—Pásame la camiseta, Niall —le susurré en el oído mientras me acercaba más a su hombro descubierto donde seguidamente dejé un beso pero no me hizo caso y se giró hacia mí con una sonrisa enorme—. ¿Por qué sonríes así?
Ríe y achina sus ojos en el acto. Adoraba despertar por las mañanas con Niall a mi lado –sobre todo si este estaba escaso de ropa-, y que me despierte con besos en la cara y con cosquillas por todo el cuerpo. Me siento la chica más afortunada del mundo por el simple hecho de tenerle, en todos los sentidos.
—Porque estás a mi lado ahora, —hace una pausa y mira por debajo de la sabana que nos tapa—, y más si estás desnud... —comienza a reír cuando nota que mis mejillas se sonrojan—. No te vayas quiero achucharte un poco más, dile a Ashley que nos de unas horas más.
Sonrío y por muy tentadora que sonara esa oferta debía ver a Ashley ya que hace unos dos meses o quizá más que salí del hospital y sólo la he visto dos veces contadas. He estado muy ocupada estando con mis padres porque se ve que tras estar enferma de cáncer y superarlo bastante bien, por así decirlo, tus padres intentan volverse tus mejores amigos... Lo cual no es malo, para nada, pero es un poco incómodo que quieran ir al parque central de la ciudad cogidos todos de la mano. No es ni incómodo, es de lo más vergonzoso que hay. Incluso una vez a la semana preparan una noche de juegos familiares en los que hasta invitan a Niall.
Recuerdo la primera vez que se lo pedí. Primero se rio pensando que era una broma por haberme escupido esa misma mañana mermelada de frambuesa en mi blusa nueva, hasta que vio que no me reía y captó que era cierto. Imaginaros la situación: Luke, Ashley (esta es una de las dos veces que la vi), Niall, mis padres y yo sentados alrededor de una mesa lo más pequeña posible en la terraza, intentando jugar al Monopoly. Sí, intentando, ya que la mayor parte del tiempo se basó en mis padres leyendo todo el manual de instrucciones de juego, luego enseñándoles cómo se jugaba ya que no lo habían entendido del manual, y finalmente, todos riéndonos de mis padres.
En resumidas cuentas, mis padres estaban más pegados a mí que nunca. Y doy gracias a que Niall haya alquilado un pequeño apartamento tras haber conseguido un trabajo en un restaurante lujoso entre medias. Ya que mucho me quejo de mis padres, pero luego la otra mitad de mi tiempo la paso con Niall aquí, o por ahí, depende de nuestros días y de cómo nos encontremos. Hemos creado una pequeña rutina ya en la que nos levantamos, desayunamos, él se va a trabajar y yo o voy con mis padres, intento buscar un pequeño trabajo para intentar ayudarle con el alquiler o simplemente busco universidades aquí en Londres o en París, después a la tarde nos volvemos a ver en su apartamento y hacemos maratones de películas que nos gustan, hablamos, cocinamos o jugamos a algún juego.
Pero algo me distrae de mis pensamientos. Es Niall, con el flash de su cámara en el móvil.
— ¿Acabas de hacerme una foto? —le preguntó aun aturdida por el repentino foco de luz cegador. Él asiente sonriente mirando la foto hecha en su móvil—. Déjame verla.
Me pasa su teléfono y casi me oigo maldecir en treinta y siete idiomas. —Borra esto antes de que críe hijos, Niall.
—Si los hijos son míos, bienvenidos sean. ¿Te acuerdas? Se deben de llamar Diciembre y Alcantarilla. E insisto, Diciembre debería de llamarse nuestra hija, pero como eres tan cabezota, te dejaré poner Alcantarilla a nuestra hija y Diciembre a nuestro hijo.
Me quedé asombrada. ¿Cuánto hacía de eso? Meses, muchos meses, ¡ni siquiera me acordaba ya! Niall y yo hablamos hace mucho tiempo (de broma, claro está) de que nuestros hijos se llamarían así.
—No me puedo creer que aun te acuerdes de eso, Niall, eres un maldito elefante... Como tu perro —le dije riendo.
—Claro, tú ríete del nombre que le puse de pequeño, pero siempre será más original que Justin Timberbieber.
Le hubiese soltado todo un discurso en el que por supuesto le hubiera dicho que el apodo que le puse era de los más innovador y sobretodo original, pero me acababa de llegar un mensaje y era de Ashley.
En una hora en mi casa, te preparo muffins y chocolate, ¿trato? Luego vemos qué hacer. Si no contestas porque estás con Niall, te dejo unos minutos de retraso ya que sé que ese oso gordo te estará pidiendo tiempo de tu vida en él, pero como llegues más de 20 minutos tarde y se enfríe el almuerzo que te voy a preparar con todo el cariño del mundo, sabes que soy capaz de ir y cortarle lo que lo clasifica en el género masculino. Con amor, yo.
Niall suspira tras leerle el mensaje en voz alta.
— ¿Estás segura de que le caigo bien a Ashley? Creo que me tiene un poco de odio. —Se queda un rato pensando—. Bueno, no a mí... A mi... —se mira hacia abajo, a sus partes—, ya sabes.
