CATFISH: ¿Quién es ella?

Af BeccaLullabyAmethyst

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El regreso de Marjorine, es solamente un engaño... Kenny jamás debió meterse con Eric Cartman. "-Oh Butters... Mere

Prólogo
Capítulo 1.- El regreso de Marjorine
Capítulo 2.- ¡No te atrevas a decirlo!
Capítulo 3.- El chocolate es el culpable
Capítulo 4.- ¿Quién es el mártir?
Capítulo 5.- Sin excusas
Extra [Kenneth & Marjorine]
Capítulo 7.- La manzana podrida
Capítulo 8.- La ley de Murphy: el origen de todos los males
Capítulo 9.- Con sabor a mentira
Capítulo 10.- Última esperanza

Capítulo 6.- Drama en el paraíso

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Af BeccaLullabyAmethyst

Nunca fue un experto en ingeniería y lo único que se le daba bien eran las matemáticas. Eric usaba su conocimiento para beneficio propio. Nada más, nada menos; pero había sido una completa odisea encontrar la conexión correcta de cada cable puesto que tenía el tiempo contado para permanecer en el gimnasio. Claro, si no deseaba ser descubierto al colocar una señal inalámbrica que iba hasta su computadora portátil. Una señal de apenas diez metros y no daba para más, fue lo mejor que logró conseguir y sólo esperaba que se pudiera cubrir lo suficiente con ella.

No hubo tiempo de guardar el cableado sobrante ni la herramienta, los alumnos del quinto y último periodo ya entraban haciendo barullo. A esa edad, a pocos les gustaba mostrar su mala condición física. Otros tan sólo eran unos vagos sin ganas de arrastrar las piernas como mínimo.

Tweek cabeceaba junto a Clyde quien guiñaba el ojo a Bárbara. Stanley permanecía al principio de la fila junto a Token que intentaba entender todo lo que le estaba contando. Marsh necesitaba urgentemente un concejo puesto que Kyle seguía reacio a ignorarlo y huir cada vez que intentaba dirigirle la palabra.

¿En serio? Ya habían pasado cuatro días y, Ike le azotaba la puerta en la cara después de gritarle que se largara. Porque incluso hasta su casa había ido a pedir una explicación y con el orgullo en un puño a disculparse. ¿Por qué razón? No importaba porque el pelirrojo siempre tenía sus motivos e indagar en ellos no era lo mejor hasta tenerlo bajo calma.

Stanley buscó con el rabillo del ojo a Broflovski, descubriendo que efectivamente éste también lo observaba, pero al percatarse del escrudiño ajeno, de inmediato apartó los esmeralda con un dejo de agresividad. El corazón de Kyle palpitaba a mil por hora y ni siquiera habían comenzado con el trote de calentamiento. Nada que decir puesto que sabía cuando Stan tenía real interés en alguien, no se detenía hasta verlo solucionado. Sin embargo, el moreno no le insistía estando al fin en una misma aula.

Seguramente ya se rendía por haberle rechazado tantas veces. ¿Pensar en perdonarlo? El judío era lo bastante orgulloso como para negarse a sus propios pensamientos. No, no podía ignorar que Stanley le había mentido y si se había intentado disculpar, él lo impidió. ¿Por qué? No quería verse débil. No quería que el ciclo de Wendy se repitiera con él y es lo que más lo lastimaba.

Lo primero que hizo Cartman al enterarse del rompimiento fue reír por supuesto y joderlo hasta mancillar sus propias creencias. Lo peor del caso es que Broflovski cayó en el juego del castaño cuando éste mencionó lo que Marsh probablemente haría, y sucedió. Stan hacía todo lo que Eric predecía. El castaño le aseguraba a Kyle que no había secreto al saber el patrón del azabache. Porque hacía exactamente lo que con Wendy. Por si fuera poco, Cartman le aseguraba al pelirrojo que él no era tan diferente a Testaburger. Ambos tenían una moral increíble, estudiaban como locos y eran bastante estrictos con los principios. El gusto por los discursos y la contemplación a la carrera de leyes.

