Juguemos un poco (RiLen) *RES...

By ich_bin-EA

26.5K 1.7K 1.1K

Miré sus intensos ojos azules y me tuve que recordar, como muchas veces, que no era el momento ni el lugar pa... More

Inicio.
Capitulo 1
Capitulo 2
Capitulo 3
Capitulo 4
Capitulo 5
Capitulo 6
Capitulo 7
Capitulo 8
Capitulo 9
Capitulo 10
Capitulo 11
Capitulo 12
Capitulo 13
Capitulo 14
Capitulo 16
Capitulo 17
Capitulo 18
Capitulo nuevo y Mudanza

Capitulo 15

648 60 75
By ich_bin-EA




Me dijiste que tenias frío, fui verano...

Desconocido


Len — Rin sale del baño después de lavarse los dientes y se estira.

Ambos estábamos lo suficientemente cansados para intentar siquiera simularlo.

Habían pasado apenas dos días después de aquella comida donde estaba 90% seguro que si alguno de los dos era adoptado, era Rin, y aunque me sorprendí aliviándome de la noticia, también me sentí culpable de lo que pasaría si fuesen reales mis sospechas.

Ya no había hablado con mi padre, y Haru encantaba de manera falsa a la familia, aunque si era honesto, no me parecía una mala persona, a excepción de su intromisión en el matrimonio de mis padres, aunque claro, eso no la dejaba exenta a mis caras en blanco o de como me mordía el labio cuando intentaba con Rin o conmigo de portarse amable. Supongo que mi actitud se resumía en ser educado.

Volviendo al tema de mi hermana — o mi supuesta hermana — estaba lo suficientemente concentrada en el evento de la abuela y enseñando a nuestros primos curiosos a bailar para el gran día, incluyendo a Kumo y su sonrisa tonta por la rubia, ¿qué podía hacer yo? Si con Gumo no podía, con el nuevo chico menos.

Y eso volvía a la raíz de mi dilema, si Rin no era mi hermana, quería decir que no compartíamos lazo sanguíneo y que mucho menos podía estar mal... esto a que habíamos llegado. Aunque he de admitir, era otro peso menos si excluimos a mi padre, era una muy tentadora oportunidad.

Len — su tono de voz me devuelve a la habitación — ¿En qué piensas?

En todo — admito mientras mis manos pasan por mi cabello, dejando mi rostro al descubierto — ¿qué sucede?

Pensé que estabas dormido — sonríe y abre la ventana, dejando entrar un fresco respiro del calor infernal de los últimos días.

No — me siento sobre mi cama — es solo que estoy pensando en muchas cosas...

Oh — empieza a caminar hacia su cama y se sienta enfrente de mi. — ¿Cómo cuáles?

Como tú futuro.

Ya había pensado en cómo preguntarle sobre los gustos que tenía, pero aun me ponía nervioso saber la respuesta y yo mismo saber cuanta distancia habría entre nosotros, aunque mi padre me dijo dicho que no debía decirle nada (que la conversación que había tenido con él seguía siendo para mí) tenía la curiosidad de saber las respuestas a las preguntas que le haría a Rin. Pero la curiosidad nos hace buscar las respuestas más crueles.

Estaba pensando — la miro con mucha atención — sobre el bachillerato...

¿Qué tiene? — ladea un poco la cabeza.

Ya casi es el juicio — chocamos miradas y continuo — y me pusiste a pensar en la ocasión que dijiste sobre que papá nos quería separar...

De eso ya son muchos años  — arruga la nariz y mira alrededor nuestro — ¿qué sucede con eso?

Que cuando suceda el juicio — suspiro — vamos a tener que elegir entre los dos...  ¿con quien te irías?

Guarda silencio, mirando la colcha color perla debajo de ella.

No lo sé, Len — miro la ventana, intentando no ponerme ansioso — ¿y tu?

Tampoco lo sé... — agrego en tono ronco — ¿seguirás en la misma escuela?

¿Cómo puedes preguntar eso? — suelta como reclamo  — obviamente, Len...

Es solo curiosidad — tomo aire y lanzo uno de los cojines de la cama hacia el techo, atrapándolo en su caída — ¿y la universidad?