—Oh, no tranquilo. Es así de cariñosa con todo el mundo.
—Intentaré tomármelo como algo bueno. Y oye, yo no soy un oso gordo. Soy un tigre. Un tigre muy fuerte, que suele comer mucho, pero es fuerte.
Ignoro su comentario estúpido y me levanto de la cama a sabiendas que Niall acaba de poner toda su atención en mí, me giro a mirarle y enseguida intenta disimular poniendo su vista en su teléfono con la pantalla apagada. Sonrío y voy en busca de mi ropa interior y de su camiseta. Me pongo mis bragas y mi sujetador y encima su camiseta verde que pone "Amo a Niall", sonará bastante cursi, pero Niall mismo mandó a hacer esa camiseta, para poderla llevar durante un mes y dejar impregnado su olor en ella y después regalármela. Sonrío por todas las cosas que hace por mí y a los segundos localizo mis pantalones encima del sofá.
— ¿Quieres que te haga algo antes de arreglarme e irme? Por favor, abstente de decir alguna guarrería, que te conozco.
Y sé que ha pensado algo así cuando lo veo sonreír intentando no reírse. —No, pero si cuando vuelvas compras comida china te hago lo que quieras. Ah, y un muffin de Ashley.
Niego con la cabeza. —Conociéndoos a los dos, seguro que ha hecho dos bandejas, uno para ti, y otro para ella. Y sólo me dará uno. —me acerco a la orilla de la cama y le planto un beso que él mismo hace alargar—. Suéltame ya, harás que llegue tarde —me giro en dirección a la puerta de entrada y le oigo bufar—. ¡Cojo las llaves de tu coche! —grito para que me oiga.
— ¡Te quiero, pero si vuelves y hay una abolladura, raya, rotura en McQueen despídete de este rubi...! —pero ya he cerrado la puerta. Oigo como grita mi nombre y hace que me ría, le grito un te quiero y bajo por las escaleras rápido hacia su coche.
Me gusta usar su coche no solo porque extrañamente olía bastante a él (¿he mencionado alguna vez lo mucho que me gusta cómo huele Niall?), sino porque es mucho mejor que el mío. En todos los sentidos, porque mi coche no existe. No tengo coche. A no ser que tomar prestado el coche de tus padres siempre sea tener coche. En ese caso, tengo un bastante viejo, vintage y reparado, según mi madre; clásico y barato, según mi padre, Ford de los 90, con pintura a punto de caerse plateada y con unas llantas que dan un poco de pena. Pero teniendo el BMW de Niall, puedo presumir a veces. Jamás sabré de dónde saca el dinero este hombre.
Una vez pasados cinco minutos en los que pongo la radio nacional y me sorprendo escuchando la voz de mi hermano y mis amigos cantando una canción suya, estoy en la calle de Ashley y aparcando enfrente de su casa. Cuando llego a la puerta de su casa levanto el felpudo y saco una llave que deja siempre cuando voy de visita.
— ¡Ya he llegado Ash...! —un objeto rebota contra mi cara e impide que termine la frase.
—Eso por llegar tarde. Ahora recoge el muffin y cómetelo.
Ambas teníamos la manía de tirarnos cosas cuando una de las dos llegaba tarde a algún sitio, público o no. Así que os podéis imaginar qué clase de desastres causamos a veces en las calles y parques.
Tras horas charlando y tras haber visto dos películas me llega un mensaje de Niall y le dijo a mi amiga que me tengo que ir.
—Espero que la próxima vez que quedemos nos sea después de un siglo, ¿vale?
Me despido de ella y voy dirección al apartamento de mi amado príncipe. Bueno, de Niall.
Pero antes tenía que pasar por el restaurante de comida China.
***
Me encantaba que Niall me hiciera mimos y cariñitos en mi pelo para relajarme, hasta puedo llegar a quedarme dormida sobre su regazo de lo más a gusto, pero esta vez se pone a hablarme y me siento bien.
— ¿Cuándo me contarás qué has hecho con el diario que te regalé? —me pregunta ansioso por saberlo como un niño pequeño.
—Aún no lo he terminado, Niall.
—Veeeeeeenga —implora como ya he dicho antes, un niño pequeño—. Es que tardas muuuucho, quiero veeeeeerloooooo.
Se acerca a mí y empieza a darme besos por toda la cara a segundos sin darme tiempo a pestañear. Me río.
—Si este es tu plan para convencerme de enseñártelo vas por mal camino —le digo sonriente devolviéndole un beso.
— ¿De verdad...? —se vuelve a acercar pero esta vez con una sonrisa pícara en su rostro.
Me levanto del sofá enseguida. —No, Niall, no me gustan las cosquillas.
— ¿Y por qué crees que lo hago?
Salgo corriendo al piso de arriba, pero oigo los pasos de Niall detrás de mí y es que es más rápido que yo. Entro en el baño y me meto en la ducha sin darme a cerrar con pestillo, se da cuenta de que estoy metida aquí dentro y corre la cortina rápidamente, y sin darme cuenta abro el grifo y mojo entero a Niall con la alcachofa entre mis manos. Su camiseta empieza a pegarse a su torso a la vez que me muero de la risa.