Realmente Kyle no era demasiado distinto a la ex mejor novia de Stan. El recordarlo le hizo temblar de inmediato. Quedándose en su lugar justo en el momento que alguien lo tomaba por los hombros para pedir su atención.

—¡Kyle-Pu! Ya basta, pareces un muerto viviente. Si tanto te pesa la decisión que tomaste entonces mueve tu bonito trasero y habla con el pendejo de Stan. Sabes que él es muy lento para captar indirectas y que no vendrá solo si ya los has mandado de viaje tantas veces —murmuró Kenny cerca de su oído.

—No lo entiendes —contraatacó Kyle—. No es tan simple. No estoy seguro ya de qué es verdad y cuantas mentiras he tenido que escuchar hasta ahora. ¿Y si no me ama como tanto dice? ¡Coño! Yo no soy un puto juguete.

—No me estoy poniendo del lado de Stan, pero, puta madre... Sé ve que está sufriendo y si te sigues haciendo el amargado orgulloso, lo vas a perder en serio.

Kyle guardó silencio y desvió la mirada a su calzado deportivo, limpio y con rasguños. Bastante interesante en ese instante.

—Carpe diem —murmuró el rubio con un suspiro y despeinó a su amigo.

—Eso está demasiado usado, Kenny.

—Pero si no disfrutas ahora, después te quedarás atrás y te arrepentirás de no intentarlo —encogió de hombros para después flexionar sus piernas.

En el proceso se quejó ligeramente y por supuesto el pelirrojo lo notó. Lo usó como excusa para distraer el tema y porque ya llevaba bastante tiempo con esos quejidos.
Kenny enfocó una sonrisa al notar la mirada dudosa de su judío amigo.
Negó con la cabeza previniendo un cuestionario.

—Mi colchón está tan desgastado que no me deja bien la espalda —se excusó.

—Pues deberías juntar un poco de dinero para comprar uno nuevo en lugar de malgastar en cigarrillos y revistas pornográficas —rodó los ojos.

—¡Primero muerto! —rió contagiando a Kyle, pero al ver de nuevo a Marsh, el pelirrojo dejó de hacerlo.

Carajo. McCormick tenía muchísima razón, pero no podía ignorar ese jodido beso. Habían pasado unos días y no conseguía poner atención a los estudios. Estaba ahí, intentando con todo su esmero concentrarse, pero al final terminaba por desesperarse. Porque enseguida la visión de Wendy siendo tomada por brazos de Marsh le alcanzaba.

Por otro lado, el moreno ya emprendía la corta caminata hacia Broflovski, decidiendo que la mejor manera de enfrentarlo al fin era ahí. Fue detenido por el silbado del entrenador Larson quien se impuso frente a la fila mal formada de estudiantes. Stan regresó a su puesto con un semblante de pesadumbre.

El hombre maduro los observó con detenimiento absurdo haciendo temblar a más de uno, pero no a Marsh ni Broflovski quienes tenían que soportarlo en prácticas de americano y baloncesto. El profesor fue hasta la esquina del recinto justo frente a una cesta de rejilla con pesados balones rojos dentro. Le dio el tiempo suficiente a Cartman para incorporarse a la fila entre Marsh y Token. Ambos chicos lo miraron un segundo y después volvieron la vista a Tweek Tweak que había sido atacado con una bala de cañón, cortesía del señor Larson.

Tucker se puso en guardia, pero fue detenido por su amigo castaño.

—¿Quemados? —Preguntó Kevin Stoley.

—¡Hay no! Me acabo de hacer la manicura. Yo quedo fuera —anunció Rebecca y Eric la siguió vagamente con la mirada.

De hecho había descuidado por completo al bebé falso por estar metido en su venganza y eso pondría aún más rabiosa a la chica. El proyecto de ciencias estaba por llegar a su fin, y Cartman sólo se preocupó de vengarse, como es típico en él: anteponer su autoridad sobre los demás, antes que cumplir con sus obligaciones que seguramente darían mejor resultado.
Pero en fin. La mayoría de los alumnos divagaban hastiados; negándose a cumplir con el programa de educación física.

