ABISMO

By elen_green

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Lara Sylva nunca se imagino que tras aceptar el trabajo de sus sueños su vida daría un giro inesperado... Tra... More

ABISMO
CAPITULO 2.
CAPITULO 3.
CAPITULO 4.
CAPITULO 5.
CAPITULO 6.
CAPITULO 7.
CAPITULO 8.
CAPITULO 9.
CAPITULO 10.
CAPITULO 11.
CAPITULO 12.
CAPITULO 13.
CAPITULO 14.
CAPITULO 15.
CAPITULO 16.
CAPITULO 17.
CAPITULO 18.
CAPITULO 19.
CAPITULO 20.
CAPITULO 21.
CAPITULO 22.
CAPITULO 23.
CAPITULO 24.
CAPITULO 25.
CAPITULO 26.
CAPITULO 27.
CAPITULO 28.
CAPITULO 29.
CAPITULO 30.
CAPITULO 31.
CAPITULO 32.
CAPITULO 33.
CAPITULO 34.
CAPITULO 35.
CAPITULO 36.
CAPITULO 37.
CAPITULO 38.
CAPITULO 39.
Nota de la autora.

CAPITULO 1.

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By elen_green

1***********

Lo último  de lo que me había enterado era que el pueblo tenía menos de 500 habitantes, lo que me daba a entender de que no sería un gran pueblo ni nada por lo que llamase su atención. Menos de 500 habitantes a 30 km de san francisco y a tres cuartos de hora –según lo que había calculado mi hermano- de distancia del pueblo a california, destino donde en estos momentos me dirigía.

 Retorcí los dedos entre mis piernas y mire por la ventanilla, ya se comenzaba a ver tierra desde el avión. Apoye mi cabeza sobre el respaldo y cerré los ojos respirando profundamente, de verdad no creía que había llegado tan lejos.. Un rápido aleteo de mi corazón y por un momento me dieron  ganas de abandonar, el instinto de amenaza me hizo querer  volver a casa.

 -Respira Lara respira..

Me dije a mi misma mientras me relajaba en el asiento intentando sacar la angustia que se apoderaba de mí.

El sonido de la voz de una azafata me hizo dar un respingo, comunicó que íbamos a tomar tierra en apenas 20 minutos –Bien- pensé, ahora mi estado de ánimo se había mejorado. Volví a mirar por la ventanilla y una ligera ilusión hizo que mi boca dibujara una sonrisa.. Si, quería ver aquello, eso era lo que me había traído hasta aquí "cambiar de aires" como decía Carolina mi mejor amiga de la infancia.

Siempre había soñado con irme lejos. Vivir el dia a dia en una ciudad diferente, pero ahora que se habían convertido en realidad me sentía entre la línea que separa la euforia del pánico. Así era yo, podía pasar de estar en lo más alto y a la vez caer en el absoluto abismo. Según los médicos había sido un altibajo, nada de qué preocuparse, aunque yo bien sabia que la gente del trabajo y de mi barrio iba diciendo por ahí que tenía un trastorno bipolar, -imbéciles-  esa también fue una de las cosas por las que decidí marcharme, tenía ganas de dejar de ver las mismas caras todos los días, aunque me doliera en el alma dejar a Carol pero esta había sido la mejor decisión que había tomado en mucho tiempo.

Todo ocurrió el miércoles de la semana pasada, hoy era lunes y esta tarde tendría la presentación a mi nuevo trabajo. Fue duro escoger, una oferta de empleo así no la dejaba escapar cualquiera y más en los tiempos que estábamos. Además era algo que me apasionaba, ¡las cosas antiguas!. Me ofrecieron trabajo en una casa de antigüedades muy importante en california -en un pueblo más concretamente- según decían tenían mucha demanda y necesitaban profesionales en los que poder confiar sus más preciados tesoros. Recuerdo que cuando colgué el teléfono estuve saltando por todo el día de felicidad.  Mi casa estaba adornada con antigüedades, desde la mesa del comedor hasta las lámparas  de araña del techo, a mi madre también le encantaba, siempre decía que yo había sacado a la luz su pasión. Cuando le dije el trabajo que me habían ofrecido se le llenaron los ojos de lagrimas, ni dudo cuando le pregunte que le parecía a ella, dijo "debes ir o no te lo perdonaras en la vida", y la verdad es que tenia razón, quizás si me hubiese quedado en el mismo trabajo que he tenido siempre (recepcionista de un museo)  y hubiera seguido con mi vida de siempre no hubiera tenido un trastorno bipolar, no, me hubiera pegado un tiro porque de verdad me estaba ahogando esta racha que llevaba.

