Raini impresionada, divisó cada detalle, del que un día había sido su camerino, cada detalle cuidadosamente decorado y... Tantos recuerdos.
—Veo que has venido. Eres inteligente —en el tocador, en el espejo del tocador, estaba Trish una vez más en el día. «Al menos ya no aparece en el reflejo del café, o en reflejo del edificio de cristal», pensó Raini.
—Si, vine. Y ha sido una gran idea, los demás también están aquí.
—Entonces la mitad del trabajo está hecha. Escucha bien Raini, la intención no era asustarlos –o al menos no la de los demás–, hicimos esto porque, necesitamos que nos recuerden y que estén juntos.
—Bueno, eso si. Hacía mucho que no estábamos juntos. Y no se Por que, si estábamos en la misma ciudad. —se lamentó.
—Pues bien, ustedes son mejores amigos. Y según mi historia, yo se lo que es estar sin tus amigos, y por más que tengas fama y el trabajo que te gusta, no es nada lindo. Tu eres la indicada para velar de que su amistad no se apague.
— ¿Crees que yo pueda hacer eso?
—Estoy segura. Es el trabajo perfecto. Y si no lo haces bien, te despido —esta amenaza hizo reír a Raini hasta más no poder —. Adiós Raini, estoy orgullosa por lo que has logrado.
—Adiós Trish. Te amo y nunca te olvidare.
Trish se desvaneció en el reflejo, y allí estaba la habitación, vacía e irreconocible.
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~Gio