Otro silbido y los muchachos cubrieron sus oídos. Hora de escoger a los capitanes y los equipos.

El entrenador apuntó a Marsh; de esperarse pues tenía un talento innato de líder. Tweek se pegaba a Craig en un intento de esconderse porque ser líder del otro equipo es demasiada presión para él. Kenny intentaba pasar desapercibido con una mano en la nuca y la vista en el techo. El señor Larson apuntó a Testaburger; Kyle se cruzó de brazos y bufó llamando la atención del entrenador.

—¿Algún problema, Broflovski? —agudizó acercándose al pelirrojo quien con la mirada fiera no retrocedió ni un solo centímetro.

—Muchos.

La clase entera miraron incrédulos, incluso Cartman había levantado la vista para ver el movimiento del entrenador. Un castigo o lo que fuera. En cambio, el hombre calvo levantó una ceja y sonrió con sorna empujando un balón al judío.

—Bien. Sustituirás a Testaburger, pero si tu equipo pierde... Mañana serán decientas vueltas al campo de americano.

—¡Pero entrenador! Kyle tiene diabetes —levantó la voz Butters.

—¿Quieres doscientas vueltas también, Stotch?

El chico bajó la cabeza y tras frotar sus nudillos, negó lentamente. Broflovski ya estaba junto a Marsh esperando a formar los equipos, en realidad le daba la vista perfecta de su espalda al moreno. Ese orgullo terminaría venciéndolo en su propio juego.
Stanley también tenía su dignidad y enfadado cruzó los brazos sin ganas de arreglarlo esta vez. Kenny tenía toda la razón.

Kyle contaba con poco tiempo para discutir correctamente con Marsh, porque el reloj de la bomba había comenzado a andar.

El entrenador hizo al resto formarse en una línea recta para que los capitanes pudieran escoger a su equipo, pero el hombre había hecho sonar el silbato y agrupó a Craig, Token, Bebe, Lola, Nicole, Cartman, Kevin y Rebecca; Wendy, Butters, Kenny, Clyde, Jimmy, Esther, Heidi y Tweek.

—Kyle, tu equipo es con Testaburger, Stotch, McCormick, Donovan, Valmer, Kling, Collins y Tweak—anunció y el pelirrojo abrió los párpados sobre manera. Lo hizo con toda la jodida intención de hacerlo perder.

Tal vez Kyle era el primero en confiar en sus compañeros dando aliento motivacional; pero sabía perfectamente que la única que sabía usar la pelota en su equipo, era Wendy.
Chasqueó la lengua irritado, pero se unió a sus compañeros de todas maneras. Kenneth le dio un par de palmadas en el hombro.

—Hagamos papilla a, Stan —murmuró dando brinquitos en su lugar—. Anda, quita esa cara larga o serás el primero a quien lance mi tiro súper sónico.

—No es broma, Kenny. No pienso correr doscientas vueltas.

Se encogió de hombros al mirar a Stan. Él tenía a todos los tipos fuertes; las únicas desventajas debían ser Cartman y Rebecca; pero aún así. Broflovski tenía a Wendy, un algodón de azúcar, un pervertido, un llorón, un chico con dificultades físicas, una amante de la moda, otra tía demasiado distraída como para poner atención a una práctica, y un paranoico. ¿Podría ser peor? Probablemente no.

No iba a perder. No lo permitiría con todo y el equipo que tenía. El señor Larson colocó los balones rojos en una perfecta hilera. Mientras tanto los capitanes se encargaban de acomodar a sus compañeros en lo que parecía una maniobra estratégica. Kyle lo hizo al azar. Posicionando a Kenny, Clyde y Wendy al frente junto a él; el resto cubría la parte trasera de su espacio.

