Ambas carrozas volaban juntas por el cielo estrellado.
Desde aquella lucha juntos, el vínculo comenzaba a crecer. Ya no se odiaban del todo, aunque Valeria aún sentía resentimiento por Kevin, no olvidaba aquellas palabras frías por parte del chico; tampoco podía olvidar lo triste que se sintió.
Los cisnes comenzaron a descender poco a poco, luego los ciervos.
-¿Ya llegamos? -Preguntó Oliblish.
-No lo creo, están cansados. Hemos recorrido muchos kilómetros. -Respondió Thalia.
-Parece que estamos en Denver Colorado. -Dijo Oliblish.
La ciudad de abajó estaba repleta de luces encendidas por todas partes, era una ciudad bastante hermosa.
Las carrozas se detuvieron en Civic Center Park. Ambos grupos bajaron de las carroza. Los cisnes se recostaron y los ciervos comenzaron a comer pasto. Algunos mortales que cruzaban caminando o trotando, solo miraban y se escuchaban algunos "Owww".
Una señora de entre 35 y 40 años se acercó a los chicos que permanecían sentados y les dijo:
-Qué hermosos perros. ¿Qué raza son?
Por instinto, los chicos miraron a los animales. No eran perros, eran simples animales comunes y corrientes ¿por qué habían visto perros? Ah, tal vez porque eran los propios animales sagrados de los dioses o porque en Denver no se veía a menudo unos alces pastando en pleno centro o unos cisnes acostados.
-Bulldogs. -Dijeron los chicos.
-Poodle. -Dijeron las chicas.
-Gran Danés. -Dijo Thalia.
-Dálmata. -Dijo Kevin.
La señora volvió a mirar a los perros, luego miró confundida a los chicos y con voz casi titubeante dijo:
-Vaya... varios perros... -Dirigió otra mirada a los perros. -Dejen las drogas. -Y se alejó.
Los chicos se soltaron a reír a carcajadas.
-Vale, tengo que salir a comprar provisiones. -Dijo Kevin.
Danny se untaba un poco de pomada que había creado en los hombros y en las costillas (debido a los cortes del encuentro pasado). Tomó una venda e intentó ponérsela en los hombros.
-Te ayudo. -Le dijo Shelby.
-No, yo puedo. -Respondió Danny.
Pero se estiró de más que dejó caer el vendaje por el dolor de su otro hombro. Shelby tomó el vendaje y lo ayudó aunque él no quisiera, Kevin se sintió agradecido.
-Yo voy, solo que acabe Shelby. -Dijo Danny.
-No, tú te quedas aquí. Estás herido.
Danny se sintió regañado y dedicó una mirada a Shelby.
-Yo voy. -Luis se volvió voluntario.
-Y yo. -Dijo Janelys.
-Yo también quiero. -Dijo Fabiola.
-Vale, vamos los cuatro. Volvemos en unas horas, ustedes descansen.
El sol comenzaba a salir nuevamente, ese hermoso día 28 de Diciembre, se lo dedicarían al descanso, para retomar el vuelo en la noche. En la madrugada del 29 de Diciembre.
Kevin y los chicos caminaron por la ciudad. Se metieron a los supermercados para compras provisiones, comida y dulces de menta; los dulces de menta fue idea de Luis, ya que había dicho:
-Para que no nos huela mal el aliento.
Janelys estuvo de acuerdo, con Luis. Pero Fabiola lo pensó un poco más. Kevin tomó unos chicles y unos Tic Tac de menta y naranja. Compraron comida chatarra, algunos burritos fríos y pan. También algo de carne y queso, y Nutella algo que no podía faltar.
Los chicos metieron las cosas en las mochilas, las provisiones desaparecieron en las mochilas infinitas y no pesaban. Kevin se separó un poco y les anunció:
-Adelántense, en un momento los alcanzo.
Luis enarcó una ceja y se le acercó mientras que las chicas estaban de pie en la acera.
-¿A dónde vas? -Preguntaba Luis.
-Hummm... ven, puedes ayudarme. Chicas, en un momento volvemos.
-Vale. -Dijo Fabiola.
Las chicas siguieron caminando mientras platicaban: cosas de chicas. Mientras que Luis y Kevin avanzaban distraídamente.
-¿A dónde vamos? -Preguntó Luis.
-Me ayudarás a elegir algo.
-¿Qué?
-Es sorpresa.
-Ah, vale.
Ͼ-☼-Ͼ
Los grupos estaban separados, ambos estaban sentados en círculo. Los chicos hablando cosas de guerra y las chicas... pláticas típicas de chicas. Hablaban de cazar y matar. Ya saben, las chicas, difíciles de entender.
