Erika:
La tarde había caído de repente luego de una larga caminata junto a Alan, con la llegada de la tarde también llego la lluvia, que cayo precipitadamente sobre nosotros. Nuestras respiraciones agitadas se oian muy aceleradamente, los ojos me pesaban y Alan me observaba. No sabia donde nos encontrábamos, y tampoco porque nos encontrábamos allí. Debiamos de correr casa o la lluvia se haría mas tensa.
— ¿Por qué seguimos aquí? —cuestione alisando mis jeans, Alan no se inmuto a responder.
El desvio la mirada y señalo hacia la carretera. Tenia eleño muy fruncido y sus ojos no se cerraban, se encontraba en un trance que a pesar de que repitiera sucesivamente su nombre el seguía sin contestar o
moverse. Solte un grito de desesperación, la lluvia se había puesto muy brusca de repente y no tenia idea de donde diablos me encontraba. Observe mi alrededor, pero solo sentía la fría ventisca de la lluvia y los arboles
meciéndose en forma rápida me tenían loca. Estire de la chaqueta de Alan, pero el no se movio ¿Qué diablos sucedia?
—Alan, Alan ¡Alan! —gemia de desesperación.
Un auto rojo se acerca a nosotros con una velocidad única, parecía venir con todas su ferzas y que nada lo detendría. Moví a Alan rápidamente, el cayo al suelo pero aun asi respondia. Caí encima suyo, tocando su rostro y noto que no respiraba, su corazón no palpitaba y su pulso había desaparecido. Entre en pánico. El auto se aproximaba, Alan parecía muerto y yo no sabia donde ir.
Me apresuro y arrastro a Alan desde su capucha, pero tarde, la luz del auto cego por completo mi vista, el impacto fue al instante y luego todo fue negro.
Recupere la respiración tocando todo a mi alrededor, miraba por todos lados en busca de ayuda, sin embargo, me sentí segura al sentir que me encontraba en mi cama, sin nadie a mi lado y sin un Alan muerto. Aprete las sábanas y contuve la ganas de llorar. ¿Por qué me encontraba soñando eso de repente? ¿Por qué? ¿A caso su miedo mas grade en realidad es un Alan muerto? Me apretaba el pecho y derepente sentía ganas de vomitar. Corrí al baño unos momentos después, deseche todo lo que había almorzado. No me encntraba bien y la lluvia no paraba de caer, este tiempo realmente iba acorde a mis sentimientos, y eso no me ayudaba. Necesitaba del sol, de los rayos del sol. Sin darme cuenta mis manos se estaban manejando solas y ya había marcado el numero de Alan.
—¿Alan? —cuestione a penas el descolgó su teléfono.
—¿Erika? ¿Sucede algo?
De lo mas profundo de mi ser salió un gran suspiro de alivio
Así que eso lo que quería… Saber si Alan aun se encuentra vivo. Mi voz no salió al instante, me detuve al sentir la voz de hilo que tendría. Me contuve, trage de mi propia saliva y aspire una gran cantidad de aire.
—Solo llamaba para saber si te encontrabas bien.
—Me encuentro de maravilla ¿Sucedió algo?
—No… No ha pasado nada, descuida.
El silencio que quedo luego de eso fue claro, no pretendía decirle a Alan que acababa de soñar que se encontraba muerto, si lo cuento caería en lagrimas y no sabria que decir. Tampoco quiero que Alan sepa que estoy en un cierto grado de que daría mi vida por el, si lo digo el se aprovecharía. Debo de admitir que mis sentimientos ahora están a flote con el, pero a penas ha pasado una semana desde nuestro pequeño “Te quiero” enfrente de todos nuestros amigos. Hemos estado de cierta manera mas apegados y no puedo creer que esto siga de la misma forma, teniendo el carácter fuerte que aveces puedo obtener.
—Erika… ¿Estás llorando? —Alan hablo sacándome de mis pensamientos— ¿Hola? ¿Ocurrio algo?
Seque mis lagrimas repentinas de mis mejillas como si el fuera a verlo, negué mi cabeza y me concentre en estar bien, por Alan.
—No, solo llamaba para… —solte una sonrisa— Para decirte que te quiero.
Y sin alguna palabra mas, lo corte.
Ron:
Cuarto intento, no me cansaria, no lo haría.