Por el lado contrario: Craig, Token, Kevin y Stan tomaron postura al frente. Cuando sonó el silbato, solamente Kyle y Wendy habían conseguido balón, pues Stan, Token y Craig se adelantaron tomando ventaja. El primer balón voló por mano de Craig golpeando a Clyde quien chilló molesto y fue a sentarse. El segundo rebotó sobre el que sostenía Kyle, había lanzado Token. En ese momento McCormick tomó posesión del balón perdido y le dio a Cartman rápidamente. Wendy lanzó y le dio a Bebe que se quedó desprotegida al irse el gordo del grupo.

El partido continuó con las típicas altas y bajas. Salía uno, entraba otro más. Cuando parecía que un equipo iba a perder, se recuperaba de inmediato y le daba vuelta al asunto llevándose la ventaja de momento.

De un momento a otro, el equipo del pelirrojo contaba solamente con Kenneth y Wendy. Mientras que del otro lado habían quedado Tucker, Stevens y Stoley. Sí; el capitán Marsh no pudo contra el "ataque súper sónico" de su amigo pobre. Para sorpresa de Kyle, Kenny había resultado ser bastante bueno... O eso creyó hasta el momento en que Lola y Rebecca llamaron a McCormick y éste se distrajo mostrando una sonrisa jovial, ahí Bebe le dio sin piedad en la espalda. Culpa del chico por darse la vuelta y la oportunidad al oponente. Lo que hizo detener el juego unos momentos fue el chillido agudo del chico que yacía de cuclillas.

Se quejaba y apretaba los dientes con una rabia irracional. Dolía como los mil demonios y sentía el fuego extendiéndose por toda su espalda a un grado tan terrorífico, que el mismo ardor le impidió concentrarse para levantarse e ir al banquillo.

Butters fue el primero en correr a socorrerlo, seguido de Kyle quien pidió tiempo. Kenny se levantó con la ayuda de Stotch, éste ya se encargaba de sostener el peso en su espalda.

—¡Hamburguesas! Vamos a la enfermería —pidió desesperado el chiquillo.

—Por Moisés, Kenny. Digas lo que digas no te creo lo del colchón. ¿Estás bien?

McCormick mostró una sonrisa y contorsionó el resto de su cara en una mueca que claramente indicaba cuanto contenía un par de gritos y quizá hasta algo de llanto. Kyle se había separado del grupo para ayudar a Butters con Kenny, pero el entrenador indicó que sólo uno podía ayudarle.

Leopold pidió ese turno. Puesto que no serviría que en dado caso, regresara a la cancha como reemplazo.
Cuando ambos rubios salieron del gimnasio, Marsh estuvo a punto de levantarse y seguirlos también. No quitaba el hecho de que también estuviera preocupado por su amigo; sin embargo, Wendy lanzó el balón que habían soltado; Kevin lanzó el suyo a Bebe quien lo atrapó y así el moreno logró atrapar el que Wendy había aventado en su dirección; por tanto, Wendy salió y Stan se reintegró al equipo.

Kyle estaba sólo y en graves aprietos, pero frío, lanzó el balón golpeando a Craig. Bebe lanzó el suyo y el pelirrojo lo esquivó para después recogerlo y lanzarlo de vuelta casi de inmediato, le pegó al friki y éste salió.

Dos contra uno. Aún en desventaja, maldita sea. Marsh lanzó una bola floja y el judío pudo notarlo, que ese lanzamiento fue apenas un mínimo esfuerzo por parte de Stan. No quería pegarle ¿eh? ¿Qué creía? Que ganaría puntos por dejarlo vencer en un estúpido juego de quemados. Eso pensaba Kyle para la mala suerte de Stanley.

La pelota dio a Bebe. Kyle ya estaba en su punto de fiera.
El resto del alumnado se quedó pasmado. Kyle contra Stan... Aquello tenía que ser el complot de una un Dios amante del drama cliché. ¿No?

Por si fuera poco: el balón estaba en manos del azabache, algo que imposibilitaba a Kyle. Con la presión de todos gritando, Stanley no supo realmente cual debía de ser la respuesta correcta. Darle a Kyle y ponerlo más colérico que antes, o perder y ganarse el apodo de cobarde por el resto del año. La segunda parecía mucho mejor que la primera.