-¡Llegaron las provisiones! -Gritó Janelys.
Ella junto con Fabiola llegaron caminando, se lanzaron al pasto y quedaron recostadas. Se descolgaron la mochila, tomaron dos bolsas grandes de papas fritas y lanzaron una a los chicos y otra a las chicas. Las abrieron y comenzaron a comer.
-Nada saludable. -Dijo Danny.
-Come o no te tocarán. -Le espetó Orlando.
Hubo unas risas.
-¿Por qué están separados? -Preguntó Janelys.
-Porque... -Comenzó Ryan.
-Porque Los Cazadores son unas nenas que no quieren platicar de muerte y sangre. -Dijo Gabriela.
Hubo unas risas de parte de las chicas. De momento, los chicos se levantaron y se sentaron entre las chicas. El círculo se hizo más grande y se produjo un silencio incómodo.
Debido al silencio, Orlando tenía que hacer algún tipo de acto gracioso. Levantó una botella vacía y dijo:
-¿Jugamos a la botella?
Sus compañeros le pegaron de codazos, estaban indignados. Ellos no podían besar a las chicas ni viceversa. Sería como faltar a la regla principal... ¿un beso sin amor cuenta? ¿Un beso significa amor? No querían arriesgarse de todas formas... ¡ERAN CHICAS!
-¿Qué haremos? -Preguntó Thalia.
-¡Hey chicos! -Gritó alguien fuera del círculo.
Todos levantaron las miradas y vieron a Luis que caminada directo al círculo. No había ni señas de Kevin.
-¿Y Kevin? -Preguntó Danny.
-Está arreglando unos asuntos.
-¿En Denver? -Preguntó Thalia.
Luis se encogió de hombros como diciendo "no sé, tal vez".
-Valeria, necesito hablar contigo. -Dijo Luis.
Todas las miradas fueron ahora para Valeria. Ella se sonrojó un poco, se levantó y comenzó a caminar firmemente hacia Luis mientras que sentía aquellas miradas de picardía de los chicos.
-¿Qué sucede? -Le preguntó.
-Ven. -Dijo Luis en voz baja.
Ambos chicos comenzaron a caminar en silencio. Llegaron a un punto donde se alzaba una hermosa fuente y sentado en el borde, había un chico con chaqueta amarilla y cabello castaño. Los halos de su aliento se podían ver desde aquella distancia, la nieve amontonada en los bordes de la acera y los árboles con pocas hojas, le recordaban a aquellas películas viejas.
Se acercó y vio que era Kevin, siguió caminando con paso vacilante, se plantó a su lado. Miró a su lado, ya no estaba Luis. Mierda.
Kevin volteó, la miró y con una sonrisa dijo.
-Hola.
-¿Qué rayos sucede aquí?
-Bueno, al menos no preguntaste "¿Qué Hades haces aquí?" Hehe.
Valeria lo miraba seria, quería una respuesta:
-Me quiero disculpar. -Anunció.
-Disculpas rechazadas.
Valeria se dio la media vuelta, pero entonces las palabras de Kevin lo detuvieron.
-Valeria, espera. Sé que fui un maldito idiota, pero... por favor, en esos momentos estaba asustado. No debí de haberte ofendido, no a alguien como tú. Eres fuerte, una gran chica. Una guerrera, Valeria, te ofrezco mis disculpas de todo corazón y quiero que veas que estoy arrepentido.
Valeria se volvió lentamente y vio a Kevin de rodillas.
-¿Qué haces ahí?-
-Quiero que me perdones, Valeria.
Valeria titubeó. Lo miró. Sus ojos de arrepentimiento y sus mejillas sonrosadas por el frío.
-No.
-Pero, Valeria.
-Me violaron, Kevin. Y jugaste con ello ¿cómo quieres que reaccione? ¿Qué te perdone y olvide aquello?
-La vida de un héroe nunca es sencilla.
-¡En esos momentos yo no era una heroína! -Valeria se exaltó.
-Pero sí una guerrera y no hay mucha diferencia. Valeria, discúlpame.
-Ya te dije que no.
-Valeria, por favor. No sé qué venga después, no sé qué resultados tenga esta guerra. Y por ello es que me quiero disculpar, porque ya no sé qué hacer, si muero... si tú mueres... no quiero ni pensar en ello. Hay infinitas posibilidades.
Los pensamientos de Valeria divagaron, llegaron hasta el momento en que Hécate les había hablado:
"-... ustedes tienen tres caminos. Uno puede ser que ambos bandos se unan, pero las muertes se desaten."
Valeria volvió a mirar a Kevin, sintió culpa, se sintió terrible por no perdonar a un simple chico. Vaya, eso sí que era inesperado.