Quiero ser diseñadora — vuelve mi mirada a ella y sonríe tomando su cuaderno de dibujos, buscando algo en el — de hecho, quería enseñarte esto...

Me ofrece la libreta y la tomo curioso, mirando que, como era su costumbre, dibujaba a las personas distraídas, tomando café, dando un paseo por el parque, e incluso dando clases, encontrándome a nuestro maestro de historia.

Siento una sonrisa en mi rostro y pongo mas atención en la ropa de las personas, y mas bosquejos sobre prendas que estoy seguro, no había visto nunca.

Sé que es una industria demasiado exigente — continua en tono bajo, intentando modular su voz para no sonar emocionada por su idea — pero me encanta, siempre que vamos de compras tengo que ajustar la ropa o incluso modificarla para que me siente bien... pero me gusta, tal vez algún día pueda tener mis propios diseños o mi tienda en la ciudad — vuelvo a mirarla y la encuentro con la mirada en el suelo, sonriendo y con un brillo genuino en sus ojos, como si viera a una niña contándome un sueño infantil.

¿Te imaginas? — sus zafiros chocan con los míos y sonríe mostrando sus dientes perfectos — ¿que algún director de cine o alguna celebridad vaya a mi tienda por mi? Podría morir en paz...

Sonrío como muestra de mi apoyo y suelta una pequeña risa, desviando la mirada y jugando con otro cojín, nerviosa.

No dejaría el baile, pero si alguien me pidiera que hiciera el vestuario de alguna obra o presentación de ballet... estoy segura que me haría famosa... aunque claro, es un sueño, primero debo concentrarme en entrar a la Universidad y pasar las pruebas... —

Lo lograrás — me pongo de pie y estando frente a ella, le devuelvo su cuadernillo — ya veras que sí.

Toma entre sus manos su mas preciado objeto y asiente, con una sonrisa. Una emoción de orgullo se instala en mi estomago, y me es imposible no despeinarla y darle un pequeño y dulce pellizco en su mejilla, ganándome un gesto burlón de desagrado.

Gracias — vuelvo a mi cama y la miro de frente — aunque claro, eso no impedirá que te moleste en la casa, podrías ser mi modelo...

Suelto una risa incomoda, supongo que de eso no podría escapar...

Supongo que irás a la universidad de la escuela... —

Ajá — sonríe — será divertido seguir jugando contigo.

¿Aún en nivel universitario? — me reí un poco. No podríamos jugar...

Claro, ¿y tu? —

No tengo idea — miro el techo y me recuesto — no tengo una vida preparada a comparación tuya...

Pero si eres el señor perfecto, Len — sonrió y cierro los ojos, escuchándola — es imposible que no pienses de más...

Te sorprendería, aunque...

Rin... —

Dime —

Me muerdo el labio, intentando no pensar mis actos como veces anteriores, pero valía la pena intentarlo.

Me vuelvo a sentar y la encuentro lanzando un cojín, distraída. Me pongo de pie y agradezco las corrientes de aire fresco para tomar el valor e interrumpir el juego de mi hermana, que parece curiosa por mis acciones.

¿Puedo intentar algo? — sus ojos me miran recelosos — no será nada malo, lo prometo.

Claro — pasa uno de sus mechones dorados detrás de su oreja, para luego ponerme total atención.

Me inclino lo suficiente para juntar nuestros labios, cerrando mis ojos y encontrándome con el olor a menta de la pasta de dientes y de la frescura que emana. Apenas rozo sus labios con los míos, me detengo, intentando con todas mis fuerzas callar la voz de la razón que imploraba alejarme, poner diez muros entre nosotros para luego encerrarme en el cuarto mas lejano de Rin. Por y para ella.

Mi corazón parece latir a mil por hora, y me es imposible no ponerme nervioso, haciendo que mis manos se vuelvan frías, pero la esperanza de que no fuese del todo un mal deseo, y creo que muy internamente, ansiaba que así fuese, impulsaban que cometiera este tipo de actos.

Si te incomodo — susurro, todavía con los ojos cerrados, pero sintiendo su respiración — puedes detenerme, ¿si?

