Híbrido

By EmilDBe

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Esta es la historia de Kaen, un joven soldado cuyo sueño es proteger su amada ciudad de los altercados de est... More

Híbrido
Prologo
Capitulo 1 - La clave del logro
Capitulo 3 - Flujo Intenso
Capitulo 4 - Escalón
Capitulo 5 - Sin Opciones
Capitulo 6 - Aquel Tormento
Capitulo 7 - Pasos
Capitulo 8 - Motivos
Capitulo 9 - El rugido de un león
Capitulo 10 - Hermanos
Capitulo 11 - Una salida poco satisfactoria
Capitulo 12 - El monolito
Capitulo 13 - Destino
Capitulo 14 - La propuesta
Capitulo 15 - La selección tiene un nombre
Capitulo 16 - El nuevo rumbo abre paso
Capitulo 17 - Estoy preparado
Capitulo 18 - Entrenamiento
Capitulo 19 - Un ente peligroso
Capitulo 20 - Traición
Capitulo 21 - No hay vuelta atrás
Capitulo 22 - Oscuridad Emergente
Capitulo 23 - La verdad
Capitulo 24 - Gracias
Capitulo 25 - Tragedia
Capítulo 26 - Confianza
Capitulo 27 - El regreso del extraño
Capitulo 28 - El apresurado rumor
Capitulo 29 - Tranquilidad anhelada
Capitulo 30 - Su prueba
Capitulo 31 - Un integrante valioso
Capitulo 32 - Reunión
Capitulo 33 - Restaurando

Capitulo 2 - Un juicio extraordinario

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By EmilDBe


 05 de Noviembre – Año 559 – Era Sadoeiji

Ha pasado día y medio desde aquel incidente en el portal noroeste de la cuidad, donde una batalla con un mercenario tuvo lugar.

La puerta de la habitación de Kaen se abre haciendo gran ruido provocando que este dejara de dormir, era Emi, la madre de Kaen, una mujer adulta y esbelta, tenía su pelo muy largo y liso que le llegaba a la cintura de un color marrón chocolate, sus ojos eran del mismo color y su cara siempre llevaba una sonrisa, su boca y nariz tenían una apariencia frágil como si solo el aire pudiera tocarle sin hacerle daño. Llevaba de ropa un vestido ajustado celeste y encima un delantal con una insignia de un tenedor. Cargaba una bandeja con un par de platos y una taza de té, lo deja en el velador de Kaen y con un suspiro dirigiéndose habla pasible a su hijo.

- ¿Haz dormido bien hijo? Te traje desayuno.

Kaen lentamente pestañeaba y se enderezaba en la cama para poder tomar la bandeja, se la pone sobre las piernas, mientras tomaba la taza para empezar a probar el té, responde.

- Si, dormí bastante bien, ya no siento dolor en mi brazo, aquel choque fue fuerte y me desgarre los músculos de este brazo, pero ya estoy bien... a todo esto... ¿Te han dicho algo ya del juicio? Se supone que es hoy ¿no?

La madre de Kaen solo miraba por la ventana y sin darse vuelta contesta.

- Sí, es hoy... debes prepararte luego y tener tu cabeza clara, estará el juez de operaciones del ejército y seguramente los comandantes, esta situación es poco común y tu testimonio es importante.

Kaen miro el contenido de su taza, en su cara solo se lograba ver preocupación y parecía estar recordando lo que sucedió y sobre todo al tipo de armadura negra, le dio un sorbo a su te y miro fijamente a su madre, sin romper aun el silencio pero esta vez pensando algo totalmente distinto, ¿Cómo sabia su madre tanto de los juicios del ejercito? Se supone que no ha estado dentro de él.

- Y... ¿Cómo sabes eso? Es mucha información para ser un juicio extraordinario ¿no? ¿Cómo sabes tanto? –pregunta el joven.

Ella se dio media vuelta con los ojos bien abiertos, parecía sorprendida, sonrió y la sorpresa de su cara desapareció.

- Lyan vino a decírmelo- decía tiernamente su madre- me dijo como sería más o menos el juicio, él también estará ahí.

Kaen siguió mirándola fijamente, le pareció creíble lo que dijo aunque quedo con una rara sensación ante aquella respuesta. No le tomó mucha importancia y de un salto tomo su ropa que le traían de la base de la novena división para presentarse al juicio.