Una vez que recogí mis maletas, me aventure por el aeropuerto hacia la salida. Venía alguien a por mí .."Linda" según me había dicho la recepcionista, supuestamente era una empleada. Lo bueno de todo esto es que estaba a gastos pagados, aun no me lo podía ni creer, me ofrecían casa, luz y agua, y ahora buscaba por la puerta a la chica que me iba a llevar al futuro de mis sueños.

 Miraba entre la gente, habían llegado más vuelos y muchas personas  con carteles esperaban en la puerta a sus familiares o amigos, yo empujaba el carrito con mis cosas alzando la cabeza en señal de algún cartel con algo escrito que incluyera mi nombre o algo relacionado con la casa de antigüedades.

Me pare en una de las esquinas próximas al gentío y me subí al carrito, un par de personas me miraron sorprendidos, -idiotas que miráis.- pensé mientras los veía de reojo. Una chica con pelo corto rojizo llamo mi atención, era menuda y estaba detrás de un hombre gordo con bigote con un cartel que ponía "hot dog" –rodé los ojos- Baje del carrito y me abrí camino entre la gente hasta poder dar con la chica pelirroja, cuando llegue al hombre de bigote con ese cartel un tanto ofensivo se me quedo mirando mientras relamía sus labios -deagg- casi le vomito en la cara, en vez de eso le di un pequeño "toquecito" con el carrito.-sin intención alguna-

-¡Oye chiquilla mira por donde vas!..-Escuché al hombre a mi lado, mientras conseguía esquivar su enorme barriga.

-No tengo el carnet de carritos de maletas, lo siento.- Y con esas le di la espalda. JA!

La chica a mi frente no parecía ser tan menuda, era de mi estatura más o menos un poco más baja, su pelo rojizo corto le daba un aire hippy, sus ojos marrones y rasgados me decían que ella no era de aquí tampoco, al igual que el tono dorado de su piel, estaba bronceada. Ella me miro por unos segundos sorprendida, sus mejillas ligeramente se sonrojaron  y volvió la vista de nuevo entre la gente, sujetaba con las manos a la altura de su pecho un trozo de papel escrito con mi nombre y apellido "Lara Sylva", y esa era yo.

-¡Hola!, soy Lara, encantada.-Le extendí la mano en señal de educación, no sabía bien como tratar con la gente de este lugar, -aparte de a verme visto golpear a un hombre -  e intentar tapar mi acento español mientras hablaba.. uf.

-¡Oh! ¡Hola! Soy Linda.- En vez de coger mi mano en forma de saludo extendió sus brazos a mi alrededor y me dio un ligero apretujón, me quede inmóvil y rápidamente le di un ligero toque en sus hombros.

-¿Llevabas mucho tiempo esperando?.- Le pregunte intentando romper con esa extraña sensación incomoda.

-Unos 20 minutos.- La mire con los ojos muy abiertos- Pero tranquila, no hay de que preocuparse, quise venir antes por si llegaba pronto tu vuelo.

 -Lo siento por que tuvieras que venir a por mí, seguro que tenias cosas mejores que hacer que recoger a la nueva..

Sonrei. Por un momento pensé que alguien estaba obligado a venir, pero no venir antes a por alguien que ni siquiera conoces.

-No te preocupes Lara, quise venir a por ti.. cuando Susan, "nuestra jefa", nos dijo que venía una nueva incorporación me interese, yo vine hace 8 meses y soy la última en llegar, así que entiendo cómo te puedes sentir y pensé que quizás te seria de ayuda...

Valla valla con Linda, no paraba de hablar y tenía sentido las cosas que decía, se le veía una chica tranquila y centrada, nada tenía que ver su aire hippy con su personalidad, era elegante al caminar incluso hasta para abrir la puerta del coche, ¡que envidia!

-¿De qué zona de España vienes?.- Ups valla sabía que era española.

-De Alicante, zona de sol y mucha playa.-Le dije con una gran sonrisa recordando mis hermosas playas, ella sonrió.

-Donde vamos no hay playas, -Sacudió una mano- Ya sabes están en la costa, lo que si tenemos es un lago precioso que desciende de una cascada. –Abrí los ojos, eso me gustaba.

-Oh me encantaría verlo. -Le dije entusiasmada mientras metía la ultima maleta en el cacharro que ella decía coche, parecía un escarabajo.

-Lo veras, tendremos tiempo de sobra, sabes.. Tu casa está a 50 pasos de la mía. –La mire mientras nos dejábamos caer en los asientos del coche, ¿había dicho 50 pasos?. Levante una ceja esperando a que continuara.