Me mira atónito. — ¿De verdad me acabas de mojar?
Y sin contestarle, salgo corriendo de nuevo. Dirección: planta de abajo, cocina.
Intento llegar lo antes posible para coger la crema de chocolate y con cuidado dejarla caer en mi mano, me escondo detrás de la nevera donde no puedo ver la puerta de la cocina y espero.
Escucho como se ríe y sé que ha entrado. Preparo mi mano para cuando llegue donde estoy pero...
— ¡Niall, cabrón! —el muy imbécil sabía que estaba en el lateral de la nevera, y por si fuera poco, ¡él también se había puesto crema de chocolate en la mano y me la había estampado en toda la cara! Pero antes de que se escapara él, le estampo mi mano con chocolate.
Ahora soy yo la que se empieza a reír.
—Estás muy guapa así.
— ¿Con chocolate en la cara? —le sonrío.
—No, riendo —se acerca a mí y junta mis labios con los suyos.
Sonrío en mitad del beso y lo sigo unos segundos más.
—Deberíamos ducharnos, por mucho que me esté gustando este beso con sabor a chocolate y Niall.
***
Unas dos horas después, un ducha y puede que algo más, Niall consigue que le enseñe mi diario y nos tumbamos en la cama.
— ¿Qué has escrito? —pregunta por sexta vez ya.
—Es una lista.
— ¿Has escrito una lista de la compra en mi regalo?
—No, idiota. Es una lista de quehaceres.
— ¿Quehaceres?
—Sip, antes de morir.
Paso la primera hoja y le leo:
—Uno: que el grupo de Luke sea mundialmente conocido, dos: conocer a Rihanna, tres: escribir un libro...
Le sigo leyendo hasta el punto 23 que es tener un cerdito como mascota.
—No pienso comprarte un asqueroso cerdo, Hayley, si es eso lo que pretendes...
— Asqueroso, tú. Y no, simplemente es algo que me gustaría tener. No voy a hacer nada de la lista, ¿te crees que voy a robar un banco?
—Pero sí que puedes tintarte el pelo de color morado... Como en el punto, mmmm ¿10? O viajar a París como en el punto 19.
Niego con la cabeza. —Estoy feliz con mi pelo rubio de momento y como no plante un árbol del dinero, no iré a Paris en siglos.
—Bueno, como quieras. Sígueme leyendo la lista.
—Tener un tatuaje con Niall, estar en un apartamento con vistas preciosas, ir a Disneyland, hacerme un piercing en la nariz, estar todo un día en la cama, ver las estrellas desde un avión, acampar en la playa, ver el amanecer, poner jabón en alguna fuente publica...
— ¿Disneyland? ¿Enserio? —se ríe y besa mi nariz.
—Nunca fui de pequeña —digo sacando mi labio inferior, el cual Niall enseguida muerde.
Sigo contándole todas mis ideas locas hasta que llega una que me hace reír antes de decírsela.
— ¿De qué te ríes?
Niego con la cabeza. —"Casarme con Niall Horan el irlandés rubio más guapo del mundo y tener 2 hijos con él, que se llamen Diciembre y Alcantarilla. (Se pueden cambiar hasta entonces)"... Creo que nunca he escrito esto —le miro y sonríe.
—Si estás acusándome de haber escrito eso... Tienes razón. Pero en algún momento de la lista tenías que ponerlo, así que te he hecho el favor.
—Creo que puse casarme con Dominic Sherwood —digo graciosa.
—Sí, lo borré. Y pasar un día con Augustus Waters también lo borré.
Río por la cara de berrinche que estaba haciendo. —Pero si es un personaje ficticio, bebé.
—Me da igual. Me hieres el corazón queriendo conocer a otros chicos —grita dramático levantándose de la cama y subiéndose de pie en esta.
—Pero no existe...
—Igual que mi corazón ahora —se toca la parte dónde está su corazón y finge que llora. Cae de nuevo sobre la cama.
Tras lo que vino a ser unos largos minutos de Niall dramatizando nos empezamos a tumbar de nuevo en la cama, y justo cuando llega la madrugada, nos dormimos.
sé que es súper cortito pero hacia mucho que no subía y os lo quería subir ya hoy :( espero que no me odiéis mucho por ello !!! chicas me he viciado a musical.ly asi que si me seguís ahí os amaré @sandraponz yija
OTRAS COSA MÁS: estoy escribiendo una nueva fan fic con una amiga mía, en el siguiente capítulo (el cual no tardaré tanto en subir, promise) os dejaré su user y os avisaré de cuando subiré el prólogo para saber si subirla o no.
pero si os gusta The 100, Divergente y/o The Hunger Games, os aseguro que os va a enamorar JSJDJFJSIS ESTOY ENTUSIASMADA
SOLO QUEDAN 4 CAPÍTULOS PARA TERMINAR WHATSAPP
no sé porque he hecho esos cambio de letras, quería probarlo YIJA, os amo Green💚xx