Claro — murmura de manera reconfortante.

Me inclino lo suficiente para encontrarme con sus labios, dulces y suaves, y una chispa de emociones aparece, el nerviosismo se va.

Mis manos agradecen llegar a sus mejillas, intentando que nuestra sincronía no se vea interrumpida, y que nuestros alientos sigan mezclándose sin pena alguna. De alguna manera, paso de tener la iniciativa del beso a ser guiado por las suaves y cálidas manos de Rin, inclinándome un poco sobre ella y haciendo que apoye mis manos en la cama.

Me sorprendo gozando el contacto intimo y casto de sus manos bajando de mis mejillas a mi cuello, pasando por mi mandíbula y deteniéndose, comprensivas. No me atrevo a moverme ni un centímetro más de la posición en la que estamos, deteniéndonos apenas unos segundos para respirar y continuar con nuestro largo beso.

Sonrío con un suspiro de alivio y me alejo lo suficiente verla, con una chispa de alegría en sus ojos y me es inevitable no darle un pequeño beso adicional.

Vamos a dormir — bajo de la cama de Rin y vuelvo a la mía.

Rin suelta una risa cantarina  y se estira.

Apagamos todas las luces, y espero hasta escuchar su pesada respiración para mirarla desde mi cama, notando como la luz nocturna apenas llega a sus facciones.

Sonrío y suelto una pequeña risa, apenas audible y paso mis manos por mi cabello, despeinándolo. Supongo que, tal vez, podría funcionar todo si los rumores eran ciertos, ya sería una cosa menos en la cual pensar.





*·*·*·*·*





Había hablado con mi padre varias veces en pocos días, parecía que el invierno llegaba en ocasiones al castillo de mi abuela, y que los días pasaban volando... eso, o no le prestaba la atención suficiente a el calendario.

A lo que me había comentado, ya estaba arreglado el asunto de la universidad, el departamento ya estaba en los últimos detalles en cuanto a una hipoteca y otros asuntos varios, papeleo y reglas. Con las respuestas de Rin de dos noches atrás, junto con el beso que parecía afirmar mi postura en cuanto a ella y a mi, no me pasaba tanto pensar que estaríamos en diferentes escuelas después del bachillerato, pero también un alivio se presentaba si todo se acomodaba a la perfección.

En cuanto a mi padre y el divorcio, nos llego la noticia por parte de una de mis tías que mi madre llegaba hoy, así hablaría con ella mi padre sobre la escuela y ese tipo de asuntos, imagino yo; además, de que las llamadas que teníamos con ella no eran las suficientes para disfrutar de su compañía.

Aunque, he de admitir, que así podría hacer el contraste de Rin y ella para confirmar los últimos detalles de la supuesta adopción.

Estaba saliendo de la biblioteca, acomodando unos libros infantiles que mis primos habían dejado en la planta baja cuando escuche a Rin gritar de alegría.

¡Ya terminamos! — seguido de eso se escucharon aplausos y gritos de alegría.

Baje rápido las escaleras, dirigiéndome al salón, donde todavía había personas sonriéndose entre sí y mi abuela ofreciendo ir al comedor principal.

No tarde mucho en encontrar a la niña rubia. Estaba en brazos de Kumo, su nuevo amigo, sonriéndose  y mirándose con cariño.

El salón estaba totalmente listo. Listo para solo llenarse de personas con vestidos e impregnarse su mejor perfume, mientras cubrían su cuerpo con cremas y maquillaje creando máscaras de brillo y perfección.

Las cortinas se habían remplazado por unas de color rojo, con un listón dorado haciéndoles un moño, las mesas estaban distribuidas de una madera que en medio del salón quedará la pista de baile, mostrando el suelo frío de un tono blanco...

Rin seguía hablando con el chico, muy cerca de él...

Supongo que aceptar y dar pequeños pasos con Rin como el beso de hace unas noches, traía consigo una extraña molestia. Podría superarla, supongo. En los últimos días, además del drama familiar, poco a poco me permitía disfrutar de la compañía de Rin, de las risas y de los paseos que dábamos, así como las platicas en la comida, nos acercábamos poco a poco a algo que si bien conocía, la sensación de cada palabra y beso que nos dábamos ya no tenia el mismo significado.