-Vivimos en una zona un poco alejada del pueblo,  son dos calles llenas de casas con las mismas distancias la una de las otras. Lo tengo comprobado, -Hizo una risita y yo la mire mientras me ponía el cinturón, continuo su explicación- Una vez que fui a visitar a Víctor conté los pasos mientras que caminaba, y fueron 49, quizás estaba muy entusiasmada por ir..- Volvió a reírse y esta vez la note ligeramente roja.

-Víctor  es.. ¿Tu novio?—Me atreví a preguntar, ella se llevo una mano al corazón.

-Oh! No no, el lleva 1 año aquí y me ayudo mucho cuando me mude, nos estamos conociendo... 

Hizo una pausa y yo sonreí.

-Pero nada serio.  –Puntualizó y nos miramos. Reímos las dos, cada vez se estaba volviendo más roja.

-Bueno seguramente acabareis juntos, ya sabes como en las películas, y comieron perdices... o algo así..- Linda se echo a reír mientras cogía lo que parecía la salida hacia la autovía.

-Y dime, ¿dejas algún novio en tu país?

Pensé por unos segundos, y no recordaba algun novio o alguien importante del que poder acordarme, todos habian sido unos gilipollas.

-No.. no dejo a nadie en especial..-Dije sin mucho interés.

-Carpe diem, ¿no es así?.-Me miro con una sonrisa cariñosa y a mí me brillaron los ojos.

-Si, carpe diem. -Tenía ganas de vivir al máximo.

Nos introdujimos en el pueblo del que tanto había mirado y remirado por internet, resultaba ser más vistoso al natural que en fotos, parecía una película americana, calles anchas con casas a sus lados blancas y grandes, sus parcelas de césped verde brillante, con un alrededor de lo mas rupestre ,todo cuidado, todo correcto y nada que ver con mi calle.

Baje la ventanilla y el aroma de césped recién cortado invadió mis fosas nasales, me sentí especial,  única... me iva a gustar esto, ¡oh!, ¡era precioso!. Por el camino Linda me conto que ella se había criado en Venezuela, su madre resultaba ser española y su padre venezolano, por eso tenía esos rasgos tan exóticos, estudio bellas artes en la rama de restauración y acabo echando curriculums por todos lados hasta que finalmente la llamaron de la casa de antigüedades, era sorprendente lo lejos que llegaban para contratar a gente, fijate yo, de alicante, y estaba en la mayor casa de antigüedades que había en el mundo " la Muse".

Una vez logramos meter todas las maletas dentro de casa me tire en el sofá agotada, había sido un viaje muy largo con muchos transbordos y más de 10 horas de vuelo.  Mi pulso estaba aun un poco alterado por el cambio de hora, de rutina, de todo lo relacionado con la ruptura de lo cotidiano. Según los médicos era bueno tener un cambio, la doctora Vázquez que era la que me llevaba en terapia me dijo que sería bueno cambiar, -cambiar- , quizás me estaba volviendo un bicho raro.

 Cogí la maleta de mano donde estaba el móvil y Llame a mi madre para decirle que ya había llegado, con Daniel mi hermano había estado chateando por el móvil en cada transbordo por lo que agradecía enormemente, él fue el que me dio fuerzas en cada estación para seguir adelante, era 4 años mayor que yo, eso suponía que el tenia unos 28 y yo tenía 24, este año haría mi cumpleaños número 25 lejos de casa, me deprimí por un momento.  Le mande un mensaje rápido a Daniel y finalmente  me puse manos a la obra con la mudanza.


Era pasado el medio día, había comido un bote de pasta que me había traído de casa y algo de fruta que tenía en una bolsa hermética. Me di una buena ducha y me puse mi mejor ropa, un vestido ajustado por las rodillas, con tirantes gruesos azul oscuro junto un cinturón marrón debajo de mi pecho, sin duda requería ir elegante así que opte por ponerme unos zapatos marrones a juego, me di un toque de rimmel y gloss, deje mi melena suelta hacia un lado y me coloque el colgante que me había dado mi madre antes de marchar, fue un colgante que se encontró, -en realidad estaba en una de las cajas de las que compro-.  Ella era aficionada a ir por los trasteros recogiendo lo que la gente no quería, ella les daba dinero a cambio, poco, ya que para las personas que se deshacían de sus objetos no tenían ni el mínimo valor, a veces incluso se los regalaban. El  día que abrió una de las cajas apareció lo que parecía una baratija pequeña con un cordel,  pero cuando lo llevamos a pulir nos dijeron que se trataba de oro blanco de hace muchos muchos años, y la piedra que llevaba nos decían que era difícil de saber exactamente del material que estaba hecha, que era como una mezcla de varias piedras preciosas algo único,  para que mas, a mi madre y a mí se nos iluminaron los ojos como platos, ¡guau!, lo mandamos a pulir sin dejar que rompieran la jaula para explotar la piedra tan mística y preciosa que llevaba dentro, pusieron mucho interés en comprárnosla pero para nosotras tenía un valor incalculable.