Ya saliendo de casa de forma apresurada y con un brazo colgado de su cuello por una bufanda de su madre, se topa con la pequeña hija de la vecina, quien tiene ya 12 años recién cumplidos. Kaen solo alcanza a verla de reojo mientras corría y sin detenerse le saluda.

- Hola Ailen, después hablamos que estoy retrasado.

La niña que en un principio no estuvo atenta ya que observaba el cielo desde la plazoleta justo al frente de la casa de Kaen, le miro rápidamente sin alcanzar a responderle, él ya estaba lejos como para oírle. Solo frunció el ceño.

El palacio de justicia se encontraba a pocos metros de la plaza central de Gyakio, era muy fácil encontrarle ya que la forma del palacio era muy peculiar. Tenía una forma muy parecida a cinco cuchillos alzados sobre una base rectangular, en cada una de las cinco puntas tenía una bandera, todas ellas con el símbolo de la ciudad.

Kaen, quien ya estaba cerca y cansado de tanto correr desde prácticamente el otro lado de la ciudad, bajo la velocidad y camino la ultima parte desde la plaza hasta el palacio. Desde donde se encontraba se podía ver la entrada al palacio y en ella tres personas conversando entre sí. Kaen se acerco poniendo mucha atención para saber quiénes eran. Resultó ser Petra, Lyan y otra chica que no conocía.

Acelera el paso para no perderse la conversación y ya estando a pocos metros Petra nota quien había llegado. Ella saluda afectuosamente a Kaen de un abrazo.

- Lamento no haber ido en estos días a visitarte, es que estaba ocupada con el papeleo del permiso de la división y del juicio...¡Ah! Y no te preocupes ya llené tus papales para que no vayas después.

- ¡Muchas gracias! –Responde contento Kaen.- Creí que no alcanzaría a hacerlos, te debo una – Ríe estruendosamente-.

Lentamente Lyan toma lugar al lado de Kaen para decirle algo al oído.

- Debemos hablar de lo ocurrido más tarde, esto es bastante serio – Lyan toma postura de nuevo- Kaen, te presento a Rosa, ella es la secretaria del juez de operaciones del ejército, es amiga mía y te dará las instrucciones para el juicio.

Rosa era una chica de veintitrés años, tenía el pelo tomado y no era más alta que Kaen o Petra pero si se veía mucho más baja al lado de Lyan. Su cuerpo era bastante curvilíneo, prácticamente era como la secretaria ideal, aunque era bastante descuidada en su atuendo, llevaba unos pantalones sueltos de tela gris y arriba una camisa semiabierta dejando mostrar gran parte de su pecho, bajo su brazo izquierdo llevaba un cuaderno y un lápiz.

Rosa mira a Kaen y le empieza a dar la charla inmediatamente.

- Como saben, este juicio es uno de carácter extraordinario, solo se da cuando incumbe a todo el ejército y a los altos cargos de la ciudad, tomará lugar en el salón del fondo. Deben tener sus cabezas claras ya que lo ideal es que se responda todo expeditamente por lo que deben pensar bien lo que dirán, sin enredos, ni titubeos. Estarán presentes los capitanes, comandantes, el general, los consejeros y el secretario del rey: Curtis Arseon. Por desgracia el rey no puede venir por sus últimos problemas de salud como sabrán. Eso es lo que deben saber, el juicio empezara en unos minutos así que vayan a tomar lugar, nos vemos dentro.

Rosa empieza a caminar en dirección a su oficina, la cual quedaba en el segundo piso. Lyan a su vez pone sus manos en los hombros de Petra y Kaen dándoles un pequeño empujón.

- ¡Vamos! Me sentaré junto a ustedes para que aprendan un par de cosas.

Ya tomando rumbo al salón empiezan a surgir ciertas dudas.

- Pero, ¿no debes tomar un puesto de capitán dentro?- Pregunta Kaen.

- No te preocupes, solo me piden asistencia.- Responde Lyan.

Las puertas del salón se abren, por dentro era gigantesco, el techo estaba a varios metros por sobre sus cabezas y dibujado en él, el símbolo de la ciudad. Los asientos estaban todos en dirección hacia el centro el cual estaba más abajo por la forma en que estaba repartida la sala, como un foro, con una escalera hacia el punto centro.