—¡Lanza de una maldita vez! Ya golpeaste mi orgullo antes y no te importó, ¿por qué debe ser diferente ahora?

Marsh frunció el entrecejo. ¿Que golpeó su orgullo? ¡Pero si Kyle había deshecho el suyo! No podía hacerse el mártir cuando ni siquiera le dejó dar su opinión o versión. Ni de coña le dejaría mostrarlo como el malo. Por supuesto que Stan lo amaba, pero hay una línea delgada donde la comunicación y el respeto convergen y Broflovski la rompió.

—¿De qué mierda estás hablando? ¡No me dejaste hablar en primer lugar! ¡Decidiste tomar tus creencias histéricas antes de escucharme! ¿Quién le rompió el orgullo a quién? ¡Pendejo!

Dicho aquello, lanzó la pelota y esta sí que le pegó en el rostro actuando mejor que una bofetada. El judío cayó al piso de sentón. Cuando el azabache se dio cuenta de lo que había hecho, ya todos lo miraban asombrados incluyendo a quien yacía sobre el piso.

Kyle se llevó la mano a la mejilla y miró a Marsh alejarse enfurecido. Cuando buscó a la morena con la mirada, creyó que ésta lo seguiría para consolarlo, pero en cambio se acercaba a él y le extendía una mano. Derrotado la aceptó e hizo lo que debió desde un principio con toda la calma del mundo. Ya no quedaba otra forma.

—Wendy... Tú y Stan, ¿regresaron? —preguntó sin mirar realmente a Testaburger.

—¿Eh? —Desconcertada comenzó a negar lentamente—. Oh no, no, para nada. Lo mío con Stan terminó hace mucho.

—Entonces ¿puedo preguntarte algo más? —Hizo el esfuerzo por tragar saliva.

—Claro... ¿Es por eso que ustedes dos terminaron? —Preguntó esta vez la morena.

Kyle avergonzado ladeó la cabeza y asintió un par de veces. Conocía a Wendy de toda la vida y si ambos compartían algo era el don de la honestidad. Wendy no mentiría así. ¿Entonces por qué no pudo hablar con Stan de momento? Quizá la ira lo gobernó en cuanto Cartman le persuadió de un hecho que posiblemente era falso.

—Yo... Los vi a ustedes dos besándose y... —tragó en seco—. Bueno, no fue directamente. Lo que quiero decir es...

—¡Oh Dios! Nosotros no nos besamos. ¿Cómo es que nos viste hacer algo que no pasó? —Contradijo Wendy, quien estaba sumamente sorprendida.

Odiaba ser la causa de una separación; además que días atrás le dijo a Stanley que fuera con cuidado con el pelirrojo, para no lastimarlo y parce que esos dos hacían las cosas al revés. Entonces cayó en cuenta: ese día besó la mejilla del moreno tras aceptar su disculpa.

—En realidad, hubo algo como un beso, pero no fue algo malo en realidad. Stan me pidió disculpas y yo las acepté. Hicimos algo así como una tregua de paz y yo me despedí de él con un beso en la mejilla. Desde pequeña lo hago y las costumbres difícilmente mueren —explicó de la forma más relajada que le fue posible.

Para cuando se dieron cuenta, ya estaban solos en el gimnasio. Kyle no sabía cómo tomar lo que Wendy acababa de confesar. Sí se habían besado, pero no de la manera que él había creído. Estaba posicionado como el mayor pendejo de la tierra. Stan estaba en todo su derecho de haberse molestado. Aún sabiéndose inocente lo buscó por todas partes para intentar arreglar las cosas y en su osadía solamente lo ignoró.
Usualmente era Kyle quien se molestaba y al cabo de unas horas o tal vez algún par de días, todo volvía a la normalidad, pero estaba vez estaba en una situación más compleja.