Cuando por fín estuve lista y mi pelo lacio se quiso quedar en mi hombro cogí el bolso y me encamine escaleras abajo hacia la entrada, Linda llegaría en 5 minutos –si era puntual, que seguro lo era- así que abrí la puerta de casa y cerré tras de mi sentándome en el pequeño sofá de mimbre que había junto a la puerta. Observe el lugar con más detenimiento, desde que había llegado no había podido observar lo precioso que era, solo se oían los pájaros  revolotear de un árbol a otro, las ramas de los arboles chocaban entre sí agitando sus delgadas hojas, era reconfortante y acogedor.. Nada de ruidos de coches, ni gritos de gente, ni ladridos de perro, nada.. solo la más pura tranquilidad y calma.

Observe que Linda tenía razón, las casas estaban juntas unas a las otras, ¿50 pasos había dicho?, nose, quizás.. Lo que si me di cuenta es que mi casa era la que más alejada estaba del grupo, mire a mi derecha y me di cuenta de que ninguna casa continuaba la calle, aquí se cortaba, mi casa era la última dando paso a un increíble bosque verde. El ruido de una puerta cerrarse hizo que girara la mirada hacia la casa de al lado, Linda me agitaba la mano a lo lejos, me puse en pie y camine hacia ella. Cuando me fui aproximando me di cuenta de que se había cambiado de ropa, ya no lucia esos vaqueros cortos desgastados de la mañana, ahora iba con un vestido anudado al cuello hasta los pies azul turquesa, que hacía que resaltara aun mas su piel morena y su pelo rojizo, sin duda era elegante.

-¡Oh Lara que guapa!, ¿lista para tu primer día de trabajo?.

-Eso creo. –Le dije con una sonrisa nerviosa, uf allá vamos.

-¿Vivimos en las casas más alejadas verdad?.- Hice una pregunta obvia, ya me había dado cuenta de que el pueblo estaba al otro lado, solo quería confirmación.

-Si, después de esto ya viene el bosque, pero tranquila tenemos suerte de tener esta zona, así nadie puede molestarnos.

Asentí con la cabeza y me senté en el asiento ajustándome el cinturón, estaba tan nerviosa que falle dos veces en poder ponerlo.

-¿Nerviosa?. –Me pregunto Linda viendo el manojo de nervios que brotaba de mi piel.

-Un poco..- Le dije insegura, puso el motor en marcha.

-Tranquila,  Susan es muy agradable, con ella no hay problema y las compañeras que tenemos tampoco son lo mas ¿no?, pero hay alguna que se salva. –La mire frunciendo el ceño, ella sonrió.

-Entonces...¿Eso que quiere decir?..-Dije tragando saliva, era lo último que quería en estos momentos, confrontaciones entre compañeras. Linda se echo a reír.

-¡Nada!, solo que hay un par por ahí que son las típicas pijas, nenas de papa que se creen que son superiores... y créeme –Me miro a los ojos- ¡No las aguanto!, ¡nadie las aguanta!, solo están ahí porque sus padres aportan dinero a la organización, nada más, no saben apreciar lo que es una buena silla del siglo XIX, ellas piensan que son baratijas...

Linda parecía enfadada, ya podía saber de que iba toda la historia, -pijas que no se enteran de nada y solo están trabajando por ser hijas de..- Esas iban a ser mis compañeras.

-Pero tranquila, hay chicas muy majas también, ya las conocerás, los viernes solemos hacer barbacoas en el lago, y los sábados salimos a divertirnos, no está nada mal.

Eso ya me gustaba más, si. –¿Son todo chicas en la tienda?.

Pareció sorprenderse por la pregunta.

-No, somos 2 chicas mas, Susi y Jane, pero Jane nunca esta con nosotras, prefiere a su novio –Reímos-  las dos pijas que te mencionado y luego esta Víctor..

Me miro de reojo con una sonrisa escondida. En total éramos 7 si no me equivocaba.

-Un solo hombre para tanta mujer..-Dije sonriente. Era gracioso que pudiera un solo hombre aguantar a tantas mujeres juntas. Linda soltó una carcajada.