Ya terminamos, Len... — la niña rubia llega a lado mío, dando pequeñas piruetas, intentando contener sus ganas de bailar. Sin su amigo.

Sí, ya vi —  le sonrío un poco, mirando la entrada del salón y viendo que el susodicho caminaba a lado de la abuela hacia la cocina.

Dijo la abuela que podíamos invitar a quien quisiéramos — me extiende su mano.

¿Ya sabes a quién invitar? — la tomo distraído y me guía dando saltos a la pista

Sí — zigzaguea entre las mesas — ¿y tu?

No conozco a muchas personas aquí  — ya estando en medio, comienza a dar algunos pasos calmados y me guía — supongo que la sociable de los dos eres tu...

Lo dice el chico que tiene un millón de fans que lo van a ver nadar — se ríe y comienzo a bailar con ella.

Bueno, a mi no me buscan para ayudarles en sus proyectos de arte — le doy una vuelta y me sonríe entrecerrando los ojos — así que la popular eres tu...

Te dejaré pasar eso, chico deportista — suelto una risa y ella es la que intenta darme una vuelta, por lo que tengo que agacharme para pasar por debajo de su brazo.

Eso me recordaba...

He de admitir que bailas cada día mejor — ambos nos reímos y nos soltamos, mirando alrededor.

Oye, tengo una idea —  Rin me mira curiosa, dejando de ver las mesas y los pocos globos que comenzaban a aparecer — ¿te parece ir a cenar?

No le había comentado nada de las cosas que había hablado con mi padre, así como tampoco de las diferentes universidades de cada uno —si se llegase a enterar que quería estudiar medicina seguramente tendría pánico— y mucho menos los comentarios que mi padre hacía respecto a nosotros; así que, una cena podría despejar mi mente de los comentarios de mi padre y de nuestra familia en general, además, sentía que el mundo después de estos últimos días dejaba de pesarme, debía disfrutar las vacaciones lo más que podía.

¿Hoy? — pregunta curiosa.

Antes de noche buena — asiento y guardo mis manos en los bolsillos de mi pantalón — seríamos tu y yo, justo antes de noche buena y de nuestros cumpleaños.

Si es que habíamos nacido el mismo día, claro.

Como... — mira alrededor, acercándose un poco más a mí y bajando su tono de voz — ¿cómo una cita?

Tomo aire y me muerdo el labio.

Supongo que sí — me paso una de mis manos por mi cabello y miro alrededor nuestro, caminando hacia el comedor — disfrutemos que nadie nos conoce...

No escucho sus pasos hasta después de unos segundos, abrazandome por la espalda, soltando una risa alegre al tambalearme un poco.

¡Len! ¡Rin! ¡No les daré pastel si no se apresuran! — grita la abuela, resonando en todo el pasillo.





*·*·*·*·*·





El viento nocturno nos dejaba respirar, y llenaba mi corazón estar bajo la luz de las velas del restaurante para confundir a todos. La tarde había pasado sin ningún inconveniente, incluso nos llego la noticia que nuestra madre iba a llegar para pasar las fiestas, lo que nos alegraba tener a nuestra familia unida.

He de admitir que me causaba cierto nerviosismo que tanto mi madre como la secretaria de papá estuviesen en el mismo lugar, supongo que tenia que estar preparado por cualquier situación.

Eran las 7 de la tarde y ya el cielo se comenzaba a despedir del sol, el atardecer había pasado apenas hace 15 minutos y lucio increíble desde la terraza donde estaba con Rin.

Decidí reservar en un restaurante de comida italiana, que tenía pizzas a la leña en su menú y algunos vinos. La brisa del mar llegaba a nuestros rostros con las rítmicas olas, dándonos unos cuantos momentos de frescura.

No pensé que hubiera un lugar así aquí — Rin me sonríe y despega después de unos minutos la vista del océano — gracias por invitarme.

No agradezcas — bajo mis hombros, quitándole importancia — es un placer...