Era la cuarta vez que venia a visitar a Cece al hospital, todas la veces han sido eternalmente fallidas. Siempre acaba con un grito suyo mandándome a la mierda de la mas mierda. Ella no quería saber nada de mi, ella
no quería ver mi rostro, ella me evitaba y aun asi yo seguía. No porque siento pena, sino porque en lo mas fondo de mi ser se que ella también me ama. Me encontraba enfrente de la puerta de su habitación, los nervios me inundaron y no sabia que hacer. Todo de repente me daba nausas y las manos me sudaban ¿Qué era esta horrible sensación? Oh, claro, se llama amor y a veces apesta. Toque tres veces la puerta, la enfermera me atendió y me dejo pasar. Me sonrió con pena, ella sabe el porque sigo viniendo aquí, ella sabe lo persistente que sigo siengo, ella sabe muy bien que estoy enamorado de aquella chica que duerme en esa camilla. Agradecí en voz baja que me haya atendido y que me haya dejado entrar en la habitación. Realice una media sonrisa y me acerque a la chica que reposaba en la cama.
—Hola—murmure—, luces bonita ¿Eh? ¿A caso te tiñeron el pelo?
—¡Callate! —bramo al instante—No me digas que soy bonita ¡No lo soy!
—¿Y como me aseguras eso? —elevo una ceja— ¿a caso tienes mis ojos?
Ella me miro con sus intensos ojos.
—No, pero ante los ojos de un enamorado como tu siempre luciré bonita.
Y eso fue como tres golpes en las bolas de una.
—¿A caso te empeñas tanto en odiarte?
—¿A caso no sabes que es ser masoquista? Quererme es como sufrir ¿Sabias? —sonrió con amargura.
—Estoy seguro de no ser un masoquista, pero de seguro tu si, te quieres tanto que ahora estas aquí. Debo de ser sincero conmigo mismo, a veces llego a ser un increíble idiota. No mido mis palabras, no digo con cuidado lo que suelto, solo digo lo que me sale. Todo heredado de alguna manera de ese patan Tomlinson.
La cachetada fue algo que solo sentí una vez que estuve en el suelo. Sus ojos aguosos me hacían pensar que ella tenia una imagen borrosa de mi mismo. Debia de ser sincero conmigo mismo, meti la pata en un momento inadecuado.
—¡Tu no sabes nada sobre mi! ¡No me vengas creyéndote que sabes algo de mi! Porque en realidad no sabes nada ¡nada!
El odio se sentía hasta con su presencia, dado un fondo negro detras de su flaca silueta, por un instante ella sobresalia de mi, parecía mas mayor que yo. Sin emabrgo, me levante del suelo, me acerque a su delgada forma
y con mis extremidades envolví con todo mi ser su pequeña froma. La abrace completamente con el miedo de que ella se vaya. Perduramos asi un largo rato, hasta que solte el llanto y ella a la par que yo.
—Si no se nada de ti, por favor, cuéntame sobre ti—murmure viendo su rostro—, quiero saber todo de ti.
Ella no contestó.
A pesar de mis ilusiones y mis ganas de que ella diga algo y responda a mis deseos algo dentro de mi sabía lo que pasaría en ese preciso momento. No me lo quise creer, tampoco quise insistir pero paso algo que debía de suceder. Ella con un corazón tan duro nunca comprendería lo que me sucedía, ella con su corazón tan duro y cerrado no cumpleria mis deseos ni tampoco mis expectativas. Ni aunque este en un libro de fantasía tampoco me sería normal de parte de ella haciendo aquello.
Cece mando llamó a las emfermeras, gritando si pareciese un ladrón. El las llegaron observándome con compasión, no dije nada, tampoco me negué pero continúe hacia el camino a la puerte, no mire atrás aunque quisiese y tampoco espere a que ella se percatara de lo que me hacia. Era inutil. Ella no lo haria, y lo sabía perfectamente. Me quede fuera de la habitación, mirando el blanco de las paredes del hospital, tratando de pintar con color ese lugar con mi mente se me fue imposible. Todo estaba gris, no podía pintar con color aquella situación, aquella chica de tan negro y duro corazón podía hacer que mi vida pierda su encanto y color.
X:
Charlie pateó con mucha brusquedad la lata que se encontraba en su camino, Verónica intento calmarlo pero fue en vano. El chico con rabia tiro todo lo que se encontraba en su escritorio, intento tirar la pequeña biblioteca que tenia en su habitación sin embargo, su novia logró detenerlo. Con algo de confusión logró hacerle sentar en su silla de escritorio, colocó sus manos en su rostro tratando se calmar al chico quien cuya respiración sobresalía de lo normal. La chica con temor intento sacar algo de información pero fue en vano, el temblaba con mucho miendo. Verónica pensó que seria en vano intentar sacar información pero al ver que su novio comenzaba a llorar insistió de nuevo. Charlie soltó con voz de hilo lentamente algunas palabras sin sentido, hasta que las últimas Verónica pudo comprender.
—Mi tío... Dará inicio al plan.
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Ustedes son las mejores personas que pude conocer, aquí el capítulo que les debía y para dar un buen comienzo al 2016 también ¡Muchas gracias por sus comentarios! Responderé cada uno en mi tiempo libre. Estaré eternamente agradecida con ustedes.
All the love, Sun xx