-Víctor es especial... ya lo veras.. Siempre estamos juntos los 3, susi, Víctor y yo.. Bueno y jane cuando se deja el novio en casa... Víctor es el encargado, sabe solucionar siempre todos los problemas.

Me guiño un ojo y Seguimos riendo y charlando, Linda iba a ser un gran apoyo aquí, desde el principio habíamos conectado y me sentía cómoda con ella, eso era un punto a favor.

Bien, ahora que tenia alguien de confianza debía de afrontar el primer día de curro, y no un curro cualquiera, tenían buenas expectativas puestas en mi y no podía defraudarlos, no podía, a menos que quisiera volver a casa en una semana.

Una vez fuera del pueblo vi la señal de que nos acercábamos a la ciudad, mire el reloj, y si, como bien había predicho Daniel, tardaba 3 cuartos de hora en llegar. Habria sido menos si Linda hubiera apretado un poco el pie en el acelerador, todos los coches nos pasaban pero a ella no parecía importarle.

Pronto llegamos a una zona que parecía un polígono industrial, callejeamos un poco hasta que dimos con una gran nave, había una casa hecha de teja de madera blanca con techos gris oscuro - ¡dios!-  ¡una casa victoriana en medio de un polígono!, ¡ guau, flipante!, parecía tener dos pisos y esta inundaba toda la gran manzana, tenía un parking enorme en el que ya habían bastantes coches aparcados.

-¿Viene mucha gente?. –pregunte mientras miraba todos aquellos coches.

-¡Uff!, ¡ni te lo imaginas!, viene gente de todo tipo y de todos sitios, la semana pasada vendí un jarrón  del siglo XV valorado en 40 millones, a un tipo que venía  de china.

Abrí mucho los ojos.

-¡Oh!..-Dije casi sin aliento.

La mujercilla de mi consciencia se froto las manos. ¡Allí vamos!.

Por fin aparcamos el coche en unos estacionamientos –supuestamente libres- para los empleados, bajamos del coche y caminamos hacia la puerta.

-Bueno, tendrás que subir a que te vea Susan, -La mire haciendo una mueca, no me quería separar de ella.

-Tranquila yo estaré aquí abajo esperándote,  te enseñare todo y te presentare a las chicas, ¿de acuerdo?.

Asentí con la cabeza  haciendo un puchero y entre por la puerta. Cuando la crucé parece que fuí absorbida en un tiempo muy remoto. Mire hacia todos lados sin saber bien por dónde empezar. Lo primero que me llamo la atención fué el olor a madera y oleo que desprendía, al igual que llamo mi atención la mesa de madera rojiza que estaba en la entrada, junto el baúl, que seguramente era del siglo XVIII color beige adornado con cenefas a su lado

Madre mía...¡Esto era el paraíso!.

-Impresionante ¿verdad?. -Me dijo Linda mientras veía mi cara de fascinación.

-Si...Es impresionante y... precioso.

No podía apartar los ojos de todas las cosas que había, muy bien ordenadas y puestas en el umbral de la entrada, era fascinante.

-Y esto no es todo, aun tienes que ver todas las estancias, mas o menos las tenemos clasificadas por orden cronológico, pero algunas se nos escapan..- Hizo una pequeña risita.-Las escaleras son esas, te espero aquí abajo, ¡suerte!

Di un paso hacia delante por inercia, no podía hablar, me sentía abrumada por todas aquellas joyas, ¡esto era mejor que el museo!. Subí a paso firme por las escaleras, rezando de que no se me escurriera ningún zapato que provocara una ridícula caída, ¡dios!,  ¿porque tenía un nudo en la garganta?. 

A medida que subía los escalones me daba la sensación de que la iluminación decaía, estaba más oscuro. Cuando finalicé las escaleras y alcé la mirada al frente vi que alguien mas estaba allí parado en medio del pasillo, no podía ver bien, pues la luz era casi nula. Al final vi lo que parecía una puerta entornada con luz, allí debería de ir, pero.. ¿por qué no se movia esa persona?.

Trague saliva sin saber bien como actuar. Mire a mi lado, y descubrí que había un pequeño interruptor, cuando hizo clic y se hizo la luz me di cuenta de que estaba yo sola. Parpadeé un par de veces siendo consciente de lo que acababan de ver mis ojos. Me dio un escalofrió cuando di un paso hacia delante, fue como si algo hubiera traspasado mi piel, algo gélido y frio recorriendo mi espalda y mis piernas desnudas, hasta juraría que mi vestido vibro al contacto con aquella brisa salida de la nada.