Dentro ya habían varios asistentes en sus puestos y mientras Kaen y compañía se sentaban unos puestos abajo a la izquierda de la entrada, Lyan les narraba las caras conocidas que podía distinguir, las cuales todas ya estaban en puestos distantes del resto.

Ya en los asientos que habían seleccionado Lyan les enseña a Kaen y a Petra quienes estaban ahí, primero apunta a un hombre que estaba en lo más alto del otro lado del salón, llevaba una capa igual a la de Lyan, cortada a la mitad haciendo forma de "V" llegando hasta la parte trasera de las rodillas, era de color blanca con borde azul con el símbolo de la ciudad, se encontraba con la cabeza apoyada a la pared detrás de él, parecía estar durmiendo. Tenía el pelo corto castaño y un pequeño bigote, además de una cicatriz a un lado de su boca, en la mejilla derecha.

- Él es Trevor Sonriel capitán de la undécima división, aun no sé porque le dieron ese puesto, es muy despreocupado de sus responsabilidades, pero es muy bueno en el campo de batalla debo admitir. –Contextualiza Lyan.

El joven capitán empieza a mirar a los alrededores y al parecer no había llegado nadie más, hasta que sonó de nuevo la puerta del salón, una joven venia entrando, tenía el pelo largo y rojizo que le llegaba a la cintura, unos pequeños flecos caían sobre su cara y bajo sus labios en la parte izquierda tenía un pequeño lunar, cosa que combinaba con su fina nariz.

- Miren chicos –decía Lyan mientras enseñaba a la joven que entró- ella es Silsen Monroy, la nueva teniente de la segunda división, formaba parte de mi división hasta que la trasladaron debido a las múltiples bajas en aquella división.

En eso Silsen miró a varias direcciones buscando un lugar donde sentarse y fue donde vio a Lyan con Kaen y Petra, se dirigió allí y saludó con un beso en la mejilla a Lyan.

- ¡Hace tiempo que no te veía Lyan, nunca creí que te convertirías en capitán! –dijo Silsen.

- Si, han pasado ya varios meses, te felicito por ser la nueva teniente, es un gran paso. – responde Lyan.

Las mejillas de Silsen enrojecen y antes de que le pusieran más atención a ello se fija en los jóvenes.

- ¿Y estos chicos quiénes son?

- Son amigos de infancia, vivíamos en el mismo barrio, les tengo mucho cariño y les quería ayudar un poco en el juicio. - Contestaba con una sonrisa Lyan.

Un pequeño silencio hubo antes de que Silsen volviera a tomar la palabra.

- O sea, ¿Ellos son los jóvenes de la división nueve? ¿Los del atentado de la puerta noroeste?

–Si –Respondió Lyan con una fría mirada.

Antes de que Silsen lograra decir algo, la puerta sonó de nuevo, eran dos de los tres comandantes de las fuerzas Gyakianti y no solo ellos sino también el General Sasiem en conjunto con el resto de los capitanes y tenientes estaban allí. El general era un hombre alto ya rondando los sesenta años, en su cara ya se le notaban un montón de arrugas y su barba ya estaba bastante canosa. Llevaba una pequeña boina la cual usaba para ocultar su calvicie. Su armadura y capa eran distintas a las demás, su armadura era blanca con bordes verdes en la parte superior y rojos en la inferior del cuerpo, su capa tapaba parte de sus hombros y tenía la misma forma que la de los capitanes con la diferencia que el color y el bordado eran distintos, su color era rojo sangre con bordados dorados escribiendo una frase del himno de la ciudad en conjunto con el símbolo de la misma puesto, el cual era un poco más grande de las vistas en las capas de los capitanes. Se sentaron los comandantes y el general en los puestos que tenían reservados junto con el consejo y el secretario del rey bajo todo el salón, dispuestos de forma ovalada.

Cuando el general levanto la mirada para ver los asistentes todos los presentes inmediatamente se levantaron de sus asientos, empuñaron su mano y la pusieron sobre su pecho, esa es la señal de respeto más grande en Gyakio.

El general Sasiem observo toda la sala detenidamente contemplando tal respeto hacia su persona, eso siempre le traía buenos ánimos, tomo un respiro y alzó la voz.