La pizza llega trayendo mil olores, y el mesero que desde que llegamos al lugar nos atienda,  nos dice provecho y deja nuestras bebidas frente a nosotros.

Creo que esto es raro — Rin se rasca la cabeza y suelta una risa nerviosa — ¿no crees?

Algo — concuerdo y doy un trago a mi bebida — no sé que debo hacer ahora...

Rin mira alrededor nuestro, pensativa y después vuelve a ponerme atención.

Hagamos preguntas incomodas — alzo mis cejas, sorprendido — como las de internet, para conocernos más, ¿te parece?

Podemos brincarnos eso de nuestros nombres y colores favoritos — ladeo la cabeza y tomo una rebanada para ofrecérsela — inicia.

Toma su teléfono y busca algo de manera rápida mientras sirvo mi cena.

Veamos... — sonríe victoriosa y continua en tono  burlón — ¿primer beso?

Dios, pareces el FBI —digo en tono sarcástico y ella comienza a comer — fue con Hikari, la niña pelirroja de la secundaria, eso lo sabes.

¿Algún detalle? — sale un poco de su picardía, lo que hace que suelte una risa — vamos, Hikari decía que eras un experto...

Teníamos 13, apenas y sabia como hablar con las chicas — me mira incrédula y doy un mordisco a la pizza.

Umm — trago y ladeo la cabeza — ¿peor beso? Con detalles, ya que estamos aquí.

Su cara se ruboriza y hace una mueca.

¿Recuerdas a aquel chico con barba en la secundaria? Creo que solo estuvo con nosotros en primer grado... —

¡No me digas que fue él! — la interrumpo y miro alrededor nuestro, tratando de no reírme — pero si él estaba orgulloso de no lavarse los dientes...

Cuando teníamos 11 y pasamos a secundaria, había un chico que era amigo cercano de mi grupo de amigos. Como todo puberto, no nos llamaban tanto la atención las chicas, y ese niño que no recuerdo el nombre, comenzaba a tener barba y a crecer más que nosotros, por lo que no era muy buen partido — el acné ataco y supongo que eso hizo que afectará su autoestima — hasta que llego el rumor que alguien lo había besado y como si fuera arte de magia, todas las niñas iban en busca de él.

Shhh — con sus manos intenta tapar su rostro, avergonzada — no grites...

Comienzo a reírme y paso mi mano por mi cabello — eso significa que tu eras la chica que lo hizo un príncipe encantador...

Cállate — suspira derrotada y le da otra mordida a su rebanada — fue asqueroso...

¿Puedes contarme mas de eso? — cruzamos miradas y le sonrió ampliamente — porque todos le tuvimos envidia en algún momento de ese año, no sé cómo pudo ser malo.

Había terminado de ir a la clase de gimnasia y se cayó de cara — arruga la nariz y toma un gran sorbo de su bebida — y le tuve lastima, así que lo fui a ayudar, cuando termine de limpiarlo me tomo del cuello del uniforme y me dio un beso, nada extraordinario, pero el sudor y la sangre no era algo bonito.

Asiento, con aire de comprensión y me termino mi rebanada en total silencio.

Si te sirve de algo — termina su rebanada y toma otra, mirándome curiosa — accidentalmente besé a Leon.

Su vergüenza por contarme esa anécdota con el chico de nuestra adolescencia se evapora, trayendo la sorpresa y llevando sus manos a la boca.

¡Lo sabía! — siento mis mejillas arder y me quedo en blanco.

¿Cómo que lo sabia?

Tal vez no lo sepas — sonríe y come un poco, dando un momento de suspenso — pero una de las porristas dijo que escucho saliendo de vestidores que juraron nunca comentar ese beso.

¿Qué porrista? — porque sabia con certeza que mi amiga no había sido — ¿y eso cuándo fue?

No lo sé, tu deberías decírmelo — sonríe y come otra rebanada — fue después del torneo de natación de la zona...

Suspiro derrotado y termino mi pizza.

Pero dime, ¿estuvo bien? — cruzamos miradas y sonríe con picardía — porque a todas nos da curiosidad saber qué tal besa Leon.