Trague grueso, y di unos pequeños golpes a la puerta entornada.

-Ho-hola.. ¿Se puede?, soy Lara Sylva.. –Me asome por la puerta, una mujer bajita y regordeta con un pelo muy cardado blanco se levanto de un gran escritorio de roble rojizo con un gran tallado dejando ver un relieve de símbolos exquisito.

-¡Adelante Lara!, bienvenida seas, soy Susan la dueña de "la muse", estoy muy contenta de que aceptaras mi invitación, es difícil conseguir buenos sabuesos..

-Oh...¿si?..-No sabía bien como actuar y como tomarme aquello, ¿sabuesos?, aquella mujer me dio un ligero abrazo mientras se presentaba, me hizo pasar a su despacho y tome asiento en el lado opuesto del escritorio intentando parecer calmada.

-Bueno.. Creo que conoces ya a Linda, es muy buena profesional al igual que buena persona, te dejo a su cargo mientras estés aquí, lo que sea que necesites pídemelo directamente a mí, yo vengo los lunes por la tarde a revisar el papeleo y ver cómo van las ventas...

Me estuvo explicando el funcionamiento y en lo que consistía el trabajo, tenía que vender y comprar, eso sí, siempre que lo que trajesen fuera de buena calidad, estuviera en más o menos buenas condiciones y su antigüedad, solo así podría comprar obras maestras enterradas en vete a saber que escondites de alguna casa. Cuando termino me dio un apretón de manos y Salí cerrando la puerta tras de mí.. –uf- ya había pasado  el mal trago.

Baje las escaleras sonriente, encontré a Linda sentada en una silla con una revista en la mano, cuando escucho mis pasos la bajo rápidamente y esbozo una sonrisa.

-¿Qué tal?, ¿bien no?..

Asentí  ilusionada. –Es agradable Susan, mejor de lo que pensé.

Linda se echo a reir.

-¿Qué pensabas que era un monstruo o algo por el estilo?.

-No..Solo que pensaba que sería más estirada.. ya sabes.. Tener la mayor casa de antigüedades del mundo se te puede subir a la cabeza...

Linda me cogió del brazo y me llevo por toda la gran mansión. Me enseño habitación por habitación y pude observar a gente mirando objetos de porcelana antigua, al igual que mirando mesas de café bien pulidas. Me imaginé que algunas de las personas serian "mis nuevas compañeras" así que tampoco le pregunte a Linda.

Cuando acabamos la guía turística y me explico cual era mi zona de trabajo (al lado de la suya) fuimos hacia una chica que estaba cerca de la puerta trasera sentada en una mesa , parecía una recepción improvisada, muchos papeles y un teléfono de los años XX a su lado que sonaba sin parar, la chica no parecía inmutarse.

-¡Jane!,  ¿Es que no coges el teléfono?.-Le pregunta Linda a la chica que escribía absorta al ruido del teléfono en una libreta rosa.

- ¡Es Rony!, ¡y no quiero cogérselo!

La chica escupió de rabia y alzo la mirada para poner sus ojos verdosos en mí, no tenía un verde como el mío tan vivo y llamativo –como decía la gente- si no tirando mas al verde oscuro casi miel, su pelo rubio le caía por los hombros y  su piel pálida se sonrojo cuando me vio la cara de situación que estaba poniendo.

-Valla, ¡hola! ¡Soy Jane!..-La chica enseguida se puso en pie y me extendió la mano. –Veo que eres la nueva.

-Si, esa soy yo..-Conteste con una amable sonrisa, me debería de acostumbrar a que me dijeran "la nueva". Miré de reojo a Linda sintiéndome un poco incómoda.

-¿Nos vas a contar que te pasa ahora con Rony?..- Linda puso las manos en jarras. Jane me miro y de nuevo a Linda, parecía un poco desconfiada de mi.

-Es un imbécil.. No me quiere acompañar a ver a mi madre en vacaciones. –Dijo haciendo un puchero mientras volvía a sentarse.

-Irá contigo no te preocupes, siempre te dice lo mismo...- Linda la tranquilizo.

-Si... supongo, ¡pero no quiero hablar con el por el resto del dia!, asi que hacerme el favor si vuelve a llamar decirle que he salido a un encargo.

Las dos asentimos con la cabeza, no sabía bien de que iba todo esto pero quería pasar lo mas desapercibida posible, su cara roja de rabia me decía que estaba un poco enfadada.

-Linda, ¡¡Linda!!.

-Ahí está Susi ven conmigo.

Seguí a Linda que caminaba hacia una chica morena alta con unos rizos preciosos, nos miraba divertida, primero a Linda y luego a mí, sus ojos azules mostraban felicidad.