- Tomen asiento, como sabrán estamos aquí convocados por un asunto extraordinario del cual debemos tomar cartas en el asunto. Lamentablemente hoy no puede asistir nuestro rey Almir por su estado de salud ni el comandante Laumb Tes por encontrarse fuera de la ciudad, así que sin más daremos inicio a este juicio.

Entonces la pequeña puerta que se encontraba justo detrás del general se abre entrando un pequeño anciano, se veía bastante arrugado y se ayudaba con un bastón bastante frágil.

En ese momento Kaen miro lentamente a Lyan con escepticismo.

- Lyan, tengo un par de dudas.

- ¿Qué cosa? –pregunta Lyan en voz baja.

- ¿Por qué se llama juicio, es que acaso seremos sentenciados? ¿Y quién es el anciano que acaba de entrar? –pregunta el joven.

Lyan miro rápidamente el resto de la sala, esperando que nadie haya oído eso.

- Veras, se llama juicio no porque vayamos a declarar culpables, este es un juicio extraordinario de clase resolutiva y eso quiere decir que le daremos un fin a la situación, no a personas y ese pequeño anciano que ves es el Juez de Operaciones de Gyakio, el mayor poder judicial, Cadeo Zuerg, lleva más de cincuenta años ejerciendo ese cargo.

En ese momento el juez se sienta en el puesto que tenía reservado, a la derecha del general y a la izquierda de los ancianos del consejo.

- Como ya saben estamos aquí reunidos en una sesión extraordinaria por lo ocurrido en la puerta noroeste hace ya un par de días en el turno nocturno –empieza a citar el juez- el cual le correspondía a la novena división, capitán Hozt ¿qué puede aportar en esto?

Un hombre alto, musculoso con el pelo castaño y con algunas canas visibles se levanta, era el capitán Ribeon Hozt, a cargo de la novena división quien inmediatamente desde la mesa que tenía enfrente levanta un papel donde tenía el reporte de aquel día, el cual sujeta con ambas manos, lo sacude en el aire y empieza a leer con su profunda y tosca voz.

- Tres de noviembre, al igual que las últimas cinco semanas era deber de los soldados Petra Darbel y Kaen Gastanier vigilar el portal en el turno nocturno, los cuales acudieron al lugar. Allí luego de un par de horas empezado su turno debían esperar la llegada de los carruajes provenientes del lago. Solo llegó un carruaje, dentro estaba escondido un mercenario el cual se enfrento a los soldados, durante el enfrentamiento... apareció. – un silencio muy incomodo toma lugar en la sala- Un hombre de armadura negra, quien entró a la ciudad y salió al cabo de unos minutos derrotando un montón de hombres a su paso, finalmente escapó. Estos son los datos que mantenemos en el informe, el resto debe ser expuesto aquí por los mismos testigos.

En ese momento todos pusieron su atención a los dos jóvenes quienes al percatar que ellos eran el centro se miraron y sonrojaron, fue ahí cuando el juez de operaciones continúo.

- Bien soldados, necesitamos saber todo lo que ocurrió esa noche – El juez miró detenidamente a los dos, como evaluándolos con una fría mirada- ¿Quién dará primero su testimonio?

Kaen recordó levemente aquel momento donde sintió el miedo de frente y en una especie reacción se levanto de su silla para él empezar a hablar.

- Señor Juez aquel día luego de ver aparecer la carroza...

Pasaron dos horas desde el inicio del juicio. Este ya ha terminado y el veredicto se daría en forma escrita el día siguiente. Mientras tanto Kaen y compañía se detienen frente al palacio de justicia, un pequeño silencio toma lugar antes de que Petra tomará la palabra.

- Por suerte sabremos que se hará contra lo sucedido mañana y espero que nuestro testimonio haya servido.

- Lamentablemente los soldados como ustedes no podrán saber oficialmente el veredicto- dice Lyan junto a un suspiro- pero si tan interesados están se lo puedo decir yo extraoficialmente – una pequeña risotada rompe el silencio-.

- Chicos –dice Petra ignorando lo último que dijo Lyan- tengo que ir a hacer unas compras para mi madre así que nos separamos aquí– empieza a moverse en dirección contraria de donde Kaen había venido- ¡Nos vemos luego!

