy en el aeropuerto de Londres — Algo que me habían enseñado en la CIA era no dar mucha información sino recibías nada a cambio — Mary necesito tu... ayuda — Por poco me atragantaba al decir lo último
—Claro qué sucede — Escuché un tono de preocupación seguramente pensó que estaba a punto de morir, no pude evitar sacar una sonrisa —¿Segura que estás bien?
—Sí, es solo que... Bueno como sabrás soy nueva en Londres y... Sería mejor si pudiéramos hablarlo en persona ¿no crees? —No quería que la gente que estaba a mi alrededor escuchara que estaba en las calles sin un lugar donde quedarme, estúpida de mí.
—Claro ven a mi casa para que hablemos mejor, la dirección es George Street numeró 432, piso 3, apartamento 216 c — Me memorice la dirección, no tenía nada en que anotarlo — ¿Tienes quién te vaya a traer?
—Sí, Muchas gracias te veo luego ¿Qué haces despierta tan temprano? ¿Espera, tuviste un bebe? — Susurré cuando escuché un llanto a lo lejos.
—Cuando vengas, te contaré mejor las cosas. Tengo que colgar te espero — No me despedí solo apague la llamada.
Me devolví a mi asiento a esperar a ¿Graham? ¿Georgiano? ¿George? Lestrade, ¿Por qué se tardaba tanto? Sino aparecía en menos de 15 minutos empezaría a dispararle a la pared de la sala de espera y llegaría a Scotland Yard de otra manera menos educada. Como no tenía nada más que hacer rebusque en mi equipaje, hasta que encontré lo que andaba buscando: Mi violín; un Stradivarius con nuevas cuerdas, suspiré, eso era algo que amaba. Tomé el arco entre mis manos, para dejarme llevar por la inspiración que me había golpeado de repente.
*
No sé cuánto tiempo pasé tocando, pero cuando abrí mis ojos el estuche de mi violín tenia aproximadamente 30 libras... Eso me hizo acrecentar mi ego un poco, la gente sabia reconocer la buena música, y guarde todo el dinero en una de mis maletas. Revise mi reloj ¡¿Era en serio?! Acaso nunca iba a venir mi nuevo Jefe. La sala de espera había quedado medio vacía cuando en la puerta apareció un hombre alto, con cabello cano y una gabardina color negra. De inmediato supe quién era.
Tome mis cosas y caminé hacia él con aire decidido, pero cuando ya estaba cerca mis piernas empezaron a temblar, ¿Estaba segura de querer quedarme aquí en Londres? ¿Quería olvidarlo por completo a él? No, no quería, aunque, a estas alturas qué podría hacer. Muchas ideas pasaron por mi cabeza: Él no me conocía, podía disfrazarme, luego salir de ahí como si nada, conseguir un jet y largarme a América de nuevo. Pensando en esto estaba cuando una voz me saco de mis pensamientos.
—Brigette Collins — Él se había acercado primero, bueno entonces si me conocía, pero ¿Cómo? – Mycroft me dijo que ya podía entrar a recogerte.
—¿Mycroft te dijo que podías entrar hasta ahorita? ¿Desde qué horas estas aquí? — <<Maldito seas Holmes —Susurré>> Me tuvo esperando aquí, Dios sabe por cuánto tiempo solo por su estúpida gana.
—Desde hace una hora —Arrugue mi nariz— Bueno eso no importa. Un gusto soy Greg Lestrade.
—Ya sabes quién soy no es necesario que me vuelva a presentar — Dije mientras le apretaba la mano a Greg, debía aprenderme su nombre.
—Él hizo una sonrisa de lado— Vamos, te llevaré a tu departamento. Dame unas maletas.
Caminamos un buen trecho para poder llegar hasta el estacionamiento, gracias a Dios el auto de ¿Graham? No estaba muy lejos, si no hubiera llegado a donde Mary como un buzo. Él se tardó un poco más pues se detuvo a meter mis maletas en el baúl del coche.
—Condenada lluvia — Dijo al entrar en el auto.
—¿Siempre es así? — Quería escuchar algo como "No, mañana el sol estará brillando, perfecto para un bronceado", pero por la cara que hizo Graham mis ilusiones desaparecieron.
—No siempre cae tanta lluvia. Te acostumbraras con el tiempo — Hizo una pequeña sonrisa amistosa, que ignoré.
Quise dar por terminada la conversación, me gustaba mucho más el silencio que el bullicio. Estar alejada de la gente era mi objetivo primordial por el momento, después de lo que había pasado en América no quería sentir esa necesidad de proteger o ser protegida. Siempre me habían dicho que yo tenía control de mis emociones, pero el control, puede ser una ilusión peligrosa, hay cosas sobre las que nadie tiene control, como los... sentimientos, más que todo el amor, más conocido para mis adentros como error humano.
—Perdona, no te pregunte donde es la dirección — La voz de Graham me salvó del torbellino de pensamientos que amenazaba con volverme a comer.
—Es George Street numeró 432, Graham — Él me miró con el ceño fruncido, diablos quizá me había vuelto a equivocar con el nombre.