-¡Hola Susi!, ella es Lara.

-¡Oh! Valla ojos.. Y valla ¡melenaza!, ¡que guapa!.

Susi me rodeo con sus brazos y me dio un apretón aun más fuerte del que me dio Linda esta mañana.

-Gra-gracias..-Le di un ligero apretón, me estaba asfixiando..

-¡Dios! ¡Que ganas tenia de veros!,  acaban de traer los restos de una vasija antigua, tengo que empaquetarlo para llevárselo a Jude, ¿queréis verlo?.

Susi nos miro a ambas y las dos dijimos que si a la vez, Linda me miro con los ojos brillosos y yo le devolví la mirada, ¡dios! iba a ver una reliquia ¡en vivo y en directo!.

-Jude es nuestro experto, nos dice exactamente la fecha a la que pertenecen las cosas y en qué estado se encuentran para poder restaurarlas, tiene un trabajo estupendo, el ve todas las cosas que compramos aquí.

-Oh... -Me limite a decir. Fuimos hasta una puerta y conforme la abrió y mis ojos se posaron en los restos de lo que fue una vasija romana no pude mirar otra cosa.



                                        *************************



Hacia las 8 y tras una tarde estupenda –y corta-  volvíamos a casa en el cacharro de Linda. Había puesto un cd de música rock. Pensé en el primer dia de trabajo mientras me acomodaba en el asiento .. si, había estado bien. había conocido a Jane, susi y Víctor, que resulto ser más atractivo de lo que linda me dijo, su pelo era castaño rojizo y tenía unos ojos chocolate muy amigables y sinceros, era muy simpatico, sin duda Linda y el hacían la pareja perfecta.

A las dos pijas repelentes de las que me habían hablado no las había visto, según me habían dicho habían salido a encargos, que eran casas a las que visitaban para ver lo que sus propietarios ofrecían. Por lo demás me sentía bien y contenta, había superado mis expectativas y tenía ganas de llegar a casa y llamar a mama y Daniel, seguro se pondrían súper contentos.

-Lara, mañana tengo que ir al pueblo a por comida, y creo que tu necesitaras también hacer la compra..¿no?

Pensé en lo que había traído, un par de latas de conserva..

-Si, iré contigo.

-¡Muy bien!, te espero a las 11 aquí, ¿sabes lo bueno de todo? .

la mire antes de bajar del coche.

-Dime.

-¡Que somos vecinas!. –Y echo una carcajada que seguramente la pudieron oir los del pueblo de al lado. –Si necesitas cualquier cosa ya sabes, dame un toque o ven a casa, siempre tendrás las puertas abiertas.

Su gesto hizo que me brillaran los ojos, había sido muy atenta conmigo y parecía una tia legal y simpatica.

–Gracias, de verdad.-  Sonreí.

-¡Hasta mañana Lara!. –Agito su mano despidiéndose.

-¡Hasta mañana!

Subí los escalones de casa y conforme pase por la puerta cogí el móvil y llame a mi madre, acto seguido le mande un mensaje a Daniel y a Carolina.


 Pase el resto de tarde hablándome con ellos por mensajes hasta que mi móvil dijo –basta- me quede sin batería.  Mire la hora del pequeño reloj de cuco que había en el salón y vi que eran las 10 y media de la noche, abrí la nevera y saque un par de sándwich que compre en el aeropuerto antes de bajar, no tenían muy buena pinta pero era lo único que tenia. Hacia un poco de calor para ser finales de septiembre así que decidí que me los iba a comer en el pequeño sofá de mimbre de la entrada.

Abrí la puerta y la oscuridad me encontró, salvo por una pequeña farola negra que estaba a un lado de la casa, todo a mi alrededor estaba oscuro, mire a mi derecha, hacia el bosque.. y poco a poco cuando mi visión se fue acostumbrando me di cuenta de que habían muchos árboles y piedras por el lugar, su césped era irregular al igual que fino y translúcido, se escuchaba el sonido de algunas chicharras y unas cuantas luciérnagas se daban golpes en la farola resplandeciente. Mire hacia la casa de Linda, estaba con todas las luces apagadas, posiblemente estaría ya durmiendo, que madrugadora, pensé.