-Está bien, Kevin. Te perdono.
-¿Todo quedará olvidado?
-No, aquello no quedará olvidado. Ten en cuenta que te perdono porque no quiero que mueras y me quede con culpabilidad. No me gustaría, ya tengo la culpabilidad de no poder decirle a mi madre que la amaba...
-Yo también vi morir a alguien que amaba. -Kevin se levantó.
-¿Enserio?
-Una chica, Michelle. Sí, apenas la conocía y murió. Debido a esta terrible maldición que me cargo, es algo que no quiero. Cada vez que me enamoro...
-Mueren.
-Sí. Por eso me uní a Los Cazadores
-Yo no creo en el amor después de que me violaran constantemente... -Valeria quedó en silencio.
El nudo en la garganta se expandió, siempre le dolía hablar de aquel tema, no le gustaba expresarlo en voz alta y ya lo había hecho dos veces en un día. Eso era un record.
-¿Por eso te uniste a Las Cazadoras? -Preguntó Kevin.
Valeria asintió, bajó la mirada y comenzó a llorar. Kevin se sintió terrible, se acercó y la abrazó. Un abrazo que le hubiera gustado durara mil años.
-Todo estará bien.
-Ya sé, es lo que todos dicen. -Le decía Valeria.
-Yo sé qué lo estará. Me tienes a mí, seré un buen amigo.
-Luna... -Susurró Valeria.
-¿Luna?
-Mi oso de peluche, él era mi único amigo.
-¿Amigo? ¿Luna era macho?
Valeria sonrió, se separó de Kevin. La sonrisa se le veía perfecta, pero las lágrimas no.
-Sí, era algo raro.
-Pues... bueno, no sabía cómo pero. Ve en mi mochila. -Kevin le extendió su mochila.
Valeria la tomó, miró un momento a Kevin y este le dijo:
-Ábrela.
Valeria la abrió y miró, estaba repleta de papas fritas, chicles y gaseosas.
-Mete la mano, y saca lo que hay dentro.
Valeria lo hizo, metió la mano y comenzó a hurgar la mochila. Sacó lo primero que encontró, era bastante suave y hecho de tela. Lo sacó poco a poco. Lo levantó ante su mirada, era rojo, y se puso roja.
-¿Un calzón?
Kevin se puso rojo como un jitomate, le arrebató su ropa interior y la metió. Él comenzó a hurgar y sacó algo que Valeria no esperaba. Era un peluche, pero no como Luna. Este era más hermoso.
Era de un animal, o algo parecido a un Koala. Era de color azul y era casi del tamaño del brazo de Kevin.
-Se llama Stitch, y es para ti. -Se lo extendió.
Valeria quedó inmóvil ante aquel regalo inesperado. Lo miró bien, era algo que no esperaría de alguien como Kevin, era algo sumamente hermoso, un detalle inoportuno, algo que ella apreciaría por siempre.
-Gracias. -Lo tomó y lo abrazó.
Valeria miró a Kevin, le sonrió y lo abrazó sin pensárselo dos veces.
-Gracias. -Le susurró.
Kevin aceptó el abrazo. Algo sumamente hermoso de su parte.
-Bueno, volvamos con los chicos. Se pondrán nerviosos. -Le dijo Kevin.
Los chicos caminaron mientras platicaban ahora con el pasado atrás. Pero al llegar con los chicos, quedaron petrificados. Estaban dormidos.
-Creo que Orlando hizo lo suyo. -Dijo Kevin.
Valeria se río un poco.
-Oh, no fue el alcohol. Fui yo. -Dijo una voz suave.
Ambos chicos voltearon, vieron a un hombre alto, el cabello cano y una barba corta de color blanco, con un largo abrigo negro. Su rostro brillaba y parecía casi transparente. Aquel hombre levantó la mano diciendo.
-Soy hijo de Hipnos, soy el dios de los sueños. Soy Morfeo. Bonitos sueños.
Y ambos chicos quedaron dormidos en el suelo.
Stitch rodó un poco hasta toparse con los pies de Thalia que estaba dormida. Algunos mortales solo miraban desaprobatoriamente aquella escena, sí, parecerían los típicos vagabundos sin saber que estaban sumergidos en un sueño por parte del dios de los sueños.
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Sí chicos, este anuncio es para anunciar que:
Los Cazadores está llegando a la recta final.
Y por ende, me gustaría leer sus comentarios sobre "¿qué tal les está pareciendo esta historia?" Sus comentarios son importantes para mí. También opiniones y todo aquello.
¿Les gustaría que hiciera otro Fanfic de Percy Jackson?
Bueno, eso sería todo. Y bueno ¿les gusta la idea de que esta historia esté por terminar? Lo siento :c