Tuerzo mis ojos y tomo otra rebanada —solo fue un beso de piquito, nada realmente vergonzoso, pero estábamos emocionados porque pasamos a las estatales y estábamos jugando con las toallas, sin querer resbale...

Ustedes y su urgencia de jugar en los lugares menos apropiados — se cruza de brazos en señal de reproche y sonríe — con razón rompieron un lavabo.

Me rio y me acerco un poco a ella, puesto a que la tenia frente a mí.

Te voy a contar algo que se supone no debería — se inclina mas para escuchar — pero el lavabo no fue por jugar, fue porque uno de los chicos metió a su novio y bueno...

¿Uno de los chicos? — asiento y ella toma su copa, con la duda perfectamente impregnada en su cara — ¿pero acaso el entrenador no esta con ustedes? Me dijiste que no los deja ni un segundo.

Bueno, el entrenador sale con la maestra de ingles... —

Sus ojos vuelven a llenarse de sorpresa y derrama su bebida en su vestido azul claro.

Suelto una carcajada y le ofrezco mi servilleta, la cual toma todavía consternada y se limpia.

Wow — ladea la cabeza y toma con cuidado un sorbo de su bebida — pensé que le era fiel a su esposa...

Bueno, no confíes mucho en lo que aparenta la gente — suelto un suspiro y miro ahora la oscuridad del mar.

No se ve nada, Len... —

Recuérdame no salir con nadie mas a cenar frente al mar, es una oscuridad demasiado pesada como para ver en momentos incomodos — suelta una pequeña risa y termino mi bebida — creo que sigo yo, dime, Rin, ¿por qué te agrada Kumo?

¿Son celos? —

Para nada, es solo que es extraño en ti que te caiga bien alguien que apenas conoces, además que parecen muy cercanos —

Supongo que aunque me asusto la primera vez que lo vi, fue una de esas amistades que parece que toda una vida se conocen — su mirada brilla y sale una sonrisa nostálgica — supongo que me resulta familiar y es lo que me hace sentir cómoda.

¿Cuántos años tiene? — alza su ceja — no es que sienta que te guste,  es solo que siento que es mayor que nosotros.

Tres años, nada más — dice tajante, por lo que yo me callo.

Sigues — sonrió algo incomodo y toma de nuevo su teléfono, buscando una nueva pregunta.

Amm... a ver — se inclina de nuevo para estar mas cerca de mi y yo hago lo mismo — si una bola de cristal te pudiera decir la verdad sobre ti mismo o alguna otra cosa, ¿qué le preguntarías?

La miro por un momento más, encontrándome con sus pómulos rosados, su piel ya es mas bronceada que de costumbre por nuestras salidas a la playa y sus ojos azules ahora parecen mas oscuros que siempre.

No podía decirle, le rompería el corazón. Además, no era momento, estábamos bien si no le decía nada, no tenia por qué hacer aun mas difícil el divorcio de nuestros padres.

Si estaremos bien nosotros dos — susurro.

Sus ojos se abren aun más, y me encuentro con ternura en su mirada. Me pellizca una de mis mejillas y hace que haga una mueca.

Quien diría que el mejor nadador tuviera un lado tierno — sonríe y apoya su mejilla en su mano derecha, haciéndola ver mas tierna que de costumbre.

Lo dice quien me rogó para que tomara su mano — sonrío y pido la cuenta.

Cuando salimos del restaurante, la música de la plaza llega a nosotros y nos detenemos a mirar como varias parejas de ancianos bailan al compas de lo que a mi parecer es tango, con total agilidad y sincronía que inclusive yo, no seria capaz de igualar.

Ven, vamos — Rin me toma del brazo y yo me pongo estático.

Creo que mi agilidad fisica va en el agua, no en tierra —

No seas así — sonríe y me toma de las dos manos, caminando hacia la pista de baile — no eres un tronco como dices ser...

Hago una mueca y veo alrededor nuestro.

Mejor bailemos en otro lugar... —

Te ven en la escuela nadar, no te debe dar pánico — suspira y mira alrededor, donde afortunadamente nadie nos había puesto atención, porque de ser así, seguramente nos empujarían al centro de la pista.

Ven — camina hacia la playa, alejándonos de la plaza.