Abrí el envoltorio del sanchiw y empecé a comérmelo con tranquilidad mientras una brisa fresca removía mi pelo y me lo alborotaba hacia delante, lo recogí en un moño improvisado y mi mirada callo en el pequeño colgante que siempre llevaba, por las noches no sabíamos bien porque pero se ponía rojizo, un rojo oscuro muy brillante.. quizás como nos dijo el joyero tenia parte de piedras semi preciosas como la Alejandrita, no lo sabían bien, pero la piedra por las noches era rojiza, al igual que por las mañanas adaptaba un colorido con tonos verdosos y azules enmarañados con un toque dorado, sin duda un misterio.

Un ruido de ramas secas me hizo girar la cabeza hacia el bosque, tragué duro el trozo de sándwich que me había metido en la boca y observe quieta por si había alguien más alrededor, mi mirada gatuna no diviso movimiento alguno, pero tenía la extraña sensación de que había alguien oculto observando, observándome... me dio mala espina y regrese dentro de casa pasando el seguro. Linda me dijo que esta zona era tranquila, pero ¿me aviso de posibles animales en la zona? No, así que por mi propio bien me encerré en casa a comerme el resto de sándwich.



                                                     **********************



Hacia la media noche desperté con el corazón en la mano, unos golpes se escuchaban en la puerta de abajo. Eran golpes fuertes y secos. Me levante de la cama con el corazón encogido.

¿Quién podía estar llamando a estas horas?

Baje hasta el piso de abajo y mire por la merilla, no había nadie.. Escuche mi nombre.. Alguien, me estaba llamando tras la puerta, alguien me buscaba y esa voz era dulce y melodiosa, eclipsaba a quien la oyera.. Sabía que me estaba esperando. Cuando abrí la puerta un fuerte viento soplo haciéndome retroceder, tuve que cerrar los ojos y protegerme con los brazos del frio viento, cuando ceso mire hacia la calle, delante de mi había parado un hombre con una capa negra, no podía ver su cara pero sentía su mirada encima de mí, algo blanquecino y grisáceo le rodeaba el cuerpo, era como una especie de niebla en espiral o algo, alguna materia imposible de existir, esto no era normal, ese hombre no era normal.

Di dos pasos atrás asustada y comencé a correr en dirección a las escaleras presa del pánico, gire y vi que el hombre corría tras de mí.. ¡Por dios!.. Subí las escaleras como si mi vida fuera en ello, y lo era, alguien había entrado en casa y no con buenas intenciones

Cuando subí el ultimo escalón resbale con la alfombrilla de tela que había en el último peldaño, caí deslizándome por el pasillo, mire con horror hacia las escaleras, el hombre ya casi estaba en la cima, ¡joder!, me puse en pie pero mi tobillo fallo haciéndome caer de nuevo al suelo, me lo había torcido.. Me lo había torcido ¡y no podía correr!. Me  arrastre por el suelo intentando llegar a mi habitación con lágrimas en los ojos, me dolía mucho el pie y sentía la agonía de que iba a pasarme algo malo. Sentí una mano en mi tobillo lastimado

-Aaahhh!!

Grite del dolor al sentir  que mi tobillo crujía, el hombre tiraba de mí intentando reducirme, yo pataleaba y pataleaba sin control mientras que gruesas lágrimas salían de mis ojos, histérica del miedo.  En una de esas conseguí darle una patada justo en la nariz, el hombre se llevo las manos a su cara soltándome, conseguí arrastrarme un poco hacia la puerta, si conseguía llegar allí pasaría el pestillo y llamaría a la policía a tiempo. Cuando casi estuve en la puerta escuche un grito desgarrador, mire hacia el hombre y vi que tenía la cara ensangrentada, pero no era un color rojo, si no negro, parecía alquitrán saliendo de su nariz, el hombre me miro con fuego en los ojos , unos ojos blancos marcados con un arco rojo vivo. Vino hacia mí con una daga en la mano, -mierda-, empecé a llorar descontrolada.. Ya esta, me iba apuñalar, mi vida iba a terminar así, sin más... justo cuando lo tuve encima de mí con la mano en alto apunto de atravesarme con el filo de la daga abri los ojos.

Me levante de un golpe sobre la cama..

-¡Joder!..

Aun tenía el corazón a mil por hora y mis mejillas estaban mojadas de llorar, ¿Qué mierda había sido eso?

Mire a mi alrededor aun pensando si me encontraba en un sueño o realmente estaba despierta... había sido un sueño, pero un sueño muy real... aun sentía la mano de aquel hombre en el tobillo. Tire de mis sabanas y me lo toque inspeccionándolo, estaba bien.. ¡Dios! ¡Valla sueño!

Mire el reloj y aun me quedaban un par de horas hasta que amaneciera, me tumbe en la cama aun con el corazón en la boca, cerré los ojos intentando quitar esas imágenes de la cabeza.

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