—Es Greg, ¿Qué tan difícil es para que no se quede en la cabeza? — Negó lentamente, o sea que alguien más también confundía su nombre... La pregunta era ¿Quién? No lo dije en voz alta, preferí que el silencio otorgara una respuesta — Empezarás mañana a las 10:00 te dejaré entrar un poco más tarde de lo normal las dos primeras semanas, ya sabes para que te acostumbres al horario de Londres y todo eso — Okey, eso si me importaba, merecía la atención de la única detective con el arte de la deducción tan alto.
—Gracias, Greg —El sonrió al escuchar su nombre salir de mi boca, fue una de esas risas que te decían que no esperaba que lo llamara así por mucho tiempo, y tenía razón.
El camino fue largo y aburrido, durante ese tiempo en lo único que intente concentrarme era en las casas que miraba a lo largo de la calle, grandes edificios se alzaban desde el helado pavimento hasta casi tocar el cielo.
— Ya llegamos —Lestrade se bajó primero para sacar mis maletas, quise bajarme, pero de repente me sentía petrificada, el nerviosismo me había dejado pegada al asiento, no sé de dónde saque fuerza para abrir la puerta izquierda del auto y salir a la recia lluvia que me esperaba.
¿George? me había dejado a la entrada del edificio con mis dos maletas, luego de eso había recibido una llamada de emergencia, se disculpó casi diez mil veces a lo cual yo solo contestaba "No te preocupes estaré bien". Me costó convencerlo, pero lo logré, cuando me hubo dejado sola como pude llegue al ascensor, presione el botón del piso número tres, así como me había dicho Mary. Antes de que se cerrara por completo el ascensor, un hombre como de 1.73, con cabello castaño y ojos cafés detuvo la puerta y se metió, para quedarse al lado mío. Me fijé en su vestuario, traía un abrigo color negro, un traje que por los arreglos era un West Wood, una corbata negra con pequeñas aplicaciones blancas y unos lentes oscuros que venían colgados de su saco, <<demasiado formal — Pensé>> Sin darle mucha importancia.
—Lo siento, pero tendría que esperar hasta que bajara, si se iba — Su voz era un poco melosa, como si arrastrara las palabras, de inmediato supe que era un irlandés, lo observe rápidamente; un narrador de cuentos común y corriente, seguramente trabajaba en la radio. Por suerte, se quedaría en el piso numero dos — No quisiera incomodarla — Me volteó a ver y en sus ojos vislumbre vergüenza.
—No sé preocupe, no me incomoda... El ascensor es para todos ¿No? — Esboce una pequeña sonrisa falsa que esperaba el tomará como real.
— ¿Vivirá aquí? Tal vez seamos vecinos — ¿Y a usted qué le importa? Paso por mi mente, pero no podía decirle eso, así que mejor seguí siendo "amable"— Sería un gusto — su voz se hizo más ronca. Definitivamente este tipo tenía problemas.
—No, solo vine a visitar a una amiga por unos días, me iré muy pronto — El hombre hizo una pequeña sonrisa lo que hizo que yo frunciera el ceño.
—Lástima, usted sería una perfecta compañía para mí — ¿Qué quería de mi este tipo? Ni siquiera sabía su nombre — Ya sabe en un mundo tan aburrido, una persona diferente llama la atención — Okey, eso me empezó a asustar, pero me mantenía seria por fuera.
—Me imagino que sí, ¿Le pasa muy a menudo? — Quise ofenderlo, como lo hace Mycroft, pero el tipo no pareció entender mi sarcasmo ¿Qué largo el viaje del ascensor? O ¿se había parado?
—Realmente, sí me pasa muy a menudo, busco como distraerme, pero nunca encuentro alguien bueno con quién jugar- "Bienvenida a Londres. Como plato fuerte usted tendrá un viaje con todo incluido en un ascensor con un posible psicópata" sonreí para mis adentros — ¿Cuál es su nombre?
—¿Y el suyo? — La mayor parte del tiempo fuere quien fuere yo respondía una pregunta con otra pregunta, cosa que a Mycroft sacaba de quicio, pero a mí me daba gracia.
— Yo pregunte primero — Siseó con una voz amenazadora, cosa que me hizo inventarme un nombre de inmediato.
—Bueno, soy Victoria McCarthy, ahora me tiene que decir el suyo —Exigí de manera no muy cortes, pero manteniendo mi fingido acento inglés.
El hombre iba a decir algo cuando la puerta del ascensor se abrió, habíamos llegado al piso dos, el individuo salió y se detuvo enfrente del ascensor, la puerta empezó a cerrarse poco a poco, él no dejaba de hacer contacto visual conmigo, era como si intentará leer mis pensamientos, saber qué es lo que yo podía hacer o haber hecho. Cuando la puerta estaba a punto de cerrarse solo dejando un pequeño espacio entre el hombre y yo escuche su voz otra vez.
—Mi nombre es: Richard Brook — No pude verlo más, la puerta se había cerrado por completo y el ascensor había tomado marcha. Dejando en el aire el nombre de aquel tipo y dejándome un horrible sentimiento de preocupación.
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Hola Sherlockian's nuevo capítulo.
Espero les guste y me den su opinión. Estaba pensando hacer capítulos especiales en medio de la obra, no sé qué piensan ustedes.
Con amor LisHolmes
Jsjsjsjs estoy editando el libro y neta que tiene errores fatales, lo siento