***

Butters permanecía preocupado y en total silencio. Al fin consiguió averiguar el por qué de las tantas muecas que le había visto hacer al inmortal. Se resistió al principio, pero Stotch no dio tregua y así pudo saber la verdadera razón de McCormick.
Tenía una herida tan grande que el estómago se le contrajo tan sólo verla. Lo peor de todo es que se estaba infectando. ¡No había momento para ser orgulloso! Y que si Kenneth no quería preocupar a sus amigos sólo obtuvo el efecto contrario.

—Vamos... No me veo tan mal. ¿O sí? —McCormick intentaba aminorar el ambiente pesado que de pronto se había formado.

Butters tomó una fotografía con su móvil y la mostró haciendo que Kenny contorsionara sus labios de una forma totalmente absurda. Se veía terrible, nadie podía negarlo.

—Promete que no le dirás a nadie —rogó Kenneth.

Stotch se mordió el labio. ¿Más secretos? ¿Más mentiras? Ah, pero se lo debía después de todo aunque el chico no lo supiera.

—Sólo si me dejas revisarte todos los días y cambias tus vendajes.

—¿Qué vendajes? —Se hizo el desentendido cuando Butters le dio la espalda y comenzó a buscar de estos y alcohol. La enfermera estaba tardando demasiado.

Butters mostró el material clínico, pero lo dejó en una pequeña repisa metálica a la espera de la experta. No se atrevía a tocar las heridas y causarle un mayor daño a Kenny.

—Kenny... ¿Qué sucedió? —Indagó con miedo, pero es que estaba verdaderamente preocupado.

El muchacho herido entonces supo que no podía seguir ocultando sus penas. Al menos a Butters ya no, pero mientras sus amigos más cercanos se mantuvieran alejados, estaría mejor. Al menos de conciencia y decir la verdad debía ser un poco liberador.

—Peleé con Stuart —dijo sin más.

—¿Stuart? —Stotch no conocía de nombres.

—Mi padre —suspiró resignado e intentó incorporarse al menos un poco, consiguiendo solamente quejarse ante el esfuerzo—. Estaba ebrio y yo no iba a permitir que le pusiera a mi hermana o mi madre un dedo encima. Acabó en ésto —señaló su espalda con el pulgar derecho.

—Oh... Lo siento mucho, Kenny —pronunció con la voz apagada. Siempre creyó que sus padres eran un poco crueles de vez en cuando, pero no tenía voz ni voto si se incluía al señor McCormick.

Kenny negó con una sonrisa. Nunca se tuvo lástima y tampoco le gustaba recibirla, por ello se mantenía callado la mayor parte del tiempo, o al menos en asuntos que concernían directamente con problemas personales.
La enfermera entró y Stotch se hizo hacia atrás. Ya no podía preguntar más. Ahora estaba más decidido con el asunto de Marjorine. No le haría más daño. Cortaría de raíz con el asunto.

—Yo, debo irme o mis padres me castigarán. ¿Crees poder solo? Porque si no, puedo quedarme, no importa si mamá se enfada.

Una risita escondida entre dientes resonó. El chico inmortal volvió a negar, como si Leopold hubiera dicho algo sumamente tierno y así fue en realidad.
Le hizo una señal con la mano, para indicar que podía él solo a partir de ahí. No era mucho problema pues el dolor del momento ya había pasado y sólo necesitaba de algunos minutos para recuperar la compostura.

Butters salió prometiendo estar al pendiente de sus heridas.

El alcohol bailó sobre las tajadas haciendo su trabajo. Desgastante y doloroso, pero muy necesario. Le había reprendido la enfermera con todo el cariño que había podido. Le puso un vendaje cuando estuvo limpio. Bastante agua oxigenada y gasas. Le ofreció ayuda al igual que Butters, pero McCormick insistía en que todo estaba en orden.

Miró el reloj de pared cuando la enfermera volvió a salir del recinto. No era muy tarde, pero la escuela había terminado al fin. Se quedó un momento en silencio sintiendo el frío en la espalda y acostumbrándose a la nueva presión en esta.
Estaba habituado al maltrato así como a sobrellevarlo. No era de mucha importancia hasta que éste se convertía en amenaza sugerente hacia su hermana menor.