Esta oscuro y nos puede pasar algo, Rin... —

No vamos tan lejos — sigue caminando delante de mi.

Bajamos unos cuantos escalones entre los edificios que nos conducen a la playa  y llegamos a la arena, donde de un momento a otro Rin esta frente a mi y me sonríe, completamente complacida.

Te enseñare a bailar un poco, no puedes ir así a la fiesta de la abuela — su temple cambia a uno con mas seriedad — el tango es un arte que se debe aprender de manera individual y en pareja, así que pon atención.

Ya sé por que le gustas a Gumo — descompone su cara y se queda en blanco — con tal seriedad dan ganas de mirarte todo el día.

Con razón Leon te tiene lejos de su hermana... —

Me da un golpe en la cabeza y me rio, corriendo hacia el mar que refleja la luz que desde la plaza ilumina. Rin me persigue, queriendo que tome sus clases y después de un rato lo intento, solo para terminar quitándonos los zapatos y bailar bajo la luz de la luna, la brisa del océano y las olas refrescándonos en cada vuelta, paso y cercanía por el mismo baile.

Gracias por esta cita — me da un beso en la mejilla cuando me siento a lado de ella para ponerme mis zapatos — la disfrute mucho.

Sonrió complacido y le doy un pequeño empujón con los hombros de manera amistosa.

Cuando gustes... también fue algo lindo tener algo así, supongo que sí tenias razón en que necesitaba una novia... —

Cruzamos miradas y sonreímos.

Vámonos — la tomo de las mejillas y le doy un pequeño beso en los labios — papá nos estará esperando.

Asiente y toma mi rostro para darme un largo beso.

Realmente deseaba que no fuese mi hermana, que lo que comenzaba a permitirme sentir fuese correcto y válido, aunque también agradecía la noche por dejarnos pasar como desconocidos y hacer esto, sin ningún reflector moral o criticas. Lo deseaba en verdad.

Comenzamos a ir al auto cuando uno de los borrachos de la ciudad aparece en la acera, por lo que detengo a Rin en las escaleras en dirección a la plaza, dejándolo pasar y que, por fortuna, nos ignora.

Vámonos — tomo su mano y caminamos al auto que esta a dos calles.

¡Demonios! ¡Ya te dije que no puedo! ¡¿Qué maldita cosa no entiendes?! — los gritos aparecen detrás nuestro y nos es imposible no voltear.

Adelante del borracho que camina tambaleante, Haru aparece con un aire muy diferente al que estábamos acostumbrados ver.

Esta despeinada y parece gritarle a alguien dentro de los locales de la calle. No nos ha visto, y esta demasiado molesta con aquella persona, que sin mostrar más, la jala hacia adentro con uno de sus brazos, desapareciendo de nuestra vista.

Papá no tiene ninguna chamarra de cuero — volteo a ver a Rin, quien también no ha despegado sus ojos de donde vimos a la chica.

Y no se quedarían ahí — levanto mi mano para señalar el letrero de:

Hotel Perla Blanca.











*·*·*·*·*·*·*·*·*·*·*

Cortes comerciales.

Quiero agradecerles por la espera, tenia un bloqueo y mi laptop no funcionaba. Afortunadamente pude continuar, mil gracias. Espero lo disfruten y la espera haya valido la pena.

Con todo mi oscuro corazón, AE.

Continue Reading

You'll Also Like

178K 25K 34
Como el titulo lo dice es un Fanfic Vrs. Realidad pero con los fanfics Frerard :v Una escena como pasa en los fanfics y como realmente seria esa esc...
12.8K 1.2K 17
"Todo lo que he hecho, todos los caminos que he recorrido a lo largo de estos años, me han guiado hacia ti". "Me levantaste, me enseñaste y cuando pe...
119K 17.4K 35
"Sergio Pérez siempre ha sabido que no es suficiente para Max Verstappen. Desde su compromiso hasta sus actuales años de matrimonio, sabe que el Alfa...
27.6K 2.4K 18
Yaoi/Romantico La historia después de 7 años, su anécdota continua, Connor y Kauru intentaran perdonar viejos rencores. © NO SE PERMITEN COPIAS...