Lyan pone su mano en el hombro de Kaen. Él llevaba callado un buen rato, Lyan sabía que algo le pasaba.

- Kaen- empieza Lyan suavemente- tengo un rato libre antes de volver a mi oficina ¿Quieres que te deje en tu casa?

Kaen levanto la mirada y solo asintió con la cabeza.

Ya llegando a la plaza frente a casa de Kaen, Lyan observa el cielo, estaba gris y bastante oscuro, parecía como si fuera a llover, no era época, pero le vendría bien a la ciudad un poco de agua. Luego miro a Kaen, aun estaba cabizbajo.

- Ven, pasemos a la plaza, conversemos un poco. –Dijo Lyan.

Lyan en los últimos años ha actuado bastante fraternal con Kaen, le cuida como un hermano mayor. Kaen nunca conoció a su padre, por lo que quizás en vista de eso se dio tal relación, a Lyan aun así le deba vergüenza admitirlo pero lo hacía con todo su corazón.

Kaen salto sobre un árbol y se sentó en una de sus ramas, apoyándose al tronco. Lyan se ubico justo debajo de la misma rama apoyándose también en el tronco. Se demoraron un momento antes de que alguien empezara a hablar, Lyan empezó a mover sus labios pero Kaen se adelanta.

- Lyan, tu... ¿Por qué entraste a la milicia?

Lyan evito mirar a los ojos a Kaen, sabía que a él le daría vergüenza hacerlo, así que miró a su derecha.

- ¿Por qué? dices... bueno, la verdad es que, me encanta mi ciudad Kaen, su gente, sus paisajes, todo es tan hermoso y tranquilo y eso es porque la milicia lo ha mantenido así, yo... quería formar parte del grupo que protegía la ciudad, prácticamente ese es mi sueño, protegerlo...permíteme preguntarte ahora, ¿Por qué lo hiciste tu?.

Un pequeño silencio tomo lugar, parecía que la respuesta no era fácil para Kaen.

- Yo...tengo el mismo sueño que tu Lyan, me encanta mi ciudad, disfruto caminar y ver a la gente hacer sus vidas fuera de todo peligro, pero hace un par de días en la puerta noroeste, yo...estaba aterrado, pero no lo demostraba, no quería preocupar a Petra, sabía que tenía miedo también... pero... - entonces una gota toca el hombro de Lyan, miró al cielo, creía que la lluvia había empezado, pero no era así, alzo más la vista y vio la cara de Kaen, estaba llorando, en su cara podía notar impotencia- ...creo que no lo lograre, no puedo tener miedo de cada enemigo, yo...quiero ser más fuerte Lyan, quiero lograrlo.

Lyan subió a la rama donde se encontraba Kaen, los sonidos de los metales que formaban su armadura sonaban bastante así que él espero a que el silencio apareciera para hablarle.

- Kaen, seamos fuertes, sé que estoy un poco más adelantado que tu, pero me gustaría hacerlo mejor, llegar más alto. Seamos quienes protejan esta ciudad, nuestro bien más querido.

Kaen entonces dibujo una pequeña sonrisa, se limpio las lágrimas con su brazo y por fin sonrió con serenidad. Una sonrisa así provoco que Lyan también lo hiciera, fue un momento muy agradable pero Lyan corta ese momento.

- ¡Bien! –Lyan pone su puño frente a él en señal de aprobación- Bueno Kaen, ahora debo volver a mis deberes – De un salto baja del árbol- por ahora descansa y espero que pronto podamos lograr nuestro sueño, te ayudare siempre que pueda, adiós.

Trotando rápidamente Lyan se alejaba desde aquella plaza, Kaen aun seguía sonriendo, la conversación lo dejo muy satisfecho, confiaba mucho en Lyan y sabia que cumpliría su palabra. El joven estuvo muchos minutos observando hacia la dirección por donde se fue Lyan, solo divagaba sin pensar algo en concreto, mientras tanto a un lado de la plaza, Petra venia llegando a su casa, la cual quedaba una calle más atrás de la misma, observó que Kaen estaba sobre la rama de aquel árbol, le tomo unos momentos antes de darse cuenta que él sonreía, al verlo así ella también lo hizo.

Fin Capitulo 2

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