Se levantó y vistió después de un rato y sólo fue a coger su mochila a los vestidores, donde la había dejado. El equipo femenil de voleibol estaba practicando, pero para esas alturas ya no podía poner un ojo sobre éstas y tampoco las animadoras que casualmente reían fuera de los vestidores en sus reveladores trajes.

No tenía muchas ganas de regresar a casa y sabía de alguien que necesitaba una reprimenda verbal; además podía ser alimentado en el acto.
Llegó campante a la vivienda de los Broflovski, como si su herida ya no fuera un tema de mayor relevancia.
Nadie contestó ni abrió la puerta. Silbó y volvió a tocar el timbre y ésta vez la puerta se abrió de inmediato mostrando a un pelirrojo como nunca lo había visto antes. Estaba deprimido y traía el pijama puesto a pesar de estar en plena tarde. No estaba ni cerca del ocaso y aún así parecía que se acababa de levantar de una larga siesta. También notó el rojo en su mejilla izquierda.

Silbó estaba vez apreciando la descarada imagen que le mostraba el judío. Se veía terrible y Kenny rió por ello. Es que casi nunca se puede ver a Kyle de esa manera.

—Te ves de espanto —continuó riendo y Kyle le cerró la puerta en la cara, pero de inmediato la abrió y tomándolo de la muñeca lo metió en su casa. Casi olvida que McCormick tenía qué contarle cómo seguía y qué sucedió en la enfermería.

Pero al cabo de un minuto de silencio, tan solo se quedaron en el sofá, quietos e iluminados solamente por la luz de la televisión. Porque Broflovski había decidido que es una muy buena idea mantener las cortinas puestas.

—Tenías razón —confesó Broflovski.

—Dime algo que no sepa, Kyle-Pu.

—Sí, pero tú no me has dicho qué sucedió en el juego. Kenny, no puedes mentirme ya —advirtió.

El sonido de la TV y una cancioncilla hizo a Kyle regresar la vista al programa, olvidando por completo el interrogatorio que tenía preparado para McCormick.
Kenny también prestó atención al show.
Catfish: the tv show. Un programa en el que las personas piden ayuda a un par de amigos: Nev y Max.
¿En qué consistía? Bien, se envía un correo a la producción del programa con tu historia, pidiendo ayuda para develar la verdad y tus sospechas.
En sí, un programa que investiga cuán real es tu relación en línea y si la persona con la que has estado conversando por un buen tiempo, es real.

Kenneth no estaba especialmente fascinado con el programa, de hecho le parecía aburrido hasta cierto momento. Por el contrario, Kyle estaba atrapado y juraba que todas las relaciones terminaban igual, con peleas y mentiras o las sospechas venían acabando con lo que una vez fue maravilloso.
Seguía muy angustiado por el asunto de Stanley y que como cada programa, todo terminara mal con él. Se hundía en desesperación con cada capítulo de la maratón.

—Tío, cambia de canal —rogó McCormick que estaba de cabeza en el sofá y con las piernas sobre el respaldo. Ya había pasado un buen rato y en serio no le veía el sentido a dicho programa.

—¿De qué hablas? ¡Es genial! Apuesto a que no sientes ni un poco de empatía con los pobres que son engañados en línea. Mira que creer que una chica preciosa te hará caso y más si es cantante profesional o modelo. Es demasiado falso, pero ¡ah! Es genial porque son experiencias verídicas.

—Por favor, todo eso es mentira. Es como cualquier otro reality show que miente para ganar público como tú, que todo cree real. ¿Miss Estados Unidos juvenil? ¡Por favor, Kyle! Se supone que tú eres el listo. Si alguien va a mentir no inventaría algo tan falso como eso.

—No lo sabes. ¿Qué hay de ti y esa tal Marjorine? ¿Eh? Modelo, hermosa, rubia y de ojos azules. Creí que el adivino de estafas eras tú.

Se encogió de hombros y continuó comiendo de sus palomitas, ya que Kenny le había arrebatado el helado de vainilla.

—Marjo es real.

—Sí claro, hombre —se detuvo y señaló a la pantalla. La impostora había sido descubierta.

Por una vez en todo ese lío, Kenny se dedicó a observar el desenlace de la historia y efectivamente, el chico había sido embaucado por la joven llamada Alisson como una pequeña venganza, y es que alguna vez fue su amiga. Jesucristo, aquello era tan retorcido que ambos amigos doblegaron los labios en desagrado.
A la chica ni siquiera le importaba lo que había hecho y confesó que no era el único a quien le había estado mintiendo. Con engaño y todo, la mujer no era fea, de hecho y por ello Nev y Max no terminaban de comprender por qué hacía tales tretas. Según Alisson, lo hacía porque le gustaba coquetear, pero era tan extraño todo y aún así el chico a quien ayudaban estaba devastado. No decía una sola palabra al respecto, pero lo representaba con un gesto descontento.

Kyle apagó el televisor cuando Kenny se enderezó y se puso de pie. Se le notaba la duda en el gesto, pero negó tranquilamente con una sonrisa.

—Yo debo irme, aún debo llegar a casa y ayudar a Karen con un proyecto de ciencias.

—Claro... Hey, Kenny. Ten cuidado —sugirió lanzándole una bolsa de frituras.

La puerta principal se cerró dejando ver de último al rubio. Kyle se mordió el labio y tomó su móvil yendo directo a la galería de imágenes de Whatsapp. Lo primero que hizo fue buscar la fotografía de la rubia. Una que Kenny le había mandado tiempo atrás, para presumir a la bella chica con la que tenía contacto.

Fue a su habitación y conectó el cable del teléfono a la computadora portátil. Descargó la fotografía e hizo justo lo que Max cada vez que tenía fotografías del sospechoso. Hizo una búsqueda rápida adjuntando la fotografía en el buscador inteligente y tuvo una coincidencia que iba a un perfil de Facebook. Nada más en la red.
"Marjorine Miller" se postró en su pantalla y el pelirrojo divagó un poco. Hasta ahora todo iba perfectamente, pero algo en su muro le hizo impedir guardar la calma.

Fue hasta la publicación más vieja que el perfil tenía y no era más de dos meses atrás. A decir verdad, notó que el perfil fue recientemente creado. Algo sumamente raro si se trata de una modelo. ¿No debería tener una página publicitaria o algo parecido?
En fin, no había mucho de donde investigar puesto que sólo tenía ese nombre y fotografía. Tenía pocas imágenes. Apenas cinco y todos sus amigos residían en Colorado.

Chasqueó la lengua y fue a su e-mail. Buscó también la página de Mtv con referencia directa al programa. Cuando encontró el correo, lo pegó en la dirección de destinatario y comenzó a redactar.

Asunto: Mi amigo está en problemas. ¡Ayuda!

"Hola, Nev. Mi nombre es Kyle Broflovski y soy de un pequeño pueblo en Colorado; South Park. Tengo un amigo llamado Kenny McCormick y puede estar siendo engañado por una bella jovencita en línea. Es demasiado terco para admitir que algo anda mal, pero estoy seguro de que algo oculta "su chica". Investigué un poco y realmente no encontré mucho, pero sí lo suficiente para sospechar que todo esto no es verdad. Por favor, ayúdenme a develar este extraño caso."

Pulsó enviar y miró al techo. Kenny lo mataría por hacer todo aquello a sus espaldas, pero si algo molestaba a Kyle es que engañaran a alguien querido para él y es mejor temprano que tarde antes de que las cosas vayan más lejos; además, ¿cuál es la probabilidad de que un programa de televisión escogiera su correo de entre tantos que reciben? En fin.


N/A: Anúncio también, que el próximo capítulo probablemente tarde un poco. Es porque tengo bastantes cosas que hacer y asuntos que atender. Espero que les haya gustado y estén preparados para lo que viene. 

Fortsæt med at læse

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